En el Nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso

 

Dijo Dios Altísimo:
"Cuando finalicéis vuestros ritos, recordad a Dios tal como recordais a vuestros padres, e incluso más aún."
(Sura al-Baqarah, 2: 200)

Hermanos y hermanas musulmanes:

Los días de la Peregrinación (Hayy) son días de esperanza y albricias. Por un lado el esplendor de la unión entre los viajeros a la Casa de la Unicidad crea esperanza en los corazones, y por otro, la renovación de las almas por la bendición del recuerdo de la Casa de la Unicidad, albrician la apertura de las puertas de la Misericordia.

Luego de que los peregrinos llevan a cabo los ritos repletos de secretos y misterios del Hayy, los cuales al mismo tiempo se encuentran colmados de recuerdos y humildad, nuevamente son invitados a recordar a Dios. Este énfasis se debe a que recordar a Dios ilumina los corazones angustiados e insufla en ellos la luz de la fe y la esperanza... y, cuando el corazón tiene esperanza y es creyente, capacita a la persona para recorrer debidamente las peligrosas curvas de la vida repletas de trampas, y para alcanzar las cimas de la perfección material y espiritual.

Ciertamente que la espiritualidad de la Peregrinación se encuentra en el recuerdo de Dios (dhikr-ullah) que, al igual que el espíritu, está inserto en cada uno de los actos del Hayy. Tras la época de la Peregrinación esta vertiente bendita debe seguir brotando y sus frutos continuar.

En los diferentes ámbitos de su vida la persona es presa de su propia negligencia; y en cada lugar que hay negligencia también hay decadencia moral, distorsión de las ideas y carencia espiritual... Y son estas mismas pérdidas las que, en su momento, pueden, además de hacer desaparecer la personalidad del individuo, traer aparejadas la ruina de las naciones y la precipitación de las civilizaciones.

El Hayy es una de las mejores disposiciones del Islam para erradicar la negligencia. El que estas ceremonias sean de orden internacional, es como que nos transmite el siguiente mensaje: que la comunidad islámica, en el marco de su identidad social, además de la responsabilidad individual de cada musulmán, también está encargada de erradicar la negligencia de sí misma.

Los actos de adoración y los ritos de la Peregrinación nos dan la oportunidad de dejar de lado temporalmente nuestro aprisionamiento y dependencia negligente a la concupiscencia, a una vida de ocio y a la satisfacción de los placeres mundanales. El Ihram (por medio del cual nos consagramos peregrinos), el Tawaf (o circunvalación a la Casa de Dios, la Ka‘bah), la oración, el Sa‘i (o trote entre las dos colinas, Safa y Marwa) y el Wuquf (permanencia en Arafat y Mash‘ar-ul Haram) nos colman del recuerdo de Dios y nos acercan al reino divino, asentando en el paladar de nuestra alma el sabor de la intimidad con Dios.

Por otra parte, el esplendor y la grandeza de este congreso sin parangón nos da a conocer la realidad de la grandiosa comunidad islámica la cual traspasa los límites de las naciones, razas, colores e idiomas. Este grupo único y armónico; todos estos idiomas, los cuales se funden en una misma palabra; todos estos cuerpos y corazones, los cuales se orientan hacia una misma qiblah; estos hombres que representan a decenas de países y naciones, absolutamente todos pertenecen a una unidad y conjunto grandioso, esto es, la Ummah o comunidad Islámica.

La realidad es que la Ummah atravesó un prolongado periodo en estado de negligencia respecto a sí misma. El atraso científico y práctico de hoy y el hecho de haberse rezagado en el ámbito de la política, la industria y la economía, son amargos resultados de esas negligencias, y ahora, con la sorprendente transformación que surgió o que está surgiendo en el mundo, la comunidad islámica debe compensar sus negligencias pasadas, y felizmente algunos sucesos de estos tiempos albrician el comienzo del movimiento que las compensará.

No se debe dudar del hecho de que la arrogancia mundial considera al despertar de los musulmanes, a la unión islámica y al progreso de nuestras naciones en los terrenos de la ciencia, la política y los descubrimientos, como el mayor impedimento para su supremacía y dominación mundial, y con todas sus fuerzas los combate. La experiencia de la época del colonialismo y del neo-colonialismo está frente a nosotros, naciones musulmanas. Hoy, en épocas del pos-colonialismo, debemos aprender de esas experiencias y no permitir que otra vez y por un largo periodo de tiempo el enemigo tenga en sus manos nuestro destino.

