En la cuestión de Palestina, el discurso, la posición y la política oficiales de la República Islámica es la «desaparición de Israel». ¿Pero qué quiere decir que Israel desaparezca? ¿Se producirá eso por vías tales como ataques con misiles u otras semejantes? ¿Qué relación guarda este asunto con la cuestión de los judíos y el antijudaísmo o antisemitismo? ¿Supone una posición nueva y distinta respecto al pasado cuando el Líder de la Revolución Islámica señala que la República Islámica no se opone a los judíos? ¿Cuál es la posición y el papel de la resistencia y la lucha armada en el plan de liberación de Palestina? En este apunte, respondemos a esas preguntas basándonos en las declaraciones del imam Jameneí.

1. La solución a la cuestión de Palestina es que Israel deje de existir

En diciembre de 1990, su eminencia el ayatolá Jameneí declaró en la primera Conferencia Islámica sobre Palestina, a propósito del ocupado país árabe y de que ni la Revolución ni el sistema islámicos son antijudíos: «Lo que decimos es lo mismo que dijo el difunto imam Jomeiní: “Israel debe desaparecer”. Los judíos de Palestina, si aceptan el Estado islámico, que vivan allí. No se trata de antijudaísmo. La cuestión es la ocupación del hogar de musulmanes» (04/12/1990).

El Líder de la Revolución define el objetivo, en la cuestión de Palestina, como la liberación de esta de la ocupación sionista: «En la cuestión de Palestina, el objetivo es el salvamento y recuperación de Palestina, es decir, la desaparición del estado de Israel. No hay diferencia entre las tierras de antes del 67 y las de después. Cada palmo de tierra palestina es un palmo del hogar de musulmanes» (04/12/1990). La razón es que el único modo de «curar» esa herida histórica es la desaparición de Israel: «El régimen sionista es un régimen que ha sido ilegítimo desde el día de su nacimiento. Está basado en la violencia manifiesta, y ni siquiera lo niegan. Su base es el puño de hierro y lo dicen en todas partes; hasta se jactan de ello. Esa es su política. Desde 1948, cuando se creó oficialmente ese régimen artificial, hasta hoy, la realidad del régimen sionista es esa. Y no tiene cura, salvo la desaparición de ese régimen» (23/07/2014). De esta manera, especifica con claridad la solución para poner fin a la cuestión: «Lo que pensamos de las cuestiones de Palestina es algo claro y obvio. Consideramos que la solución para Palestina es que el régimen de Israel deje de existir» (19/08/1991).

Esta es la diferencia importante entre la concepción y la posición de la República Islámica y las de otras tendencias antisionistas: «En la cuestión del régimen de ocupación, Gamal Abdel Naser proclamaba que echarían a los judíos al mar. Cuando quería hablar contra Israel, decía que iban a echar a los judíos al mar. Desde su primer día, la República Islámica no ha dicho tal cosa» (10/06/2018).

Claro está que no ser antisemita no implica amistad con los sionistas que se han asentado por la fuerza y la violencia en los territorios ocupados: «¿Quién es la población israelí? Son aquellos por parte de los cuales se están ocupando casas, ocupando tierras, ocupando fincas y ocupando comercios. La tropa de base del sionismo son esos. El pueblo musulmán no puede ser indiferente a individuos que operan manejados por enemigos fundamentales del mundo islámico. No, con los judíos nosotros no tenemos ningún problema. Con los cristianos tampoco tenemos ningún problema. Con la gente de las religiones del mundo no tenemos ningún problema, pero, con quienes ocupan la tierra de Palestina, sí. Tenemos problemas. Y no es ocupante solo el régimen sionista. Esa es la posición de la República Islámica» (19/09/2008).

2. El camino a la desaparición de Israel pasa por las urnas

Durante los largos años de ocupación de Palestina por los sionistas, con la planificación y el respaldo del colonialismo y la Arrogancia, se han propuesto ―y, en parte, tratado de llevar a la práctica― diversas soluciones basadas en la idea de la negociación y la paz con el régimen de ocupación sionista; vías cuya puesta en práctica ha fracasado siempre: «Todas las vías que han propuesto y seguido los occidentales y quienes dependen de ellos para resolver la cuestión de Palestina han sido erróneas y fallidas, y así seguirá siendo en el futuro» (30/08/2012). Ello se debe a que «es una solución errónea negociar con un ocupante que no respeta los valores humanos ni el derecho internacional ni acata las resoluciones de las organizaciones internacionales, y llegar a un acuerdo con él sobre cosa alguna. Esa es una solución errónea. Se presente como se presente, es errónea. Israel ha mostrado que no respeta en absoluto su propia firma. Incluso si se ponen de acuerdo y firman, no lo cumplirán. Cuando la parte contraria firma lo que sea, ellos ponen el pie encima de esa firma y avanzan un paso más. Esa es su naturaleza» (05/04/2002)

