En Teherán, el Líder Supremo de la Revolución Islámica, el Ayatolá Sayyid Ali Jamenei condujo las oraciones congregacionales del Eid al-Fitr.

Durante su primer sermón, el Ayatolá Jamenei expresó sus felicitaciones en ocasión del Eid al-Fitr a la nación iraní y a todo el Mundo Islámico, y describió el mes de Ramadán de este año como el mes en que las bendiciones divinas han sido derramadas sobre la nación iraní, en el sentido estricto de la palabra.

«El ayuno durante los días calurosos y largos de verano, la organización de reuniones coránicas; la celebración de hermosas ceremonias y oraciones, el ruego o súplica a Dios; los iftar sencillos en las mezquitas, pisos y aceras; y finalmente la gran marcha en el Día de Quds estuvieron entre las manifestaciones de estas bendiciones celestiales», dijo el Líder.

«La forma correcta para conocer a la nación iraní es reflexionar sobre estas realidades, las realidades que muestran que la nación iraní actúa de esa manera cuando se trata de adorar a Dios, mientras le muestra el camino a otras naciones respecto a la lucha contra la arrogancia mundial», agregó.

Refiriéndose a las consignas «Muerte a Israel» y «Muerte a los Estados Unidos», entonadas por la nación iraní en el Día de Quds, el Líder de la Revolución Islámica dijo: «Las principales orientaciones de la nación iraní deben entenderse a través de estas consignas, y no en la base al lenguaje sesgado de los extranjeros, que por desgracia es repetido por algunas personas que entienden mal las realidad dentro del país».

En su segundo sermón, el Ayatolá Jamenei se refirió a los acontecimientos trágicos en la región, diciendo: «Por desgracia, las manos perversas y malévolas hicieron el bendito mes de Ramadán amargo y difícil para muchas naciones de la región, incluyendo Yemen, Bahréin, Palestina y Siria. Estos asuntos son importantes para el pueblo iraní».

La mayor parte del segundo sermón del Ayatolá Jamenei trató sobre diversos puntos acerca de la cuestión nuclear. En el primer punto, apreció a quienes estuvieron involucrados en las largas y espectaculares negociaciones nucleares, en particular los esfuerzos realizados por el equipo negociador nuclear, diciendo: «Para la aprobación de la redacción del texto final, es necesario seguir un curso legal. Por supuesto, se apruebe o no este texto, los negociadores serán recompensados, si Dios quiere».

Dirigiéndose a quienes se encargarán de revisar la «redacción del texto del documento final», Su Eminencia dijo: «Haced vuestro trabajo con el cuidado de basaros en lo que le conviene al país y los intereses nacionales, a tal punto que seáis capaces de presentar el resultado de vuestra revisión a la nación y a Dios, con la frente bien en alto».

Reiterando la determinación de Irán para hacer frente a cualquier tipo de explotación del "texto final del acuerdo», el Líder Supremo manifestó: «Sea o no aprobado dicho texto, no vamos a permitir que nadie dañe los principios básicos del Sistema Islámico».

Refiriéndose a la actual atmósfera de amenaza y el enfoque de los enemigos en los asuntos de defensa de Irán, el Ayatolá Jamenei señaló: «Por la gracia de Dios, la capacidad de defensa del país y de dominio de seguridad serán salvaguardados y la República Islámica nunca cederá a las demandas excesivas de la enemigos».

El apoyo continuo de los aliados de la República Islámica en la región fue otro punto que el Líder de la Revolución Islámica destacó en referencia a la cuestión nuclear.

«Sea que se apruebe o no este texto a través de un proceso legal en el país, la nación iraní no va a dejar de apoyar a las naciones oprimidas de Palestina, Yemen, Bahréin, así como a las naciones y los gobiernos de Siria, Irak y los combatientes honestos de Líbano y Palestina».

Señalando que la política de la nación y el sistema de la República Islámica de ninguna manera cambiará su postura respecto a los Estados Unidos, el Líder Supremo agregó: «No tendremos negociaciones con Estados Unidos sobre asuntos bilaterales, regionales y globales sino en casos excepcionales, como lo ha sido la cuestión nuclear, que ha sentado un precedente».

Criticando duramente la política de Estados Unidos sobre «el apoyo al terrorismo y el infanticida régimen sionista en cuanto etiqueta de terrorista a los combatientes devotos de las fuerzas de resistencia libanesas de Hezbollah», Su Eminencia dijo: «Nuestras políticas son 180 grados opuestas a las políticas de Estados Unidos en la región. Por lo tanto, ¿cómo podríamos negociar con ellos?».

El Ayatolá Jamenei se refirió luego a las declaraciones de los funcionarios estadounidenses en los últimos días después de la conclusión de las negociaciones nucleares, diciendo: «En estos días, los funcionarios y las funcionarias estadounidenses no tienen otra opción más que despotricar a fin de resolver los problemas internos, pero no hay ninguna verdad en su retórica grandilocuente».

El Líder se refirió a la pretensión de Estados Unidos de haber bloqueado la producción de armas nucleares en Irán, diciendo: «Hace años, se emitió una fatua basada en las enseñanzas islámicas, que prohíbe la producción de armas nucleares; nos enfrentamos a obstáculos religiosos para la producción de estas armas; pero los estadounidenses que en varias ocasiones han admitido estar conscientes del significado de esta fatua, mantienen las mentiras en su propaganda, despotrican y afirman que han sido ellos con sus presiones y amenazas quienes han logrado evitar la producción de armas nucleares en Irán».

«Los funcionarios estadounidenses hablan de la rendición de la nación iraní. Por supuesto, cinco ex presidentes desde el triunfo de la Revolución Islámica tuvieron también estos deseos en mente, pero ellos murieron o se perdieron en la historia, y como ellos, solo pueden soñar con la rendición de Irán», enfatizó Su Eminencia.

Señalando que el actual presidente de Estados Unidos ha confesado los errores de su país -en el pasado- respecto a Irán, incluyendo el golpe de Estado del 19 de agosto de 1953 y el apoyo de Washington al ex dictador iraquí, Saddam Hussein, el Ayatolá Jamenei dijo: «Eso es solo la punta del iceberg, pues hay muchos errores que los estadounidenses todavía se niegan a admitir».

El Líder Supremo de la Revolución Islámica recomendó a los funcionarios estadounidenses reconsiderar sus errores actuales para que -en el futuro- sus sucesores no tengan que reconocer dichos errores.