Ayatolá Jamenei señaló algunos de los objetivos materiales y espirituales, explicó el significado correcto de la ‘supremacía absoluta del liderazgo', enfatizó la necesidad de rectificar y perfeccionar - continuamente - el camino del movimiento de la República Islámica, y agregó: ­«Los grandes acontecimientos que se están desarrollando en la región deben con explicaciones detalladas y el correcto significado de ‘democracia religiosa' para las naciones musulmanas, llenar los vacíos que pudiesen existir en el futuro con relación a estos sucesos.­»

Su Eminencia, señalando la larga historia de la jurisprudencia política en la jurisprudencia chiita, señaló: «A pesar de esta historia de raíces profundas, antes del Imam Jomieni no hubo ningún sistema basado en la jurisprudencia islámica y él, ha sido la primera persona que tanto en teoría como en la práctica planteó y creó un sistema político basado en la democracia religiosa y la supremacía absoluta del liderazgo.­»

El Líder Supremo después de explicar la importancia del Imam Jomieni en la construcción de un sistema político sin igual e histórico, señaló que para que se realicen los grandes objetivos espirituales y materiales de este sistema, se necesita - naturalmente - de un largo tiempo, y por ello, es posible que a corto y mediano plazo, haya quienes imaginen que tanto adherirse a los principios y fundamentos del sistema, como protegerlos son obstáculos para alcanzar el desarrollo y realizar los objetivos.

El Ayatolá Jamenei explicando correctamente este gran desafío, señaló la enorme paciencia del Imam al soportar las presiones y dificultades, y agregó: «Imam Jomeini, tanto en los asuntos externos como internos, no descuidó nunca los fundamentos y principios; además, al perseguir los objetivos - siempre - fue completamente fiel a la identidad de la República Islámica.

Su Eminencia señaló que darle seguimiento a ambas partes de este desafío, es decir, proteger la identidad del sistema y alcanzar el desarrollo material y espiritual, es la solución a las distintas cuestiones; y reiteró: «Este hecho debe ser una cuestión fundamental y decisiva que es compatible con la protección de los principios del sistema, el desarrollo y la excelencia del país, y no se debe por algunos problemas existentes conformarse solo con lo mínimo y descuidar los principios.»

El Líder Supremo de la Revolución Islámica consideró que proteger la identidad del sistema y perseguir al mismo tiempo la realización de los objetivos materiales, científicos, culturales, económicos, políticos y sociales, son labores importantes, complejas y difíciles, y agregó: «Los actuales avances del país - obtenidos gracias a que se han protegido los principios - no se pueden comparar con la situación de Irán al comienzo de la Revolución y este hecho nos demuestra también que es posible alcanzar el desarrollo y la excelencia de la sociedad, protegiendo los principios y la identidad del sistema, al mismo tiempo que la ayuda divina también cubrirá a la nación, solo si somos fieles a los fundamentos islámicos.»

Su Eminencia en la segunda parte de su discurso, explicó la necesidad de rectificar y perfeccionar - continuamente - el camino del movimiento de la República Islámica.

El Líder Supremo dijo que la construcción del sistema es un asunto que debe fluir permanentemente y no algo que se logre en el acto, de forma inmediata; y agregó: «La rectificación y perfeccionamiento continuo del camino del movimiento de la República Islámica son partes complementarias de la construcción del sistema y a través de la observación y análisis permanente, se deben corregir los errores, eliminar las deficiencias y perfeccionar la construcción del sistema.

El Ayatolá Jamenei consideró la ‘supremacía absoluta del liderazgo' como un tema circunstante de de la construcción del sistema y la rectificación del movimiento del sistema, y reiteró: «Un aspecto importante del concepto se refiere a que al inicio no estaba en la constitución e Imam Jomeini agregó la cuestión de la supremacía del liderazgo.»

«‘Supremacía absoluta del liderazgo', significa flexibilidad del aparato del liderazgo, lo que quiere decir que el conjunto de aparatos decisivos - en cuyo más alto nivel se encuentra el Líder - deben escoger permanentemente lo que es más correcto y más completo, transformarse constantemente, y a través del perfeccionamiento del sistema político conducir al país hacia el desarrollo», agregó.

