«Es cierto que el feroz Estados Unidos es ahora más débil, pero también se ha vuelto más salvaje y más ruin, y frente a él la República Islámica de Irán le impide recobrar influencia o presencia en su territorio defendiéndose con poderío y vetando la negociación de manera argumentada», ha declarado el máximo dirigente persa en los actos.

 

El golpe de Estado estadounidense de 1953 contra el Gobierno iraní

El golpe del 19 de agosto de 1953, ha recordado el clérigo, marca históricamente el inicio de la palmaria hostilidad del «gran demonio estadounidense» al pueblo de Irán. «Con aquel golpe de Estado, los norteamericanos no se apiadaron ni siquiera del Gobierno de Mosaddeq, que había confiado en ellos, y tras derrocar a aquel Ejecutivo de raíz popular colocaron en el poder a otro subordinado, corrupto y dictatorial, poniendo con ello de manifiesto la mayor enemistad posible para con la nación iraní», ha repasado el Líder de la Revolución.

Fue esa confianza del Gobierno de Mosaddeq lo que de hecho se volvió contra él y precipitó su caída, tras lo cual Estados Unidos se hizo con el «control completo» de las Fuerzas Armadas, el petróleo, la política, la cultura, la economía y «todos los ámbitos» de actividad de Irán a través del régimen de los Pahlaví, ha proseguido.

 

La lucha revolucionaria del pueblo iraní y la continuidad de las hostilidades estadounidenses

Aquel episodio, ha añadido el Líder persa, incrementó sin embargo el nivel de conciencia del pueblo iraní. «Diez años después, en 1964, cuando comenzó la lucha islámica y popular, el imam Jomeiní había comprendido con justeza la postura que anidaba en el corazón de la gente y proclamó que en ese entonces no había nadie más odiado por la nación iraní que el presidente de los Estados Unidos de América», ha relatado el ayatolá Jameneí.

Desde entonces, ha agregado, EE. UU. no ha cambiado en absoluto. «En Estados Unidos existen aún aquella misma maldad, aquella misma ferocidad, aquel mismo esfuerzo por crear una dictadura internacional y la misma ambición de poder ilimitada ―eso sí, con mayor salvajismo y con mayor ruindad―», ha considerado el Líder de la Revolución, antes de rememorar: «La Revolución islámica se hizo fundamentalmente contra Estados Unidos y contra aquel régimen subordinado. Con ella, bajo la dirección del imam Jomeiní, la gente común puso fin a la monarquía corrupta y subalterna, y colocó en el poder a la República Islámica».

El triunfo de la Revolución no dio fin, sin embargo, a las hostilidades del Gobierno norteamericano, ha constatado el clérigo en su repaso de la historia reciente, sino que desde entonces Washington ha seguido valiéndose de todo tipo de métodos para imponer su voluntad: amenazas, intentos de golpe de Estado, embargos, aguijoneo de tensiones étnicas y separatismos, incitación de disturbios, asedios económicos y operaciones de influencia. «Durante este tiempo, han conspirado y actuado de todos los modos que conocían y podían contra las instituciones nacidas de la Revolución, en particular contra el principio de la República Islámica, si bien frente a ellos nosotros hemos hecho cuanto hemos podido y, en muchos casos, hemos puesto al contrincante contra las cuerdas de la esquina del ring», ha dicho el ayatolá Jameneí.

 

La insistencia estadounidense en el diálogo oculta un intento por retomar el control de Irán

La mejor respuesta de la República Islámica a esas intrigas de los gobernantes norteamericanos, ha proseguido, es «cerrar el paso a la vuelta de la influencia política y el control de los estadounidenses sobre Irán». «Vetar de manera reiterada las negociaciones con EE. UU. es una de las herramientas importantes para impedirles que entren en el querido Irán», ha sentenciado el Líder de la Revolución.

La oposición de la República Islámica a EE. UU., ha continuado, está fundada en una «lógica sólida». «Ese razonable método impide que los norteamericanos vuelvan a penetrar en Irán, consolida la auténtica grandeza y el poderío del país a ojos del mundo, y hace que se desmorone ante los mismos ojos la falsa grandeza de la parte contraria», ha añadido.

