El 20 de Yamadi al-Zani del año 1320 de la Hégira lunar, correspondiente al 30 de Shahrivar de 1281 de la Hégira solar (24 de septiembre de 1902), nació Ruhollah al-Mussavi al-Jomeini, en la ciudad de Jomein, jurisdicción de la provincia Markazi (Central de Irán), en una familia erudita, y entregada al camino y la lucha por Dios, descendiente de la venerada y pura Fátimah, la paz sea con ella.
De ese modo, heredó las virtudes de sus antepasados y ancestros que de generación en generación, se habían esforzado y trabajado en la gran tarea de guiar a la gente hacia los conocimientos divinos. El noble y respetable padre de Imam Jomeini fue el difunto Ayatolá Seyyed Mostafa Mussavi -contemporáneo del difunto Ayatolá al-Ozma Mirza Shirazi (Que Dios esté complacido con ambos)-, quien pasó varios años en la ciudad de Nayaf, para estudiar ciencias islámicas accediendo al grado de Muytahid. A su regreso a Irán, se convirtió en refugio y guía -en los asuntos religiosos- de la gente de Jomein. A penas cinco meses después del nacimiento de Ruhollah, los opresores y terratenientes que eran apoyados por los mercenarios del gobierno de la época, respondieron con balas al grito de la verdad de su padre, que había resistido ante sus falsedades y opresiones. De esta manera, el padre de Ruhollah encontró el martirio en un camino que conducía de Jomein a Arak. Los parientes y allegados del mártir viajaron hasta la capital, Teherán, para demandar la aplicación del divino talión para los autores del crimen, insistiendo en que se ejecutase la sentencia sobre los asesinos.

Así, Imam Jomeini conoció desde la infancia la amargura de ser huérfano, y supo muy temprano el significado del martirio. Durante su infancia y adolescencia, Imam Jomeini creció con su piadosa y devota madre, la Sra. Hayar, que provenía de una familia erudita y creyente, y de los nietos del difunto Ayatolá Jansari, autor del libro ‘Zobdat al-Tassanif (‘El mejor de los escritos'). Su tía, la respetable sra. Sahebeh Janom, que era una mujer muy valiente y enamorada de la verdad, contribuyó también a la educación del joven Ruhollah. Pero a la edad de 15 años, se quedó desprovisto de la bendita existencia de estas dos queridas damas.
Inmigración a Qom para el estudio de cursos complementarios y Ciencias Islámicas
Poco tiempo después de la inmigración a Qom del Ayatolá al-Ozma Hadĵ Sheij Abdolkarim Haéri Yazdi (la misericordia de Dios sea con él), Imam Jomeini llega también a la ciudad santa de Qom, el día de Año Nuevo de 1300 de la Hégira solar (correspondiente al mes de Rayab al Murayab de 1340 de la Hégira lunar) para cursar estudios complementarios en el seminario teológico de la ciudad. Ahí, se instruyó en las ciencias religiosas al lado de grandes maestros del Seminario Teológico de Qom.
Participó en el curso del libro Motauual (Ma'ani y Bayân) del difunto Agha Mirza Mohammad Ali Adib Tehrani, y además completó los cursos básicos con los difuntos Ayatolá Seyyed Mohammad Taghi Jansarí y el Ayatolá Seyyed Ali Yasrébi Kashani, y los cursos de jurisprudencia y principios de la doctrina islámica con el líder del Seminario Teológico de Qom, el Ayatolá al-Ozma Hadĵ Sheij Abdolkarim Haéri Yazdi (Que Dios este complacido con todos ellos). Después del fallecimiento del Ayatolá al-Ozma Haéri Yazdi, gracias a los esfuerzos de Imam Jomeini acompañando a un grupo de Muyatahid del Seminario Teológico de Qom, el Ayatolá al-Ozma Boruyerdi fue nombrado gran maestro de dicho seminario y llegó a Qom. En esa época, Imam Jomeini era uno de los maestros y Muytahid conocido por sus ideas y opiniones en diversos campos como la jurisprudencia, los principios de la doctrina islámica, la filosofía, el Irfán (mística) y la moral.
Imam Jomeini, a lo largo de los años en el Seminario Teológico de Qom, enseñó repetidas veces jurisprudencia, principios de la doctrina islámica, filosofía, mística y moral islámica en Feyzieh, en la mezquita de A'zam, en la mezquita Mohammadieh, en la escuela del Hadĵ Molla Sadegh, en la mezquita Salmassi, etc.

Asimismo, durante su estadía de catorce años en el Seminario Teológico de Nayaf, enseñó las ciencias de la santa familia profética y la jurisprudencia, a un nivel muy superior, en la mezquita del Sheij A'zam Ansari. Fue en esta ciudad santa, donde Imam Jomeini presentó los fundamentos teóricos del Estado islámico, en su curso de la Vélayat Faghih.

