Refiriéndose al hecho de que la aparición del Islam y el nacimiento y designación del Profeta Muhammad (PB) insuflaron la esencia de la vida y la verdadera espiritualidad, e hicieron renacer un mundo que ya había fenecido por la peste de la ignorancia y el paganismo, el Ayatolá Jamenei dijo que la tarea más importante asignada hoy al Mundo Islámico, en particular a los sabios e intelectuales genuinos, es hacer «esfuerzos serios y valientes» para insuflar el auténtico espíritu del Islam y la espiritualidad en un mundo repleto de injusticia, opresión y brutalidad.
El Líder Supremo señaló: «Hoy es el turno del Mundo Islámico de moverse en dirección del desarrollo de una 'moderna civilización islámica' mediante la aplicación de la ciencia y herramientas globales, así como la razón y la sabiduría y la prudencia y perspicacia».
«Una civilización islámica moderna no significa usurpar territorios, ni pisotear los derechos de los seres humanos o imponer la propia moral y cultura a las naciones, tal como lo hiciese la civilización occidental; sino que significa otorgar la virtud divina a la humanidad y sentar las bases para que los seres humanos identifiquen el camino correcto», agregó.
El Líder de la Revolución Islámica dijo que Occidente ha estado utilizando el conocimiento y la filosofía del Mundo Islámico para sentar las bases de su civilización, y reiteró: «A pesar de que esta civilización presentó atractivas manifestaciones de tecnología, rapidez, comodidad y diferentes herramientas para la vida, no trajo felicidad, dicha ni justicia para la humanidad, y también está lidiando con las contradicciones que existen en su seno».
«A pesar de su aspecto llamativo, la civilización occidental está moralmente corrupta y espiritualmente vacía, a tal punto que los mismos occidentales lo reconocen», dijo el Ayatolá Jamenei.
Enfatizando que es el turno de que el Mundo Islámico tome medidas encaminadas a sentar las bases de una civilización islámica moderna, el Líder Supremo de la Revolución Islámica, dijo: «Para lograr ese fin, no se deben fijar las esperanzas en los políticos del Mundo Islámico; sino más bien, los sabios religiosos e intelectuales genuinos cuya «alquibla» no sea Occidente deben iluminar a la nación islámica (Ummah) y deben saber que la fundación de tal civilización es posible».
El Ayatolá Jamenei se refirió a las potencialidades y capacidades del Mundo Islámico, incluyendo la buena tierra, una ubicación geográfica única, abundantes recursos naturales y los recursos humanos talentosos, diciendo: «Si estas potencialidades se mezclan con las verdaderas enseñanzas del Islam, la Ummah islámica podría realizar sus creaciones artísticas en los dominios de la ciencia, política y tecnología, así como en los ámbitos sociales».
Su Eminencia dijo que el Sistema de la República Islámica de Irán es un ejemplo de la posibilidad de la realización de estos grandes objetivos, y agregó: «Antes de la victoria [en 1979] de la Revolución Islámica, Irán era científica, política y socialmente atrasado, políticamente aislado y en términos generales era un país totalmente dependiente, pero hoy gracias a la bendición del Islam, la nación iraní ha mostrado su identidad y naturaleza, y el país ha logrado avances significativos en la ciencia y la tecnología y el conocimiento moderno y está entre los principales países en estos campos».
El Ayatolá Jamenei dijo que este ejemplo podría ser generalizado en todo el Mundo Islámico, y señaló: «Llegar a esta elevada posición requiere condiciones, y la condición es detener la pesada sombra de las superpotencias que se cierne sobre las naciones. Por supuesto, tiene sus costos, puesto que no es posible alcanzar grandes objetivos sin tener que pagar altos costos».
El Líder de la Revolución Islámica reiteró el hecho de que a diferencia de la civilización occidental, en la civilización islámica ningún país está obligado a aceptar la dominación, y agregó: «Al sentar las bases de una civilización islámica moderna, no debemos fijarnos en los occidentales ni prestar atención a sus sonrisas y aspavientos, sino que debemos avanzar en el camino correcto confiando en nuestras propias capacidades y potencialidades».
El Ayatolá Jamenei dijo que una de las herramientas de los enemigos para impedir la formación de una civilización islámica moderna es crear divisiones entre los musulmanes, y agregó: «Desde el momento en que los funcionarios y políticos estadounidenses empezaron a hablar del tema de los chiitas y sunitas, los expertos y teóricos comenzaron a preocuparse porque estaba claro que ellos (los estadounidenses) estaban detrás de una nueva conspiración mucho más peligrosa que las anteriores».
