El Líder Supremo enfatizó la necesidad de la planificación en las universidades y centros científicos con el fin de beneficiarse del legado científico y experiencias acumuladas, para contribuir al desarrollo de la «civilización islámica moderna».

El Ayatolá Jamenei describió las reuniones con académicos como una de las mejores y más placenteras. Refiriéndose a la posición de la ciencia como una herramienta de progreso y autoridad, dijo: «La universidad es el centro más importante para la formación de los futuros administradores del país, de tal manera que el rendimiento adecuado o inadecuado de las universidades en este sentido, influirá en el futuro del país».

El Ayatolá Jamenei se refirió a la larga trayectoria de la formación y educación de la élite científica y los sabios en Irán, como Avicena, Farabi, Zakaria Razi, Al-Juarismi y muchas otras figuras científicas destacadas en los diferentes sectores, diciendo: «A lo largo de la historia, Irán ha sido la cumbre del desarrollo del pensamiento y la ciencia, y esta tendencia continuó hasta las épocas de las dinastías Kayar y Pahlavi».

«Desafortunadamente, durante las épocas Kayar y Pahlavi, el movimiento científico del país se detuvo por razones específicas y en un momento en que Europa fue testigo de su época de florecimiento científico, nosotros no pudimos aprovechar nuestros talentos científicos ni nuestro potencial y ética científica y, por lo tanto, nos quedamos rezagados en el movimiento científico del mundo», dijo el Ayatolá Jamenei.

El Líder de la Revolución Islámica se refirió a la planificación de los gobiernos occidentales para los llamados países del Tercer Mundo respecto a la formación de dirigentes conforme al pensamiento y estilo de vida occidental a través de las universidades, diciendo: «En la ejecución de sus planes en Irán, ellos tuvieron problemas porque se enfrentaron al profundo pensamiento islámico y religioso entre los jóvenes universitarios debido a su fuerte identidad iraní. Y después del movimiento islámico de 1341 (1963), comenzó un movimiento religioso a gran escala en las universidades».

«La victoria de la Revolución Islámica fue como un terremoto, tanto para Oriente como para Occidente y dejó mucha influencia en las universidades; y muchos de los más devotos y más altruistas compañeros de la Revolución eran universitarios», dijo el Ayatolá Jamenei.

«En la actualidad, la pregunta más importante es saber cómo las universidades podrían contribuir a la formación de la "civilización islámica moderna", que es la "sociedad islámica ideal" al beneficiarse de este legado histórico y científico y la valiosa experiencia de la Revolución Islámica», agregó.

El Líder Supremo de la Revolución Islámica pasó a destacar las cuestiones culturales en las universidades y al mismo tiempo criticar ciertas medidas, diciendo: «Algunos han confundido la actividad cultural con conciertos y campamentos mixtos, y con el fin de justificar su mal trabajo afirman que ''los estudiantes deben ser feliz"».

«Es cierto que la felicidad es buena en todos los ambientes, pero ¿a qué precio? ¿Al precio de la organización de ceremonias y campamentos mixtos? ¿Qué más han ganado los occidentales con la mezcla libre de sexos, aparte de delitos sexuales e inmorales? ¿Estamos estamos tratando de seguir esos métodos?», cuestionó el ayatolá Jamenei.

Señalando que la actividad cultural es totalmente diferente, el Ayatolá Jamenei, dijo: «Los funcionarios culturales en las universidades deben saber lo que están haciendo. Una actividad cultural correcta es formar personas piadosas, creativas y revolucionarias, que crean en los ideales, amen el país y el sistema islámico, y tengan perspicacia, así como una profunda visión política y religiosa».

El Ayatolá Jamenei dijo que la baja autoestima plantea la mayor amenaza, y agregó: «La baja autoestima y subestimar la capacidad y fuerza de la nación y el país genera circunstancias en las que todo el mundo reconoce el poder y la influencia de la República Islámica de Irán en la región, mientras que alguien en el interior del país dice "No somos nadie y estamos aislados».

El Líder de la Revolución Islámica se refirió a los cambios en los métodos colonialistas en el presente, diciendo: «En la actualidad, los colonialistas están tratando de cambiar la actitud y pensamiento de los seres humanos activos, inteligentes y destacados de un país, puesto que esta gente en vez de servir a su país, sirve a los objetivos de ellos.»

Previo al discurso del Líder Supremo de la Revolución Islámica, diversas personalidades del mundo académico, discrusaron ante la presencia de SU Eminencia, entre ellas Mohammad Farhadi, ministro de Ciencia, Investigación y Tecnología; Hassan Qazizadeh Hashemi, ministro de salud, tratamiento y formación médica.