En aquellas épocas amargas y negras los dominantes superpoderes occidentales se valieron de todos los medios culturales, económicos, políticos y militares para debilitar a los países y naciones musulmanas, imponiendo sobre ellos las diferencias, la pobreza y la ignorancia.

Les ayudaron la negligencia, la vagancia y la debilidad de espíritu de muchos de nuestros hombres de política, y asimismo la no aceptación de responsabilidades por parte de muchas de nuestras personalidades y eminencias de la cultura, y el resultado fue la usurpación de nuestras riquezas, la humillación, e incluso la negación de nuestra identidad y la aniquilación de nuestra independencia. Nosotros, naciones islámicas, día a día nos debilitamos más y más, y los acaparadores insaciables y aspirantes al dominio mundial día a día se vuelven más poderosos.

Ahora que, por la bendición del sacrificio de los combatientes y la valentía y sinceridad de los líderes de algunos rincones del mundo islámico, el despertar islámico expandió sus alcances, y trajo a la escena a jóvenes, a eminencias y a grupos de gente en muchos de los países islámicos, y el rostro cancerígeno de los ávidos de poder quedó al descubierto para muchos de los políticos y líderes musulmanes, otra vez los jefes de la arrogancia están en la búsqueda de nuevas artimañas para continuar y fortalecer su dominio sobre el mundo islámico.
Los slogan de democracia y derechos humanos constituyen una de esas artimañas.

Hoy el Gran Satán, representa todo los males y vilezas en contra de la humanidad, ha izado la bandera de partidario de los derechos humanos e invita hacia la democracia a las naciones del medio oriente. La democracia prevista por EE.UU. para estos países significa que, aquellos mansos y obedientes que fueron por ellos designados, con la ayuda de complots, coimas y propagandas desorientadores, se presenten en elecciones aparentemente democráticas pero de índole americana, y sirvan de ejecutores de los EE.UU. en la concreción de los bajos propósitos de la arrogancia mundial.

El primero de estos propósitos es derribar la gran ola sedienta de Islam y hacer desaparecer nuevamente los valores islámicos. Todos los medios propagan-dísticos y políticos de EE.UU. y el resto de los aspirantes al dominio fueron puestos hoy en marcha para retrasar el movimiento de despertar islámico, y si es posible, acabar con él.

Las naciones Islámicas hoy deben estar completamente alertas y precavidas, y los sabios y líderes religiosos, los intelectuales, universitarios, escritores, poetas, artistas, jóvenes y eminencias, absolutamente todos, con perspicacia y una oportuna actuación, deben evitar que la tiranía mundial, Estados Unidos, dé comienzo a una nueva etapa de su dominio arrogante sobre el mundo islámico.

Los slogan de democracia emitidos por parte de la arrogancia mundial que durante años fue defensora de regímenes dictadores en Asia, África y el continente americano, no pueden ser aceptados. Las invocaciones de lucha contra la violencia y el terrorismo por parte de aquellos que son los difusores del terrorismo sionista y que cometieron los más sangrientos crímenes en Irak y Afganistán, son repulsivos. La invocación de apoyo a los derechos civiles por parte de los satanaces que constantemente elogiaron e incentivaron los crímenes de terroristas sangrientos tales como los que perpetró Sharon sobre la oprimida gente de Palestina, son un engaño que ocasiona que sean maldecidos.

Los perpetradores de los crímenes de Guantánamo, Abu Ghuraib y las cárceles clandestinas de Europa, los menos-preciadores de la nación de Irak y Palestina, y los instructores de grupos que en nombre del Islam, consideran lícita la sangre de los musulmanes en Irak y Afganistán, no tienen derecho a hablar de derechos humanos.

Los Gobiernos de EE.UU. e Inglaterra, que consideran permitido torturar a los acusados e incluso derramar sus sangres en las calles, y aun más, consideran permitido escuchar y controlar las comunicaciones telefónicas de sus propios ciudadanos sin una orden judicial, no tienen derecho a presentarse a sí mismos como partidarios de los derechos civiles.

Las Gobiernos que por medio de producir y utilizar armas atómicas y químicas, ennegrecieron su historia contemporánea, no tienen derecho a considerarse los tutores de la no-proliferación de la industria nuclear.