Reiterando que los estadounidenses se oponen al Islam, en principio, y que no hay que dejarse engañar por sus declaraciones en apoyo a algunos grupos, el Líder de la Revolución Islámica, dijo: «Los comentarios del ex presidente de Estados Unidos [George W. Bush] después del 11 de septiembre [del 2001] sobre una ''cruzada'' era de hecho indicativo de la guerra de la arrogancia mundial (las potencias hegemónicas) contra el Islam».
El Líder de la Revolución Islámica dijo que las declaraciones de los actuales funcionarios estadounidenses acerca de su simpatía por el Islam son irreales y una señal de su hipocresía, y agregó: «Los funcionarios estadounidenses se oponen al Islam, en principio, y a pesar de sus declaraciones, tratan de sembrar la discordia entre los musulmanes, un ejemplo de ello es la creación de grupos terroristas como Daesh y otras agrupaciones que han sido creadas con el dinero [provisto] por las filiales estadounidenses y su asistencia política; que han dado lugar a las catástrofes actuales en el Mundo Islámico».
Reiterando que las declaraciones de funcionarios estadounidenses acerca de su acuerdo con el sunismo y su oposición al chiismo son falsas, el Ayatolá Jamenei cuestionó: «¿Acaso no eran sunitas los habitantes de Gaza que fueron invadidos y atacados [por las fuerzas israelíes]? ¿Acaso no es sunita el pueblo de Cisjordania que está bajo tan [pesada] presión?»
En referencia a las declaraciones de un político norteamericano que ha dicho que «el Islam es el enemigo de Estados Unidos», el Líder Supremo de la Revolución Islámica, señaló: «Para los estadounidenses, no hay ninguna diferencia entre chiitas y sunitas. Se oponen a cualquier musulmán que tiene la intención de vivir de acuerdo a las enseñanzas y normas islámicas y lucha por eso».
El Líder de la Revolución Islámica dijo que el principal problema de los estadounidenses con los musulmanes es la adhesión y obediencia de estos últimos a las enseñanzas y mandatos islámicos y sus esfuerzos por fundar una civilización islámica moderna, y agregó: «Por eso, cuando el ''Despertar Islámico'' comenzó, los funcionarios estadounidenses se asustaron y se preocuparon, trataron de contenerlo, y se las arreglaron [de hacerlo] en algunos países, pero el ''Despertar Islámico'' es indestructible y -por la gracia de Dios- alcanzará sus objetivos».
El Ayatolá Jamenei dijo que el objetivo principal de las potencias hegemónicas es provocar una guerra civil entre los musulmanes y destruir la infraestructura de los países musulmanes como Siria, Yemen y Libia, y agregó: «No se debe permanecer en silencio frente a esta conspiración, ni rendirse ante ella, sino que se le debe enfrentar con perspicacia y resistencia».
Criticando el silencio del Mundo Islámico frente a la continuación de la presión sobre los musulmanes de Bahréin, casi un año de bombardeo diario en Yemen, y la situación en Siria e Irak, el Líder de la Revolución Islámica se refirió a los recientes acontecimientos en Nigeria y enfatizó: «¿Por qué el Mundo Islámico calla cuando se ha cometido [algo] catastrófico contra un sheij pacifista y devoto (el Sheij chiita Ibrahim al-Zakzaky que se encuentra recluido en régimen de incomunicación bajo custodia militar), que busca unir a chiitas y sunitas, y alrededor de 1,000 personas han sido martirizadas, incluyendo varios de sus hijos?».
El Ayatolá Jamenei dijo: «Los objetivos de los enemigos del Islam son muy peligrosos y recae sobre cada persona la responsabilidad de actuar con perspicacia y mantenerse alerta. A tal efecto, los sabios musulmanes e intelectuales genuinos están obligados a hablar con la gente y los políticos conscientes, y explicar las realidades».
«Cuando el mundo del dinero está agotando todas sus fuerzas para tramar peligrosas conspiraciones contra el Mundo islámico, nadie tiene derecho de dormir y cerrar los ojos ante la realidad», dijo el líder de la Revolución Islámica.
Previo al discurso del Ayatolá Jamenei, el presidente Hassan Rouhani expresó sus felicitaciones por el aniversario del nacimiento del Profeta Muhammad (PB) y el Imam Yafar As-Sadiq, describiendo al Mensajero del Islam como el símbolo de la moral y la dignidad, y enfatizando que el «Profeta Muhammad (PB) le brindó al mundo la lección de la unificación, la unidad y la fraternidad».