En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso.

Alabado sea Dios, Señor de los mundos; la paz y las bendiciones sean para nuestro maestro Muhammad y su familia pura, y la maldición de Dios para todos sus enemigos.

Doy las gracias a Dios y estoy contento de que, incluso en las actuales circunstancias, que son desfavorables, se haya organizado esta reunión, a Dios gracias, aunque sea de esta manera. Por supuesto, para mí hubiera sido más emocionante verlos a ustedes, jóvenes, en persona, pero esta no deja de ser otra manera de hacerlo y esperemos que esta reunión resulte útil para la juventud, para el país y para este humilde servidor.

Cuestiones bien pensadas planteadas en la reunión por los estudiantes

Las cuestiones planteadas por los amigos tienen varias características que voy a señalar de forma resumida. Lo primero es que las intervenciones han sido maduras, meditadas y positivas. Siendo justos, en mi opinión este año el nivel de las intervenciones ha sido superior a lo dicho en reuniones anteriores como estas. Han sido intervenciones pensadas y trabajadas, y eso tiene mucho valor. Estoy agradecido por ello. Las preguntas que se han hecho son muchas. Si quisiéramos responder siquiera parte de ellas, nos llevaría mucho tiempo. Quizá no esté de más pretender por mi parte que sean los amigos de las representaciones en las universidades y ciertas secciones de la oficina relacionadas con los estudiantes y las universidades quienes asuman la tarea de contestarlas. Las preguntas tienen respuestas claras, del mismo modo que tienen explicaciones aceptables algunas de las dudas e incertidumbres que se han planteado, las cuales pueden plantearse y podrá dialogarse sobre ellas. En cuanto a las propuestas que se han formulado, se trata de eso: de propuestas. Toda propuesta que se haga no tiene necesariamente que llevarse a la práctica. Algunas de ellas surgen de un conocimiento incompleto de las circunstancias del asunto en cuestión. Eso es lo que yo veo, pero para tomar una decisión al respecto ―ya sea un servidor el que lo haga o los organismos de decisión―, hace falta más trabajo, para el que esperemos que Dios el Altísimo nos dé ocasión y ayuda.

Por supuesto, la instrucción que transmito ahora a la oficina es que anoten esas propuestas, las estudien y trabajen de manera detallada sobre ellas. Les digo también que algunas de las críticas a los organismos que hay en sus declaraciones no son pertinentes, queridos míos. Otras sí, pero las hay que no lo son. Que alguna de ellas no sea pertinente se debe a que no tienen ustedes información suficiente sobre las circunstancias del asunto en cuestión. De ahí que naturalmente surja esa crítica. Cualquiera que se encuentre en la misma situación hará el mismo reproche. En todo caso, esas preguntas, dudas y críticas pueden despejarse en conversaciones cara a cara. Por otra parte, muchos de los temas que se han planteado son correctos. Abordarlos en este espacio y en este programa ayudará naturalmente a crear un diálogo en estos terrenos, y yo aplaudo que se produzcan discusiones públicas en algunos de estos terrenos y que la atención del común de la gente y de la sociedad de nuestro país vaya dirigiéndose en ese sentido. Se ha preguntado mi opinión sobre el detalle de lo que se ha dicho y las propuestas que se han formulado. Bien, en parte puede colegirse de las declaraciones públicas de un servidor. Por ejemplo, en el campo de las reivindicaciones de justicia, ustedes se quejan de que algunos protesten por los excesos de algunas de las personas que las plantean, pero ustedes mismos han reprochado algunos excesos que se cometen en ese sentido. Mi opinión sobre lo relativo a las reclamaciones de justicia está clara; he hablado de estas cuestiones con profusión. Sobre las demás cuestiones, se pueden decir algunas cosas, lo que, una vez más, creo que corresponde a los estimados colaboradores de nuestra oficina o de las representaciones en las universidades que tratan con los estudiantes. Yo ya no entro en materia, porque, si quisiéramos hablar de las cuestiones que se han planteado, tendríamos por delante largas discusiones.

Razones de la insistencia en dirigirse a la juventud:

1) El futuro pertenece a los jóvenes

He anotado algunas cuestiones que quisiera abordar y que a mi juicio merecen atención. La sesión de hoy es de carácter estudiantil, pero los estudiantes no son sus único público. Tenemos en Irán cuatro millones de estudiantes, que es una cifra elevada, pero el público al que se dirige lo que decimos está formado por la mayoría de los jóvenes: jóvenes estudiantes, jóvenes dedicados a las ciencias islámicas, jóvenes egresados, jóvenes trabajadores… En definitiva, el conjunto de la juventud. Cuando insistimos en hablar con los jóvenes, discutir con ellos, oír lo que dicen y plantearles cosas, se debe a la clara premisa de que el futuro estará en manos de los jóvenes y les pertenece a ellos. No cabe duda de que en el medio plazo ―y, en parte, en el corto plazo― la responsabilidad de muchos de estos mismos asuntos que plantean ustedes hoy será de ustedes que son jóvenes y del conjunto de los jóvenes que conforman el público de estas charlas. La gestión de los distintos asuntos y la administración del país estará en sus manos. De eso no cabe duda. De ahí que sea importante para nosotros discutir con los jóvenes, dirigirnos a ellos, escucharlos y hablarles. Quien tenga interés en el futuro del país no tiene más remedio que ayudarlos a construir ese futuro, si Dios quiere, de la mejor manera.

2) Valiosas cualidades de la juventud

Otra parte de la lógica de hablar con los jóvenes tiene que ver con la naturaleza de la juventud. Como se ha podido ver en sus intervenciones de hoy, queridos jóvenes ―y es algo que yo siempre he pensado de los jóvenes―, el carácter de la juventud está vinculado a la esperanza, la iniciativa, la franqueza, la aceptación de los riesgos y la tenacidad, y estas son cualidades de gran valor para la administración de una sociedad. Algunos de nuestros problemas proceden de no asumir riesgos, del cansancio o de la falta de iniciativa, de franqueza o de esperanza. Son cosas que no existen en nuestros jóvenes. De ahí nuestra inclinación a que se dialogue y se discuta más con el conjunto de la juventud, que goza naturalmente de esas características.

