«¡Oh Dios, Tú que transformas los corazones y la percepción!

¡Oh Dios, Tú que administras el día y la noche!

¡Oh Dios, Tú que transformas los años,

los corazones, el poder y las circunstancias!

¡Cambia nuestra condición a la mejor de las condiciones!»

«¡Oh Dios, Tu bendición sea para la mejor mujer del mundo, Fátima Az-Zahra (la paz sea con ella), hija del Profeta Muhammad (que la paz y bendiciones sean para él y su familia), sus padres y descendientes.»

«¡Oh Dios! Sé para tu representante, el Huyyat hijo de Al-Hassan, que Tus bendiciones sean con él y sus padres, en esta hora y en toda hora, un Protector, un Defensor, un Guía, un Auxiliador, una Evidencia y un Guardián, hasta que Tú le hagas habitar en Tu tierra, en obediencia (a Ti), y le hagas vivir en ella largamente.»

«¡Oh Dios, apresura su llegada y ponnos entre sus compañeros y seguidores.»

Felicito en el Año Nuevo a todos nuestros queridos compatriotas, a los iraníes de todo el país y en cualquier parte del mundo en que se encuentren. Felicito especialmente a las familias de los mártires, a los veteranos de guerra, a sus cónyuges y a todos aquellos que han trabajado y trabajan en el camino del Islam. Asimismo, felicito a todas las naciones que celebran y aprecian el Noruz.

Este Año Nuevo ha coincidido con los días en que se recuerda el martirio de la noble Fátima Az-Zahra (P). Es por ello, que si Dios quiere la nación iraní será bendecida con la guía y enseñanzas de la noble Fátima Az-Zahra (P), e iluminado por las directrices divinas que a través de ella y la familia del Profeta del Islam (PB) han recibido diversos pueblos.

El paso de los años debe proporcionarnos experiencia y perspicacia. Debemos aprender del pasado y mirar hacia el futuro con los ojos abiertos y el corazón consciente, para así, poder decidir sobre el futuro.

Suplico a Dios que en este año bendiga a todos los queridos iraníes otorgándoles salud, alegría, seguridad, tranquilidad espiritual, progreso y bienaventuranza. Espero que Dios otorgue alegría y dinamismo a los jóvenes. A nuestros hombres y mujeres una férrea determinación y voluntad en el camino correcto para alcanzar el éxito. A nuestros hijos, felicidad y salud, y a nuestras familias, seguridad y cariño.

Debemos recordar el pasado para aprender las lecciones y mirar hacia el futuro para planificar y tomar decisiones.

El año que recién ha finalizado fue denominado el «Año de la epopeya política y económica». Gracias a Dios, la epopeya política se realizó de la mejor manera posible en los distintos ámbitos, como los comicios presidenciales (de junio), las grandes marchas a lo largo de todo el país, la presencia y participación del pueblo en las diferentes áreas, además de las actividades y esfuerzos realizados por las autoridades y toda la gente durante el año que terminó. Un año en que tanto la transición del Gobierno como el cambio de poder fueron llevados a cabo en total tranquilidad y seguridad en el país, surgiendo -gracias a Dios- un nuevo eslabón en la larga cadena de gestión y dirección del país.

Respecto a la «epopeya económica», esta no se cristalizó de la forma en que se esperaba. Se llevaron a cabo varios esfuerzos dignos de consideración, sin embargo todavía tenemos por delante la enorme tarea que deberá crear la epopeya económica; una tarea que tenemos la obligación de realizar. La economía es un tema esencial y muy importante para nuestro país y nuestro pueblo.

Gracias a Dios, a finales del año 1392 (del calendario de la hégira solar) se le dio forma a la estructura ideológica que conllevará a la epopeya económica. Se anunciaron las políticas de la «economía de resistencia» y se preparó el terreno para que, si Dios quiere, se hagan los esfuerzos necesarios en este sentido.

Considerando el panorama del año 1393, mi humilde opinión es que tenemos por delante dos cuestiones importantes, estas son: la economía y la cultura. Hay que realizar esfuerzos en ambas áreas; pero, esfuerzos en conjunto entre las autoridades y el pueblo. La participación y presencia de la gente es fundamental en la construcción de la vida y el porvenir.

Por consiguiente, además de la gestión de los funcionarios del Gobierno, se necesita la participación del pueblo en estos sectores, es decir, en las áreas económica y cultural. Sin la participación de la gente no se puede hacer nada y no se alcanzará el objetivo. El pueblo, con determinación y férrea voluntad nacional, puede jugar un rol esencial. Y las autoridades, para poder llevar a cabo su tarea adecuadamente, necesitan del apoyo de la gente.

Así, confiando y encomendándose en Dios, siguiendo los mandamientos divinos y teniendo el apoyo del pueblo, las autoridades lograrán actuar firmemente en las áreas cultural y económica.

Si Dios quiere, me explayaré en el discurso a la nación de Irán del día viernes, dando mayores detalles al respecto. Así, pienso que lo que nos espera este año nuevo es el hacer todos los esfuerzos necesarios para realzar la economía, la cual necesita mejorar con la ayuda de las autoridades y el pueblo. Por lo que se refiere a la cultura, esta tendrá que dirigir el camino que nuestro país y nuestra gente deben recorrer, y esto también tiene que hacerse con la ayuda de las autoridades y el pueblo. Es por ello que, denomino a este como el «Año de la economía y cultura, vinculadas a la determinación nacional y a una gestión eficaz».

Suplico a Dios que bendiga al pueblo y a las autoridades para que puedan cumplir sus responsabilidades, y que otorgue al alma de nuestro Imam Mahdi (que Dios apresure su aparición) bienaventuranza y satisfacción por nuestras acciones y que las almas puras del fundador de la República Islámica, el Imam Jomeini (que Dios lo tenga en su Gloria) y de nuestros mártires, estén satisfechas con nuestras acciones.

La paz, la misericordia y las bendiciones de Dios sean con todos vosotros.