Imam Jomeini en la trinchera del combate y del levantamiento

El espíritu del combate y la lucha en el camino de Dios no tuvo sus raíces sólo en la visión y creencias religiosas de Imam Jomeini, sino también en su educación, entorno familiar y medioambiente social y político, durante toda su vida. La historia de las luchas sociales y políticas de Imam Jomeini se remontan, de hecho, a su adolescencia, y se fue perfeccionando simultáneamente a la elevación de los aspectos espirituales y científicos de su personalidad, por una parte, y por otra, paralelamente a la evolución social y política de Irán y de otras sociedades islámicas, continuando en distintas formas. En los años 1340 y 1341 del calendario iraní (1961 y 1962), la creación en Irán de asociaciones provinciales y departamentales constituyó una oportunidad para que Imam Jomeini jugase un papel determinante en el levantamiento popular y de los clérigos chiítas. Así, él se convirtió en el líder de los clérigos y del pueblo iraní en el levantamiento popular del 15 de Jordad de 1342, el cual tuvo dos características muy importantes: Primero, el liderazgo único de Imam Jomeini; segundo, la naturaleza perfectamente islámica de las motivaciones, consignas y objetivos de dicho levantamiento, el cual abrió una nueva página en las luchas del pueblo iraní, y que posteriormente se volvería célebre en el mundo entero, bajo el nombre de Revolución Islámica. Imam Jomeini describe en estos términos, sus recuerdos de la Primera Guerra Mundial, época en que no pasaba de los doce años: «Me acuerdo de dos guerras mundiales... yo estaba pequeño e iba a la escuela. Los soldados soviéticos se habían instalado en Jomein, y veía durante la Primera Guerra Mundial como nos oprimían» En otra parte, Imam Jomeini recuerda el nombre de algunos de los grandes terratenientes y malvados opresores de la época, que con el apoyo del gobierno central, saqueaban a los habitantes de la región, a quienes no vacilaban en deshonrar: «Desde mi infancia estuve en la guerra... dos grupos de nos oprimían: Los Zalghi y los Radyab-Ali... nosotros teníamos rifles. Yo no era más que un niño, pero me acuerdo cómo nos reuníamos con los demás habitantes de los barrios en nuestras trincheras para defendernos de la ofensiva y saqueos de esos malvados. Estábamos constantemente en nuestros refugios.»

El golpe de Estado de Reza Khan -el 3 de Esfand de 1299 de la Hégira solar (1921)- puso fin a la dinastía de los Gayaríes, que reinó en Irán de 1796 a 1925, y que fue fundada por Aga Muhammad sha, jefe de la tribu turcomana homónima. De acuerdo a los documentos históricos irrefutables, este golpe de Estado fue apoyado y programado por los ingleses. Es cierto que el nuevo régimen puso fin a las actividades del gobierno de los Gayaríes y de los grandes terratenientes, y reprimió en las diferentes regiones del país a los malvados, pero en su lugar se instauró un gobierno dictatorial bajo cuya sombra mil familias se tornaron poderosas y tomaron en sus manos el destino de la oprimida nación de Irán. La dinastía de Pahlavi sola reemplazó a todos los malvados y terratenientes anteriores.

En dicha situación, los clérigos iraníes que desde la revolución constitucional estaban bajo las constantes presiones de los sucesivos gobiernos y de los mercenarios ingleses, por una parte, y de las presiones y hostilidades de los seudos occidentales, por otra, redoblaron sus esfuerzos para defender al Islam y protegerse de todos estos enemigos. El Ayatolá al-Ozma Hadĵ Sheij Abdolkarim Haéri Yazdi dejó la ciudad de Arak y a invitación de los clérigos de la ciudad de Qom, inmigró a dicha ciudad. Poco tiempo después, Imam Jomeini que había probado ya su extraordinario talento en el aprendizaje de los cursos preliminares de ciencias islámicas, primero en su ciudad natal Jomein y posteriormente en Arak, inmigró también a Qom, donde participó activamente en la fundación y reforzamiento del nuevo Seminario Teológico de Qom. No pasó mucho tiempo para fuese reconocido como uno de los grandes y destacados maestros de mística, filosofía y principios de la doctrina islámica.

Después del fallecimiento del Ayatolá al-Ozma Haéri Yazdi, el 10 de Bahman de 1315 del la Hégira solar (1937), el joven Seminario Teológico de Qom, que él mismo había establecido estaba en peligro de desaparecer. Los clérigos comprometidos intentaron encontrar una solución para impedir la desintegración de dicha institución. Durante ocho años, un consejo estuvo encargado de la dirección del seminario. Entre los miembros de este consejo estaban: Ayatolá al-Ozma Seyyed Mohammad Huyyat, Ayatolá al-Ozma Sadreddin Sadr y el Ayatolá al-Ozma Seyyed Mohammad Taghi Jansari (Que Dios esté complacido con ellos). Mientras tanto y sobre todo después de la caída y exilio de Reza Khan, se habían reunido las condiciones para la designación de un gran líder. En efecto, el Ayatolá al-Ozma Boruyerdi era una destacada personalidad científica y religiosa que podía convertirse en el sucesor adecuado del difunto Ayatolá Haéri Yazdi, como director del Seminario Teológico de Qom. Así pues, un grupo de alumnos del Ayatolá al-Ozma Ha'eri, entre ellos el Imam Jomeini, propuso rápidamente que la dirección de dicho seminario fuese confiada al Ayatolá al-Ozma Boruyerdi.

Fue así como Imam Jomeini participó activamente en la invitación hecha al Ayatolá al-Ozma Boruyerdi para trasladarse a Qom y encargarse de la gran responsabilidad de la dirección y liderazgo del Seminario. Durante todos esos años, Imam Jomeini vigiló atentamente la situación política de la sociedad iraní y la situación de los seminarios teológicos en todo el país. Para informarse de los eventos que se producían, él dedicó gran parte de su tiempo al estudio de las obras consagradas a la historia contemporánea, los periódicos y revistas de la época.

Los frecuentes viajes de Imam Jomeini a la capital, Teherán, donde regularmente se reunía con grandes personalidades religiosas como el Ayatolá Moddares, le permitió entender bien que la única esperanza que existía para liberar al pueblo de las humillantes condiciones que se habían instaurado después de la malograda revolución constitucional, y sobre todo después de la toma del poder por Reza Khan, residía en el despertar de los seminarios teológicos de todo el país, y que el factor más importante en esta tarea sería establecer profundas conexiones espirituales entre los clérigos y el pueblo.

En 1328 (1949), Imam Jomeini para concretar estas valiosas ideas, en colaboración con el Ayatolá Morteza Haéri, elaboró el plan de reformas estructurales del Seminario Teológico de la ciudad santa de Qom, presentándoselo enseguida al Ayatolá al-Ozma Boruyerdi. Después de este hecho, tanto los alumnos de Imam Jomeini como los brillantes estudiantes de ciencias religiosas apoyaron con entusiasmo las reformas propuestas en dicho plan.

