Durante su discurso, su Eminencia enfatizó que la cuestión Palestina es la principal prioridad del Mundo Islámico, y agregó: «El tema de Palestina es una prioridad a la cual hay que ponerle suma atención durante el Hach (o Peregrinación Mayor a La Meca).

El Líder Supremo de la Revolución Islámica señaló que afortunadamente, los musulmanes en la actualidad llevan la ventaja en la cuestión Palestina, y reiteró: «Ejemplo de ello lo constituye la guerra de los 50 días en Gaza y la derrota del régimen sionista de Israel, como símbolo del poder de Occidente en la región, frente al sitiado pueblo de Gaza, que luchó con ínfimas posibilidades».

El Ayatolá Jamenei dijo que la reciente victoria en Gaza ha puesto de manifiesto que los musulmanes son verdaderos héroes, poseen infinidad de habilidades y tienen la capacidad de enfrentarse a cualquier clase de enemigo, además de defenderse a sí mismos».

Asimismo, su Eminencia explicó que en la actualidad los grupos terroristas takfiríes -activos en Irán y Siria- son una de las armas más importantes de los enemigos del Islam, y han sido creados para dominar a los musulmanes, desviar su atención del caso palestino y servir a los intereses del régimen de Israel.

«El deber de los musulmanes es privar al enemigo de esta arma, la cual es una fuente de discordias, y esto solo lo conseguirán a través de su solidaridad y conocimiento, y prestándole atención a la cuestión palestina durante el Hach, como principal prioridad del Mundo Islámico», agregó.

El Líder Supremo lamentó que algunos de musulmanes -tanto sunitas como chiitas- sean negligentes al acusarse mutuamente, y agregó: «Con ello y sus falsos testimonios, lo único que hacen es ayudar a los enemigos de la umma (la comunidad islámica mundial), y actuar de acuerdo a los intereses de Estados Unidos y el sionismo».

El Ayatolá Jamenei se refirió a la Peregrinación Mayor a La Meca como una valiosa oportunidad para reformular cuestiones religiosas y temas del Mundo Islámico, al señalar que durante este periodo los musulmanes deben sacar el máximo provecho espiritual y fortalecer su relación divina con Dios, a fin de dar cabida a verdaderos cambios.