Examen de la delicada situación del país desde tres ángulos

La importancia de esta cuestión es aun mayor en la situación actual del país. A mi juicio, a la hora de tomar la decisión o adoptar la medida que sea debe prestarse atención a la situación actual del país, que es de una importancia crítica. Paso por ello a hablarles sucintamente de esa situación, que de modo general puede contemplarse desde tres puntos de vista.

1) La República Islámica, implicada en una grandiosa lucha a nivel mundial

Un ángulo es que hay una realidad clara que es que, en la actualidad, la República Islámica es parte implicada en un grandioso combate a gran escala a nivel mundial; una lucha grave, uno de cuyos contendientes es la República Islámica y el otro el frente del descreimiento, la opresión y la arrogancia. Ese es el inmenso y vasto combate en que está implicada hoy la República Islámica. Sobre eso no cabe duda alguna. El frente contrario intenta expulsar del escenario a la República Islámica con una panoplia de métodos y estratagemas que tiene a su alcance y con los recursos de que dispone. Si tiene éxito en ello ―si bien es rotundamente seguro, si Dios quiere, que no lo tendrá―, al país le saldrá muy caro que la República Islámica retroceda en la confrontación con ese frente de la opresión, el descreimiento y la arrogancia, se rinda y salga del escenario.

En cuanto al objetivo del frente del descreimiento y la arrogancia en su lucha con la República Islámica, se trata de que no se cree un modelo. De ahí vienen muchos de los problemas que tenemos hasta el día de hoy. Para que no se cree un modelo atractivo para los pueblos, se han llevado a cabo sabotajes que no podemos pasar por alto ni ignorar. Han existido y existen ahora mismo. Por lo tanto, uno de los ángulos de nuestra visión de la situación del país es saber que la República Islámica está implicada en tal batalla política, intelectual y en tal guerra suave ―que en ocasiones incluye choques duros― con el amplio frente de la opresión, el descreimiento y la arrogancia.

2) Gran capacidad de confrontación de Irán

Otro ángulo de visión de la situación del país consiste en ser conscientes de la gran capacidad nacional para plantar cara. Para hacer frente a ese amplio frente, que es poderoso y dispone de fuerzas visibles, nosotros disponemos también de capacidades muy importantes. Eso es algo que nos ha mostrado la experiencia. En este terreno, tenemos la cuantiosa experiencia de estos años, que nos demuestra que tenemos la capacidad de plantar cara y hacer frente a ese inmenso frente. Tenemos también experiencia en el combate militar, por los años de la Sagrada Defensa y por las diversas vicisitudes que han tenido lugar después de ella, como las cuestiones regionales a las que algunos de ustedes han hecho alusión en la forma de sus expresiones de adhesión a nuestro querido mártir, el general Soleimaní. Está también el Yihad científico: en el mundo se ha reconocido que la velocidad de la República Islámica en materia de progreso científico es varias veces superior a la media mundial. Se trata de un asunto de gran importancia y, afortunadamente, prosigue todavía. Y está también el Yihad cultural.

Frente a la ofensiva cultural del enemigo, un gran colectivo de jóvenes es fiel a los fundamentos de la religión

Miren ustedes, pese a todas las apariencias que han señalado ustedes ―y que un servidor tiene también en mente y reconoce―, hay una realidad: en el campo de la ofensiva cultural se está trabajando mucho contra nuestro país, y no es cosa de hoy. Aunque en la actualidad, con la aparición de Internet, las dimensiones son mucho mayores, ya antes se hacían muchos esfuerzos y se trabajaba mucho contra las bases culturales de la República Islámica a través de emisoras de radio, televisiones y medios diversos. A pesar de todo ello, un inmenso colectivo de jóvenes ―no hablamos de un colectivo pequeño ni de una minoría― mantiene su adhesión a los fundamentos religiosos, doctrinales y culturales de la República Islámica. Esto muestra que también en el Yihad cultural somos más fuertes que el enemigo. Hay diversas cuestiones, algunas de las cuales ustedes han señalado y otras a las que no han hecho referencia. Todas las manifestaciones religiosas que se están produciendo estos años ―la marcha de Arbaín, los retiros espirituales, las ceremonias de duelo por el imam Husain y, recientemente, los grandiosos e insólitos cortejos fúnebres por nuestro querido mártir, el general Soleimaní, entre otras cosas― muestran que la República Islámica no está tampoco a la zaga en la batalla cultural contra el frente de la Arrogancia, pese a los esfuerzos de este, sino que ha llevado a cabo grandes obras y se han realizado grandes avances. De manera que en el combate cultural es igual. En el Yihad social es igual también, con esa gran cantidad de servicios que se han visto en este último asunto, en las riadas del año pasado, en los terremotos o con la presencia de esos grupos de Yihad en los pueblos y en el grandioso movimiento que se ha lanzado en ese campo. Todo ello muestra que, también en el Yihad social, nuestra labor, la labor realizada en el país y la capacidad del país han sido muy importantes, y con toda seguridad son aún más en las regiones marginadas y demás.

En este punto quiero señalar una cuestión. Se ha hecho referencia a las actividades que llevan a cabo los organismos de servicios relacionados con la Oficina del Líder Supremo. Déjenme decirles que estoy convencido de que ustedes no tienen conocimiento de la mayoría de esas actividades. Esto tiene que ver hasta cierto punto con esa falta de transparencia que era una de sus quejas. La mayoría no tiene conocimiento de muchas de las inmensas labores que esos organismos están realizando. Se están llevando a cabo labores positivas en el campo de los servicios sociales e, igualmente, en el campo del Yihad intelectual. También en el Yihad intelectual se han llevado a cabo muchas labores de tipo intelectual. La fidelidad a las consignas de la Revolución ha mejorado. Los mismos planteamientos que hacen ustedes muestran en sí mismos la profundidad y el avance de esa labor.

