Su Eminencia dijo que los musulmanes shiitas y sunnitas comparten creencias religiosas e ideológicas, además de tener intereses comunes, y reiteró: «El enemigo está tratando de alcanzar sus objetivos hegemónicos, negando e ignorando lo que los musulmanes tienen en común.»

El Líder Supremo dijo que la resistencia perseverante y vigilante es la única manera de derrotar a los enemigos rencorosos del Islam y la comunidad islámica mundial (Ummah). Y dirigiéndose a las naciones musulmanas, reiteró: «Levantaos contra el enemigo de manera firme, de la misma forma en que lo ha hecho la nación iraní, de lo contrario el enemigo se volverá más insolente y después va a fomentar la discordia y división entre las diferentes denominaciones islámicas.»

El Ayatolá Jamenei dijo que la admiración de las naciones de la región por el pueblo iraní es una buena oportunidad para aumentar la influencia de Irán en la opinión pública del Mundo Islámico, y agregó: «El grandioso y sapiente pueblo iraní se ha convertido en un estándar de la verosimilitud en las mentes de otras naciones y esto beneficia tanto a la nación iraní como al resto de las naciones de la región.»

Su Eminencia señaló que la nación iraní y la República Islámica no tienen la pretensión de liderazgo de las naciones de la región, y agregó: «Cada nación elige su camino confiando en sus propias capacidades e identidad.»

Al final de su discurso, el Líder Supremo de la Revolución Islámica reiteró que las naciones de la región admiran a la nación iraní por sus logros en los últimos 32 años.