Cada 2 de diciembre se celebra el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud. En este día los intentos por hacer transformaciones se centran en las formas contemporáneas de esclavitud, como el tráfico de personas, el abuso sexual, el trabajo infantil forzado, el matrimonio forzado y el uso de niños en los conflictos armados, con el objetivo de fomentar una lucha global contra la esclavitud moderna.
No hay duda de que los crímenes mencionados anteriormente son de los más atroces que se pueden cometer contra los seres humanos. Pero, ¿es la coacción física la única forma de esclavitud?, ¿acaso las cadenas mentales, económicas y culturales no tienen también la capacidad de esclavizar a las personas?
Echar un vistazo a Estados Unidos, uno de los mayores destinos para los traficantes de esclavos en los siglos XVII y XVIII, y poseedor de uno de los mayores imperios mediáticos y económicos en los siglos XX y XXI, demuestra que la esclavitud, más que ser una cuestión legislativa, es una mentalidad. Esta mentalidad agresiva ha estado cobrando víctimas en todo el mundo, desde hace varios siglos.
La abolición de la esclavitud legal, y el inicio de la esclavitud cultural y económica
En la cultura estadounidense e incluso entre algunos historiadores, Abraham Lincoln, el decimosexto presidente de Estados Unidos, es considerado el principal responsable de la abolición de la esclavitud, debido a sus supuestas ideas humanitarias y de justicia, expresadas en la Proclamación de Emancipación. No obstante, un análisis más detallado de la historia del país norteamericano y de los escritos de Lincoln, revela que la abolición de la esclavitud fue, en realidad, una táctica político-seguridad para consolidar el dominio de los estados del norte sobre los del sur[1].
Con la abolición de la esclavitud y la imposición de esta ley en los estados meridionales, Lincoln buscaba eliminar la ventaja relativa que tenían estos al usar esclavos en sus tierras agrícolas, y reforzar la superioridad económica de los estados del norte, que ya se habían industrializado. El abolicionismo repentino de la esclavitud, sin proporcionar a los afroamericanos las necesidades básicas para vivir, y el conflicto generado entre los dueños de esclavos y el gobierno central, resultaron en que, incluso, tras la derrota de la Confederación del Sur, la calidad de vida de los afroamericanos, no mejorara significativamente. Sin acceso a recursos básicos para sobrevivir o migrar al norte, muchos afrodescendientes no pudieron liberarse de las cadenas de la esclavitud económica. Es más, pasados más de 150 años tras la abolición de la esclavitud, los afroamericanos en Estados Unidos enfrentan las tasas más bajas de propiedad de Bienes Inmuebles, tierras agrícolas, y negocios pequeños y grandes. A pesar de que representan aproximadamente 40 millones de personas, y el 14% de la población del país norteamericano, son propietarios de poco más del 5.5% de las viviendas y menos del 0.5% de las tierras agrícolas.
Los barrios marginales alrededor de las grandes ciudades, donde viven mayoritariamente los afroamericanos, han sido conocidos durante décadas como “guetos”. Estas áreas son famosas por el consumo de drogas, la delincuencia y la deficiencia en la educación pública. Durante años, la pobreza estructural que afecta a los afroamericanos los ha convertido en las principales víctimas del sistema judicial estadounidense. En este sistema, los delincuentes de color, tras recibir largas sentencias de prisión, a menudo terminan como mano de obra gratuita para grandes corporaciones privadas, perpetuando una forma moderna de esclavitud económica.
La esclavitud americana encadena a cualquiera que pueda atrapar
Tras la Revolución Industrial y la expansión de los medios impresos, sonoros y visuales, los capitalistas estadounidenses encontraron una nueva forma de esclavizar a su propia gente, independientemente de su raza. Neil Postman, teórico de la comunicación, en su influyente libro ‘Divertirse Hasta Morir’, muestra cómo la introducción de la publicidad en los medios, desde los periódicos hasta la televisión, transformó los gustos de los estadounidenses hacia un consumismo desenfrenado.
El consumismo en la sociedad ha generado una intensa competencia económica, un aumento en las horas de trabajo, la proliferación de problemas físicos y mentales derivados de las presiones económicas, y, por fin, la superficialidad en las preocupaciones humanas. Cuando la prioridad de la vida es la compra de mercancías, los problemas profundos de pensamiento y humanidad quedan marginados, la familia se debilita, y el individualismo toma el control de la mente de las personas. En tal sociedad, todas las interacciones humanas se orientan hacia el fortalecimiento de este espíritu consumista. Los ejemplos del consumismo en la cultura estadounidense y sus esfuerzos por exportar este estilo de vida son evidentes hoy en día:
Estados Unidos es el país con más obesidad del mundo. En un país donde el 30% de la población adulta vive sola, alrededor del 60% de las parejas jóvenes, ambas son trabajadoras[2], la mejor manera de llenar el estómago antes de llegar al trabajo, durante el trabajo y después del trabajo, es a través de la comida rápida. Estos alimentos, altos en calorías y grasas, convierten a las personas en clientes permanentes de los restaurantes de comida rápida y de medicamentos para la obesidad.
Las instituciones legislativas en Estados Unidos, en colaboración con los capitalistas, han apoyado este estilo de vida en el país[3], promoviendo la cultura del consumo rápido. Durante años, McDonald's ha sido un símbolo de la invasión cultural de Estados Unidos al resto del mundo. La comida rápida y la economía que la respalda, ahora se han reproducido en la mayoría de los países, atrayendo a la gente a este estilo de vida.