Claro está que es posible que algunos digan: «¡Oiga, que desde el triunfo de la Revolución han pasado 40 años!» ―o, como decía uno de los caballeros, 42 años―. Pues sí, y 42 años para este tipo de cuestiones generales de gran escala no es demasiado tiempo. Es un periodo corto. Muchas de estas labores se llevan a cabo de manera progresiva a lo largo del tiempo; sobre todo, por los problemas que han existido en nuestro país. Por lo tanto, si miramos la situación del país desde ese ángulo, tendremos que reconocer y aceptar que la capacidad del país para hacer frente al enemigo ―tanto en el campo militar como en el científico, en el social, en el cultural, etc.― es muy importante, y con facilidad podemos plantar cara, confrontar a ese frente y vencerlo. Así que esta esperanza en la victoria no es una esperanza ilusoria, sino una esperanza basada en esa realidad evidente.

3) Interiorización en el país del sentimiento de fuerza y dignidad

Hay otro ángulo de visión, que es el sentimiento de fuerza y dignidad que se ha interiorizado en el país y que es muy importante. En el país existe un sentimiento interiorizado prácticamente en el común de la gente. Por más que haya algunos que den alas al derrotismo y achaquen al país, a la sociedad y al sistema de la República Islámica las debilidades que hay en ellos mismos, la realidad es que, afortunadamente, en el país existe un profundo sentimiento general que es un sentimiento de dignidad y de fuerza.

Las potencias colonialistas crean sentimiento de inferioridad en los pueblos para preparar su dominación

Fíjense ustedes, voy a explicarles algo. Un aspecto importantísimo del modo despótico y colonialista de tratar a los pueblos consiste en que las potencias colonialistas y dominadoras intentan crear un sentimiento de inferioridad en las naciones a las que quieren dominar. Para ellas humillar a los pueblos, crear en ellos un sentimiento de inferioridad, inocularles un sentimiento de impotencia, hacerles entender que no son nada, que no tienen identidad, no son nadie y carecen de importancia es un preparativo necesario. Es una de las labores fundamentales y, por desgracia, en Irán se llevó a cabo. Empezó a finales de la época de los Qayar. Contribuyeron a ello tanto el despotismo interno de los últimos sultanes Qayar como políticas injerencistas extremadamente peligrosas e influyentes que había en el país ―principalmente, la de Inglaterra―. Cierto es que en aquella época eran dominantes tanto Rusia como Inglaterra, pero, por distintos motivos que ahora no vienen al caso, los rusos retrocedieron hasta cierto punto. Fundamentalmente, los asuntos del país estaban dominados por los ingleses, como ejemplifica el célebre contrato de 1919 de Vosuq od-Doulé (1) ―aquel célebre contrato colonial―. Por lo tanto, esa situación de humillación, de degradación general y de que el pueblo no hiciese ni contase nada se hizo realidad en nuestro país, y fue la base para que alguien como Reza Pahlaví accediera al poder, que su gobierno continuara y que después llegara al poder su hijo Mohammad Reza, lo que fue un acontecimiento catastrófico para nuestro país, propiciado por los enemigos, con el pueblo de espectador. En el acceso al poder de Reza Jan Pahlaví, el pueblo era apenas un espectador sin influencia ni presencia alguna, sin arte ni parte. La gente simplemente vio que había pasado algo y que había habido un golpe de Estado. Ni fueron a ver quién era y qué había pasado, ni se pronunciaron al respecto ni resistieron, y sufrieron las duras consecuencias. Ese despotismo y esa dictadura que soportó el pueblo de Irán durante cincuenta años se debió a ese sentimiento de inferioridad y a la humillación que se les habían infligido.

La Revolución islámica y la erradicación del Gobierno de los Pahlaví, un terremoto mundial

En la Revolución islámica sucedió justo lo contrario. En la Revolución islámica, los jóvenes del país sintieron que eran capaces de hacer algo imposible, algo de lo que todos en sus valoraciones decían que no podía hacerse, como era hacer que temblara el Gobierno de los Pahlaví. Y no solo sacudieron sus fundamentos, sino que lo erradicaron, siendo un Gobierno al que desde el extranjero se hacían esfuerzos y se trabajaba seriamente por respaldarlo. Los estadounidenses defendían de modo rotundo a los Pahlaví de la misma manera en que ustedes ven que defiende a ciertos Gobiernos. Intervinieron y se resistieron, y además su defensa del Gobierno de los Pahlaví fue superior a la que hacen hoy en día de los Gobiernos que dependen de ellos.

En cuanto a la severidad que regía dentro del país, era algo extraordinario. Lo que se hacía en esa época a la gente, a los combatientes, a los oponentes y a quienes protestaran es inconcebible para el joven de hoy. Era algo completamente ajeno a la imaginación de ustedes. Por ejemplo, tener un libro o media línea escrita en un cuaderno le acarreaba a uno largas temporadas en prisión, además de las torturas que sufría antes de la condena. En fin, que era algo asombroso y eso es indiscutible. La juventud y el pueblo de Irán en su conjunto lograron, por su propia voluntad y con sus propias fuerzas, erradicar un tal Gobierno, haciendo así algo imposible y dejando al mundo atónito. Cuando llegó al poder el sistema de la República Islámica y desapareció del país aquel Gobierno monárquico subordinado, el mundo quedó atónito. Durante un tiempo quedó sumido en el asombro, pensando qué estaba pasando. La tierra tembló, en el verdadero sentido de la expresión, y desde entonces hasta hoy se han ido creando uno tras otro los factores que propician el sentimiento de dignidad y de fuerza, haciendo llegar la potencia nacional al nivel en que hoy afortunadamente se encuentra. Somos un país que se mantiene firme frente a la coacción, con poderío y con franqueza. Y no son solo una o dos personas del aparato de Estado las que tienen esa disposición, no, sino que es el pueblo de modo general el que tiene ese sentimiento, el que tiene ese sentimiento de fuerza, el que tiene ese sentimiento de dignidad. Por supuesto, hay personas con actitud derrotista, pero son muy pocas y constituyen una minoría aislada. El pueblo de manera general tiene ese sentimiento de fuerza y dignidad.

