Hoy en día, nuestra gran Umma es enormemente poderosa gracias al despertar islámico. La solución a las muchas dificultades de los países islámicos radica en el celo y la solidaridad que deben asumir todos esos países. En este sentido, la cuestión palestina es la más urgente del mundo islámico. A veces oímos a algunos decir que «Palestina es un problema árabe». ¿Qué significa esa frase? Eso es bueno si queremos decir que los árabes se sienten más concernidos por el asunto y quieren hacer mayores esfuerzos y ser más útiles en esa causa, por lo que nosotros los felicitamos. Pero si eso se traduce en que los líderes de ciertos países árabes hacen oídos sordos a los gritos de socorro dirigidos a los musulmanes por el pueblo palestino, mientras esos mismos líderes cooperan con el enemigo usurpador y opresor en un asunto importante como el desastre de Gaza, y critican con dureza los esfuerzos de otros que se apresuran a asumir su deber, en ese caso ningún musulmán ni ningún árabe valiente y concienzudo podrá aceptar la frase antes mencionada, sino que sin duda criticará a quienes la pronuncien. Esto nos recuerda la lógica de Ajzam, que golpeaba a su padre y gritaba a las personas que querían intervenir, y después le llegó a su hijo el turno de golpear a su abuelo. Esta historia se expresa en un proverbio árabe:

ان بني رملوني بالدم شنشنه اعرفها من اخزم

Es deber absoluto de todos los musulmanes acudir a socorrer al pueblo palestino y brindarle todo el apoyo posible. Los países que reprochan a la República Islámica de Irán y a otros países musulmanes que ayuden a Palestina pueden ocuparse ellos mismos de esa ayuda para liberar a otros de ese deber islámico, y si no tienen la capacidad o el coraje de hacerlo será mejor que estén agradecidos por los actos de responsabilidad y valentía de otros países, en lugar de intentar crear obstáculos.