«Estas políticas tienen la capacidad de adaptarse a las necesidades de cada momento para poder ser completadas, por tanto, pueden gestionar y conducir la economía del país hacia un estado flexible, no importando las condiciones prevalecientes», agregó el Ayatolá Jamenei.

Su Eminencia se refirió a las políticas de la economía de resistencia como un «bloque firme y concreto», y reiteró: «La República Islámica de Irán no es el único país que anda en búsqueda de una economía de la resistencia, por el contrario, es el anhelo de muchas otras naciones, todos quieren para sí una economía de resistencia, que se adapte a situaciones concretas y a las distintas estructuras internas, especialmente hoy, ante la crisis económica mundial.

El Líder Supremo de la Revolución Islámica, dijo que Irán precisa de la economía de resistencia más que cualquier otro país, pues, por un lado, se encuentra vinculado a la economía mundial y procura darle continuidad a dichas relaciones; mientras que por el otro, como Estado que persigue y está a favor de la independencia y la dignidad, no acompaña las disposiciones y políticas de las potencias hegemónicas mundiales, siendo blanco de conspiraciones, ofensivas y malas intenciones.

El Ayatolá Jamenei manifestó que el establecimiento de una economía dinámica y el ascenso de los índices macroeconómicos están entre los factores principales de la economía de resistencia.

Su Eminencia señaló que a través de la implementación de políticas generales de la economía de resistencia, se logrará que mejoren indicadores como el crecimiento económico, la producción nacional, la justicia social, el empleo, el bienestar común, y la reducción de la inflación.

«Por supuesto que esto es todo un proceso que tendrá como resultado el progreso económico», enfatizó el Líder Supremo de la Revolución Islámica.

Asimismo, el Ayatolá Jamenei recordó que la economía de resistencia está basada en el sistema económico islámico, y prepara el terreno para que se cumpla la «Epopeya económica».