Su Eminencia se refirió al aniversario de la Revolución Islámica de 1979 (el 22 de bahman del calendario iraní, correspondiente al 11 de febrero), y a los próximos comicios generales del 26 de febrero para elegir a los miembros de la Asamblea Consultiva Islámica y los Miembros de la Asamblea de Expertos) como dos fiestas importantes para la nación iraní.

Reiterando la necesidad de una presencia masiva -y aplastante del enemigo- de la gente en las marchas anuales del 22 de bahman para conmemorar el aniversario del triunfo de la Revolución Islámica, el Ayatolá Jamenei, dijo: «la presencia masiva de la gente el 7 de esfand (26 de febrero) en las elecciones, garantizará -cual fresca sangre- la dignidad y poderío de Irán y del sistema islámico, y neutralizará los objetivos del enemigo astuto».

Elogiando la participación masiva del pueblo en las marchas anuales del 22 de bahman, el Líder Supremo de la Revolución Islámica, manifestó: «la presencia de la gente en las marchas del 22 de bahman en los últimos 37 años ha constituido una presencia física junto con la fuerza de voluntad y determinación, afecto y apoyo, y este año, por la gracia de Dios, la presencia del pueblo en las calles será asombrosa, aplastante para el enemigo y desalentadora para aquellos que le desean mal a la República Islámica de Irán».

El Ayatolá Jamenei calificó las marchas anuales del 22 de bahman de «repetición alegre de la fiesta de la Revolución Islámica», y al mismo tiempo destacó que una ceremonia popular diuturna como esta es única en el mundo.

Enfatizando que no se debe permitir que este gran evento caiga en el olvido, el Líder Supremo de la Revolución Islámica, dijo: «la verdad sobre la Revolución debe seguir estando -siempre- viva en la mente de la gente, porque la Revolución Islámica está apenas a mitad del camino y necesita que sus principales objetivos se mantengan con vida con el propósito de reforzar sus pilares y alcanzar sus nobles ideales».

El Ayatolá Jamenei se refirió al establecimiento de una sociedad islámica dotada de ciencia, justicia, moral, dignidad, y el desarrollo, como los principales objetivos del sistema islámico en Irán, y agregó: «el principal propósito del frente del enemigo es hacer que se olviden estos nobles ideales, y finalmente causar un cambio en la conducta que conduzca a la transformación interna del sistema de la República Islámica de Irán».

Enfatizando que el principal objetivo del enemigo es «cambiar la naturaleza revolucionaria y la identidad del sistema de la República Islámica», el Líder de la Revolución Islámica dijo: «todos los esfuerzos del frente amplio de aquellos que le desean mal al sistema Islámico tienen por objeto evitar que la República Islámica continúe avanzando hacia sus nobles ideales y restaurar el dominio extranjero en el país».

El Ayatolá Jamenei dijo que librar una «guerra dura» contra Irán en las actuales circunstancias es poco probable pero no imposible, y señaló: «hoy en día, el principal plan para enfrentar a la República Islámica es la ''guerra blanda'' para despojar tanto al sistema como al pueblo de los elementos del poder».

El Líder Supremo de la Revolución Islámica agregó que despojar a la nación de los elementos del poder significaría su sumisión, y agregó: «si una nación se debilita, no hay necesidad de ninguna ''guerra dura'' para confrontarla».

El Líder Supremo de la Revolución Islámica manifestó: «la única forma de evitar una situación tan horrenda es proteger y salvaguardar el pensamiento revolucionario en la práctica y comportamiento, en las orientaciones, regulaciones y la ley»

Recordando todos los movimientos y conspiraciones del enemigo desde el primer momento del triunfo de la Revolución Islámica, incluido un plan para desintegrar Irán, la trama de un golpe de Estado, los ocho años de guerra impuesta con Irak y las sanciones que incrementaban a diario, el Ayatolá Jamenei, dijo: «al frente de todas estas conspiraciones, la nación se precipitó a ayudar al sistema islámico y Dios Todopoderoso convirtió la República Islámica y a la nación iraní en una potencia regional y, respecto a algunos casos, en una potencia mundial eficaz e influyente».

