El Islam puro es lo contrario del Islam estadounidense

«El Islam puro es lo contrario del Islam estadounidense, que a su vez consta de dos ramas: el Islam anquilosado y el Islam secular. Eso es el Islam estadounidense. La Arrogancia y las potencias materialistas han apoyado y apoyan a ambas ramas. En algunos lugares las crean, en otros las orientan y en otros las fomentan. El Islam puro es lo contrario de eso. El Islam puro es un Islam que abarca todos los aspectos e incluye todo, desde la vida individual y la interioridad personal hasta la formación del sistema islámico» (03/06/2016).

El Islam estadounidense se lleva bien con el sionismo y sirve los objetivos de EEUU

«Lo que se ve en el mundo islámico es que, en nombre del Islam, los enemigos del Islam se enfrentan a este cubiertos por un revestimiento islámico. En palabras de nuestro gran imam Jomeiní (Dios Altísimo esté satisfecho de él), se trata del Islam estadounidense frente al Islam puro de Muhammad. El Islam estadounidense es un Islam que se adapta a las falsas deidades, se adapta al sionismo y se pone al servicio de los objetivos de Estados Unidos. Su apariencia es la del Islam, se llama Islam y quizá se realicen en él también algunas ceremonias islámicas, por más que, según lo que se dice ―si bien tampoco tengo información muy precisa―, esas personas que han aparecido y florecido con formas intolerantes en nombre del Islam en ciertos países ―últimamente en Irak, y antes en otros lugares― no son demasiado observantes de las prescripciones, leyes y deberes religiosos personales. En todo caso, lo cierto es que el sentido general en que se mueven se opone en ciento ochenta grados al sentido del Islam» (29/06/2014).

El Islam estadounidense es un Islam indiferente a la injusticia

«El punto primero y principal entre los fundamentos doctrinales del imam Jomeiní es la cuestión del Islam puro de Muhammad; es decir, el Islam que lucha contra la opresión, el Islam que aspira a la justicia, el Islam combatiente, el Islam partidario de los desposeídos, el Islam que defiende los derechos de los desharrapados, los afligidos y los oprimidos. Frente a ese Islam, el imam introdujo en nuestro vocabulario político la expresión «Islam estadounidense». Por «Islam estadounidense» se entiende un Islam ceremonial, un Islam indiferente a la opresión y la codicia, un Islam indiferente a la violación de los derechos de los oprimidos, un Islam que ayuda a los opresores, un Islam que ayuda a los fuertes, un Islam que se adapta a todo eso. A ese Islam el imam lo llamó «Islam estadounidense». La idea del Islam puro estuvo siempre en el pensamiento de nuestro gran imam; no es específica de la etapa de la República Islámica. Ahora bien, la realización del Islam puro no era factible sin el gobierno del Islam y la formación del sistema político islámico. Si el sistema político del país no se basa en la ley religiosa y el pensamiento islámicos, el Islam no puede ser capaz de librar un combate efectivo y verdadero contra los opresores del mundo, contra los prepotentes del mundo y contra los prepotentes de una sociedad. Por eso el imam consideraba la preservación y custodia de la República Islámica la mayor de las obligaciones. Si la mayor de las obligaciones es proteger la República Islámica, es porque proteger el Islam ―en el sentido auténtico de la palabra― depende de que se proteja el sistema político islámico. Sin sistema político, eso no es posible» (04/06/2010).

El Islam estadounidense es más peligroso que los medios militares y políticos de EEUU

«El Islam y los movimientos islámicos se han visto siempre más perjudicados por la hipocresía que por la franca incredulidad. Hoy en día, el Islam estadounidense ―es decir, aquel en que el nombre del Islam está al servicio de falsas deidades y persigue los objetivos de Estados Unidos y demás arrogantes―, no solo no es menos peligroso que los medios militares y políticos estadounidenses, sino que es más peligroso. Estén alertas frente a los adalides del Islam estadounidense, ya tengan la apariencia del ulema o la del político; denuncien sus palabras, sus gestos y sus orientaciones, y jamás traten de obtener su ayuda» (16/06/1991).

La división de los países islámicos favorece al régimen de ocupación israelí

«Si en el mundo islámico las distintas escuelas de jurisprudencia islámica se pelean y comienzan disputas entre ellas, el régimen de ocupación sionista respirará tranquilo. Eso lo han entendido bien. De ahí que por una parte creen grupos takfiríes ―que no solo declaran infieles a los chiíes, sino también a muchos de los grupos sunníes― y por otra pongan en circulación a una serie de esbirros para que junten leña para ese fuego y le echen gasolina por encima. Ponen a su disposición medios de comunicación de masas. ¿Dónde? ¡En Estados Unidos! ¿Dónde? ¡En Londres! El chiismo que pretenda difundirse por el mundo desde Londres y Estados Unidos es un chiismo que a la Chía no le vale para nada. Con todo lo que insisten en preservar la unidad de la Umma y en la fraternidad entre los musulmanes los líderes religiosos chiíes, en especial después de la victoria de la Revolución Islámica ―el gran imam Jomeiní y otros―, llegan unos más papistas que el papa buscando sembrar cizaña y crear conflictos y divergencias. Eso es justo lo que quiere el enemigo; es justo detrás de lo que andan los enemigos del mundo islámico, que no son ni chiíes ni sunníes, ni les gustan unos ni los otros. Eso lo tenemos que entender. A eso hay que prestarle atención» (11/09/2013).

«Desconfíen del Islam que agrade a Washington, Londres y París»

«Desconfíen del Islam que agrade a Washington, Londres y París, tanto del que es de tipo secular y prooccidental como del anquilosado y violento. No confíen en un Islam que tolera al régimen sionista, pero se enfrenta sin piedad a las demás escuelas de jurisprudencia islámica; que se acerca a Estados Unidos y la OTAN para reconciliarse, pero en el interior instiga guerras tribales y religiosas, tratando a los creyentes con el mayor rigor, y a los infieles con la mayor misericordia. Desconfíen del Islam estadounidense y del británico, que los arrastra hacia la trampa del capitalismo occidental, el consumismo y la decadencia moral. En décadas anteriores, tanto las personas más cultivadas como los gobernantes se enorgullecían de adscribirse lo más posible a Francia, Inglaterra y Estados Unidos o la Unión Soviética, y huían de la simbología islámica. Hoy, todo se ha dado la vuelta» (03/02/2012).

Occidente está intentando sustituir el Islam verdadero por el Islam takfirí y el Islam secular

«La terminología se debe revisar y corregir. Desde Occidente se les ofrecen y se les van a ofrecer a ustedes los dos modelos del Islam takfirí y el Islam secular, para que el modelo del Islam de los principios, moderado y racional, no cobre fuerza en las revoluciones de la región. Redefinan ustedes los términos con meticulosidad. Si ser demócrata significa tener talante popular y que haya elecciones libres dentro del marco de los principios de las revoluciones, sean todos demócratas; y si significa caer en la trampa de una democracia liberal de segunda y de imitación, no sean demócratas ninguno. Si salafismo significa tender a los principios conforme al Libro y la Tradición, ser fiel a los valores genuinos, combatir la superstición y las desviaciones, insuflar vida a la ley religiosa y oponerse a la occidentalización, sean todos salafistas; pero si por ello se entiende intolerancia, anquilosamiento y violencia entre las religiones y entre las escuelas de jurisprudencia islámica, el resultado no será compatible con la innovación, la tolerancia y la racionalidad ―que son pilares del pensamiento y la civilización islámicos― y se estará dando pie a la difusión del secularismo y la irreligiosidad» (03/02/2012).