Durante el encuentro, Su Eminencia describió la Asamblea como un fenómeno realmente grandioso, y elucidando «la identidad y el camino revolucionario» de esta asamblea, enfatizó: «el único camino es la continuidad y el progreso del sistema [islámico], y la materialización de los objetivos de la Revolución [Islámica de 1979] radica en el «poder verdadero del país» y la «gran yihad», es decir, no seguir al enemigo».

El Líder Supremo agradeció a Dios Todopoderoso por la celebración satisfactoria de las elecciones [de la Asamblea de Expertos], la participación masiva del pueblo y la formación de la respetable e influyente Asamblea de Expertos, y agregó: «la Asamblea de Expertos es una bendición divina, y un fenómeno influyente y grandioso».

El Ayatolá Jamenei describió la formación de un grupo nacional «electo y confiable» de académicos y expertos religiosos y científicos como algo significativo per se, y agregó: «esta asamblea prominente y exaltada goza de gran potencial para el intercambio de puntos de vista, coordinación y actividad eficaz».

Su Eminencia refiriéndose a la comunicación entre los miembros de la Asamblea de Expertos con personas de diferentes ámbitos de la vida del país y su influencia en la opinión pública, señaló: «este grupo no debe permanecer inactivo justo antes de que expire el plazo para el cumplimiento de tareas estipuladas en la Constitución».

El Líder Supremo de la Revolución Islámica se refirió a la consulta sobre diferentes temas, concentración en temas de mutuo interés, declaración de posturas y demandas, y formación del discurso y demandas del pueblo, como potencialidades de la Asamblea de Expertos.

El Ayatolá Jamenei enfatizó que el camino y los objetivos de la Asamblea de Expertos ha de ser el mismo camino y objetivos de la Revolución Islámica, y agregó: «la soberanía del Islam, la libertad, la independencia, la justicia social, el bienestar público, la erradicación de la pobreza y la ignorancia, la resistencia a la devastadora inundación de corrupción moral, económica, social y política en curso en Occidente y firmeza contra la hegemonía del Frente de la Arrogancia, son algunos de los objetivos más importantes de la Revolución Islámica de la nación iraní».

Su Eminencia dijo que la hegemonía se encuentra en la naturaleza misma de las potencias arrogantes, y agregó: «en su esencia, el Frente de la Arrogancia está tratando de ampliar su hegemonía sobre las naciones y cualquier país y nación que no oponga resistencia caerá en sus redes».

El Líder Supremo dijo que el Islam es, sin duda, una religión que erradica la opresión y la arrogancia, y agregó: «por supuesto, un Islam que establece un sistema de gobierno y utiliza con destreza los recursos militares, políticos, económicos, culturales y mediáticos será capaz de resistir la intimidación Frente de la Arrogancia».

El Líder de la Revolución Islámica dijo que salvaguardar la Revolución es más difícil que forjarla.

Asimismo, el Ayatolá Jamenei señaló que los enemigos han reconocido el poderío nuclear de Irán gracias al potencial y capacidades del país en esta área.

Su Eminencia enfatizó que hubo un tiempo en que los enemigos no aceptaban el derecho de Irán a la energía nuclear, y agregó: «no obstante, al final ellos se rindieron ante el poderío nuclear de Irán, gracias a sus capacidades en dicha área».

«Los estadounidenses no le otorgaron al país persa la prerrogativa de desarrollar actividades nucleares, más bien, nosotros la hemos conseguido con nuestro propio poderío», manifestó.

El Líder Supremo de la Revolución Islámica señaló que si Dios quiere, después de que se materialicen los resultados de la Economía de Resistencia y de la economía de Irán florezca, los enemigos reconocerán que las sanciones que impusieron contra el país han sido inútiles.

En otra parte de su discurso, el Ayatolá Jemenei advirtió de una «guerra suave» que están lanzando los enemigos contra Irán, luego de ver frustradas sus conspiraciones -durante los últimos 38 años- para poner de rodillas la Revolución Islámica.

Entre dichas conspiraciones, Su Eminencia recordó los ocho años de guerra impuesta (Irak-Irán) que en la República Islámica es conocida como la «Defensa Sagrada» (septiembre de 1980- agosto de 1988), la revuelta social en los primeros años de la Revolución Islámica, ataques contra las plataformas petrolíferas de Irán (abril de 1988) y el derribo de un avión iraní de pasajeros (julio de 1988).

El Líder Supremo señaló que la agenda de los enemigos para lanzar una «guerra suave» incluye imponer sanciones económicas y políticas, lanzar -de forma sistemática- ataques políticos y propagandas engañosas en su contra, además de empañar la imagen de la República Islámica de Irán en otros países.

«Evitar el surgimiento de discrepancias religiosas y sectarias, las discordias entre los partidos políticos y la creación de los polos falsos en el país, son parte de las responsabilidades de los miembros de la Asamblea de Expertos de Irán, elegidos por el pueblo en los comicios del pasado 26 de febrero, cuando se celebraron también, las X elecciones legislativas», dijo Su Eminencia.

Al inicio de su discurso, el Ayatolá Jamenei dio la bienvenida a los nuevos miembros de la Asamblea de Expertos, en particular a los jóvenes y entusiastas teólogos, y rindió homenaje a los miembros fallecidos, particularmente al Ayatolá Abbas Va'ez Tabasi.

Antes del discurso del Líder Supremo, el Ayatolá Ahmad Yannati, presidente electo de la Asamblea de Expertos, apreció el mensaje inspirador del Líder de la Revolución Islámica para la Asamblea de Expertos, y agregó: «Esta Asamblea goza de la permanente aceptación de la opinión pública»,

Asimismo, el Ayatolá Yannati aseveró: «Seguiremos el enfoque revolucionario en todos sus aspectos».