En su intervención, el Líder felicitó el aniversario del nacimiento de Zainab bint Ali (con ella la paz de Dios) y el día del enfermero, y se refirió a los actos de homenaje del Nueve de Dey recién celebrados en todo el país: «El 9 de dey (30 de diciembre) de 2009 fue una de las grandes pruebas, y en ella el pueblo iraní logró, con el brillo de su presencia general en las calles, con su perspicacia y con su conciencia, erradicar un complot importante y profundo».

Los disturbios de noviembre, un complot extranjero neutralizado gracias a la perspicacia de la población

Enlazando los sucesos de 2009 con los del pasado mes de noviembre, el máximo dirigente persa aludió a la existencia de reivindicaciones entre la población iraní que «en la mayoría de los casos son justas» y que, de no verse satisfechas, son causa de protestas. «Pero las reivindicaciones de la gente son algo muy diferente de que se provoquen disturbios con la excusa de esas reivindicaciones, que es lo que hace el enemigo», advirtió.

«La gente tenía unas reclamaciones, pero individuos preparados por el enemigo para aprovecharse de esas reclamaciones entraron en escena al instante y comenzaron a hacer destrozos», explicó el Líder, quien señaló que en los incidentes se vio la perspicacia de la población cuando esta comprendió el abuso del que estaba siendo víctima y marcó las distancias con «los agitadores que intentaban camuflarse entre la gente», que entonces quedaron marginados. «Unos días después la gente salió a las calles en inmensas multitudes que se formaron en distintas ciudades del país», recordó.

Al igual que en 2009, la perspicacia y la conciencia demostradas por el pueblo iraní acabaron en noviembre con los tumultos, cuyos principales organizadores, responsables también de ataques a infraestructuras como depósitos de combustible, silos de trigo y otras propiedades públicas, eran personas relacionadas con servicios de espionaje extranjeros, informó el ayatolá Jameneí.

En este sentido, el Líder de la Revolución contó cómo un alto responsable gubernamental persa había oído decir a un político extranjero que estaba en Washington D. C. durante los días de los incidentes que los estadounidenses estaban muy alegres el primer día, creyendo que «Irán estaba acabado», pero apenas uno o dos días después, al volver el orden, estaban muy molestos por no haber obtenido el resultado esperado, lo que a juicio del máximo dirigente persa refleja la realidad interna de los «insensatos gobernantes» de EE. UU.

El ataque estadounidense a Al-Hashd Al-Shaabi y la airada reacción popular iraquí

El ayatolá Jameneí condenó en su intervención, como otra muestra de esa insensatez de la dirigencia norteamericana, el ataque estadounidense del domingo 29 de diciembre a las Unidades de Movilización Popular iraquíes (Al-Hashd Al-Shaabi), en el que señaló una «venganza de Daesh», dado que fue esa fuerza popular la que neutralizó y suprimió a la organización terrorista takfirí. «Tanto un servidor como el Gobierno y el pueblo de Irán condenamos con rotundidad el crimen cometido por Estados Unidos al atacar a las Unidades de Movilización Popular de Irak», declaró.

Respecto a los incidentes sucedidos el martes tras la agresión norteamericana, el Líder de la Revolución Islámica consideró la excitación antiestadounidense observada en Bagdad y en el conjunto de Irak un «resultado natural» de los crímenes de Washington. «El presidente de EE. UU. ha dicho que ellos ven la mano de Irán detrás de esas cosas y que es a Irán a quien darán la respuesta correspondiente, pero hay que decirles, primero, que no tienen ningún derecho, porque ese asunto no tiene nada que ver con Irán; y, segundo, que sean razonables y entiendan cuál es la causa principal de esos sucesos», dijo el ayatolá Jameneí antes de señalar que, de todas maneras, los estadounidenses no son razonables.

«Los norteamericanos deben comprender que la gente de la región, como los iraquíes y los afganos, los odian a causa de sus crímenes, y ese odio se hará patente en un momento dado», advirtió antes de recordar algunos de los actos inicuos de EE. UU., como la actividad en Irak y Afganistán del complejo criminal Academi (antes, Blackwater), como el asesinato de miles de científicos y personas comunes iraquíes. «Ese odio es el resultado de las acciones políticas y contra la seguridad que comete EE. UU., de sus actos inicuos contra la gente de la región, del saqueo de sus recursos y de su soberbia en el trato con ellos», prosiguió.