Sin embargo, basándose en la racionalidad, la lógica y la experiencia histórica y política, la República Islámica tiene una solución y una vía de acción clara para resolver la cuestión; una solución democrática, basada en la voluntad y el voto de la verdadera población de Palestina: «La solución lógica es una solución que necesariamente tienen que aceptar todas las conciencias despiertas del mundo y todos aquellos que crean en las ideas vigentes en el mundo. La solución es hacer que vote la propia población de Palestina, incluidos todos aquellos que fueron desplazados de Palestina ―claro está, aquellos que deseen regresar a la tierra palestina y a sus hogares―. Eso es lo lógico: que esas personas que vagan por el Líbano, Jordania, Kuwait, Egipto y el resto de países árabes vuelvan a su país, a su hogar en Palestina ―aquellos que lo deseen, no decimos que se lleve a nadie allí a la fuerza― y se haga que voten quienes estaban en Palestina antes de 1948, el año en que se creó el estado artificial de Israel, ya sean musulmanes, cristianos o judíos; que determinen ellos, en una votación general, el régimen que impere sobre Palestina. Democracia es eso. ¿O acaso la democracia es buena para todo el mundo, salvo para la población de Palestina? Que la población de Palestina se una, vote y elija el tipo de régimen que debe imperar en ese país. Que se formen ese régimen y ese Estado, y este decida sobre las personas que llegaron a territorio de Palestina después de 1948, sea cual fuere su decisión. Si decide que se queden, pues que se queden; y, si decide que se vayan, que se vayan. Así habrá tanto voto popular como democracia y derechos humanos, que es lo que se ajusta a la lógica vigente en el mundo» (05/04/2002). «La eliminación y la desaparición del falso y artificial régimen sionista que está hoy en el poder es eso» (15/06/2018).

Por lo tanto: «La desaparición del régimen sionista no implica en modo alguno masacres de la población judía de la región. Lo que quiere decir es que se organice un referéndum y que ese referéndum determine el régimen que impere sobre esa región; que lo determine la gente. Eso quiere decir “desaparición del régimen sionista”. Ese es el mecanismo» (23/07/2014).

3. Israel ha demostrado que no entiende más que el lenguaje de la fuerza

Pese a que la solución lógica a la cuestión de Palestina es la celebración de un referéndum y el cumplimiento de la voluntad popular, en la práctica, el régimen sionista, con las características y los antecedentes que lo definen, no permite que se planifiquen y lleven adelante vías democráticas: «Israel ha demostrado que no entiende nada más que el lenguaje de la fuerza. No puede hablársele más que con el lenguaje de la fuerza de una nación y de la Umma islámica del mundo entero» (19/10/1991). Es por ello que «la lucha del pueblo palestino en todos los aspectos ―lucha política, lucha militar, lucha moral y cultural― debe continuar hasta que quienes han ocupado Palestina acaten el voto de la nación palestina. Hasta ese momento, la lucha debe continuar y continuará» (05/06/2019). De esta manera, «mientras siga en pie y no haya desaparecido ese régimen artificial, ¿cuál es el remedio? Resistir con contundencia y por las armas frente a ese régimen. En el enfrentamiento con el régimen sionista, los palestinos tienen que mostrar su fuerza. El único remedio que hay mientras siga existiendo ese régimen consiste en que los palestinos puedan plantar cara con autoridad. Si plantan cara con fuerza, existe la posibilidad de que la parte contraria ―ese régimen violento y feroz― ceda» (23/07/2014).

4. La victoria, resultado indiscutible de la resistencia

Una mirada a la historia de Palestina muestra que Israel es un estado fundado sobre la fuerza, el belicismo y las agresiones militares que siempre ha tratado de expandirse por esos medios. Sin embargo, con las transformaciones acaecidas durante los últimos años, el proceso de expansión de Israel ha pasado sensiblemente a conllevar debilidad, derrota y declive; un declive que se ha manifestado claramente, por no hablar de las señas internas evidentes, en guerras como las habidas con el Hezbolá libanés y la Resistencia de Gaza. Hoy por hoy, los grandiosos logros de la Resistencia forman un historial digno de orgullo: «El logro más importante de la Resistencia es haber erigido un obstáculo fundamental frente a los proyectos sionistas. El éxito de la Resistencia en imponer al enemigo una guerra de desgaste significa que ha sido capaz de llevar a la derrota el programa principal del régimen sionista, que es dominar toda la región. Desde principios de la década de 1980, el régimen sionista no solo no es ya capaz de poner las manos sobre nuevas tierras, sino que con su humillante salida del sur del Líbano comenzó a retroceder y después, con su humillante salida de Gaza, siguió retrocediendo. La guerra del Líbano de 2006 y las guerras de Gaza en 2008-2009, 2012 y 2014 son todas ellas páginas gloriosas en el historial de la Resistencia» (21/02/2017). Así las cosas, «el camino de Al-Quds, el camino de Palestina, el camino a la salvación de la causa palestina y la solución de la cuestión de Palestina no es sino el camino del combate» (27/02/2010). Con seguridad, el futuro de la resistencia liberadora será la liberación de Palestina: «Rotundamente, Palestina será libre, volverá a su pueblo y en ella se formará un Estado palestino. De eso no cabe duda»  (27/02/2010).