Por otra parte, el régimen Pahlavi cometía un gran error en sus cálculos. Su proyecto de ley sobre la formación de asociaciones provinciales y departamentales tenía por objetivo enmendar ciertas cláusulas ya existentes con relación a las condiciones impuestas a los candidatos que debían ser musulmanes, de sexo masculino y que debían prestar juramento sobre el noble Corán. Esta ley fue aprobada el 16 de Mehr de 1341 de la Hégira solar (1962), por el gabinete del Primer ministro de la época, Assadollah Alam. En este proyecto de ley, el derecho otorgado a las mujeres para participar en las elecciones era un pretexto para ocultar los verdaderos objetivos del régimen Pahlavi, que consistían en legalizar la presencia de elementos bahá'í en los puestos públicos del país.

Como se sabe, una de las condiciones que Estados Unidos le impuso al Shah para ayudarlo era que estableciese relaciones entre Irán e Israel, que apoyara al régimen sionista y desarrollase dichas relaciones. Por tanto, la infiltración de elementos de la secta bahá'í -que había sido creada por los colonizadores británicos- en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial de Irán proporcionaría el terreno favorable para cumplir las condiciones impuestas por Estados Unidos al Shah. Justo después del anuncio de la aprobación de este proyecto de ley, Imam Jomeini y otros grandes sabios de las ciudades de Qom y Teherán se pusieron de acuerdo para protestar enérgicamente contra la aprobación de esta nueva ley.

En este contexto, Imam Jomeini jugó un papel principal en el esclarecimiento de los verdaderos objetivos del régimen del Shah y en el recordarle a los clérigos y a los seminarios teológicos del país su responsabilidad frente a esta gran amenaza. Posterior a las iniciativas de Imam Jomeini, los grandes clérigos del país dirigieron telegramas y cartas abiertas al Shah y a su Primer ministro Assadollah Alam, lo que suscitó una ola de apoyo entre los diferentes grupos sociales a la postura adoptada por Imam Jomeini y los clérigos musulmanes. El tono de los telegramas que el mismo Imam Jomeini dirigió al Shah y al Primer ministro era fuerte y de advertencia, en uno de ellos escribió: «Os aconsejo que obedezcáis a Dios Todopoderoso y que obedezcáis la constitución. Os aconsejo que temáis a las graves consecuencias que la desobediencia al noble Corán y a los decretos de los clérigos del Islam o la desobediencia a la constitución puedan acarrearos. Os aconsejo que no pongáis en peligro al país deliberadamente; de lo contrario, los clérigos del Islam no dudarán en expresar abiertamente su opinión sobre vosotros y vuestros actos.»

De este modo, el asunto de las asociaciones provinciales y departamentales se convirtió en una preciosa experiencia para la victoria del pueblo iraní frente al régimen tiránico del Shah, especialmente porque los iraníes conocieron las características de una gran personalidad que era perfectamente digna de guiar a la Umma islámica. A pesar de la derrota que el régimen del Sha había sufrido en el caso de las asociaciones provinciales y departamentales, Estados Unidos continuó presionándolo para que aplicase el proyecto de reformas dictadas por ellos. Bajo estas presiones, el Shah anunció en el mes de Dei de 1341 (1962) los seis principios de su proyecto de reformas, pidiendo la organización de un referéndum para su aprobación. En reacción a esta medida, Imam Jomeini llamó nuevamente a los clérigos y a los grandes Muyatahid de la ciudad de Qom, para reunirse a fin de encontrar una solución apropiada para este tema.

En este contexto, a pedido de Imam Jomeini, se prohibió la celebración del Año Nuevo iraní, el 1º de Farvardín de 1342 (21 de marzo de 1963) como protesta contra las políticas adoptadas por el régimen. En un comunicado emitido en esta misma ocasión, Imam Jomeini calificó de «revolución negra» el proyecto presentado por el Shah bajo el nombre de «revolución blanca» y denunció enérgicamente la posición adoptada por el régimen Pahlavi en perfecta coordinación con Estados Unidos e Israel. Por otra parte, para el Shah que les había garantizado a los dirigentes de Washington la preparación de la sociedad iraní para llevar a cabo las reformas dictadas por Norteamérica, la oposición de los clérigos musulmanes y en particular de Imam Jomeini constituía un gran obstáculo.
Imam Jomeini, en un discurso pronunciado en publicó, denunció sin reservas al Shah, a quien no sólo presentó como la causa principal de principal de la infiltración de Estados Unidos e Israel en la vida política de Irán, sino también como un socio y cómplice de los crímenes cometidos por los israelíes. De esta manera, Imam Jomeini invitó a la gente a levantarse.

En un discurso histórico pronunciado en la ciudad santa de Qom, el 12 de Farvardín de 1342 (1º de abril de 1963), Imam Jomeini criticó enérgicamente el silencio de los grandes clérigos de las ciudades santas de Qom y Nayaf, así como de otros países musulmanes, con respecto a los nuevos actos criminales perpetrados por el régimen imperial, enfatizando que en este contexto, el silencio ante estos trágicos acontecimientos era sinónimo de colaborar con los opresores. El día siguiente, el 13 de Farvardín de 1342 (2 de abril de 1963), Imam Jomeini publicó su célebre comunicado titulado «Amar al Shah significa saquear».

Para conocer el secreto de la influencia del mensaje y el propósito de Imam Jomeini en las almas y corazones de sus interlocutores, que estaban dispuestos a sacrificar sus vidas para concretizar los ideales de Imam Jomeini, se debe reflexionar en la originalidad de sus ideas y pensamientos, su firmeza en la acción, su sinceridad y franqueza con la gente.