Esfuerzos del enemigo para erosionar ese sentimiento de fuerza y dignidad

Por otra parte, el enemigo mantiene su política de humillar a la nación. Es decir que hoy por hoy mantienen las mismas políticas. El enemigo no ha desesperado de poder influir en el ánimo de la gente. Eso debemos tenerlo todos en cuenta en nuestros análisis, nuestras declaraciones y nuestras protestas: en la actualidad, el enemigo pretende erosionar y eliminar ese sentimiento de dignidad, ese sentimiento de fuerza y esa confianza de la nación en sí misma. Eso sí, el enemigo se esfuerza, pero Dios el Altísimo ha dispuesto lo contrario. Este mismo suceso del coronavirus ha incrementado el sentimiento de dignidad de la gente. Al fin y al cabo, fíjense ustedes en lo que está pasando en Occidente, en los países occidentales, en Estados Unidos. Lo mismo que nos ha ocurrido aquí les llegó allí, pero vean ustedes la diferencia entre la situación de allí y la de aquí: cómo ha sido la gestión, cómo ha acudido la gente y las grandes tareas que se han acometido. O, por ejemplo, el lanzamiento del satélite, o las tareas científicas que se están llevando ahora a cabo para conocer este mismo virus. Todo ello son acontecimientos determinados por Dios el Altísimo. Igual que este gran movimiento de ayuda devota y de servicio que ha tenido lugar. De manera que esas son las circunstancias del país: esa división en frentes está ahí, está ahí esa hostilidad, están ahí esas capacidades y existe en el país ese sentimiento de fuerza y de dignidad.

Necesidad de la presencia de los jóvenes en la administración del país

Ahora, teniendo esto en cuenta, he anotado algunas cosas a propósito de las cuestiones relativas a la juventud y a lo que me parece apropiado transmitir a los jóvenes. Hay que decir que, por fortuna, por efecto de la insistencia que se ha hecho repetidamente, ahora se presta más atención a los jóvenes. Quizá en las intervenciones de los amigos que han hablado hoy hubiera expresiones de desánimo, pero a mi juicio las cosas no son así. La atención a la presencia de jóvenes en los distintos sectores existe ya y se está trabajando en ese sentido. En cuanto a qué se quiere decir con «orientado a los jóvenes», es una de esas preguntas cuya respuesta deben dar los amigos del sector universitario y similares. Esa atención a la presencia de los jóvenes ha aparecido, y ahora se da importancia a la presencia de los jóvenes, a su acceso a puestos medios de dirección, a sus opiniones, etc.

Labores positivas realizadas en el último año en la universidad y en los seminarios islámicos

En la mayor parte de los ambientes universitarios se han realizado afortunadamente labores positivas en este último año transcurrido desde la última de estas sesiones hasta hoy. Una excelente labor que ha tenido lugar tanto en el ámbito universitario como en los seminarios islámicos es la adopción en debates y trabajos del enfoque basado en problemas, que era una de nuestras recomendaciones y, afortunadamente, se ha aplicado. Se han planteado aplicando ese enfoque cuestiones particulares, cuestiones importantes, se ha trabajado sobre ellas y se ha llegado a buenas conclusiones. Igual que se han abordado cuestiones internacionales, que era otra de las recomendaciones. A lo largo de este último año, afortunadamente, yo he visto como se ha prestado atención a numerosas cuestiones y temas internacionales, aunque ahora no quiero mencionarlos. Había una queja sobre por qué no se ha tratado tal tema. Pues no están ustedes al corriente, porque sí se ha tratado. Hay un asunto en particular que ha sacado a colación uno de los hermanos, preguntando por qué no se ha tratado. Sí se trató, y se hizo con seriedad. Sin embargo, no se alcanzaron los resultados deseados, aunque sí se trabajó, y con seriedad. En nuestras manos estaba una parte del trabajo, mientras que otra estaba en otras y, naturalmente, no podía dar resultado. En todo caso, los jóvenes han trabajado y reflexionado sobre cuestiones internacionales. El tema de las actividades de Yihad es realmente asombroso, y un servidor, aunque he dado las gracias muchas veces, considero verdaderamente necesario expresar una vez más mi agradecimiento y dar gracias a Dios por haber dispuesto así a nuestros jóvenes. En cuanto a la queja de los amigos del Yihad, tienen razón cuando preguntan por qué no se los invita a reuniones donde se toman decisiones y por qué, al programar los servicios que se ofrecen, no se les pregunta su opinión y apenas se los usa como mano de obra. Son críticas pertinentes y tienen razón.

Otra de las tareas asumidas este año por un grupo de jóvenes es ocuparse de las cuestiones relativas a las transferencias (de acciones en empresas estatales). Es cierto que puede ser que en estos asuntos se hayan cometido algunos excesos, pero en nuestra opinión el hecho de estar pendientes de esos asuntos ha sido positivo. Ha hecho a los responsables conscientes de sus responsabilidades. En cuanto a la crítica que ha formulado antes uno de estos amigos, diciendo que los estudiantes han trabajado sobre el terreno en ese campo y no están de acuerdo, eso se puede discutir. Pero, en todo caso, el hecho en sí de estar pendientes de esos asuntos parece haber sido positivo, y han surgido además algunas asociaciones espontáneas. Otras cuestiones que en opinión de este humilde servidor son de gran importancia y deben atenderse son las cuestiones familiares y la cuestión de la mujer, a la que aquí se ha apuntado bien, y en ese campo lo que es cierto es que ha habido insuficiencias. Acepto todo lo que se diga y se proteste en ese sentido, y yo mismo estoy convencido de que en ese campo ha habido una negligencia seria. Por fortuna, esa es una de las cuestiones que he visto que se trata en los debates estudiantiles.