Las mesas de comida en muchas culturas del mundo simbolizan la reunión familiar y el fortalecimiento de esa institución. Sin embargo, los capitalistas estadounidenses intentan desmantelarlas.
El tripartito de Platón en América: Indignación, pasión, pero sin razón
Estados Unidos tiene la economía de pornografía más grande del mundo, es el mayor consumidor de contenido explícito, tiene una de las tasas más altas de enfermedades de transmisión sexual[4], una de las tasas más altas de infidelidades[5] , y una de las tasas más altas de jóvenes con trastornos de identidad sexual[6]. La ‘Tierra de los libres’, nombre con el que se conoce a EE.UU. es, en realidad, la ‘Tierra de los libres de responsabilidad’, atrapados en las cadenas sexuales de los capitalistas, que han creado una de las economías más grandes de medicamentos y tratamientos para enfermedades de transmisión sexual.
En Estados Unidos, es un mercado de 30 mil millones de dólares anuales que se alimenta directamente de la venta de medicamentos para infecciones sexuales y la comercialización de contenido explícito. Actualmente, EE.UU. es el principal exportador de este estilo de vida sexual en el mundo. Cada año, miles de películas, series, novelas y canciones estadounidenses se burlan abiertamente de la decencia, atrayendo a adolescentes y jóvenes a este estilo de vida. Los países que intentan enfrentar la promiscuidad sexual son condenados por Estados Unidos por violación de los derechos humanos y, sancionados por intentar proteger a la familia y la decencia social.
En EE.UU., en promedio, 50 000 personas mueren anualmente por tiroteos. Los legisladores y presidentes de Estados Unidos suelen hablar en los medios sobre la necesidad de revisar las leyes de control de armas, pero, en los programas televisivos posteriores, el asesinato y la violencia con armas se adornan y se entregan como entretenimiento al público. Incluso, figuras sociales como el Joker en los últimos años han sido utilizadas para exportar una mentalidad violenta y desafiante de la ley, la cual se ha mostrado en disturbios callejeros en lugares como Irak, Irán e incluso dentro de EE.UU.
Estados Unidos también es el mayor exportador de armas en el mundo, con ingresos anuales entre 100 y 200 mil millones de dólares provenientes de la venta de armamento. La violencia sirve a las grandes corporaciones de armas de Estados Unidos, que cuenta con uno de los mayores lobbies de poder en el país.
Estados Unidos, incluso, ha exportado su cultura de consumo masivo al resto del mundo. Cada año, grandes empresas estadounidenses, para reducir los costos del inventario final, venden productos en sus almacenes a precios con grandes descuentos en uno de los últimos viernes del año, conocido como ‘Black Friday’. Ver el aluvión de ciudadanos estadounidenses comprando productos que probablemente no necesiten, se ha convertido en un espectáculo para el resto del mundo en esa época del año, hasta que la influencia de la cultura estadounidense extendió este fenómeno a países que ni siquiera siguen el calendario gregoriano. En muchos países, y simultáneamente con el ‘Black Friday’ en Estados Unidos, sin motivo alguno, la frase ‘Black Friday’ se resalta para que las personas, al ver los descuentos emocionantes, se lancen a comprar productos.
El resultado de este enfoque, centrado en los deseos y los instintos corporales, es el descenso de la humanidad. La Administración estadounidense, aprovechando esta indiferencia y desatención de su gente hacia los asuntos políticos globales, ha estado durante años librando guerras destructivas en todo el mundo, financiadas con el dinero de los impuestos de los ciudadanos. Inclusive, el genocidio en Gaza no logró movilizar al pueblo estadounidense de la manera que debería, y la muerte de casi 45 000 personas por bombardeos estadounidenses, aparte de algunas protestas limitadas en universidades y calles, no provocó un cambio significativo en el país norteamericano.
Conmemorar a las víctimas de la esclavitud
El Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Jameneí, dijo en un discurso pronunciado el 6 de mayo de 1992: “[Los estadounidenses] dicen: «¡Nosotros defendemos los derechos humanos!». Pues nosotros les decimos: ustedes ni siquiera acatan los derechos humanos. Ustedes no creen en los derechos humanos. Ustedes creen en los derechos de las grandes empresas y los grandes capitalistas estadounidenses. Ustedes creen en los intereses ilegítimos del régimen de EE.UU. en el mundo entero”.
En el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud, debemos recordar a las víctimas de la esclavitud moderna en EE.UU., quienes, influenciados por el llamado ‘Sueño Americano’, creen que las divisiones de clases, el consumismo sin sentido, la promiscuidad y la violencia son el “resultado natural” de la libertad. Sin lugar a dudas, el pueblo estadounidense ha sido el que más ha sufrido por esta ideología y discurso, convirtiéndose en una lección para aquellos países que han tomado a Estados Unidos, el Sueño Americano y los derechos humanos estadounidenses como modelos a seguir.
[1] https://www.youtube.com/watch?v=QDpoNGLnecw
[2] https://www.bls.gov/opub/mlr/2020/article/comparing-characteristics-and-selected-expenditures-of-dual-and-single-income-households-with-children.htm
[3] https://www.youtube.com/watch?v=slwgXXVXM3I&t=1101s
[4] https://www.forbes.com/sites/nicoleroberts/2024/01/25/20-of-americans-have-an-sti-but-its-not-necessarily-who-you-think/
[5] https://today.yougov.com/society/articles/43605-how-many-americans-have-cheated-their-partner-poll
[6] https://www.nbcnews.com/nbc-out/out-news/nearly-30-gen-z-adults-identify-lgbtq-national-survey-finds-rcna135510