El año de 1342 de la Hégira solar (1963), comenzó con la prohibición de las fiestas de Año Nuevo y se tiñó con la sangre de los oprimidos en Feyzieh. Mientras más insistía el Shah en realizar los proyectos de reformas que le había dictado Estados Unidos, más denunciaba Imam Jomeini las verdaderas intenciones del régimen y llamaba al pueblo a levantarse contra la intervención ilegítima de Estados Unidos en los asuntos internos del país y contra las traiciones del Shah. El 14 de Farvardín de 1342, el Ayatolá al-Ozma Hakim envió desde Nayaf varios mensajes telegráficos a los clérigos y Muytahid de Irán para pedirles que emigrasen en grupo hacia aquella ciudad, para poner a salvo al Seminario y la vida de los sabios, de las opresiones del sanguinario régimen del Shah.
Sin embargo, Imam Jomeini que no hacía mucho caso a las amenazas proferidas por el régimen, redactó un telegrama respondiéndole al Ayatolá al-Ozma Hakim en Nayaf, que la emigración colectiva de grandes clérigos iraníes y el dejar vacío el Seminario Teológico de Qom no era conveniente.
Imam Jomeini, en un mensaje emitido el 12 de Ordibehesht de 1342, en ocasión de los cuarenta días de la tragedia del Seminario Teológico de Feyzieh en Qom, hizo énfasis en que los sabios y el pueblo de Irán, y los jefes de países islámicos y árabes debían enfrentar al régimen usurpador de Israel, condenando asimismo los pactos del Sha con Israel.

El levantamiento del 15 de Jordad

El mes de Moharram coincidió con el mes de Jordad del año 1342 de la Hégira solar (calendario iraní). Imam Jomeini sabiamente aprovechó para llamar al pueblo iraní a levantarse masivamente contra el régimen déspota del Shah. En la tarde del 13 de Jordad de 1342, que coincidió con Ashura, el décimo día del mes de Moharram de la Hégira lunar, Imam Jomeini pronunció ante el público reunido en el Seminario Teológico de Feyzieh en Qom, un histórico discurso que se convirtió en el punto de partida del gran levantamiento del 15 de Jordad.

En este mismo discurso, Imam Jomeini con voz alta se dirigió al Shah para decirle: «Señor, le voy a dar unos consejos. ¡Su excelencia el Shah!: Te aconsejo que dejes de hacer eso. Te advierto que hay personas que te inducen al error. Yo no quiero que un día, cuando estas mismas personas quieran que te vayas, el pueblo se deleite con tu partida... Cuando estas personas te dicten sus deseos escritos sobre un pedazo de papel que tú debas leer, medita bien lo que haces... Escucha pues mi consejo... ¿Cuál es la relación entre el Shah e Israel que obliga a los servicios de seguridad y espionaje a prohibirle a la gente a hablar sobre Israel? ¿Acaso es israelí el Shah?»

Después de esta histórica disertación, el Shah ordenó a sus fuerzas que reprimiesen el levantamiento. En la noche del 14 de Jordad, las fuerzas del régimen imperial arrestaron a un grupo de compañeros de Imam Jomeini. A las tres de la madrugada del 15 de Jordad de 1342, efectivos de las fuerzas especiales del ejército del Shah llegaron a Qom y rodearon la casa de Imam Jomeini, en el momento que estaba haciendo la oración de la noche. Ellos lo arrestaron y rápidamente se lo llevaron para la capital, Teherán. Imam Jomeini, permaneció unas cuantas horas encerrado en la penitenciaría del Club de Oficiales de Teherán. Al ocaso, lo trasladaron a la prisión de Ghasr (tristemente célebre durante la dinastía Pahlavi). A la mañana del 15 de Jordad, la noticia del arresto del Líder de la Revolución fue difundida en Teherán, Mashhad, Shiraz, y en las otras grandes ciudades del país, lo que no tardó en producir la misma situación de crisis que en la ciudad santa de Qom. El general Hossein Fardoust, que era una de las personas más próximas al Sha y su amigo de infancia, escribió en su autobiografía como el régimen utilizó la experiencia y asesoría de los agentes de los más experimentados servicios secretos de Estados Unidos para reprimir el levantamiento. Asimismo, Fardoust describió la aflicción del Shah y la de los generales del ejército y altos responsables de los servicios de seguridad, que emitieron el mismo día la orden de represión violenta del pueblo. Después de 19 días en la prisión de Ghasr, Imam Jomeini fue trasladado a una prisión militar, en el cuartel de Echratabad de Teherán.

Después del arresto del Guía del movimiento popular, y la cruel masacre del pueblo el 15 de Jordad de 1342, parecía que el régimen había conseguido reprimir el levantamiento del pueblo iraní. En prisión, Imam Jomeini se abstuvo de responder a los interrogatorios, declarando valientemente que los poderes ejecutivo y judicial del régimen eran ilegales y no estaban habilitados para interrogarlo. En la noche del 18 de Farvardín de 1343, durante una acción sorpresiva, Imam Jomeini es liberado y trasladado inmediatamente a la ciudad santa de Qom. Desde su llegada, los habitantes durante muchos días organizaron por toda la ciudad grandes fiestas, especialmente en el Seminario Teológico de Feyzieh. En 1343, en ocasión del primer aniversario del levantamiento del 15 de Jordad, Imam Jomeini y los otros grandes Maryas emitieron un comunicado conjunto, seguido por sendos comunicados de los seminarios teológicos, para anunciar que el 15 de Jordad sería un día de duelo nacional.

Meses más tarde, el 4 de Aban del mismo año, Imam Jomeini emitió un comunicado revolucionario en el que escribió: «Que el mundo sepa que todos los problemas del pueblo iraní y de los demás pueblos musulmanes provienen del extranjero, en especial de Estados Unidos. Y que el mundo sepa que las naciones musulmanas odian en general a los poderes extranjeros y en particular a Estados Unidos... Porque Estados Unidos es el que le da poder a Israel para que saque a los musulmanes árabes de sus tierras». Por otra parte, en su mensaje, Imam Jomeini denunció la aprobación de la ley de la capitulación en Irán, lo que condujo al país en el mes de Aban de 1343 hacia un nuevo levantamiento popular contra el régimen del Shah.

