El día viernes, el Líder Supremo después de la oración de la mañana, mientras el cielo aún estaba oscuro; las luces de la ciudad todavía estaban encendidas y el cielo se despejaba poco a poco; había recorrido la mitad del camino.
El Líder para escalar se dirigió a la montaña de Âbidar; algunas personas -que se habían levantado a tempranas horas- se sorprendieron al verle. La gente subía a la montaña y la mayoría no sabía la noticia del huésped de Âbidar.