El medioambiente, una de las cuestiones más importantes a escala mundial, se halla hoy frente a numerosos problemas. El Líder de la Revolución Islámica, su eminencia el ayatolá Jameneí, ha considerado repetidamente el medioambiente un tema vital, señalando al régimen de Estados Unidos como su mayor destructor. KHAMENEI.IR publica una selección de sus declaraciones sobre el asunto.
El Islam valora el medioambiente y llama a preservarlo
«Respecto a la visión que tiene el Islam de la tierra, el planeta y todo este complejo que es la cuna de la vida del ser humano, de su nacimiento, su desarrollo y su centro de retorno, en un momento el Corán dice: “Y ha puesto la Tierra al servicio de los seres humanos” (55:10). Creó la Tierra, este planeta, para los seres humanos. Es de todos. No pertenece solo a algunos, ni tienen algunos más derecho a ella que otros ni pertenece a una generación menos que a otra. Hoy, les pertenece a ustedes. Mañana, pertenecerá a sus hijos, a sus nietos, a su descendencia y, así, hasta el final. Esto es así en toda la extensión del planeta. La creación que es la Tierra es de los seres humanos. Les pertenece. En otra aleya, dice: “Creó para vosotros todo lo que hay en la Tierra” (2:29). Cuanto hay en la Tierra y pertenece a ella ha sido creado para ustedes los seres humanos. Por lo tanto, como es propiedad suya, los beneficia y los pertenece, no deben destruirla. Toda ella es valiosa. Hay cosas que a una persona superficial le pueden parecer valiosas y otras que no, pero todas lo son. Todas ellas son bendiciones, todas ellas son gracias; no tienen derecho a destruirlas. Ni los jardines y huertos, ni los bosques, ni las llanuras y praderas ni los desiertos. Todo ello pertenece a los seres humanos, y debe aprovecharse» (08/03/2015).
«EEUU, Estado matón, se opuso al Protocolo de Kioto»
«El tema del medioambiente es un tema muy importante. De manera sucinta, esa importancia reside en la responsabilidad del ser humano ante la naturaleza. El ser humano debe sentirse responsable. Igual que nos sentimos responsables de los seres humanos, debemos sentirnos responsables de la naturaleza. El Islam y las religiones divinas han buscado mantener el equilibrio entre el ser humano y la naturaleza. Ese es el objetivo principal. Que no se preserve ese equilibrio se debe a distintos factores, de los que los fundamentales son el egoísmo humano, el deseo de poder y el matonismo de algunos de nosotros los seres humanos. Y, cuando eso no sucede ―es decir, cuando no se preserva ese equilibrio―, se produce la crisis del medioambiente, y esa crisis medioambiental perjudicará entonces a toda la humanidad y a todas las generaciones.
»En la actualidad, esa crisis no es algo particular nuestro ―suponiendo que sea correcto hablar de “crisis”, pero sí lo es al menos hacerlo de “gran desafío”―. Ese gran desafío, pues, no es hoy día algo particular nuestro. Ese desafío existe en la actualidad en todo el mundo, y se debe a esa misma falta de sentido de la responsabilidad. Ya vieron ustedes cómo se opuso EE. UU., como Estado matón que es, al Protocolo de Kioto. Hablamos de una actitud pendenciera respecto a un tratado que no es cosa de un país o dos ni de un rincón u otro del mundo, sino que concierne al mundo entero. La cuestión de los gases de invernadero no es algo que dañe a un país o a un grupo de gente. No, afecta a toda la humanidad. Sin embargo, el problema fundamental de las cuestiones del medioambiente es que los efectos de su destrucción no se hacen visibles con facilidad ni rápidamente. Ahora, una vez que aparecen, remediar los daños y problemas lleva en ocasiones mucho tiempo, y en otras es imposible. Piensen por ejemplo en que el derretimiento de los hielos polares lleve a una subida del nivel del agua de los mares o en muchas otras cuestiones ambientales diversas. Ya no son cosas que tengan remedio para la humanidad. No son ya cosas que se puedan compensar en diez, veinte o cien años. Tendrán efectos duraderos para la humanidad» (08/03/2015).
«El mayor destructor del medioambiente es el régimen de EEUU»
«Los principales destructores del medioambiente son Estados poderosos que no respetan ningún límite ni principios humanitario en el uso de armas químicas, los ensayos de armas nucleares y la producción de armas, siendo de hecho la humanidad la víctima de esos poderosos. En la actualidad, la ciencia ha sido arrastrada hacia una senda equivocada, y las potencias mundiales la emplean, haciendo un mal uso del conocimiento humano, para consolidar las bases de su poder, sin escrúpulo alguno por destruir en esa senda el medioambiente y la naturaleza.