Su Eminencia, señalando la contradicción inherente en lo que los enemigos entienden sobre la ‘supremacía absoluta del liderazgo', dijo: «Ellos dicen que el ‘liderazgo absoluto' significa que el país se mueve solo por donde al Líder se le antoje, cuando el Líder ni siquiera puede actuar según su propio antojo.»

Asimismo, el Líder Supremo dijo: «Poder absoluto, significa tener en las manos la llave principal del sistema, lo que permite que haya flexibilidad para que cada vez que sea necesario, se pueda rectificar y perfeccionar el rumbo.»

El Ayatolá Jamenei, refiriéndose a la diferencia de percepciones sobre la flexibilidad de la supremacía del liderazgo, dijo: «La percepción peligrosa de que se debe evitar es un error, han confundido flexibilidad con desviación y el ceder ante las presiones extranjeras.» No se debe por presiones políticas, propagandísticas de los enemigos jurados del Islam y de Irán, en ninguna cuestión, ceder en ninguno de los principios y fundamentos y enmarcarse en los parámetros occidentales porque ello constituiría una reforma y desviación, y nada tiene que ver con el ser flexibles.

El Ayatolá Jamenei criticó el hecho de no cumplir con sus expectativas de que se impartiesen cursos libres de jurisprudencia islámica en el Seminario Teológico de Qom, y agregó: «En el Seminario Teológico se deben impartir cátedras con argumentos sólidos y convincentes, especialmente sobre jurisprudencia estatal para que los diversos asuntos y desafíos nuevos se vuelvan parte de la temática de la jurisprudencia y después los frutos de estos debates se pongan a disposición de las personalidades e intelectuales de las universidades que a su vez las pondrán a disposición de la gente.»

En otra parte de su discurso, su Eminencia se refirió al efecto que el sistema que construyese el Imam Jomeini, ha producido en los últimos meses, especialmente en países como Egipto, Túnez, Libia y Yemen, y agregó: «Los dictadores apoyados por Estados Unidos y Occidente, han caído uno tras otro, y el futuro de las naciones está expuesto a una variedad de posibilidades que deben ser analizadas minuciosamente»

El Líder Supremo dijo que una de las posibilidades contempladas es el que las personalidades religiosas se hagan cargo del desarrollo actual de la región, y agregó: «El retorno de los agentes de los antiguos sistemas dictatoriales con una apariencia diferente y el riesgo bastante grande del establecimiento en estos países de regímenes subordinados a Occidente - que se cubren con el ropaje de la democracia y la libertad - son otras de las posibilidades.­»

El Ayatolá Jamenei enfatizó que bajo estas complejas circunstancias, el proyecto de la democracia religiosa puede ayudar a las naciones de la región a satisfacer sus necesidades, y como un regalo y homenaje al Imam Jomeini, aclarar el futuro de las naciones de la región al no dejar que los enemigos aprovechen los vacíos existentes.

En otra parte de su discurso, el Líder Supremo dijo que este año el bendito mes de Ramadán ha sido para la gente de Irán y la República Islámica aún más cordial y colmado de bendiciones que el del año pasado, y agregó: «La participación fresca y entusiasta de los jóvenes, adolescentes y otros sectores de la nación creyente de Irán en las reuniones de recitación del sagrado Corán, las ceremonias de recordación y alabanza, plegarias, súplicas e invocación de Dios; la participación consciente y política en el día internacional de Quds y el estado de humildad y oración en el feliz día del Eid-Al-Fitr, constituyen señales de la misericordia divina y esta lluvia celestial solo se consigue a través de la sinceridad y profunda fe de la nación en los principios y fundamentos del Islam.»

Además, el Ayatolá Jamenei, refiriéndose a las aleyas coránicas que hablan del triunfo de los creyentes, consideró como un ejemplo de ello el triunfo de la República Islámica, y reiteró: «La fe de la nación y su recuerdo preparará el terreno para las grandes obras del gobierno islámico.»