En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso

¡Querida nación de Irán!,

¡Hombres y mujeres conscientes, heroicas y oportunas!

Los saludos de Dios sean con vosotros que demostrasteis que os merecéis recibir los saludos y la gracia divina. Vuestra epopeya del viernes fue un evento maravilloso y sin igual, en la que una hermosa e impresionante imagen de evolución política, voluntad revolucionaria, y el poder y la capacidad social de la nación iraní se presentó como un bello y esplendoroso espectáculo ante los ojos del mundo.

La grandeza que se registró en la historia de este país a través de vuestra ecuanimidad, calma y perfección, así como la voluntad inquebrantable que habéis demostrado en medio del fuego de la guerra psicológica de los enemigos a través de vuestra presencia en esta decisiva esfera es de tal importancia que no se puede describir con palabras ordinarias y conocidas. Solamente puede decirse que la nación de Irán ha sido capaz de preservar las condiciones de la gracia y la misericordia divina y que ha sido capaz de conservar el apoyo de Dios para el progreso y supremacía de este país.

La impresionante presencia de la nación iraní en las elecciones del 22 de Jordad (12 de junio) estableció un nuevo récord en la larga historia de las elecciones nacionales. La participación de más del ochenta por ciento de la gente en las elecciones y los 24 millones de votos para el presidente electo es una verdadera fiesta que por el poder y la fuerza divina puede garantizar el desarrollo, la supremacía y perfección del país, así como la seguridad nacional y el entusiasmo permanente de la nación.

Ayer demostrasteis que gracias a las consignas y los valores de la Revolución Islámica, Irán goza de gran poder e inmunidad contra la guerra política y psicológica y que incluso treinta años después del comienzo de la democracia religiosa de este país, sigue mostrando más frescura y entusiasmo que nunca y que tiene una presencia más dinámica que le asegura a los amigos y enemigos que seguirá pisando su prometedor y claro camino.

Mi persona con humildad ante vuestra determinación y fe, gente querida, felicita a su eminencia el Imam de la Época (pueda ser sacrificada mi alma por su causa), al alma del noble Imam Jomeini, y cada una de las personas por esta gran victoria. Os insto a todos a valorar este favor divino y agradecer al Creador prudente y muy sabio.

Supongo que los enemigos con algunos movimientos malévolos quieren arruinar la dulzura del evento a través de algunas provocaciones. Aconsejo a todas las personas,especialmente a los queridos jóvenes que fueron los más animados participantes y jugaron un papel preponderante en este emocionante e impresionante evento, a permanecer completamente vigilantes y ser inteligentes.

El sábado después de las elecciones debe ser lleno de amabilidad y paciencia tanto para los partidarios del candidato elegido como para los simpatizantes de los otros candidatos y se debe evitar todo tipo de conducta y declaraciones provocadoras y de desconfianza. El honorable presidente electo es el presidente de toda la nación de Irán y todos -incluyendo a sus adversarios en las elecciones- debéis apoyarlo y ayudarlo íntegramente después de la elección. Esta es, sin duda, otra prueba divina, y el éxito en esta prueba puede traer el favor y la gracia de Dios Altísimo.

Me siento obligado a ofrecer mi sincero agradecimiento a aquellos que han desempeñado un papel en la celebración de este gran evento: A los honorables candidatos que han planteado sus puntos de vista políticos y económicos y que con su conducta y expresiones han atraído a personas de diferentes tendencias sociales y políticas a participar en las elecciones.

A las elites y personalidades destacadas que invitaron a sus interlocutores a participar en esta gran prueba. A los grandes sabios jurisconsultos, ulemas prominentes; a las élites académicas, sociales y destacadas personalidades de la cultura. A los medios de comunicación nacional (IRIB), sus directores, administradores, diseñadores, artistas y operadores de la Radio y Televisión, cuyas admirables innovaciones desempeñaron un papel decisivo en este evento inolvidable.

También doy las gracias a los honorables funcionarios del Ministerio del Interior y el Consejo de Guardianes que sinceramente han cumplido sus difíciles obligaciones con sinceridad y honestidad. Además considero necesario dar las gracias a las fuerzas del orden y otros organismos de seguridad que han creado un ambiente sano y tranquilo para la gente durante la elección. Por último, quisiera expresar mi sincero agradecimiento a los votantes que han logrado la dignidad, seguridad y estabilidad para sí mismos y su país.

Una vez más, con humildad doy las gracias al querido y poderoso Dios y desde la profundidad de mi corazón imploro y pido Su guía y su misericordia para esta nación y este siervo humilde. También expreso mi saludo al Imam de la Época (pueda ser sacrificada mi alma por su causa) y ato mi corazón a la súplica, la consideración y el apoyo del verdadero propietario de este país y bendigo y saludo el alma del Imam y las almas purificadas de los queridos mártires.

Los saludos, misericordia y bendiciones de Dios sean con vosotros.

Seyed Ali Jameneí