El Ayatolá Seyyed Ali Jameneí, Líder Supremo de la Revolución Islámica, emitió el pasado domingo un mensaje en el que ha agradecido al pueblo iraní su masiva participación en las recientes elecciones celebradas en el país.
En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso
La alabanza sea para Dios Omnipotente y Omnisciente que concedió la victoria a la nación sabedora y decidida de Irán en otra gran prueba. El pueblo ha conseguido participar en las elecciones de todo el país con firme determinación, fervor y vitalidad memorable por 36ª ocasión desde el inicio de la Revolución Islámica [de 1979], y decidió el futuro del país dentro de un marco legal, eligiendo a sus representantes para dos poderosas e importantes asambleas, y le mostró al mundo una vez más, el rostro radiante y potente de la democracia religiosa.
El Irán islámico se enorgullece de su propia nación y mantiene su cabeza en alto por mor de la fortaleza de las regulaciones que han creado tan excelentes oportunidades para mantenerse de pie y revigorizar la resistencia nacional.
Considero mi responsabilidad expresar mis agradecimientos por esta respuesta positiva -en general- al llamado del sistema islámico, y oro por la recompensa divina y guía para el pueblo, que ha forjado un viernes muy concurrido y glorioso.
Les recuerdo a los funcionarios del país, tanto los elegidos para la Asamblea Consultiva Islámica (Mayles) como los de la Asamblea de Expertos, y los que ocupan cargos directivos en otras ramas [del Gobierno], así como a los funcionarios en [varias] instituciones y órganos, [la necesidad] de demostrar su pertinente agradecimiento [al movimiento de la gente], proporcionando servicios honestos al pueblo, el país y el sistema islámico.
Ellos deben mantener una vida simple, sana, su presencia continua en su cargo de responsabilidad, preferir los intereses nacionales sobre las demandas personales y faccionarias; mantener una valiente resistencia frente a la injerencia extranjera, una reacción revolucionaria ante las conspiraciones urdidas por los traidores y los que le desean mal [a la nación] y, observar una conducta combatiente de pensamiento y acción, y en síntesis: trabajar para y por Dios y tratar de servirle a las personas que son criaturas de Dios, considerando esto su plan permanente durante su periodo en funciones y no rehuir de ello, a ningún precio.
La actual coyuntura altamente delicada exige entendimiento, perspicacia y firme determinación de todo el mundo, en particular de vosotros funcionarios [del Gobierno]. El progreso del país es el objetivo fundamental. El progreso hacia el exterior sin independencia ni dignidad nacional es inaceptable. Progreso no significa ser digerido por el sistema digestivo de la arrogancia global (las potencias hegemónicas), y proteger la dignidad y la identidad nacional no es posible en ausencia del progreso general e interno.
El futuro Mayles (Parlamento iraní) asumirá grandes responsabilidades en relación con estas cuestiones importantes y se espera que todo el mundo sea testigo de su sentido de responsabilidad ante Dios y la gente.
Considero que es necesario agradecer sinceramente a todas las personas involucradas en la organización de estas elecciones gloriosas, [incluyendo a] los funcionarios ejecutivos y administrativos, el personal de seguridad, la Organización Nacional de Medios de Comunicación, así como otros órganos efectivos y personas eficaces.
Le pido a Dios Omnipotente que conceda el éxito a todos.
Seyyed Ali Jameneí
Esfand 9, 1394
28 de febrero de 2016