Varias recomendaciones a los jóvenes:

1) Construcción de uno mismo como individuo y en sociedad

Bien, en cuanto a las recomendaciones que quiero hacerles a la vista de lo expuesto, hay varios asuntos que tengo anotados. Mi primer consejo a ustedes, queridos jóvenes, tanto los estudiantes como el resto de jóvenes que he mencionado, es el de construirse a uno mismo. Es muy importante, tanto en el plano individual como en el colectivo. Deben construirse a sí mismos tanto ustedes como personas como su colectivo como tal. Construirse a uno mismo es muy importante. El mes de ramadán es una buena oportunidad. Estamos ya a finales de mes, pero estos pocos días que quedan son una buena oportunidad para la plegaria, el diálogo con Dios y la intimidad con el Corán. Y no abandonen el trabajo sobre el vínculo espiritual con el final del mes de ramadán. No vaya a ser que esa labor se lleve a cabo durante ramadán, por estar ustedes ayunando y en condiciones anímicas propicias para la plegaria y el diálogo con Dios, pero la abandonen al terminar el mes. No. Acercarse al Corán, conectarse al Corán, hacer las oraciones diarias con presencia de espíritu, rezar a primera hora, prestar atención a las plegarias ―a algunas de las cuales he señalado y a otras que les diré―… son cosas a mi juicio necesarias para construirse a uno mismo. Los ayudarán a pasar con facilidad, sanos y salvos, por terrenos resbaladizos, que los hay: un terreno resbaladizo es el miedo; otro, las dudas; otro, el sentimiento de debilidad; otro, las motivaciones malsanas. En el camino, se nos presentan muchos terrenos resbaladizos, en particular a los activistas de asuntos sociales, que tienen por ello mayor necesidad de construirse a sí mismos y de potenciar su vigor mental y espiritual. A mi juicio, una vez que ustedes han potenciado su vigor mental y espiritual, sus capacidades se verán aumentadas tanto en el campo del pensamiento como en el de la toma de decisiones y en el de la acción, que son cosas que necesitamos en nuestra juventud.  Esa es nuestra primera recomendación y lo primero que quería decirles a ustedes, queridos jóvenes, que son para mí, en el verdadero sentido de la palabra, como mis hijos, y yo deseo para ustedes lo mismo que deseo para los hijos de mi propia progenie. Lo que les digo lo considero útil para ustedes en el verdadero sentido de la palabra, y por eso lo digo. Hasta ahí la primera recomendación.

2) Reforzar los propios fundamentos ideológicos y evitar la pasividad y la desviación

La segunda recomendación es que refuercen sus fundamentos ideológicos. Es muy importante. Gracias a Dios, entre ustedes son muchas las personas lúcidas en el pensamiento que reflexionan y trabajan sobre distintos campos. Aun así, la juventud y su entorno ―universidad incluida― han sido presa desde antiguo de ciertas plagas. Dos grandes plagas asolan a la juventud, de las que una es la pasividad y la otra la desviación. Se es pasivo cuando se siente que se tienen las manos atadas, que no se es útil y que no hay esperanza frente a los acontecimientos difíciles. Eso se arregla con la recomendación anterior: cuando se fortalece la espiritualidad, de ninguna manera aparecerá pasividad alguna. Y la desviación ―desviación en el pensamiento, desviación respecto a los fundamentos ideológicos― se elimina con la siguiente recomendación. Miren ustedes, en los inicios de la Revolución había jóvenes que eran musulmanes y habían entrado en acción por el Islam, pero, dado lo endeble de sus fundamentos ideológicos ―por el motivo que fuera―, fueron captados por grupos eclécticos, y aquellos sanos jóvenes devotos que aspiraban al Islam terminaron convirtiéndose en personas tales que incluso volvieron sus armas hacia sus propios compatriotas. Apuntaron a jóvenes, a viejos, a tenderos, los atacaron y cometieron aquellos terribles crímenes. Fue por la debilidad de sus fundamentos ideológicos que los captaron esos grupos malsanos y los arrastraron por ese camino. Al final, aparecieron debajo de la bandera de Saddam. Así acabaron. La fuente de todo aquello no es sino esa falta de solidez intelectual. En esa misma época, hubo otras personas ―yo conocí a muchos de tales individuos antes de la Revolución en esos mismos grupos y otros similares― que se mantuvieron firmes como una roca, porque sus fundamentos ideológicos eran correctos. Estaban en contacto con los libros del mártir Mortezá Motahharí, conocían el pensamiento de Alamé Tabatabaí y estaban familiarizados con lo que decía el mártir Sadr. Sus fundamentos intelectuales e ideológicos eran por lo tanto sólidos, y se mantuvieron firmes como una roca. Otros tenían fundamentos ideológicos débiles y, por desgracia, se perdieron. Hubo también personas que al principio de la Revolución realizaron actividades revolucionarias, pero más adelante terminaron formando parte del grupo de los arrepentidos. Uno de los problemas de nuestra Revolución es la cuestión de esos señores arrepentidos, que un día fueron revolucionarios y después se arrepintieron de haberlo sido.

Las excepcionales plegarias del Al-Sahifa al-sayadiya

Esas cosas suceden a causa de debilidades en los fundamentos ideológicos. Cuando hay tales flaquezas, es natural que no se puedan mantener las convicciones ante las vicisitudes, antes las preguntas y ante las dudas, ni mantenerse en el camino recto. Por eso creo que ustedes deben atender las cuestiones de fe, de doctrina y de pensamiento. Fíjense. Esa plegaria que he mencionado ―la vigésima plegaria del Al-Sahifa al-sayadiya, la célebre plegaria de Makarim al-Ajlaq― dice así: Al-lahumma bal-lig bi-imani akmal al-imani wach-al yaqini afdal al-yaqín. Dice: «Tengo certeza, pero haz de mi certeza la mejor de las certezas». Wa-ntahi ila áhsani-n-niat wa bi-ámali ila áhsani-l-aamal. Así hasta el final de la plegaria, que realmente es una plegaria asombrosa. Yo recomiendo a los jóvenes que conozcan la vigésima plegaria del Al-Sahifa al-sayadiya, aunque las plegarias del Al-Sahifa al-sayadiya son extraordinarias en general, no solo una o dos. He mencionado la vigésima, pero la vigésimo primera es también asombrosa en cierta manera, como lo son las distintas plegarias que hay en ese libro extraordinariamente valioso. De momento, lean ustedes esa vigésima plegaria, que es la plegaria de Makarim al-Ajlaq, prestando atención. Afortunadamente, se han hecho buenas traducciones del Al-Sahifa al-sayadiya, de las que yo he visto tres o cuatro, y hay que reconocer que eran excelentes y eran fiables. Repásenlas y úsenlas. Esta era mi segunda recomendación, queridos jóvenes.

