El Arbain es el 40º día posterior al martirio del tercer Imam shiita, Hussein Ibn Ali (P) en Karbalá, quien fuese asesinado por los gobernantes tiránicos de la época.

En el encuentro realizado en conmemoración del histórico levantamiento de la gente de Tabriz - el centro de Azerbaiyán Oriental - el 18 de febrero de 1978, Ayatolá Jamenei señaló que la nación iraní se ha dado cuenta de la delicadeza de la situación y se ha mantenido alerta contra los esfuerzos del enemigo para destruir los aspectos islámicos y revolucionarios del sistema.

Su Eminencia manifestó que Hazrat Zeinab, el Imam y Sayyad (P) y los emisarios cautivos de Karbalá, a través de sus discursos trataron de darle aliento a la gente y difundir el mensaje del Imam Hussein después de su martirio, y agregó que la promoción del Arbain preparó el terreno para la histórica lucha de los creyentes contra el despotismo, la arrogancia y la tiranía.

El Líder Supremo dijo que el levantamiento del pueblo de Tabriz jugó el mismo papel en la Revolución Islámica y además motivó a la gente para continuar su lucha.

Ayatolá Jamenei señaló que dicho levantamiento le enseñó a otras personas a mantenerse alertas, comprender la situación, tomar una decisión valiente y mantener la esperanza en el futuro.

Asimismo, su Eminencia manifestó que la arrogancia ha hecho uso de todos los mecanismos políticos, económicos y militares disponibles para destruir a la República Islámica, por último, se dan cuenta que es imposible destruir la nación mientras la gente apoye el sistema y el sistema dependa de la profunda fe de su gente.

«Por la misma razón, la arrogancia pretende destruir con todas sus fuerzas los aspectos anti-arrogancia y revolucionarios del sistema», enfatizó el Líder Supremo, agregando que la nación y las autoridades deben mantenerse completamente alertas.

Ayatolá Jamenei agradeció a la gente su masiva participación en la marcha revolucionaria de febrero, diciendo que es una señal del gran apoyo popular a la Revolución Islámica.

Su Eminencia dijo también que el progreso científico en el país y la entusiasta presencia de los jóvenes en los diferentes ámbitos constituyen otra señal del fracaso del enemigo en su deseo de querer derrotar a la República Islámica.

El Líder Supremo de la Revolución Islámica advirtió que una invasión cultural del enemigo era uno de sus planes para destruir el Sistema Islámico, agregando que todas las personas, incluidos él, tienen el deber de defender los valores islámicos y revolucionarios.

Ayatolá Jamenei dijo que la promesa divina de ayudar a los creyentes era inalterable, y añadió que la nación iraní amparada en la fe sigue el camino de la verdad con el mismo entusiasmo que en los inicios de la era revolucionaria.

«La actual generación de jóvenes es más experimentada que la generación de la primera época revolucionaria, su pensamiento y entusiasmo están unidos en los diversos campos. La bendición divina es considerable», agregó el Líder Supremo.