«El objetivo de la presión puede ser la expansión territorial, como lo que Estados Unidos está haciendo ahora en América Latina al ejercer presión para apoderarse de recursos petroleros», valoró Su Eminencia en un encuentro de aproximadamente tres horas con un grupo de panegiristas religiosos celebrado en la mañana del jueves 11 de diciembre en la husainiya Imam Jomeiní de Teherán.

El Líder de la Revolución Islámica felicitó el natalicio de la Señora de las Mujeres, la Veraz y Pura Fátima al-Zahra (la paz de Dios sea con ella), y aprovechó la ocasión, dedicada a honrar su memoria y ejemplo, para trazar un paralelismo entre los valores islámicos y la necesidad de una firmeza inquebrantable frente a lo que describió como una ofensiva multifacética de Occidente.

Más allá del ámbito económico o militar, el Líder situó el conflicto actual en el terreno ideológico: «El enemigo entendió que, si quiere lograr algún éxito, debe cambiar los corazones, las mentes y los pensamientos. El objetivo del enemigo en nuestro país es hacer desaparecer las ideas revolucionarias», advirtió, y añadió que Irán se mantiene firme frente a ese intento.

Frente a esa presión, el ayatolá Jameneí presentó la resistencia nacional como la única respuesta viable, definiéndola como «resiliencia frente a cualquier presión que ejerza el enemigo para forzar a una nación a rendirse» y enumerando entre las tácticas empleadas las sanciones económicas, las campañas mediáticas y el espionaje.

«Hemos soportado acciones de tal magnitud que habrían acabado con cualquier otro país y nación, pero la República Islámica se mantuvo firme, con la máxima determinación y resistencia», declaró Su Eminencia, en una referencia a décadas de hostilidades promovidas por Estados Unidos contra la República Islámica, que culminaron en la guerra de los Doce Días desatada por el régimen sionista en junio pasado.

En materia militar, el Líder de la Revolución Islámica subrayó que orden de batalla adoptado por las fuerzas armadas de la República Islámica depende del objetivo buscado por el enemigo: «Cuando vemos que el enemigo quiere atacar un lugar, adoptamos un tipo de disposición de tropas que frustre al enemigo. Esto debe hacerse también en el ámbito de la propaganda», enfatizó.

El ayatolá Jameneí destacó así también el papel crucial de la producción cultural y religiosa en el enfrentamiento, y afirmó que el arte del maddahí (la recitación ritual de elegías religiosas sobre grandes figuras del Islam) es hoy «una de las bases de la literatura de la Resistencia» y un pilar para su expansión, argumentando que «si existe un pensamiento, pero no una literatura acorde con él, ese pensamiento morirá».

El discurso concluyó con una concisa definición doctrinal que acaso encapsule la visión estratégica de la República Islámica: «Islam significa poder», declaró Su Eminencia, subrayando la necesidad de la fortaleza en todos los frentes. Y acto seguido, completó la ecuación con la frase «Islam significa aspiración a la justicia», presentando el poder como el medio necesario para alcanzar un fin superior.