3) Importancia de mantener el idealismo y las reivindicaciones

La tercera recomendación es que no arríen ustedes la bandera del idealismo y las reivindicaciones. Todas las intervenciones que han hecho ustedes en esta hora y media eran reivindicaciones. El destinatario de algunas de ellas ha sido este humilde servidor; el de otras, mi oficina; y el de otras, otros organismos. Esto tiene gran valor. No dejen ustedes de reclamar ni abandonen ese idealismo. Es de idealismo de lo que se trata. Es posible que algunas de las cosas que ustedes reclaman no sean factibles, como de hecho sucede. Cuando uno entra en el campo de la acción, los problemas del trabajo sobre el terreno se le hacen más visibles. Se entiende que todas las cosas que queríamos, bien no eran factibles, bien no lo eran con rapidez. Sin embargo, ese idealismo, en sí, es valioso, porque de no existir perderíamos el rumbo. Ese idealismo hace que no lo perdamos y que no andemos dando vueltas de un lado a otro. Preserven ustedes ese idealismo y esos importantes ideales: la justicia, la independencia, la eliminación de la corrupción y, en última instancia, la civilización islámica. Crear la civilización islámica es el ideal principal, verdadero y definitivo. No pierdan ustedes todo eso. Reclámenlo y reflexionen sobre ello. Eso sí, las reivindicaciones deben plantearse de manera razonable, y quizá ahora diga algunas cosas a este respecto.

Vigilar que el enemigo no abuse de las reivindicaciones de uno

Tengo anotados para decirles dos puntos sobre el tema de las reivindicaciones que me parece bien que se les preste atención. El primero es que la reivindicación va naturalmente acompañada de algún tipo de protesta. Lógicamente, cuando hay una reclamación quiere decir que hay algún defecto y nosotros reclamamos que ese defecto se elimine. Una reclamación en buena lógica es eso y, por lo tanto, va vinculada a una protesta. No dejen ustedes que esa reclamación suya sea considerada una protesta contra el sistema islámico. Es importante, porque el enemigo está al acecho de eso mismo. A veces, es posible que ustedes tengan reproches que hacer, por ejemplo, sobre la cuestión de la Bolsa o sobre el Kia Pride. Formulan ustedes su protesta y el enemigo considera, por el modo de protestar, que se trata de una protesta contra el sistema, o bien insinúa que es así. No lo permitan. Eviten que el enemigo halle con su reclamación y su protesta la oportunidad de hacer esa consideración o de insinuarla al público.

El segundo punto es que es bueno que la bandera de la reivindicación esté en manos de ustedes. Si la dejan en el suelo, es posible que la recojan personas cuyo objetivo no es arreglar los problemas de la gente, sino oponerse al Islam, a la República Islámica y al sistema islámico y combatirlos. No lo permitan. Eso no debe ocurrir. También es cierto que, a la izquierda marxista, que siempre ha ido detrás de estos asuntos, en la actualidad no le queda prestigio a nivel mundial. Esa corriente ha caído en una grave indigencia. Desde el punto de vista de las ideas ―según sus términos, de la teoría―, son realmente débiles y no tienen nada que decir; y, desde el punto de vista político, todos sus jefes y grandes personalidades acabaron rindiéndose a Estados Unidos, al régimen sionista y a los grupos monárquicos. Así las cosas, adolecen tanto de indigencia ideológica como de indigencia política y de indigencia en el campo de la acción. Carecen de personas eficaces y abnegadas que salgan a la arena en estos terrenos. Por lo tanto, no son nada. Pero, de todas maneras, siempre hay personas que quieren aprovecharse de las buenas consignas, de las consignas correctas. Si ustedes abandonan esas consignas, es posible que ellos se las apropien. Hasta ahí otro punto.

4) Hacer propuestas a la vez que se critica y evitar la agresividad

El cuarto punto es que reclamar no consiste solo en criticar. Reclamar no es solo protestar, si bien en la reclamación hay también protesta. La crítica debe ir junto a la propuesta. Hoy, por otra parte, ha habido propuestas y eso es bueno. Algunas de ellas son propuestas aceptables y otras se pueden estudiar, pero el conjunto de los jóvenes que escuchan estas palabras y son activos en este terreno deben tener presente que, solo criticando y limitándose a protestar, las cosas no avanzarán. Eso no tiene en modo alguno utilidad ni efecto duradero, aunque en un principio pueda tener alguna leve utilidad. Lo que sirve son las propuestas. Fíjense en que, en el Islam, junto a la prohibición del mal va la prescripción del bien. La prohibición del mal es la protesta, y la prescripción del bien es la propuesta, la exposición de una solución, la exposición de algo que deba y pueda hacerse. Ambas cosas van juntas, de manera que acompañen ustedes siempre la reivindicación de la presentación de una solución que sea buena y aceptable. Por cierto, no acompañen sus reivindicaciones de agresividad e injurias. Eso les pido, aunque ustedes hoy han hablado a un servidor muy bien, con respeto, y les estoy agradecido. También es verdad que, hace tiempo, tanto en el período de mi presidencia de la República como incluso antes, cuando iba a la universidad, a veces me topaba con actitudes agresivas y no le daba importancia. Podía adaptarme y, al final, en el enfrentamiento entre este servidor, allá sentado sobre la tarima, y aquel grupo que criticaba, al final el vencido no era yo.

En cuanto a hoy, todos ustedes han hablado muy bien, gracias a Dios. Sin embargo, hay veces en que van responsables a las universidades o participan en reuniones con estudiantes o con jóvenes para hablar y escuchar, y los sabotean. Ustedes aquí se han quejado de que tal y tal y tal persona no han ido al ambiente universitario, pese a habérselos invitado, y sí. Un servidor ha aconsejado repetidamente a los responsables que vayan y hablen en las universidades, que presten atención y hablen. Esa es mi convicción, pero ellos responden que, cuando van, el objetivo de los jóvenes que se juntan allí no es entender ni que se aclaren las cuestiones, sino sabotear. Por eso no van. Yo ruego que no cierren el espacio de diálogo. Cuando se sabotea el debate y se producen insultos, injurias y similares, naturalmente el espacio de diálogo se cierra. No dejen que eso suceda. Hablen de manera argumentada y razonada. Claro que es posible que algunas cosas que se digan sean duras, y no pasa nada. Formular críticas duras no es incompatible con que no se den al hacerlo agresividad, insultos y cosas de ese tipo.