En la madrugada del 13 de Aban de 1343, los efectivos de las fuerzas especiales del ejército del Shah llegaron a Qom procedentes de Teherán y rodearon la casa de Imam Jomeini. Al entrar en ella, se sorprendieron al ver que Imam Jomeini, al igual que cuando lo arrestaron años atrás, estaba realizando la oración de la noche. Las fuerzas de seguridad lo arrestaron, trasladándolo directamente hacia el aeropuerto internacional Mehrabad de Teherán. De inmediato, un avión del ejército que esperaba la comitiva militar llevó a Imam Jomeini hasta Ankara, capital de Turquía. Por la tarde, los servicios de inteligencia del régimen (SAVAK) anunciaron públicamente en los periódicos la noticia del exilio de Imam Jomeini, a quien el régimen acusó de realizar actos que atentaban contra la seguridad nacional.

A pesar de la atmósfera de represión general que predominaba en el país, se organizó una manifestación de protesta en el Bazar de Teherán, y los seminarios teológicos en protesta cancelaron por mucho tiempo sus cursos. Por otra parte, las organizaciones internacionales recibieron cartas y pancartas de los Muyatahid, denunciando el exilio de Imam Jomeini. La estadía de Imam Jomeini en Turquía duró once meses, y durante ese tiempo, el régimen del Shah utilizó todas sus fuerzas y medios -nunca antes vistos- para reprimir a la resistencia iraní. En ausencia de Imam Jomeini, el Sha aplicó rápidamente su proyecto de reformas dictadas por Estados Unidos. Durante esta estadía forzada en Turquía, Imam Jomeini aprovechó la ocasión para redactar su gran obra Tahrir al-Vasileh (El libro de la jurisprudencia islámica).

El exilio de Imam Jomeini de Turquía a Irak

El 13 de Mehr de 1343 (1964), Imam Jomeini acompañado de su hijo mayor, el Ayatolá Hadĵ Mostafa Jomeini, fue llevado a su exilio en Irak. Después de su llegada a Bagdad, se desplazó a las ciudades santas de Kazemin, Samarra y Karbalá, para visitar los santuarios de los Imames chiítas. Una semana más tarde, se instaló en la ciudad santa de Nayaf. Su estadía en Nayaf duró trece años en una situación bastante paradójica, pues aparentemente las restricciones que le habían sido impuestas a Imam Jomeini no eran igual que cuando estaba en Turquía, esta vez debería soportar las oposiciones, obstáculos y maledicencias que no provenían de los enemigos sino de personas seudos religiosas, amantes del mundo escondidos bajo el manto de la religión. Esto era tan incómodo, que el Imam con toda paciencia y rectitud muchas veces habló de la amargura y dificultad de las condiciones de la lucha en estos años. Sin embargo, estas dificultades y problemas jamás lo hicieron desistir del camino que había escogido consciente y voluntariamente. En el mes de Aban de 1344 (1965), pese a todos los problemas, negativas e impedimentos de los hombres malvados, Imam Jomeini comenzó a enseñar jurisprudencia islámica a nivel superior en la mezquita del Sheij Ansari en Nayaf, y lo continuó haciendo hasta su emigración a París. En esa época, los cursos religiosos de Imam Jomeini estaban entre los más célebres cursos impartidos en la ciudad de Nayaf, y gran número de estudiantes de calidad asistían a los mismos. Desde el principio de su llegada a la ciudad, Imam Jomeini se contactó con los combatientes en Irán, a través de cartas y mensajes que enviaba y que recibía. Así, logró mantener contacto con los combatientes en el interior del país, exhortándolos en toda ocasión a continuar el camino que había sido abierto con el levantamiento del 15 de Jordad de 1342. Durante este difícil periodo de exilio, y a pesar de todas las dificultades, Imam Jomeini jamás dejó de luchar, y gracias a sus discursos y mensajes, reanimó las esperanzas de los combatientes.

Durante una entrevista con el representante del movimiento palestino al-Fatah, el 19 de Mehr de 1347 (1968) en Nayaf, Imam Jomeini describió sus puntos de vista sobre las diferentes cuestiones del mundo musulmán y de la lucha del pueblo palestino. En esta misma reunión emitió una fatua que ordenaba destinar una parte del zakat para los combatientes palestinos.

A principios del año 1348 (1969), en el momento que aumentan las tensiones entre el régimen del Shah y el gobierno baasista de Irak por la demarcación de las fronteras marítimas de ambos países en la zona de Arvandrud, el régimen iraquí repatrió, en las peores condiciones, a un gran número de iraníes residentes en Irak. Durante este período de tensión, el régimen baasista de Irak trató de explotar la oposición de Imam Joemini al gobierno iraní, con el fin de llegar a sus propios objetivos. Durante cuatro años de enseñanza en Nayaf, Imam Jomeini había conseguido modificar considerablemente el clima reinante sobre el Seminario Teológico de esta ciudad santa, de tal forma que en 1348 (1969), además de los combatientes dentro de Irán habían muchas otras personas en Irak, Líbano y otros países, que habían tomado el movimiento de Imam Jomeini como su modelo.

