Su Eminencia enfatizó que las mezquitas tienen que ser - en cada lugar donde se encuentren - como un refugio y un lugar de bendición, una escuela de exégesis del Corán y los dichos (del Profeta Muhammad y su descendencia), la plataforma de los conocimientos sociales y políticos y el seno del consejo y el desarrollo de la moral.

A continuación el texto completo del mensaje de su Eminencia:

En el Nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso

La creación de una entidad llamada ‘mezquita' - por primera vez en Quba y luego en Medina - es una de las innovaciones más bellas y profundas del Islam al comienzo de la formación de la sociedad islámica: La casa de Dios y la casa de la gente, la soledad para la confidencia con Dios y la compañía de la gente, la institución del recuerdo (de Dios) y la ascensión espiritual, y al mismo tiempo el centro del conocimiento, la lucha y la administración de los asuntos mundanales, el lugar de la adoración y la base de la política.

Todos estos son ejemplos de las dualidades unidas entre sí que presentan la imagen de la mezquita islámica e ilustran la brecha que existe entre la mezquita islámica y los centros de culto de otras religiones. En la Mezquita islámica, el fervor y la alegría de la sincera adoración se entremezclan con el ánimo por la vida pura, el aliento intelectual y sano; se acercan el individuo y la sociedad a su altura islámica. La mezquita en la cristalización de la unión de esta vida con la otra y la unificación del individuo con la sociedad en la visión y pensamiento de la escuela islámica.

En base a este punto de vista nuestros corazones laten por la mezquita y es por ella que se desbordan de fervor y sentido de responsabilidad. Hoy día, son muchos los individuos - en nuestras mezquitas - que pueden presentar una visión de esta imagen gloriosa e impresionante. La presencia de nuestros jóvenes de corazón puro, de los religiosos y de los simpáticos y consientes maestros ha convertido a las mezquitas en los centros del recuerdo y adoración de Dios, del pensamiento y conocimiento, y ha evocado - en nuestros corazones - queridos y valiosos recuerdos.

Sin embargo, hasta que esta responsabilidad no sea cumplida por completo, ninguno de nosotros puede ignorar el peligro que amenaza a nuestra sociedad, a los jóvenes, a las familias y a las futuras generaciones como resultado de la falta de mezquitas o las deficiencias que existen en ellas. Tampoco podemos privarnos de las grandes bendiciones que las mezquitas islámicas pueden obsequiarle a nuestro país, a nuestro sistema (islámico) y a nuestra gente.

El primer asunto importante es la construcción de mezquitas y la presencia de religiosos calificados en ellas. En la actualidad, a pesar de la existencia de miles de mezquitas en todo el país, hay espacio para muchas más en los pueblos, ciudades y complejos residenciales.

El fácil acceso a las mezquitas es una necesidad urgente de los creyentes jóvenes y adolescentes. Un religioso devoto, intelectual, experto y compasivo en una mezquita es el espíritu y la causa de la vida de la mezquita, al igual que los médicos y las enfermeras son el espíritu de un hospital. Los guías de la oración colectiva deben prepararse para ofrecer ‘medicina espiritual' y considerar esto un derecho fundamental. Y los centros encargados de los asuntos de las mezquitas y los seminarios teológicos deben proporcionar ayuda a los guías de la oración en todas las situaciones.

Las mezquitas deben ser un lugar para la enseñanza de la exégesis del Corán y los dichos (del Profeta Muhammad y su descendencia), la plataforma para promover los principios sociales y políticos y un centro para la predicación y el desarrollo de la moral. A través de su bondad, los encargados, directores y los consejos administrativos de las mezquitas deben atraer y cautivar los corazones puros de la juventud e infundir entusiasmo en ellos.

La presencia de los jóvenes con los espíritus basiyi debe llenar la atmósfera de las mezquitas con dinamismo, entusiasmo y esperanza. Debe existir una cooperación bien definida y adecuada entre las mezquitas y los centros educativos en todos los ámbitos. Sería muy apropiado si - en cada mezquita - los líderes de la oración frente a toda la gente congratulasen a los estudiantes destacados en las diversas áreas.

Las mezquitas deben establecer un vínculo firme y permanente con los jóvenes que se casan, con aquellos que obtienen logros científicos, sociales, artísticos y deportivos, con aquellos que poseen una voluntad fuerte, que se esfuerzan por ayudarle al prójimo, con los afligidos que buscan consuelo e incluso con los recién nacidos. En todos los barrios y zonas, las mezquitas deben ser la fuente de la benevolencia y la bendición.

En particular, las mezquitas no deben causar molestias o problemas a sus vecinos. La producción de sonidos a gran volumen, en especial durante la noche y en el momento en que la gente está en reposo es un acto inadecuado y en algunos casos ilícito. El único sonido que se debe oír en las mezquitas es la voz del llamado a la oración recitado en voz agradable.

La construcción de mezquitas y prestar atención a sus adornos espirituales y externos es una responsabilidad de todos, cada quien debe contribuir de acuerdo a su fuerza y su voluntad de participación. La gente, las municipalidades y las instituciones gubernamentales deben desempeñar su papel en este sentido. El sabio religioso, responsable y devoto puede y debe actuar como el eje de este esfuerzo sagrado.

Ruego a Dios Altísimo otorgue una larga vida, continuó el entusiasmo y el éxito cada vez mayor al sabio religioso, combatiente y servidor Huyyatulislam wal Muslemiin Qara'ati.

La paz y misericordia de Dios sea con vosotros.

Seyed Ali Jameneí

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