5) Importancia de influir en el discurso público

El quinto punto es la creación de discurso, a la que he aludido al principio de mi intervención. Una de las bendiciones de las sesiones como la estamos teniendo hoy y las que tenemos y hemos tenido con jóvenes ―últimamente al menos una vez al año, y antes más― ha sido la de la creación de discurso: cuando uno expone un asunto y se difunde, el conjunto de los jóvenes y no jóvenes lo oyen y progresivamente va dando forma a la mentalidad. Las mentalidades no son sino el discurso. En otras palabras, se forma en la sociedad una orientación del pensamiento determinada, lo que es de gran valor. Lo que yo les pido es que las corrientes estudiantiles den importancia a la creación del discurso. Identifiquen las cuestiones del sistema, reflexionen, piensen soluciones medidas y sólidas, y plantéenlas.

Ciertamente, la radiotelevisión nacional debe ayudar. De eso no cabe duda: la radiotelevisión nacional debe ayudar. En los últimos tiempos, la radiotelevisión nacional tiene secciones jóvenes, alegres y revolucionarias, pero no se les ha prestado mucha atención. A fin de cuentas, las opiniones de los jóvenes y el contenido que ellos preparan deben ser objeto de atención, de modo que se cree discurso en la sociedad. Al crearse discurso, el público se interesará por los grupos jóvenes de vanguardia y se producirá un avance. Por decirlo de otra manera, se suscitará el interés público y, entonces, surtirá efecto sobre la selección de gestores, directivos, etc.

El remedio a los problemas del país, un Gobierno joven y hezbolahí

Por supuesto, yo creo ―como recalqué ya el año pasado y he dicho en multitud de ocasiones― en un Gobierno joven y hezbolahí, y tengo las esperanzas puestas en tal Gobierno. Por otra parte, por «Gobierno joven» no debe entenderse simplemente que deba haber un presidente de la República joven de, pongamos por caso, 32 años de edad. No es eso. Un Gobierno joven es un Gobierno que se mantenga en pie, con energía y disposición, que esté en edades tales que pueda hacer esfuerzos y trabajar, sin cansarse y quedar fuera de juego. A eso me refiero. Hay quienes se mantienen jóvenes, en cierto sentido, hasta edades avanzadas. Ese mismo querido mártir al que ustedes han hecho referencia, el general Soleimaní, en quien un servidor piensa día y noche, tenía sesenta y tantos años. No es que fuera muy joven, pero, aun si hubiera vivido diez años más y yo siguiese en vida y me correspondiese decidir, lo habría mantenido en el puesto. No lo habría apartado, por más que no fuese joven. De manera que hay ocasiones en que personas que no están en la edad de la juventud pueden llevar a cabo bien tareas propias de jóvenes. En todo caso, a mi juicio el remedio a los problemas del país es un Gobierno joven hezbolahí y devoto capaz de hacer que el país atraviese caminos difíciles.

6) Ampliar el frente de la Revolución y evitar excluir a personas comprometidas

El punto siguiente en estas recomendaciones que traigo anotadas, y que creo que es el sexto, es que amplíen el frente de la Revolución. Sumen apoyos, no excluyan. Que una mera diferencia en las formas o en la opinión sobre tal asunto no lleve a una exclusión. Algunos creen en el Islam, en la Revolución, en el sistema islámico y en muchas de las cosas a las que ustedes dan importancia, pero en tal asunto particular no están de acuerdo con ustedes. Eso no debe hacer que rechacen a esa persona y la consideren ajena al círculo revolucionario. Amplíen ustedes el frente de la Revolución todo lo que puedan, atrayendo más gente. Por supuesto, no me refiero a atraer a personas desleales o sin convicción, sino a personas creyentes, aunque puedan tener diferencias de formas con ustedes.

7) Claridad y brío frente a quienes siembran dudas en los principios y embellecen al enemigo

El siguiente punto, que es el séptimo, es que en el extremo opuesto de la exclusión y el rechazo hay otra posición que es también errónea. Hay algunos que ponen todo su empeño en sembrar dudas respecto a los fundamentos de la Revolución y negar las señales de progreso del país. Con esos hay que hablar de manera clara y enérgica. Dejen claros los límites que los separan de ellos. Yo no les aconsejo en absoluto que tengan deferencias con quienes no comparten los fundamentos de la Revolución, siembran dudas en esos fundamentos, embellecen al enemigo y ponen a nuestros pies el camino del error. Eso no puede ser. En esos casos, sean francos y vehementes. Cuando siembran dudas hacen de columna vertebral de la labor cultural del enemigo. Es ese el corazón de la guerra suave del enemigo: crear dudas. Si alguien dentro del país lleva a cabo la misma labor que el enemigo, naturalmente hay que plantarle cara. A fin de cuentas, hay personas que ayudan al enemigo y lo presentan bajo una luz favorable.