»El mayor destructor del medioambiente es el régimen de EE. UU., que ni siquiera se somete a los acuerdos internacionales. Hoy día, muchos de los poderosos del mundo lanzan proclamas de defensa de los derechos humanos, cuando en la práctica no hacen nada por defender los derechos del pueblo de Palestina, oprimido en su propia tierra» (19/06/2001).
«El medioambiente no es un lujo ni una cuestión secundaria, sino algo vital»
«Insisto en que, en las fases operativas, tratemos de alcanzar metas constructivas. Para mí, la cuestión del medioambiente y la preservación de los recursos naturales no es un lujo ni un asunto secundario. Es una cuestión vital. En nuestros esfuerzos en pos del desarrollo del país, eso tiene que ser prioritario y básico. Incluso en la propensión a la industria debe prestarse atención a ese tema, para que el país pueda beneficiarse y que nosotros, que somos un país que cuenta de manera natural con una naturaleza rica y adecuada ―porque, realmente, medios debidos al clima los tenemos, y lo que se ha destruido ha sido destruido por manos humanas―, podamos aprovechar esos medios, incrementarlos y no dejar que esos recursos desaparezcan» (05/03/1999).
«La contaminación del medioambiente es señal de un mal uso de los recursos naturales»
«En la actualidad, los recursos humanos no se utilizan de manera óptima. Igual que se desperdician y destruyen talentos y capacidades, lo mismo ocurre con las capacidades de la naturaleza. Todos estos fenómenos contrarios al medioambiente y de contaminación medioambiental que ven ustedes se deben al mal uso de los recursos naturales. Este es el camino que ha tomado la humanidad y por el que va adelante, pero no es el camino correcto ni el único. El camino del conocimiento cuenta con muchísimas vías. El ser humano puede encontrar ese camino al amparo del sistema divino y transitar por él» (05/10/2000).
«Las campañas militares de EEUU en Asia Occidental han destruido el medioambiente de la región»
«Algo que ha venido hoy en día a añadirse a la tiranía internacional es que las potencias mundiales arrogantes, encabezadas por los Estados Unidos de América, no consideran que otras naciones tengan derecho a hablar y expresar su parecer. Cualquier cosa que vean útil o necesaria para su propia política la hacen, aunque sea en detrimento de alguna nación o naciones. Por ejemplo, en el caso de Irak, destrozan y aplastan la región pisoteándola ellos mismos, con sus propios ejércitos y sus armas letales, y mientras en otras partes diversas del mundo se comete todo tipo de tragedias y crímenes por órdenes suyas o con su ayuda. Piensen así en todas las catástrofes que tienen lugar en Palestina ocupada, en Líbano o en otras regiones, y si un pueblo se expresa en contra de ello o los gobernantes de algún país del mundo se oponen, lanzan acusaciones de modo totalmente despótico y dictatorial contra esa nación o ese Gobierno, para quitarlos de en medio. Una tal catástrofe la han causado en el golfo Pérsico, destruyendo el medioambiente del que tanto hablan. ¿Acaso están dispuestos a que se haga lo mismo en las regiones en que viven ellos?» (04/11/1992).
«Las potencias occidentales no se apiadan del medioambiente en la persecución de sus intereses»
«Fíjense ustedes en lo que hacen las potencias occidentales en esta misma región del golfo Pérsico. En la persecución de sus intereses, no se apiadan de seres humanos, de animales, del medioambiente, del espacio, del agua de los océanos ni de ninguna otra cosa. Hoy en día, la potencia arrogante que es Estados Unidos se ha convertido en un peligro ―y un peligro grave― para todas las naciones del mundo. Si se considera permisible y legítima la prepotencia de un Estado que se arroga el derecho de inmiscuirse en todas las cuestiones del mundo, de los países y de las distintas regiones, imponiendo su parecer por la fuerza y la coacción, no dejará espacio para que los pueblos puedan vivir. No se dan por satisfechos con nada ni se detienen ante límite alguno. Dan amparo y pertrechan a seres carroñeros, serviles y obedientes contra los pueblos, como ya han hecho y como harán, aun más en el futuro, a no ser que los pueblos se mantengan firmes ante ellos con la ayuda del Islam» (06/02/1991).