Una parte de las declaraciones del Líder de la Revolución Islámica:

Ahora, la cuestión internacional e islámica de Gaza: va a hacer dos meses y medio desde que comenzaron los sucesos de la Franja. Se trata de un fenómeno sin igual en la historia reciente del mundo islámico. En la historia reciente —en todo este último siglo, quizás—, no ha habido ya cosa semejante. Son sucesos extraordinarios, sucesos únicos. ¿Y en qué son únicos? Pues son únicos por ambos lados, por ambas partes. Son sucesos únicos por parte del régimen sionista. ¿Por qué? Porque, en el período histórico que he señalado, jamás se había visto tal brutalidad, tales crímenes ni semejante sed de sangre. Son únicos; no se había visto ese modo de matar niños y de lanzar bombas antibúnker sobre los enfermos en los hospitales, ni esa crueldad ni esa perfidia. Eso, por parte del régimen sionista.

Por la parte contraria, por parte del pueblo de Palestina y los combatientes palestinos, no se había visto semejante firmeza, semejante paciencia, semejante resistencia ni ese modo de hacer enloquecer al enemigo. El pueblo de Gaza y sus combatientes se mantienen firmes como una roca, como una montaña. Eso es algo importante. No les llega el agua, no les llega la comida, no les llegan los medicamentos, no les llega el combustible… ¡no les llega el agua! Y aun así resisten y no se rinden. Es muy importante. No rendirse les dará la victoria. De hecho, los signos de esa victoria son visibles ya. “Ciertamente, Dios está con los que son pacientes” (Sagrado Corán, 2:153). Dios está con quienes son pacientes. El régimen sionista, con todo ese equipamiento y todos esos medios, se ha visto impotente frente a los combatientes palestinos, cuyo equipamiento no es apenas comparable al del régimen. Ya han oído ustedes que han sacado del campo de batalla partes importantes y activas de su ejército, al ver que no podían hacer nada y que solo estaban sufriendo pérdidas. Eso es importante; son fenómenos únicos.

Otra consideración esencial es que la derrota del régimen sionista en estos acontecimientos no es solo la derrota del régimen sionista: es la derrota de Estados Unidos. Hoy en día, nadie en el mundo hace distinciones entre el régimen sionista y Estados Unidos o Inglaterra. Todos saben que son lo mismo. Estados Unidos veta desvergonzadamente las resoluciones del Consejo de Seguridad para el cese de los bombardeos y el alto el fuego. No hay diferencia entre ellos; son los mismos. ¿Qué significa ese veto? Significa que es cómplice en el bombardeo de niños, mujeres, enfermos, ancianos y gente indefensa. En estos sucesos, Estados Unidos ha quedado deshonrado; el velo que cubría el rostro de la civilización occidental ha caído. La gran victoria de la nación palestina reside en haber dejado deshonrados a Occidente, a Estados Unidos y sus presunciones falaces sobre derechos humanos. Hoy todos saben ya lo que hay detrás de esas hipocresías y de esas referencias a los derechos humanos, etc. El feo rostro del monstruo funesto que son Estados Unidos e Inglaterra han quedado claros; se han hecho evidentes para todas las gentes del mundo. Israel no podría cometer esas atrocidades sin Estados Unidos. Si Estados Unidos no estuviera conforme, Israel no se atrevería. Es gracias al respaldo de Estados Unidos que el régimen sionista ha podido perpetrar todos esos crímenes durante dos meses y medio. Eso todos lo saben en el mundo. Estados Unidos ha quedado desacreditado. Eso en sí mismo es el mayor éxito; ese es el mayor triunfo para el bando de la verdad y la justicia y para la Resistencia. Los signos de la derrota de esos criminales están apareciendo uno tras otro en el campo de batalla, y en el ámbito de lo humano han sido también totalmente derrotados. Esa es la realidad que hay en el escenario. La naturaleza de la Casa Blanca ha quedado expuesta; se ha hecho patente lo que hay dentro del gobierno de Estados Unidos y de Inglaterra.

Entonces, ¿qué debe hacerse hoy? Ayudar a la Resistencia. Cada uno debe ayudar a la Resistencia del modo que pueda. Ayudar a la Resistencia es un deber; ayudar al régimen sionista, un crimen y una traición. Lamentablemente, algunos gobiernos musulmanes cometen ese crimen; que sepan que los pueblos musulmanes no lo olvidarán. Hoy, es deber de los gobiernos musulmanes no dejar que lleguen al régimen sionista las mercancías, el petróleo, el combustible, etc., del mismo modo que ellos no dejan que a la gente de Gaza le llegue agua. Ese es el deber de los gobiernos musulmanes; y el deber de los pueblos musulmanes es reclamar a sus gobiernos que corten toda ayuda (al régimen sionista); incluso, que corten relaciones. Si no son capaces de cortar relaciones de modo permanente, que las corten al menos temporalmente y presionen a ese sujeto pérfido, inicuo, sanguinario y maligno. 

Ya ven ustedes como, hoy, la conciencia del mundo sufre y siente dolor. En Estados Unidos y en los países europeos, la gente sale a las calles. Eso no es cosa de broma. En algunos de los gobiernos de esos países, hay figuras políticas que dimiten por la ayuda de sus gobiernos; dimiten rectores de universidades; critican y protestan científicos y personas célebres. La conciencia del mundo sufre y, al mismo tiempo, algunos siguen prestando esa ayuda a ese régimen inicuo y maligno.

Déjenme decirles: no les quepa duda de que la victoria será para el bando del bien; no les quepa duda de que el usurpador régimen sionista será un día erradicado de la faz de la tierra. Eso, Dios mediante, forma parte del futuro indubitable. Con la ayuda de Dios, por Su fuerza, Su permiso y Su majestuosidad, así será y, si Dios quiere, esperamos que ustedes los jóvenes vean ese día con sus propios ojos.

Con ustedes la paz, la misericordia de Dios y Sus bendiciones.