Los pueblos e incluso los Gobiernos odian a Estados Unidos

Permítanme decirles que, a pesar de los gastos ingentes que ha hecho Estados Unidos durante muchos años para presentarse como un país atractivo a ojos del mundo entero, hoy en día la sociedad estadounidense no solo no resulta atractiva, sino que tanto el país en sí como la sociedad y el sistema político estadounidenses se han convertido en cierto sentido en un ente odiado en una parte importante del mundo. Esa es la realidad. Cuando prenden fuego a la bandera norteamericana en muchos países e incluso en el propio Estados Unidos ―hace un tiempo había un informe claro según el cual un grupo de gente había quemado la bandera estadounidense dentro mismo de Estados Unidos― es que los pueblos los odian. Incluso jefes de Estado de países que ayudan a Washington en muchos asuntos, cuando se ponen a hablar y dicen lo que sienten en su fuero interno, uno ve que, respecto al conjunto de los dirigentes y el Gobierno norteamericano, lo que tienen es odio, desconfianza y desconsideración. Es cierto que ese odio y ese rechazo se deben en parte, en estos últimos años, a la presencia de los señores que están en el poder allí. En parte es gracias a ellos, a esos excelentísimos caballeros que están al mando: por una parte, su presidente, al que hasta le han llamado «doctor Trump», lo que recuerda a un programa llamado Hola, Doctor que hacían unos humoristas jóvenes nuestros. Y, por otra, un ministro de Exteriores muy mediocre, que dice disparates y habla sin parar y constantemente está diciendo cosas sin sentido y sin propósito por aquí por allá, disparatadas y delirantes. Eso influye, claro está. La presencia de esas señorías influye en el odio a Estados Unidos de los pueblos e incluso de responsables de países. Pero no es solo eso. Está la actuación de Estados Unidos a lo largo del tiempo, las guerras que engendra y su actuación en muchos países: en Afganistán, en Irak, en Siria… Proclaman abiertamente que despliegan tropas en Siria o en tal país porque allí hay petróleo. ¡Y eso lo dicen abiertamente! A tal punto llega su descaro. Ahora bien, los estadounidenses no permanecerán ni en Siria ni en Irak. Tienen que ser expulsados y con seguridad lo serán. De eso no cabe duda, serán expulsados, pero, en fin, así es como se comportan: matan hermanos, lanzan guerras, ayudan a Estados tiránicos y con mala reputación ―Estados que tienen mal nombre en el mundo, en el auténtico sentido de la palabra―. Los crímenes que han cometido, las guerras que han lanzado, su fomento del terrorismo, su respaldo incondicional a la creciente iniquidad del régimen sionista, las desigualdades y, últimamente, además, su desastrosa gestión del asunto del coronavirus son las cosas que han creado odio a Estados Unidos. Y a ese Estados Unidos hay quienes intentan hacerlo presentable a ojos de la gente.

8) Prestar atención al progreso científico

El punto siguiente, el octavo, es la cuestión del progreso científico. Es una cuestión en la que insisto desde hace años y en la que debe insistirse aún. Vuelvo a decir: «Saber es poder» (2). La ciencia es poderío, es fuerza y hay que ir tras ella. Los ámbitos universitarios y de investigación deben sin falta prestar atención a la cuestión de la ciencia. Tengan en cuenta, por otra parte, que si yo insisto en esta cuestión es porque la ciencia es para el progreso del país, para abrir nuevos horizontes y para lo que dije hace unos años de que, en cincuenta años, tenemos que llegar a un punto en el que, si alguien quiere beneficiarse de las novedades científicas a nivel mundial, tenga que aprender el persa. Se trata de hacer ciencia con esa intención, con ese objetivo. En el mundo, fueron personas con tales ideas quienes hicieron avanzar la ciencia. De lo contrario, cultivar la actividad científica por un interés personal de corto plazo no tiene demasiado valor. Lo fundamental en la actitud respecto a la ciencia es tener esa perspectiva que abra nuevos horizontes.

9) Dar importancia a la cuestión del hiyab y el pudor islámicos en el ámbito universitario

La novena recomendación es relativa al hiyab y el pudor islámicos en las universidades, cuestión respecto a la cual tengo un interés particular, y yo les pido tanto a los responsables y rectores universitarios como a los altos cargos de los ministerios relacionados con las universidades y a los propios estudiantes ―sobre todo a las señoritas― que presten atención a la cuestión del hiyab y al mantenimiento de las distancias entre hombres y mujeres propio del Islam, que le den importancia y que respeten en la universidad los preceptos de la ley religiosa.

10) Mantenerse alerta frente al reclutamiento por el enemigo de jóvenes iraníes

El último punto es que tanto los propios jóvenes como las personas y los organismos que se ocupan de cuestiones relativas a la juventud deben saber que, igual que nosotros damos importancia a la juventud pensando en el futuro y el progreso del país, también nuestro enemigo le da importancia para dañar al país y poner a la Revolución de rodillas. Ellos también conocen el lugar que ocupa la juventud. Todos deben tener presente que también ellos trabajan sobre nuestros jóvenes e intentan aprovecharse de ellos. También ellos están detrás de lo mismo y diseñan planes para ello. En ocasiones necesitan agentes dentro del país y trabajan sobre jóvenes del interior; en otras, lo hacen porque necesitan propagandistas, analistas, figuras políticas, etc.; otras veces, lo que necesitan es obligar a un joven, por ejemplo, a dar la espalda al país e irse, como ya hemos visto que ha sucedido: con mucho alboroto, empujan a un artista, un deportista, un estudiante de ciencias islámicas poco formado o un universitario a abandonar el país. Son cosas que hace el enemigo con los jóvenes. Todos deben estar atentos y tener cuidado de que no se ayude al enemigo a reclutar jóvenes de la sociedad iraní.

Espero que Dios el Altísimo otorgue Su gracia y su favor a todos ustedes. Este servidor reza por los jóvenes regularmente y sin interrupción, al menos una vez al día. Rezo por los jóvenes que son ustedes y por todos los jóvenes del país, para que Dios los ayude, los guíe, les dé la felicidad y zanje sus problemas, ya sea en relación con el empleo, el matrimonio o los diversos problemas que tengan. Y seguiré rezando, si Dios quiere. Quiera Dios dar respuesta a esas plegarias, que lo hará. Estén seguros de que el día de mañana la situación de la juventud será mejor que la actual, con la ayuda de Dios y con la bendición de los favores del Imam del Tiempo (por él se sacrifiquen nuestras almas), y no olviden dirigir a ese gran imam sus súplicas de ayuda e intercesión, rezar, y quiera Dios llenar su corazón y mantenerlo lleno de amor a ustedes, a nosotros, a todos los pueblos musulmanes y en particular a nuestro querido pueblo, y hacernos dignos de ese amor. Saludo el espíritu purificado de nuestro gran imam Jomeiní y el espíritu de nuestros mártires queridos, y pido la misericordia y el perdón divinos para ellos. En cuanto a los anillos que han pedido antes los caballeros y una señora, así como la kufiya, el Corán y demás, se los regalaré, Dios mediante.

Con ustedes la paz, la misericordia de Dios y Sus bendiciones. 

NOTAS

(1) Conforme a dicho contrato, la organización militar y financiera de Irán pasaba bajo supervisión de los ingleses, a quienes se concedían además los ferrocarriles y las carreteras de Irán.

(2) Comentario al Cima de la elocuencia de Ibn Abi-l-Hadid, vol. 20, pág. 319.