Su misión se define en su propio nombre: «guarda de la Revolución islámica». El imam Jomeiní, difunto fundador de la República Islámica de Irán, creía que «la Revolución continuará por sí misma; el movimiento hallará su camino. Las fuerzas e instituciones relacionadas con la Revolución, incluido el CGRI, deben solamente confiar en Dios y llevar bien a cabo su tarea. Solo tienen que estar con la gente y servir a la gente». Él consideraba, por tanto, que resguardar la Revolución consistía en confiar en Dios, cumplir el deber divino y ayudar a la gente.

Esa recomendación se convirtió en principio rector de la actividad de un cuerpo de naturaleza militar, pero que, más que ser una fuerza militar, ha sido una institución social que considera que proteger la Revolución islámica es proteger a la gente y solventar sus problemas.

A partir de esa breve precisión y con la excusa del aniversario de la fundación del cuerpo, en esta nota se intenta analizar la naturaleza y la labor realizada por el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, no como una fuerza militar, sino como una organización de base popular, y responder a dos preguntas: la primera, qué funciones ha desempeñado el CGRI a lo largo de sus cuatro décadas de existencia; y la segunda, qué relación guarda con la misión y objetivos del cuerpo con su presencia en campos tan diversos como el de la construcción, la prestación de servicios y la lucha contra la pobreza.

Necesidad de la fundación del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica

En los primeros meses que siguieron al triunfo de la Revolución, los revolucionarios sintieron pronto la necesidad de establecer un nuevo cuerpo. Dentro de Irán, grupos que habían pasado al servicio de potencias extranjeras crearon disturbios en numerosos lugares, adoptando como principal misión específica la eliminación física de dirigentes y personalidades destacadas de la Revolución. Al mismo tiempo, los vastos objetivos prometidos por los revolucionarios a la población —los dueños de la Revolución en última instancia— en materia de eliminación de carencias reforzaban con claridad la necesidad de crear un cuerpo que se encargara de cumplir esos objetivos. Por otra parte, desde los primeros días posteriores al triunfo de la Revolución, movimientos populares anticolonialistas y antidespóticos de la región enviaron mensajes a la naciente República Islámica para recibir su ayuda y apoyo. Querían aprovechar la experiencia de los revolucionarios en el derrocamiento del más poderoso régimen aliado de Estados Unidos en el oeste de Asia; en particular, porque la Revolución islámica había tomado una dimensión internacional, planteándose el compromiso de respaldar a los pueblos oprimidos como uno de los objetivos principales de los dirigentes de la Revolución. De esta manera, habiendo triunfado la Revolución, había que formar un cuerpo o un núcleo que trabajase por todos esos objetivos, además de hacer frente a las amenazas, tanto militares como no militares.

La guerra impuesta a Irán por Saddam con el respaldo directo de los países occidentales hizo que el CGRI operara en particular en el campo militar. En 1980, un año después de la formación del cuerpo, en abril de 1979, comenzaron los ocho años de guerra contra Irán.

A causa de los duros embargos impuestos a Irán durante la guerra tanto por el bloque del Este como por el Oeste, el CGRI adoptó entre sus tareas, además de la presencia en el campo de batalla, el suministro de los elementos que el país necesitaba en materia militar, labor que ha proseguido de manera vigorosa hasta el día de hoy.

Pero, incluso en los días más duros de la guerra, el CGRI no olvidó su actividad en distintos ámbitos sociales, desde la lucha contra la pobreza hasta la eliminación de carencias y la alfabetización, en calidad de prioridades paralelas. La necesidad de recalcar su identidad popular y la adaptación de esa necesidad a un cuerpo de carácter militar dio lugar a un modelo de mando y dirección de fuerzas con pocos equivalentes, sin parecido alguno a la norma y los principios militares.

Es con arreglo a ese modelo que, en el CGRI, la graduación militar establece solo la cadena de mando, pero, cuando llega el momento de la batalla, los comandantes combaten en las líneas avanzadas del frente e incluso delante de sus soldados. En los campos de batalla en los que está presente el CGRI, el comandante está junto al soldado.

Es con esos atractivos elementos como el CGRI ha creado un modelo para la movilización popular en el Líbano, Irak, Siria, etc., haciendo que a lo largo de los últimos años diversos grupos de gente se hayan unido a esos cuerpos. Es una particularidad que mantiene su atractivo y que no tiene par entre los ejércitos convencionales de la región ni del mundo. Y lo que esa particularidad sugiere es que, en el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, el rango más alto es el de basiyí.