Las negociaciones con Estados Unidos, ha estimado el ayatolá Jameneí, han sido estériles. «Yerran por completo algunos que ven en la negociación con EE. UU. la solución a los problemas. Del diálogo con los norteamericanos no saldrá ningún fruto, porque con toda certeza y con rotundidad puede asegurarse que ellos no harán ninguna concesión», ha advertido.

En Washington, ha dicho en este sentido el Líder de la Revolución, no se valora la posibilidad de que las autoridades iraníes se sienten a negociar sino como una señal de que han logrado poner de rodillas a la República Islámica, y la insistencia en ese diálogo no tiene más fin que proclamar ante el mundo que su estrategia de presión máxima ha dado resultado y los iraníes han sido doblegados.

«Si los responsables de la República Islámica cayeran en la ingenuidad de ir a negociar, no solo no se reducirían en nada las presiones y los embargos, sino que se abriría la vía al planteamiento de nuevas exigencias e imposiciones por parte de los estadounidenses», ha advertido el ayatolá Jameneí.

En relación con esa advertencia, el Líder de la Revolución ha recordado los infructuosos esfuerzos de EE. UU. por eliminar o limitar el programa de defensa con misiles de Irán: «Hoy en día, gracias a Dios y al afán de los jóvenes patrios, disponemos de misiles de precisión de 2000 km de alcance, capaces de impactar en el blanco con un margen de error de solo 1 metro», ha celebrado.

Sin embargo, si los gobernantes iraníes se hubieran avenido a negociar con los estadounidenses, estos habrían planteado sus exigencias respecto a esos misiles reclamando, por ejemplo, que los proyectiles persas se limitaran a un alcance máximo de 150 km. «Si nuestros responsables lo hubieran aceptado, habrían hecho que una desgracia se abatiese sobre el país; y si no lo hubieran aceptado, habría ocurrido tres cuartos de lo mismo», ha conjeturado.

 

Indicios recientes del acierto de la política iraní en el escenario internacional

En apoyo de estas consideraciones, el ayatolá Jameneí ha recordado como «lección instructiva» las experiencias de negociación con Washington de Cuba y Corea del Norte. «Los responsables estadounidenses y norcoreanos se deshicieron en elogios recíprocos, pero al final, conforme a su estilo de negociación habitual, los estadounidenses no redujeron los embargos en un ápice ni hicieron concesión alguna», ha recordado el máximo dirigente persa.

El Líder de la Revolución ha recordado asimismo la insistencia del Gobierno francés por actuar como intermediario. «El presidente de Francia presentaba un encuentro con Trump como la solución de todos los problemas de Irán, ante lo cual hay que preguntarse si esa persona es así de simple o si bien es cómplice de los norteamericanos», ha planteado.

«Recientemente, aunque sabíamos que no era posible, dije, para hacer la prueba y para dejar claro a todos el asunto, que, a pesar del error cometido por los estadounidenses con su salida del acuerdo nuclear, si quitaban todos los embargos podían participar junto a los demás en el Plan Integral de Acción Conjunta ―pese a saber que no aceptarían, como de hecho ocurrió―», ha explicado.

¿Dónde está el límite de las expectativas y exigencias estadounidenses de Irán?, se ha preguntado el Líder. «Por ahora, nos dicen que no mantengamos actividad en la región, que no ayudemos al Frente de la Resistencia, que no tengamos presencia en ciertos países y que detengamos nuestro desarrollo defensivo y la producción de misiles; y después dirán que dejemos a un lado las leyes y castigos religiosos y que no insistamos en la cuestión del hiyab islámico. De manera que las exigencias de Estados Unidos no se acaban nunca», ha considerado.

 

Pronósticos positivos para el futuro de Irán

En otro orden de cosas, el Líder de la Revolución ha elogiado en su intervención cualidades de la juventud iraní actual como su motivación, su energía y su disposición a cumplir su deber. «El país tiene necesidad, en el verdadero sentido de la palabra, de esta generación, porque se trata de jóvenes religiosos que con su sentido del deber construirán y harán avanzar a Irán por el camino recto», ha vaticinado.

Para terminar su discurso, el ayatolá Jameneí ha celebrado que «las capacidades del país son muy numerosas» y ha pronosticado que, «Dios mediante y mal que le pese a quienes no pueden soportarlo, la República Islámica saldrá airosa de todos los problemas».