«Hoy en día, los negros de EE. UU. siguen oprimidos y sufren injusticias, iniquidades y discriminación, igual que en el pasado. En tiempos del presidente Bush padre, un incidente en el que se había cometido un atropello flagrante contra los negros provocó una inmensa revuelta en varios estados norteamericanos. La Policía no pudo hacerle frente e hicieron intervenir al Ejército. Con el presidente posterior, quemaron vivas en una casa en la que se hallaban reunidas a 80 personas de la secta davidiana, que se oponía a la política del Gobierno. Les prendieron fuego. Así es como respetan estos los derechos humanos. Que gente como EE. UU. defienda los derechos humanos es a la vez hilarante y desolador. Hilarante, porque, al margen de todo lo que han matado en el pasado, destruyendo naciones y mofándose de los derechos humanos, ahora mismo el régimen sionista somete al pueblo palestino a opresión y torturas gracias al apoyo de EE. UU. y sus aliados. Los presidentes del régimen estadounidense tienen las manos manchadas con la sangre del pueblo palestino y de sus mártires. Pero es también desolador. No hay mayor desgracia para el hombre que ver cómo caen así las ideas y valores de la humanidad a los pies de tan ruines politicastros. Agitan la bandera de los derechos humanos personas que son ellas mismas los mayores violadores de los derechos humanos» (21/03/2005).