Concluyendo esta parte de su discurso, el Líder Supremo de la Revolución Islámica se dirigió a la nación iraní, enfatizando: «la dignidad, el honor y la autoridad de la patria y la nación están vinculados al cumplimiento de los deberes revolucionarios, y participar en las elecciones es uno de estos deberes más significativos ».

Continuando con su discurso, el Ayatolá Jamenei recordó sus observaciones sobre la última década respecto a la necesidad de convertir la economía interna en una «economía de resistencia», reiterando: «si se alcance esa meta, se encontrarán también soluciones adecuadas para la creación de puestos de trabajo para los jóvenes, el desempleo y otros problemas económicos».

En otro punto importante, el Líder Supremo de la Revolución Islámica subrayó la necesidad de prestar atención -completa y constante- a las conspiraciones y objetivos del frente amplio del enemigo, señalando: «aquellos que descuidan a sus enemigos y fijan sus esperanzas en ellos, nunca se ganarán los elogios del pueblo».

«El enemigo sonríe, y vosotros sonreís también, pero hay que tener cuidado con las tretas y embustes que se esconden detrás de la sonrisa del enemigo», dijo el Ayatolá Jamenei.

El Ayatolá Jamenei dijo: «las conspiraciones del enemigo respecto a cuestiones como la seguridad, manutención, cultura, juventud, las enfermedades sociales y otras cuestiones deben ser comprendidas y, con el fin de contrarrestarlas, se deben formular políticas, y tomar medidas legislativas y administrativas pertinentes, así como llevarse a cabo discusiones al respecto».

El Líder de la Revolución Islámica recordó las dulces palabras del célebre poeta persa, Saadi de Shiraz: «Cuando el enemigo se disfraza de amigo, con ese disfraz puede hacer cosas que ningún enemigo podría lograr».

Recordando la impudencia y traición del enemigo, el Ayatolá Jamenei aconsejó a los funcionarios a estar doblemente alertas, diciendo: «los estadounidenses se niegan a responder a la pregunta más simple planteada por la opinión pública mundial acerca de su apoyo a los autores de crímenes salvajes en Yemen y desaforadamente continúan apoyando a los que están cometiendo la forma más brutal de terrorismo de Estado, asesinando a la gente inocente de Yemen».

El Líder Supremo de la Revolución Islámica tachó de «absurdas» las pretensiones de los estadounidenses de defender los derechos humanos y la democracia, y agregó: «ellos están apoyando al régimen sionista asesino de niños y a sus aliados en la región, que no saben nada acerca de las elecciones y no entienden las elecciones en absoluto».

«El Gobierno estadounidense es tan descarado que comete las acciones más salvajes y luego sonríe. ¿No deberíamos ser totalmente cuidadosos ante un enemigo como este?», cuestionó Su Eminencia.

Al final de su discurso, el Ayatolá Jamenei dijo: «Gracias a la ayudad de Dios, la nación ha sido y es consciente del enemigo; y el movimiento formidable de la nación ha frustrado hasta ahora las conspiraciones de este enemigo astuto y continuará haciéndolas fracasar en el futuro».

El Líder Supremo evaluó como muy bueno el rendimiento de la Fuerza Aérea de la República Islámica de Irán en los últimos 37 años, diciendo: «en la actualidad, la Fuerza Aérea es un órgano poderoso e innovador al servicio del pueblo, y esta fuerza, poder, capacidad y relación con el pueblo, debe mejorar cada día más».

Al comienzo de esta reunión, el general de brigada Hassan Shah-Safí, comandante de la Fuerza Aérea de la República Islámica de Irán, rindió un informe de las actividades de la institución y explicó los avances y medidas de la Fuerza Aérea en el ámbito de defensa, científico y cultural.