Al escuchar estas palabras, por una parte, la idea que nos viene a la mente es que, probablemente, el ayatolá Jameneí se opone a la importación de vacunas extranjeras, sin embargo, más adelante en su discurso explica: «De otros sitios, sí; si se quieren procurar vacunas de un sitio seguro, no hay ningún problema». Queda claro que el énfasis en la prohibición de importar vacunas se aplica a estos tres países occidentales.

La interrogante y la observación que surgen de las palabras del ayatolá Jameneí es por qué el líder de una sociedad que necesita de vacunas y medicamentos en una situación de propagación del coronavirus, al igual que la de muchas otras naciones del mundo, anuncia su oposición directa a la importación de estos fármacos procedentes de algunos países que han conseguido comenzar la producción de los mismos. ¿Acaso el líder de la Revolución Islámica politiza la ciencia? ¿Resulta lógico este riesgo que está corriendo? ¿Acaso las hostilidades entre Irán y Estados Unidos, así como y algunas de las diferencias entre Irán y el Inglaterra y, a veces, Francia han provocado que lleve esta situación al campo de la terapia? En pocas palabras, ¿por qué estos tres países? ¿Acaso es solo una visión personal y como líder de una nación está imponiendo su opinión?

#Saludo_del_lobo es una etiqueta de las redes sociales que, por estos días, los iraníes han convertido en tendencia, aparentemente es un tema cómico. El hecho de considerar y leer los mensajes publicados con esta etiqueta, nos transmite una idea relativamente extraña. Su análisis nos indica que #Saludo_del_lobo es parte de un refrán persa que dice: “¡El saludo del lobo no es desinteresado!”. Esta interpretación histórica de que, si un día un lobo nos saluda, hay que estar alertas porque, con certeza, tendrá un interés y un propósito malvado y ocultos.

La parte más extraña que descubrimos es que la etiqueta #Saludo_del_lobo representa una respuesta a dos sucesos aparentemente caritativos por parte de organismos occidentales. Uno de ellos es la noticia de la donación de 150 mil dosis de una vacuna contra el coronavirus a Irán y, el segundo, el levantamiento de las restricciones derivadas de las sanciones a los medicamentos para facilitar la adquisición de vacunas a los países occidentales. ¿Acaso los iraníes deben responder ante la simpatía con hostilidad? ¿Acaso entre los iraníes, tanto el pueblo como las autoridades, existe una especie de ilusión conspiratoria por la que no comprenden sus claros beneficios y les hace enfocarse en los temas desde un punto de vista pesimista e ilógico?

Para poder responder a estas preguntas y aclarar estos puntos confusos, nos vimos en la necesidad de indagar un poco para, tal vez, encontrar un justificante de esta visión común entre el líder de la Revolución Islámica de Irán y el pueblo iraní (al menos una gran parte de él) de pesimismo con respecto a determinados países occidentales.  En el mismo discurso, cuando el líder de la Revolución Islámica mencionó a Francia, hizo alusión a un suceso del que poco se ha escuchado: «sobre Francia tampoco soy optimista, y el motivo es que tienen los antecedentes de aquella sangre contaminada». ¿Cuál es la historia de la sangre contaminada?

En los primeros años de la década de los 80 en Irán, la familia de un niño enfermo de hemofilia, llamado Masoud, denunció un suceso desagradable. Su hijo se había contagiado con SIDA tras recibir una sangre contaminada. El suceso llamó la atención y comenzaron las investigaciones al respecto. Al resultado final determinó algo peor: durante la guerra impuesta de Saddam contra Irán y entre los años 1983 y 1984, el Instituto Mérieux de Francia, que en la actualidad pertenece a la compañía también francesa Sanofi Aventis, había exportado factores coagulantes contaminados con VIH para el uso en pacientes con hemofilia a países como Irán y otros. La tragedia se agravó con el paso del tiempo. Los pacientes con hemofilia y talasemia que emplearon estos derivados como medicamento, se contagiaron con este virus y fueron muriendo uno tras otro.

Dejando a un lado esta oscura tragedia, hay otra pregunta cuya respuesta quieren los iraníes: Si la vida de los ciudadanos iraníes es tan importante para los políticos estadounidenses, británicos y franceses, ¿por qué han sancionado la compra de medicamentos esenciales y de difícil acceso por parte de Irán? ¿Por qué se ha impedido la venta de medicamentos de las empresas farmacéuticas y son amenazadas con la aplicación de fuertes multas en caso de venderlos a la República Islámica de Irán? ¿Qué forma de hostilidad puede representar un niño que padece la enfermedad de Piel de Mariposa (Epidermólisis bullosa) para Estados Unidos, Inglaterra y Francia como para que se sancionen sus medicamentos?

