«Una de las graves responsabilidades del influyente y determinante colectivo de los panegiristas es el desarrollo de la cultura en relación con el estilo de vida islámico, en especial en el sentido de la cohesión social y de la entreayuda del pueblo en su totalidad, y también en el de dar profundidad al espíritu heroico y de resistencia y lucidez en la sociedad», ha declarado en el encuentro el Líder Supremo de la Revolución Islámica, antes de apuntar asimismo al papel que cumple ese colectivo dando sentido y dirección a «las alegrías espirituales y los duelos fundamentales» de la gente.

Sobre este último aspecto de esa actividad, el ayatolá Jameneí ha hecho referencia al error de «algunos pseudointelectuales» que, en el pasado, trataron de presentar como muestras de debilidad el llanto y la imploración en las reuniones consagradas a la Ahl-ul Bait y a los mártires, que, por el contrario, son expresiones de «sentimientos sublimes de un ser humano en liza», además de un vehículo para sentir cualidades y virtudes como la dignidad, la fuerza y la valentía, siguiendo una tradición instituida y difundida personalmente por los Imames Puros. Como ejemplo de ese tipo de valiosas reuniones, el Líder de la Revolución Islámica ha indicado las majestuosas honras fúnebres dedicadas al mártir Hach Qasem Soleimaní y sus compañeros de armas.

«Hoy en día, una de las necesidades fundamentales del país es pertrechar a los jóvenes con las armas propias de la guerra suave, que son la elevación y la profundización de la fuerza anímica, intelectual y espiritual, así como el correcto conocimiento de la sabiduría transmitida por Fátima al-Zahra y la Ahl-ul Bait (con ellos la paz)», ha señalado el guía iraní, para a continuación incidir en que una juventud formada de tal manera «inmuniza» a la sociedad y en que la «grave responsabilidad» de proporcionar esas armas espirituales a  los jóvenes recae en los panegiristas de Ahl-ul Bait, que si no realizan bien su labor serán interrogados al respecto con severidad en el Día del Juicio.

Entre los efectos beneficiosos que aporta a la sociedad la sabiduría de la Ahl-ul Bait y las reuniones consagradas a conmemorar al Imam Husain y el recuerdo y el nombre de Fátima al-Zahra, el ayatolá Jameneí ha hecho referencia a la capacidad de aguante del pueblo iraní: «La resiliencia de la nación iraní ante las presiones del gigante brutal que es Estados Unidos tiene asombrados a los observadores mundiales, y es una bendición de esa sabiduría», ha dicho.

El Líder de la Revolución Islámica ha insistido en el carácter «asombroso» de esa resiliencia del pueblo de Irán en las «difíciles circunstancias» que atraviesa el país y la ha ejemplificado con la multitudinaria asistencia, en los últimos días, a las marchas anuales del 22 de Bahmán, con que se celebra el triunfo de la Revolución, el 11 de febrero de 1979, y antes de ellas a los funerales del general Soleimaní, en enero.

Prosiguiendo su repaso de las tareas que incumben a los recitadores de la Ahl-ul Bait, el máximo dirigente persa resaltado la divulgación y profundización del estilo de vida islámico, enfatizando que, si se quiere «devolver el estilo de vida a su trayectoria correcta e islámica frente a la ola de la agresión cultural del enemigo», la única manera de hacerlo es mediante una labor de desarrollo cultural, en la que los panegiristas «tienen una gran influencia».

Dentro de ese estilo de vida islámico vehiculado por la sabiduría religiosa, el ayatolá Jameneí ha resaltado la importancia de no temer ante el enemigo y confiar en Dios, actitud que ya caracterizó al pueblo iraní durante el triunfo de la Revolución islámica: «Si en los primeros días de la Revolución se hubiera dicho que Irán llegaría al punto en el que está hoy en materia de ciencia y tecnología, así como de posición política e influencia regional, nadie lo habría creído, pero el pueblo iraní confió en Dios, no temió a ninguna potencia y logró alcanzar este progreso».

El máximo guía iraní ha continuado abordando, dentro de las lecciones transmitidas por Fátima al-Zahra, cuestiones culturales como la del hiyab, la firmeza frente a las creencias vanas y la defensa de la Wilayat islámica, a las que ha agregado la cohesión social y la ayuda a los demás, «que se ven con claridad en las palabras de esa gran mujer y en su comportamiento en sociedad». En este ámbito, ha recordado que una de las necesidades de la sociedad actual, en particular para resolver cuestiones como las planteadas por el empleo y el matrimonio de los jóvenes, es difundir un espíritu de solidaridad. «Para hacer frente a la propaganda que anima a los jóvenes desde todas partes a tener pocos hijos, y con el resultado del envejecimiento de la sociedad y la fácil dominación por los enemigos de una sociedad vaciada de jóvenes, hay que desarrollar más la cultura en el sentido de facilitar el matrimonio y tener más hijos», ha explicado.

En sentido similar, el ayatolá Jameneí ha alertado de que los gabinetes estratégicos y la propaganda a gran escala de Occidente trabajan para que el pueblo iraní se resigne a ceder frente a Estados Unidos. «Gracias a Dios, la nación iraní se ha mantenido hasta ahora y seguirá manteniéndose firme, pero esa firmeza requiere una inyección constante de energía espiritual a la sociedad», ha advertido.

Esa energía no falta, sin embargo, en Irán, donde «el espíritu heroico sigue vivo». «En todos los momentos en que ha hecho falta una presencia entusiasta y heroica, el pueblo de Irán ha acudido a la liza, pero mantener ese espíritu requiere que se profundice el conocimiento religioso y una labor de desarrollo cultural», grave responsabilidad que compete a los panegiristas de la Ahl-ul Bait. «Gracias a Dios, la República Islámica dispone de todo, porque el sistema islámico dispone de buenos generales militares, de científicos jóvenes y motivados, de gente dedicada al desarrollo cultural esforzada e inspirada y de una población dispuesta a ponerse manos a la obra en cualquier campo, y con tales capacidades, por la gracia de Dios, la victoria final de la nación iraní frente al amplio frente enemigo es segura», ha vaticinado.