El Ayatolá Seyyed Ali Jamenei, Líder Supremo de la Revolución Islámica, se reunió la tarde del miércoles con las autoridades y funcionarios del Servicio de Inteligencia Militar.
Durante, el encuentro su Eminencia señaló que las promesas divinas respecto a la ayuda que el Creador brinda a aquellos que son pacientes, que confían en Él y apoyan y trabajan por la causa de Dios, se cumplirán indudablemente.
El Líder Supremo enfatizó que la República Islámica de Irán es la manifestación del cumplimiento de las promesas divinas, y agregó: «A pesar de todas las presiones y conspiraciones del enemigo, hoy, después de 34 años, la República Islámica es un país respetado, fuerte e influyente en los acontecimientos de la región y del mundo entero.»
El Ayatolá Jamenei explicó que la República Islámica cuenta con una gran comprensión por parte de la gente, la cual es consciente de las necesidades de la época, conoce a su enemigo y se beneficia de los grandes logros científicos que se han alcanzado.
«Debemos confiar en Dios, Altísimo y tener esperanza en la ayuda divina», reiteró su Eminencia.
Asimismo, el Líder Supremo dijo que el frente de la arrogancia ha hecho todo lo que ha estado a su alcance -como el imponer sanciones económicas y presiones de todo tipo- para que la nación iraní se rinda y someta ante su hegemonía.
«Con todo ello, nuestro nación ha sabido soportar todas estas dificultades y ha descubierto la conspiración, la táctica y el objetivo estratégico del enemigo, y nuestra gente actúa con perspicacia y sabiduría», señaló.
El Ayatolá Seyyed Ali Jamenei enfatizó que la increíble victoria de la Revolución Islámica en el año 1357 (del calendario iraní) fue la manifestación del cumplimiento de las promesas divinas.
«El continuo éxito de la República Islámica, su resistencia y progreso creciente -a pesar de la enorme hostilidad de la hegemonía mundial y las innumerables presiones que ejerce sobre nosotros- son también manifestaciones del cumplimiento de las promesas divinas», agregó.
Su Eminencia se refirió a la perspicacia de la nación iraní, su comprensión y agudeza respecto a las necesidades de la época y la capacidad de conocer a su enemigo, como algo «milagroso».
«Durante los acontecimientos del año 1388, el enemigo pensó que su plan meticulosamente preparado contra la República Islámica había conseguido el resultado deseado, sin embargo, el pueblo iraní entró en acción con tal fuerza y vivacidad, derribando de una sola bofetada a sus oponentes internacionales, por no mencionar a los mercenarios al interior del país, que no son nada ante la grandeza de la nación iraní», reiteró el Líder Supremo.
El Ayatolá Jamenei manifestó que «el 22 de Bahman, el pueblo iraní le demostrará -una vez más- al mundo entero, su fuerza, dinamismo y entendimiento.»
En otra parte de su discurso, su Eminencia dijo que el Servicio de Inteligencia garantiza la seguridad de las Fuerzas Armadas.
El Líder Supremo de la Revolución Islámica describió el trabajo de los servicios de inteligencia como una responsabilidad muy pesada, noble y honorable.
«Desde el punto de vista islámico, las Fuerzas Armadas no son una organización autómata ni una máquina, sino que constituyen una organización con calidad humana, racionalidad, determinación, fe y buenos sentimientos », enfatizó su Eminencia.