El Líder Supremo de la Revolución Islámica, Ayatolá Seyyed Ali Jamenei, se reunió este martes con un grupo de artistas, cineastas, escritores, poetas y otras personalidades de la cultura.
Al comienzo de la reunión, representantes de la audiencia presentaron sus ideas sobre diferentes aspectos del arte y la cultura, especialmente la cuestión de la Defensa Sagrada (la guerra impuesta de 8 años entre Irán e Irak) y el arte.
Ayatolá Jamenei, en su discurso, dijo que el trabajo artístico en el campo de la Defensa Sagrada es una de las más superiores clases de obras de arte y añadió que la recreación artística de las características elevadas y humanas de este período es un gran esfuerzo que sin duda tendría los mismos efectos que ese gran acontecimiento.
«La guerra de 8 años fue mucho más que un período de tiempo. Fue una colección de grandes valores, culturas excelentes, y excepcionales creencias y sus narradores son como un espejo que muestra grandeza y belleza», dijo su Eminencia.
Asimismo, el Líder Supremo manifestó: «El periodo de 8 años de guerra fue una manifestación de lucha épica, espiritualidad, piedad, idealismo, altruismo, resistencia, sabiduría, y florecimiento de talentos y oportunidades.»
«Los artistas que narran esa experiencia están en realidad contando la historia de los valores de cada nación y pueden enorgullecerse de contar con algunos de ellos», agregó el Líder Supremo.
Ayatolá Jamenei criticó el bajo perfil de la Defensa Sagrada en las obras de arte en el escenario internacional y agregó: «Por supuesto, las políticas de los festivales internacionales están en contra de los valores de la Revolución Islámica y de la Defensa Sagrada, pero el público no se limita a los festivales».
El Líder Supremo advirtió a los artistas sobre el pesimismo y les dijo que «el campo del arte necesita trabajadores, hombres y mujeres creativos y optimistas que puedan ver los puntos positivos, además de los puntos negativos».
Al final del encuentro, los presentes procedieron a realizar las oraciones colectivas del ocaso (magrib) y de la noche (isha) que fueron dirigidas por el Líder Supremo de la Revolución, quien posteriormente les acompañó en la ruptura del ayuno (iftar).