Segunda etapa: final de la guerra y encauzamiento hacia el campo de la construcción

Al finalizar el duro período de los ocho años de guerra contra Irán, eran palpables en Irán dos fenómenos fundamentales: el primero, los numerosos destrozos causados en el sur y el oeste de Irán; segundo, la existencia de un cuerpo que, durante los ocho años de la guerra, había adquirido capacidades, aptitudes, experiencias y habilidades para construir y desarrollar los espacios que habían quedado devastados tras la guerra. Además, el curso de los asuntos que se habían planteado desde antes de la guerra y que, con el fin de esta, el CGRI halló la oportunidad necesaria de atender, llevó al cuerpo a crear en 1989 su brazo de desarrollo de infraestructuras, ingeniería y economía: el Centro Logístico Sello de los Profetas.

Otra necesidad de que el CGRI entrase en ese campo era el cambio de método de combate de los enemigos extranjeros, del enfrentamiento militar al enfrentamiento en la esfera económica con el país y con el pueblo de Irán. En este campo, la misión del CGRI no se limitó a la realización de proyectos de desarrollo y construcción de infraestructuras, sino que el objetivo era suprimir, apoyándose en la capacidad de los miembros, el equipamiento y la habilidad del cuerpo, problemas y desafíos que el sector privado e incluso el estatal se veía incapaz de superar a causa de los embargos y sabotajes extranjeros.

Las instalaciones técnicas y refinerías que quedaron destrozadas por completo a causa de la guerra y cuyos proveedores extranjeros no estaban dispuestos a colaborar con Irán para volver a activar a causa de los embargos, así como las crecientes necesidades del país y una sociedad que se había librado de la guerra y precisaba prosperidad, hicieron que el brazo del CGRI dedicado a la construcción mostrara una presencia activa en ese campo y registrara en su historial el honor de llevar a cabo más de 1800 proyectos de infraestructuras de gran envergadura.

En la actualidad, el Centro Logístico Sello de los Profetas del CGRI posee grandes capacidades de ejecución en distintos campos como la construcción de carreteras, refinerías, plataformas petrolíferas, etc. Entre esas actividades realizadas por el Centro, se cuentan: tres grandes proyectos en el campo del desarrollo de campos petrolíferos ―el campo del río Karjé, el de Azadegán Norte y el de Timab-Changulé―; proyectos de refinado que incluyen las fases 2, 3, 4, 5, 15 y 16 de Pars Sur; un proyecto de bombeado de crudo desde la ciudad de Rey hasta Tabriz, así como la construcción del depósito de petróleo de Mahshahr; el diseño, construcción e instalación de almacenes de derivados del petróleo en las ciudades de Tabriz, Hamadán, Ahvaz y Yasuch; la fabricación de depósitos de combustible de 23 000 metros cúbicos en la central de energía Mártir Salimí Neká; el diseño, construcción e instalación de GNL y GLP en el puerto de Tombak; el diseño, construcción e instalación, en 11 ciudades del país, de treinta y tres depósitos de almacenaje de derivados del petróleo con una capacidad total de 424 000 metros cúbicos; el diseño, construcción e instalación de seis depósitos con capacidad para 100 000 barriles de la refinería de Isfahán. En el ámbito de la construcción de embalses, la capacidad de las presas construidas por el Centro Logístico Sello de los Profetas del CGRI supera los 15 000 millones de metros cúbicos. A ello se suman 221 túneles para el traslado de agua, más de 3000 km de líneas de traslado de agua, más de 10 grandes proyectos de desarrollo portuario y estructuras costeras y actividad a gran escala en la industria minera, incluida la puesta en marcha de una fábrica de hierro esponjoso. Y todo ello es apenas una parte de la actividad del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica en el ámbito de la construcción y las infraestructuras.