Sobre ese trato soberbio y humillante de Washington a algunos países de Asia Occidental, el Líder de la Revolución recordó cómo dirigentes estadounidenses viajan a esos países sin permiso de sus autoridades, además de mantener en ellos bases militares, igualmente sin permiso, e insistió en que es eso lo que genera ira y odio.

En cuanto a las acusaciones de Washington a Teherán, el ayatolá Jameneí dejó claro que, «si la República Islámica decide enfrentarse en un conflicto con algún país, lo hará a las claras» y advirtió: «Sepan todos que defenderemos los intereses y bienes del país, así como la dignidad, la grandeza y el progreso de la nación iraní, y que intervendremos sin contemplaciones frente a cualquiera que pretenda amenazarlos, asestándole un duro golpe».

En este sentido, el máximo dirigente persa recordó virtudes de la nación iraní como la valentía, la inteligencia y la disposición a entrar en acción en cualquier ámbito, y reiteró su advertencia: «Pese a lo que dicen algunos de que va a haber una guerra, nosotros jamás llevaremos el país hacia la contienda; ahora bien, si otros quieren imponer algo a este país, les haremos frente con todas nuestras fuerzas».

«Estamos convencidos de que Dios está con nosotros y de que el triunfo será para la nación iraní. Estamos también convencidos de que el futuro de este país será muchísimo mejor que su presente, del mismo modo que su presente es mejor que su pasado», dijo el máximo responsable persa.

La importancia social de las virtudes morales encarnadas por los enfermeros

En la parte de su intervención dedicada de modo específico a la labor de los enfermeros, el ayatolá Jameneí ensalzó la figura de Zainab bint Ali (con ella la paz de Dios) como «gran señora que destaca en la historia de la humanidad» y alabó su grandeza, su «sólida personalidad» y su fuerza, que puso como modelo para quienes realizan cuidados de enfermería, elogiando que se establezca un vínculo particular entre la figura de Zainab y el colectivo dedicado a esa actividad.

Esta, añadió el Líder de la Revolución, es una «suma de un conjunto de valores morales y virtudes humanas», entre las que destacó la compasión, la misericordia, el esfuerzo, la responsabilidad, la paciencia, el aguante ante el nerviosismo y los malos humores, la resistencia y la capacidad para no desistir frente a la visión de penalidades. Por todo ello, añadió, «rendir homenaje a los enfermeros es rendirlo a los valores de la humanidad y a virtudes morales escasas».

La falta de virtudes morales es precisamente la causa de gran parte de los problemas de las sociedades humanas, a juicio del Líder iraní, que señaló: «En la actualidad, la sociedad iraní está avanzando hacia la cima, y en ese importantísimo, enorgullecedor y peligroso avance la necesidad de difundir los valores morales es aguda».

Para ilustrar esos valores, el ayatolá Jameneí hizo mención de un programa emitido recientemente por la televisión iraní, en el que se mostró a una persona altruista que, con mucho esfuerzo, había reunido donativos populares hasta reunir ajuares para el casamiento de cientos de parejas desvalidas. «Rasgos morales de excelencia como la paciencia, la amabilidad, la paciencia y la compasión son parte de las raíces morales del iraní musulmán, como se ve cuando, ante acontecimientos tales como catástrofes naturales, la gente se entreayuda con toda su alma y su corazón», dijo, para a continuación recordar que «todos los organismos directivos y propagandísticos, los medios de comunicación, los profesores, los activistas religiosos e incluso los activistas políticos tienen el deber de difundir y hacer que se desarrollen esas virtudes en la sociedad».

El Líder persa insistió en ese sentido en la necesidad de cuidado anímico y físico de los propios enfermeros. «Debe prestarse atención a las cuestiones de quienes se dedican a la enfermería, en particular las enfermeras, como la paciencia, la vitalidad en el trabajo y las necesidades de sus familias, y sus problemas deben ser atendidos con diligencia, respetándose el principio de justicia respecto a ellos», reclamó.

En particular, el ayatolá Jameneí expresó su aprobación del plan anunciado por el ministro de Sanidad para establecer una categoría profesional de enfermería independiente del cuadro médico, y dijo: «Claro está que enfermero y médico son complementarios, no competidores, y dado que tenemos varias decenas de miles de estudiantes de Enfermería debe llevarse a cabo una buena labor de dirección y planificación en el ámbito de la formación y de la distribución equilibrada de los enfermeros en el país, además de atenderse su nivel de ingresos profesionales». Igualmente, recalcó a las autoridades la necesidad de que en los hospitales se respeten los preceptos de la ley islámica.