Hermanos y hermanas musulmanes:

Hoy el orbe, en especial el mundo islámico, está atravesando una época crucial. Por un lado las olas del despertar abarcaron a todo el mundo islámico, y por otro, el rostro cancerígeno de EE.UU. y del resto de los arrogantes emergió de la cortina de la apariencia. Por un lado, el movimiento hacia el reencuentro con la identidad y el poder comenzó ya en algunas partes del mundo islámico, y en un país con la grandeza del Irán islámico, se implantaron brotes de conocimiento y técnicas independientes y autóctonas, y la auto confianza que había transformado el ámbito político y social, se trasladó también al ámbito del conocimiento y la reconstrucción.

Por otra parte, surgieron vías de influencia débiles y precipitantes en el disfraz político y militar de los enemigos. Hoy, Irak por un lado y Palestina y Líbano por otro, constituyen el exponente de debilidad e impotencia de los superpoderes repletos de alegatos de los EE. UU. y el sionismo. La política de EE.UU. respecto a medio oriente se enfrentó en sus primeros pasos con grandes impedimentos, y la derrota sufrida se transformó en un contra ataque hacia sus promotores.

Ahora es el momento en que los países y gobiernos musulmanes pueden actuar y comenzar una gran tarea. Ayudar a la oprimida nación Palestina, apoyar a la despierta nación de Irak, proteger la consolidación y la independencia de Líbano, Siria y el resto de los países de la región, es responsabilidad de todos, y la responsabilidad de las personalidades políticas, religiosas y culturales y de los hombres de gobierno, jóvenes y universitarios, es más pesada que la de los demás. La unidad y la concordancia en los sentimientos entre los seguidores de las diferentes escuelas islámicas y evitar las diferencias sectarias y tribales, deben constituir los más salientes slogan de esta élite.
El entusiasmo científico, político, los esfuerzos culturales y aunar todas las fuerzas en estas filas, deben constituir el primer paso para su invocación.

El mundo islámico no necesita de una receta occidental errónea y repetidas veces quebrantada para otorgar los derechos humanos y la democracia. La democracia en el contexto de las enseñanzas islámicas y los derechos humanos conforma una de las cuestiones más sobresalientes del Islam. Se debe adquirir el conocimiento de quienes lo posean, de quien quiera que sea o de cualquier lugar que sea, pero el mundo islámico debe poner voluntad y esfuerzo a fin de que no sea siempre un alumno, y requerir ayuda de sus propias capacidades y voluntad para crear, inventar y producir conocimiento.

Los valores de occidente en cuyos países acarrearon la decadencia moral, la expansión de las concupiscencias y la violencia, y la legalización de las relaciones homosexuales y otras corrupciones semejantes, no son dignas de imitar. El Islam, con sus elevados valores, constituye la mayor fuente de guía para los seres humanos y sobre la élite de las naciones pesa la certera responsabilidad de repetir y difundir estos valores.

El terrorismo ciego y salvaje que es a lo que hoy se aferran los ocupantes de Irak para atacar al Islam y a los musulmanes y que constituye una excusa para continuar la ocupación militar de ese país islámico, según las enseñanzas islámicas no es aceptable y es condenado. Los principales acusados por estos criminales sucesos son los militares americanos y los aparatos de espionaje de los EE.UU. e Israel, para quienes, influir en la bases de la formación de un gobierno en Irak se cuenta entre sus más próximos y sucios objetivos.

Hermanos y hermanas musulmanes:

Lo que garantiza todos estos grandes objetivos de la comunidad islámica, es la confianza en Dios y en la promesa cierta del Corán, y el fortalecimiento de la unidad islámica. El precepto de la Peregrinación, por medio del rico y beneficioso capital de dhikr-ullah (recuerdo de Dios) y del conjunto unido y grandioso de los musulmanes en sus ritos, puede ser un punto de partida y de empuje inicial para este movimiento abarcador, y el desentendimiento (bara'ah) de los líderes de la incredulidad y la arrogancia -en palabras y en acto- un modelo de accionar y un primer paso a dar en este camino.

Os deseo el éxito de parte de Dios a todos vosotros, peregrinos, y las súplicas de su Excelencia el gran Wali de Allah -que mi alma sea sacrificada por él- para todos los musulmanes.
 

Seyed Ali Jameneí
Enero de 2006