La eliminación de carencias, tarea constante del CGRI

En paralelo al papel desempeñado por las unidades de ingeniería y construcción del CGRI en los grandes proyectos de desarrollo de infraestructuras del país, los objetivos y actividades del cuerpo están también regidos por la eliminación de carencias de las zonas necesitadas del país. Del mismo modo que las necesidades del país hicieron que el CGRI entrara en el terreno de los grandes proyectos y cumpliera una función, lo ha hecho también en el campo de la eliminación de carencias, como misión asignada y en cumplimiento de los objetivos fundamentales de la Revolución, dadas las necesidades de los dueños del cuerpo en última instancia: la gente. En el campo de la eliminación de carencias, el CGRI ha aportado hasta ahora, por orden de cifras, más de 296 proyectos de irrigación, 288 proyectos de construcción de carreteras, 235 escuelas, 207 complejos deportivos, 191 consultorios médicos, 159 proyectos de construcción de viviendas para población marginada, 113 proyectos de construcción de puentes, 3000 complejos culturales, bibliotecas y mezquitas, más de 21 complejos de cría de ganado y avicultura, más de 28 estaciones de bombeo de agua, 435 km de tendido eléctrico, 102 cooperativas rurales puestas en marcha, 602 pozos de agua excavados para la activación de tierras de cultivo más 548 pozos equipados, más de 500 km de acueductos construidos, más de 5,6 millones de hectáreas allanadas y adecuadas para el cultivo y la construcción, 93 proyectos de carreteras rurales puestos en marcha con 1450 km de longitud, 2800 km de vías férreas y 19 000 camas de hospital añadidas a la capacidad del sistema médico y sanitario en distintos puntos del país. Y la realización de los proyectos señalados es apenas una parte de la actividad del cuerpo, cuya misión es proteger la Revolución islámica.

El CGRI, un núcleo para la armonización de los servicios de socorro

El Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica se hace presente en todo campo y cuestión que afecte a la vida de la gente, ya se trate de inundaciones o terremotos, de sequías o de epidemias. En la última década, la presencia del CGRI ha sido notable en la reconstrucción en zonas damnificadas por terremotos en el oeste y noroeste de Irán —en particular, en la devastación causada por los terremotos de Azerbaiyán y Kermanshah—. En el año 1398 h. s. (2019-2020 d. J. C.), más de 15 provincias de Irán se vieron afectadas por inundaciones y destrozos causados por las mismas. En esos sucesos, las unidades, equipos y miembros del CGRI acudieron desde las primeras horas a socorrer y servir a los dueños y comandantes últimos del cuerpo: la gente damnificada. En algunas regiones, siguen prestando servicios miembros del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, aún años después. Tan solo en las zonas de Kermanshah afectadas por el terremoto, el CGRI suministró y equipó varios miles de refugios prefabricados en un brevísimo lapso de tiempo para instalar a las familias damnificadas, de manera similar a lo realizado en las zonas del norte del país, en la provincia de Golestán. Un punto digno de atención en las labores de socorro del CGRI es que, en las zonas afectadas por catástrofes naturales, se ha dado prioridad a los grupos de minorías religiosas tales como los sunníes de las provincias de Kermanshah y Golestán.

Con la propagación en Irán del COVID-19, el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica ha desarrollado labores, tanto con grupos humanos como con equipamiento, tales como la puesta en funcionamiento y equipamiento de hospitales temporales, el suministro de productos sanitarios necesitados por la población —en particular, en zonas marginadas—, el envío de su propio personal médico y sanitario a los hospitales para atender a los pacientes y la ejecución de operaciones de desinfección de vías públicas en todo el país, además de la intervención activa de sus unidades de seguridad e inteligencia para hacer frente al acaparamiento de bienes y productos sanitarios y médicos necesitados por la población.

Resumen

El Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica se ha dado correctamente por misión la preservación de la Revolución y sus logros y la acción frente a las amenazas a que se enfrenta la Revolución, y en este terreno su misión y su ámbito de actuación no conocen límite alguno. El CGRI se formó cuando lo que amenazaba la Revolución eran grupos armados interiores vinculados al extranjero. Antes de que transcurriera un año desde su creación, fue enviado a los frentes de guerra a defender las fronteras del país junto al Ejército de la República Islámica, lo que duró ocho años. Cuando la guerra contra Irán llegó al terreno económico, el CGRI acudió a ese campo y protegió las fronteras y posesiones del país, sin olvidar los objetivos fundamentales de desarrollo y progreso nacionales.

Todo ello es la razón de que, pese a los esfuerzos del sistema de dominación por someter al cuerpo a bloqueo y eliminar su aspecto popular y su aceptación, el CGRI no solo haya conservado su vínculo espiritual y de corazón con el pueblo de Irán, sino que lo ha hecho también con los pueblos que aspiran a la justicia en los más recónditos puntos del planeta, logrando presentarse como un modelo para los pueblos del mundo que aspiran a la justicia.