Al inicio de la ceremonia, su Excelencia visitó la tumba de los mártires y con la lectura del Sagrado Corán, pidió a Dios que le otorgue a los mártires la elevada posición que se merecen.

El Líder Supremo de la Revolución Islámica describió a los comandantes y trabajadores de la fuerzas del orden público como guardianes de la seguridad, bienestar y tranquilidad de la nación y se refirió a ellos, como ‘verdaderos combatientes en el camino de Dios'.

«Las fuerzas del orden público deben ser la manifestación del poder, el orden así como la manifestación del afecto, cariño y amabilidad en la sociedad», enfatizó.

El Ayatolá Jamenei señaló que la seguridad -sea esta- social, moral o sicológica, constituye el pilar y base del desarrollo y la grandeza del país.
«Uno de los métodos utilizados por las potencias arrogantes para enfrentar a las naciones independientes es crear inseguridad social, moral y psicológica en la sociedad», reiteró.

Su Excelencia refiriéndose a los planes secretos de los responsables políticos de las conspiraciones de las potencias arrogantes para promover y propagar el consumo de drogas, la corrupción y debilitar las bases morales, enfatizó: «Hoy la policía tiene una gran responsabilidad y para cumplir con esta responsabilidad de manera apropiada y cuidadosa, es necesario que se revisen y eliminen los posibles problemas.»

Al final de la ceremonia, las unidades militares presentes en la plaza de armas desfilaron ante el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Irán.