 

 

Imam Jomeini y la continuación de la lucha

A mediados de 1350 (1971), se incrementa la tensión entre el régimen baasista de Irak y el Shah, y un gran número de iraníes residentes en Irak son expulsados. En un telegrama dirigido al presidente iraquí, Imam Jomeini condenó enérgicamente dicha acción y en protesta, decide salir de Irak, pero los gobernantes de Bagdad que estaban conscientes de las consecuencias de esta emigración, no le permitieron salir. En 1354, en el aniversario del 15 de Jordad, el Seminario Teológico de Feyzieh en Qom fue una vez más testigo del levantamiento de los religiosos revolucionarios, los grito de «Viva Jomeini» y «Muerte a la dinastía Pahlavi» continuaron por dos días, antes de esto todas las organizaciones clandestinas habían desaparecido y las personalidades religiosas y políticas combatientes estaban en las cárceles del régimen del Shah.
En el mes de Esfand de 1354, en el marco de sus políticas antirreligiosas, el Shah decide cambiar el calendario oficial del país, y así reemplazar el calendario islámico basado en la Hégira del noble profeta del Islam de la Meca a Medina, por uno basado en la fecha de la creación de la dinastía de los Aqueménidas. En reacción a esta acción del régimen del Shah, Imam Jomeini emitió una fatua prohibiendo el uso del ficticio calendario imperial, paralelamente a otra fatua que boicoteaba la adhesión de la gente al partido único del país, el partido Rastajiz. Ambas fatuas fueron calurosamente acogidas por los iraníes, y en 1357 (1978), el Shah se retracta y anula el calendario imperial.

El engrandecimiento de la Revolución Islámica en 1356 (1977) y el levantamiento popular

Imam Jomeini veía muy atentamente los cambios y los eventos que se suscitaban en Irán y en el mundo, para aprovecharlos de la mejor manera. En el mes de Mordad de 1356 (agosto de 1977) emitió un mensaje para anunciar: «En la actualidad, debido a la situación interna y externa de Irán, y a que las organizaciones internacionales y la prensa extranjera han dado a conocer los crímenes cometidos por el régimen del Shah, la situación se ha tornado favorable, por lo que los grupos y asociaciones científicas y culturales, los jóvenes y los estudiantes patriotas, así como las sociedades islámicas de todo el mundo, deben aprovechar para salir inmediatamente a escena y levantarse abiertamente contra el régimen».

El mártirio del hijo mayor de Imam Jomeini, el Ayatolá Hadĵ Mostafa Jomeini, el 1º de Aban de 1356 (Octubre de 1977), y las ceremonias de duelo que fueron organizadas en esta ocasión en Irán, se convirtieron en el punto de partida de un nuevo levantamiento, primero en los seminarios teológicos del país, y enseguida en toda la sociedad religiosa de Irán. En esta misma época, el Imam Jomeini declaró que este acontecimiento (el martirio de su hijo mayor) era una «bendición secreta de Dios». Para vengarse de Imam Jomeini, el régimen del Shah publicó un artículo blasfemo y ofensivo en su contra, en el periódico Eteala'at, de Teherán. Dicha publicación provocó el levantamiento del 19 del mes de Dey, día en que los habitantes de la ciudad de Qom salieron a las calles para protestar, y las fuerzas del ejército imperial asesinaron a muchos jóvenes estudiantes de ciencias religiosas. A pesar de las masacres colectivas, el Shah no logró sofocar ni las llamas de la Revolución ni las de Imam Jomeini, la movilización general y el Yihad armado serían los medios para luchar, en caso de que Estados Unidos decidiese impulsar un golpe militar en Irán.

La emigración de Imam Jomeini de Nayaf a París

Durante un encuentro del ministro iraní de asuntos extranjeros con su homólogo iraquí en Nueva York, las dos partes se pusieron de acuerdo sobre la necesidad de expulsar a Imam Jomeini de Irak. Seguido a esta decisión, el 2 de Mehr de 1357 (Septiembre de 1978), las fuerzas militares del régimen baasista iraquí acorralaron la residencia de Imam Jomeini en la ciudad santa de Nayaf. El anuncio de esta noticia desencadenó la reacción enérgica de la gente en Irán, Irak y otros países del mundo musulmán. El 12 de Mehr, Imam Jomeini se despidió de la ciudad santa de Nayaf y se dirigió hacia la frontera kuwaití, pero a pedido del gobierno iraní, Kuwait no le permitió entrar a su territorio. Después de este acontecimiento, se preveía que Imam Jomeini se dirigiese hacia un país musulmán como Líbano o Siria, pero finalmente después de consultar con su hijo, el Huyyatulislam Hadĵ Seyyed Ahmad Jomeini, decidió emigrar a Francia. Imam Jomeini llegó a París el 14 de Mehr y dos días más tarde, decidió instalarse en la casa de un iraní residente en Neauphle-le-Châteu, en los suburbios de la ciudad. El Palacio del Elíseo le informó a Imam Jomeini sobre el deseo del presidente francés de la época, Valéry Giscard d'Estaing de que no fuera a ocuparse de actividades políticas sobre el territorio francés. Imam Jomeini reaccionó a esta petición, afirmando que la existencia de tales restricciones sería contraria a las pretensiones de Occidente con respecto a la democracia y la libertad. Imam Jomeini precisó en su respuesta a las autoridades francesas que no retrocedería del todo en sus objetivos aunque fuese obligado a viajar por el mundo, de aeropuerto en aeropuerto. En el mes de Dey de 1357 (diciembre de 1978), Imam Jomeini formó el Consejo de la Revolución. El Shah, por su lado, formó el Consejo de la Regencia y tomó el voto de confianza de la Cámara, y el día 26 del mes de Dey de 1357 (enero de 1979) escapó del país. Después del anuncio de la huída del Sha, los habitantes de Teherán y de todas las ciudades iraníes salieron a las calles para festejar.