Naturalmente, el origen de esta desconfianza e inseguridad de la que ha hablado el líder de la Revolución Islámica de Irán y los usuarios iraníes en Twitter con etiquetas diversas, como “Saludo_del_lobo” o #compren_vacunas_seguras, muestra que no se encuentra solo en un tema específico como los acontecimientos en el campo de la medicina, la salud y el intercambio con Inglaterra, Estados Unidos y Francia. Definitivamente, esta mentalidad ha surgido con el paso del tiempo y como resultado de la experiencia y los diversos intercambios. Se puede decir que los iraníes, en especial en la era contemporánea, no han percibido un comportamiento benevolente y sincero como el que ellos han tenido con estos gobiernos.

El golpe de Estado contra el doctor Mosaddeq, el respaldo a la dictadura Pahlaví, la entrega de armas químicas a Saddam Husain y el respaldo íntegro a sus acciones contra Irán, el derribo de un avión de pasajeros iraní, el apoyo a los grupos terroristas, como MKO, y su organización en París y Nueva York, el fomento de las divergencias entre los iraníes y sus vecinos, la injerencia en el poder defensivo de la República Islámica, la creación de falsas olas de iranofobia, puesta en marcha de centros de propaganda antiraníes y los intentos por fomentar la diversidad social y, en su nivel más alto, la complicidad con las sanciones integrales y, en sus propias palabras, paralizantes, además de otros casos son parte de la experiencia histórica del pueblo de Irán en su interacción con estos tres países, en especial con Estados Unidos y Inglaterra.

Por supuesto, no está previsto que una nación y una sociedad se valgan de sus experiencias necesariamente. El estudio de la historia de hostilidad y daños colonialistas de estos tres países, incluso en la actualidad, contra otras naciones ha provocado que una sociedad alerta opte por elegir de una manera consciente ante estas tres naciones. Podemos mencionar casos como la realización de pruebas nucleares encubiertas en Argelia por parte de Francia, la distribución de mantas impregnadas con enfermedades infecciosas y mortíferas entre los nativos americanos por parte de los británicos, la infección furtiva con sífilis de soldados, prisioneros y enfermos mentales guatemaltecos, por parte de Estados Unidos, la venta de sangre de reos estadounidenses infectados de SIDA y hepatitis al Banco de Sangre de Canadá por parte de los Estados Unidos, entre otros.

Con un repaso a las palabras del ayatolá Jameneí queda claro que ese pesimismo no es ideológico ni antioccidental, al contrario de lo que se ha venido difundiendo, y es completamente una observación del comportamiento interactivo. Durante un encuentro con autoridades del Gobierno de la República Islámica de Irán, el 14 de junio de 2016, el ayatolá Jameneí dijo: «¿Qué agresión ha cometido la República Islámica contra Francia? Puesto que el imam Jomeiní estuvo allí durante un tiempo, Francia fue incluso apreciada por las fuerzas revolucionarias, sin embargo, se puede ver que lo que ellos hacen. Con respecto al tema nuclear hemos visto cómo los franceses desempeñaron el papel del policía malo - claro que la dirección del espectáculo corría por parte de Estados Unidos. Quedó claro que, en el tema nuclear, los franceses adoptaron la peor postura. ¿Qué les hemos hecho nosotros a los franceses? ¿Acaso los hemos atacado?»

Contrario a la falsa etiqueta antioccidental o pesimista con respecto a todo el mundo occidental, se puede destacar asimismo encuentro del líder de la Revolución Islámica con el primer ministro de Italia, el 12 de abril de 2016. En ese entonces, el ayatolá Jameneí expresó que Irán tiene una visión positiva y optimista de Italia. Incluso indicó que, a veces, hay que pasar por alto algunos momentos pasados y no se debe mirar de una forma injusta y generalizada la historia de los intercambios. Aquel país que ha representado menos desafíos para Irán se ubica al nivel los demás.

Por este motivo, el 10 de octubre de 2012, en un encuentro con los habitantes de la ciudad de Bojnourd el líder de la Revolución Islámica manifestó: «…los países europeos que] actúan como devotos de los estadounidenses y al servicio de Estados Unidos, son estúpidos. Nuestro pueblo no tiene malas experiencias de muchos de los países occidentales. Nosotros no tenemos mala experiencia con Francia, Italia y España. Sí, con Inglaterra tenemos muchas experiencias negativas. Al país lo llamamos “la Inglaterra mordaz”, sin embargo, esto no es así con otros países europeos. Con lo que ellos están haciendo, junto con Estados Unidos, algo que en nuestra opinión es totalmente ilógico, solo consiguen la enemistad del pueblo de Irán. Se vuelven odiosos ante los ojos de la nación iraní».

Por último, gobernar y dirigir a la sociedad global no es una ficción ni un sueño, sino que, en cambio, es un mundo de lógica, experiencia y probabilidades. El hecho de que el ayatolá Jameneí y el pueblo de Irán se muestren sensibles con respecto a la adquisición de vacunas de estos tres países, surge de la preocupación lógica que siente una persona que ha sido víctima. El pesimismo y la inquietud de que, posiblemente, cuando estos tres países entregan las vacunas, lo hacen con la personalidad del Dr. Jeykill, y buscan otro propósito, como si quisieran ponerlas a prueba en otras naciones, en especial cuando los mencionados fármacos en sus propios países todavía no han arrojado cifras esperanzadoras.