El regreso de Imam Jomeini a Irán después de 14 años de exilio

A comienzos del mes de Bahman de 1357 (finales de enero de 1979), los medios difundieron la noticia de la decisión de Imam Jomeini de regresar a Irán. La gente esperaba después de catorce años el retorno de su Guía, todo el que escuchaba la noticia no podía contener las lágrimas de alegría. Sin embargo, sus amigos y el pueblo mismo estaban preocupados por la vida de Imam Jomeini debido a que el gobierno del servil del Shah todavía gobernaba, y había estado de sitio en muchas ciudades del país. No obstante, Imam Jomeini había tomado ya una decisión, y en sus mensajes dirigidos al pueblo iraní, había anunciado explícitamente que deseaba estar al lado de su pueblo en esos momentos difíciles y decisivos. El gobierno de Bakhtiyar en coordinación con el general estadounidense Hyzer, dio la orden de cerrar los aeropuertos iraníes a los vuelos internacionales.
Pero el gobierno de Bakhtiyar no pudo resistir por largo tiempo la voluntad de Imam Jomeini y del pueblo iraní, terminando luego de unos días por someterse a la voluntad de la nación. Después de la reapertura de los aeropuertos, Imam Jomeini finalmente entró a Irán, en la mañana del 12 de Bahman de 1357 (1 de febrero de 1979), después de permanecer 14 años lejos de su patria. La bienvenida histórica que el pueblo iraní le dio a su líder fue grandiosa y sin precedentes en la historia contemporánea, de manera que las agencias de prensa occidentales reportaron que de cuatro a seis millones de personas participaron en la ceremonia de bienvenida al Imam Jomeini en Teherán.

El fallecimiento del Imam Jomeini

Durante su vida, Imam Jomeini se dedicó en cuerpo y alma a dar a conocer sus ideales y objetivos, y a concretizarlos. A mediados del mes de Jordad de 1368 (comienzos de junio de 1989), se preparó a sí mismo para el reencuentro con su Creador a Quien había consagrado toda su existencia. Se reencontró con Dios Todopoderoso, el único a Quien estuvo sometido siempre, el único por Quien lloraba siempre, los himnos místicos contaban el dolor y angustia de la separación y explicaban el momento de la llegada al amado, ahora este momento tan maravilloso para él y tan difícil e insoportable para sus seguidores había llegado. En su testamento, Imam Jomeini escribió: «Con un corazón tranquilo y seguro, con un alma alegre y una consciencia esperanzada en la misericordia de Dios, yo me despido de mis hermanas y mis hermanos, viajo hacia mi morada eterna, necesito sus súplicas. Le pido a Dios, el Compasivo, el Misericordioso que acepte mis disculpas y muy breve servicio. Y le pido al pueblo que acepte mis disculpas por mis negligencias y mis faltas. Tengo la esperanza de que la nación continuará adelante con poder, decisión y voluntad.» Es sorprendente que Imam Jomeini años antes de su fallecimiento dijese en uno de sus himnos: «Los años pasan, los sucesos llegan: Tengo esperanzas en el auxilio de la mitad de Jordad»

El sábado 13 de Jordad de 1368 (3 de junio de 1989), a las 22:20 horas, llegó el momento de encontrarse con el amado. La llama que había abierto el corazón de millones de personas a las luces de Dios y de la espiritualidad se apagó. Una cámara que había sido instalada por los amigos de Imam Jomeini en el Hospital registró los últimos días de su vida, las duras y dolorosas horas de la operación quirúrgica y el momento último del fallecimiento de Imam Jomeini. Cuando las escenas de este video -que muestra la calma y demás aspectos espirituales de la personalidad de Imam Jomeini- fueron difundidas por la televisión, la gente experimentó emociones inefables. Sus labios se movían constantemente diciendo el recuerdo de Dios.

En la última noche de su vida, después de haber sufrido a la edad de 87 años varias operaciones quirúrgicas, mientras algunos sueros estaban conectados a sus benditos brazos rezó la oración de la noche y leyó el Corán. Durante ésta últimas horas, sintió una tranquilidad espiritual, repitió sin cesar los testimonios de la unicidad de Dios y de la misión del noble Profeta del Islam. Fue en ese estado que su alma subió al cielo. Al día siguiente, después del anuncio de su fallecimiento, todo Irán se conmocionó y parecía que hubiese ocurrido un gran terremoto. Y la gente que había conocido en los cuatro rincones del mundo, el nombre y el mensaje de Imam Jomeini estuvo de luto. Ningún lápiz ni discurso puede describir la emoción y los sentimientos incontrolables del pueblo iraní y de los musulmanes revolucionarios frente a esta dolorosa prueba. Su luto, llantos y aquella escena que debido a la grandeza y la multitud no tuvo antecedentes en la historia, tenía razón de ser, habían perdido al hombre que les devolvió el honor, la dignidad y el poder. Habían perdido a una gran personalidad que cortó la mano de los reyes opresores y de los saqueadores de Occidente y de Estados Unidos en su patria, que revivió el Islam y les devolvió a los musulmanes su honor y confianza en sí mismos. Un hombre que estableció la República Islámica, y resistió durante más de una decena de años a las presiones de todos los poderes diabólicos e infernales del mundo contemporáneo y a los centenares de complots y proyectos de golpes de estado y problemas internos y externos, guiando al pueblo durante los ocho años de la ‘defensa sagrada', frente a un enemigo que estaba apoyado abiertamente por las dos grandes poderes del Este y del Oeste. En efecto, la gente perdió a un líder amado y a un gran Marya (referente religioso) que les había llamado a regresar a las fuentes del Islam puro y verdadero.

Quizá haya personas que no puedan entender ni digerir estas palabras, podrían cuestionarse y no comprender bien al ver -en los videos y cintas- el estado en que se encontraba la gente durante el funeral y ceremonia de despedida del cuerpo puro de Imam Jomeini. Podrían no entender bien al escuchar sobre las decenas de personas que no pudieron soportar este acontecimiento y cuyo corazón se detuvo o acerca de la gente que se desmayaba y era rescatada de la multitud viajando sobre las olas de manos para ser llevada luego a los hospitales. Las personas que conocen y han experimentado el amor, no tendrán ningún problema en comprender estos sucesos: El pueblo de Irán estaba realmente enamorado de Imam Jomeini y lo demuestra cada año en su aniversario cuando repiten la hermosa y sincera consigna: «El amor a Jomeini es el amor a todas las bondades y bellezas»

El 14 de Jordad de 1368 (4 de junio de 1989), la reunión de Asamblea de Expertos del Liderazgo llego a un acuerdo. Al comienzo de ésta sesión el Ayatolá Al-Ozma Jamenei hizo lectura del testamento de Imam Jomeini, la cual duró dos horas y media. Posteriormente, comenzaron los debates para designar al sucesor de Imam Jomeini, en su función de Guía Supremo de la Revolución Islámica, y al final, después de varias horas de debate y discusiones, el Ayatolá Al-Ozma Jamenei, entonces presidente de la República, que era uno de los discípulos de Imam Jomeini y uno de los rostros más brillantes de la Revolución Islámica, colaborador en el levantamiento del 15 de Jordad, estando siempre presente en la primera línea del combate durante los largos años del movimiento dirigido por Imam Jomeini, fue designado unánimemente -por los encargados de tan pesada responsabilidad- como Líder de la Revolución Islámica. Mientras tanto, los occidentales y sus mercenarios al interior de Irán que estaban frustrados por no poder vencer a Imam Jomeini, después de años, aseguraban que con la muerte del Imam había llegado también la derrota de la Revolución.

Pero la inteligencia del pueblo iraní y el consenso sabio y rápido de los miembros de la Asamblea de Expertos del Liderazgo, y el apoyo de amigos, hijos y seguidores de Imam Jomeini a la designación de su sucesor frustró todas las esperanzas que los contrarrevolucionarios tenían. Contrario a sus deseos quedó demostrado que el fallecimiento de Imam Jomeini no era el fin del camino que él había comenzado, y que la muerte no existe cuando se trata de la verdad, de la bondad y de la espiritualidad.

Durante el día y la noche del 15 de Jordad de 1368 (5 de junio de 1989), millones de iraníes venidos de Teherán y de todas las ciudades y pueblos de Irán se reunieron en la gran Mussalla de la capital para decirle adiós al hombre que con su levantamiento revivió los valores y las virtudes islámicas después de un largo y tenebroso período de opresión; el hombre que había guiado un gran movimiento en el mundo contemporáneo para retornar a la naturaleza innata del hombre: La sumisión a Dios.

En el programa oficial elaborado para la ceremonia funeral de Imam Jomeini, no había el menor rastro de protocolos: Todo era espontáneo, afectivo y popular. El cuerpo puro, envuelto en un manto verde había sido colocado sobre una colina, para que su pueblo se despidiese de él por última vez. Millones de personas vestidas de luto lo rodeaban, lloraban diciéndole adiós, cada quien derramando lágrimas le hablaba a su Imam con sus propias palabras. Todas las calles y carreteras que conducían hacia la gran Mussalla de Teherán, estaban colmadas de gente vestidas con el manto negro. Por toda la ciudad de Teherán, la gente izaba las banderas negras de luto. En las mezquitas, centros administrativos y en las casas, se escuchaba la voz de la recitación del noble Corán. Durante la noche, fueron encendidas -sobre el valle de la Mussalla y sus colinas alrededor- miles de velas para recordar la antorcha que el Imam un día encendió. Las familias de luto estaban sentadas al lado de las velas y miraban la luz de los restos del Imam. Se escuchaba el grito de ¡Oh Husein! de los basiyies, que se sentían huérfanos y se golpeaban el pecho y la cabeza, en señal de dolor, habían hecho una ambiente de Ashura. Ellos sabían que no podrían escuchar más la armoniosa voz del Imam Jomeini en la Huseyniah Yamaran. Amanecieron al lado del cuerpo de Imam Jomeini. A las primeras horas de la mañana del día siguiente, millones de personas dolientes con los ojos llenos de lágrimas participaron en la oración por el alma de Imam Jomeini, formándose en líneas detrás del Ayatolá al-Ozma Golpaigani.

La belleza de la epopeya de la inmensa multitud en el día 12 de Bahman de 1357 (1 de febrero de 1979) en Teherán, para darle la bienvenida a Imam Jomeini que regresaba del exilio, se había repetido, esta vez para participar en su funeral. Las agencias internacionales de prensa que habían estimado en seis millones de personas los participantes en las ceremonias de bienvenida de 1979, reportaron que más de nueve millones de personas participaron en las ceremonias de despedida y entierro de Imam Jomeini. Sus enemigos creían que los iraníes que habían sufrido grandes dificultades por el conflicto de las grandes potencias de los dos bloques del Este y el Oeste contra Irán, y la guerra de ocho años que las superpotencias le habían impuesto al país, estaban agotados y decepcionados de su Revolución Islámica y su liderazgo, pero la participación masiva de los iraníes en las ceremonias de despedida mostró una vez más la falsedad de sus cálculos. Las generaciones revolucionarias que habían sido educadas en la escuela espiritual de Imam Jomeini tenían entera confianza en su líder.

Después de la oración, la multitud debido a la conmoción impedía el desarrollo del funeral, entonces los responsables de la ceremonia decidieron anunciar por radio y televisión que el entierro se había

pospuesto para el día siguiente, y le pidieron a la gente que regresase a sus casas. Sin embargo, era evidente que con el anuncio del aplazamiento del entierro, otro gran número de personas llegaría a Teherán para participar en la ceremonia funeral de Imam Jomeini. Esa fue la razón por la cual los responsables decidieron finalmente realizar la ceremonia funeral ese mismo día, no importando los apuros y conmoción de la gente. Por la tarde, finalmente se llevó a cabo el funeral con gran sobresalto y mucha dificultad, las imágenes de la ceremonia fueron difundidas por los medios y agencias de prensa del mundo entero. De esa forma, el fallecimiento de Imam Jomeini así como su vida se volvió un punto de partida para el despertar de la gente y un nuevo movimiento que guió durante su vida. Su camino y su nombre quedarán eternamente en la historia de la humanidad, pues él, era una gran verdad y la verdad vive eternamente.