En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso (1)
Wa-l-hamdu li-l-Lah rabbi-l-alamín wa-s-salam ala sayyídina Abi-l-Qásimi-l-Mústafa Muhámmad wa ala álihi-t-tayibini-l-atharini-l-muntayabín sáyyama Baqíati-l-Lah fi-l-arazeyn (2).
Esta nuestra de hoy ha sido una reunión muy útil y agradable. Una parte ha sido la dedicada a los trabajos realizados, las invenciones introducidas, los éxitos, los triunfos y las esperanzas engendradas, que son cosas que a mi juicio necesitamos escuchar. En la atmósfera de desaliento que tratan de insuflar los enemigos, con los fines particulares que les son propios, en ambientes específicos del país, como los ámbitos de la juventud y la universidad, estas palabras, estos informes, son fuente de vida, de esperanza, de movimiento y de progreso. Otra parte ha sido la de las quejas; quejas que hemos oído una y otra vez de parte de colectivos como los suyos y a las que tenemos el deber de prestar atención y de resolverlas.
Respecto a la primera parte —las buenas noticias, los progresos, la presentación de lo conseguido—, en mi opinión necesitamos una labor de difusión de gran envergadura. Esos progresos de los que han informado ustedes aquí y que nosotros hemos oído, ¿los conocen todos nuestros jóvenes? ¿Los conocen nuestros estudiantes universitarios? Las personas que quisieran desarrollar actividades, influir y ver en sí mismos esa capacidad ¿saben que es posible establecer una pequeña unidad —es un ejemplo de hace unos años en una ciudad pequeña— y, después de un tiempo, hacerla decenas de veces mayor y progresar? ¿Tienen conocimiento de esas cosas? En esta cuestión de mostrar lo que hay, esos avances, esos anhelos cumplidos, trabajamos poco. Se requiere trabajo en medios de comunicación, lo cual es capítulo aparte. Se tienen que sentar a discutir y a pensar al respecto. De las quejas, ahora hablaré.
Este encuentro de hoy es el quinto que hemos mantenido en estos últimos años con ustedes, con el colectivo de empresarios e inversionistas. Iniciamos estos encuentros en el año 2019: año 19, año 22, año 23, año 24 y ahora, año 2025. Muchos de ustedes asistieron también a esos encuentros de años anteriores. En el año 19, en pleno auge de los embargos y entre amenazas redobladas con embargos, coacciones, etc., convocamos este encuentro para expresar agradecimiento a quienes se han puesto manos a la obra y han dirigido sus empeños hacia la producción y el progreso del país, y para decirles que, en la guerra económica, son ustedes los comandantes de primera línea de frente. Ese título lo dimos en el año 19 a los caballeros que estaban presentes. Son ustedes los comandantes de primera línea de frente de la guerra económica, les dijimos (3). En la actualidad, una de las partes más importantes de nuestra guerra es la guerra económica. Dijimos que debía perseguirse el crecimiento de la producción. Cada año en que se ha celebrado esta reunión, veíamos y tomábamos conocimiento —no solo a través de meros informes, sino que nos cerciorábamos— de que el sector privado ha crecido en creatividad y se ha fortalecido. Antes, nuestro prurito era hacer entrar en liza al sector privado, y hoy vemos que el sector privado, con la experiencia que ha adquirido con esa entrada en liza, lo que busca con motivación y entusiasmo es incrementar la producción y la inversión. Lo que esto quiere decir es que en estos cinco años hemos avanzado.
Yo vi la exposición ayer. Claro está que lo dispuesto y exhibido en la exposición es en realidad tan solo una pequeña parte de la realidad existente en el país. Al mismo tiempo, esta exposición —la que yo visité ayer— saca a relucir que, pese a las presiones externas, pese al embargo y pese a las amenazas con todavía más embargos que ustedes ven, el sector privado del país ha logrado alcanzar un nivel de progreso aceptable. Esa exposición refleja progreso, refleja movimiento hacia delante. ¿Por qué no apreciamos nosotros esas grandes bendiciones existentes de Dios? El país se mueve, está avanzando. En el terreno económico, el sector privado es uno de los ejemplos del progreso del país. Si observamos el campo de la ciencia y la investigación, también ahí nos encontraremos con una situación similar. Ese progreso lo vemos en distintos sectores del país. Por supuesto, no son pocos los fallos, las deficiencias y los problemas, que son cosa nuestra. Están ahora aquí presentes los señores ministros, como está también el señor doctor Aref (4). Yo diré lo que nos atañe.
Un país que esté lidiando con embargos tiene que mantener la siguiente línea, haciendo de ella uno de los principios rectores de sus acciones. Hoy son ya unos cuantos los países del mundo sometidos a embargos y bloqueados por las potencias; o así es como lo ven esas potencias. Pero esas mismas cosas que han sometido a embargo están, a su pesar, al alcance de dichos países por vías adecuadas y correctas. Ahora bien, al mismo tiempo, el deber de un país sujeto a embargos es escudriñar al máximo sus propias capacidades internas, prestarles atención y aprovecharlas. Yo sugiero a los responsables del país que vengan a ver esta exposición. Esta misma petición la hice ya en el período anterior. Si [los responsables] no la han visto, que vengan a verla. Vengan a ver esta exposición los respetables jefes de los Tres Poderes, los distintos responsables. El año pasado hice esta misma petición, y el presidente mártir —el señor Raisí, que Dios lo tenga en Su misericordia— vino aquí después de uno o dos días y vio la muestra. Se detuvo en ella más que yo—quizá el doble—, y más que yo se alegró y quedó satisfecho. Tengo la certeza de que a los responsables del país —los jefes de los Tres Poderes y los distintos responsables— les ocurrirá igual.
Hay algo grato que se veía en la exposición y que se ha repetido en las intervenciones de hoy —que yo conocía y del que estaba informado a través del extranjero—, como es que, en algunos casos —que además no son pocos— vemos que el inversionista particular, más que al interés por su ganancia personal, le da importancia al progreso del país. Esto es muy importante, y lo hemos visto en las ponencias de hoy. Sí, la ganancia y el desarrollo de la vida privada se plantea también, pero lo importante para él en esa misma medida —y a veces incluso más, ¡hasta varias veces más!— es el progreso del país; que el país pueda superar estos problemas.
Una idea esencial que he abordado en mis pláticas y en la que quiero centrarme también hoy es que el sistema de toma de decisiones ejecutivas del país debe ayudar al sector privado. Esto es una obligación: tiene que ayudar. Y la ayuda más importante es apartar los obstáculos del camino; que se eliminen los obstáculos. Yo veo lamentablemente que, en algunos lugares, los organismos gubernamentales o de supervisión actúan como badenes reductores de la velocidad. En lugar de ayudar al progreso y expansión de la empresa, crean obstáculos, poniendo en definitiva trabas a su avance.
Una cuestión es la de las importaciones, como ya han señalado varios de los caballeros. Esto es algo que he repetido yo muchas veces. Pues bien, ocúpense de ello. Reclámelo el señor doctor Aref a los excelentísimos ministros, al excelentísimo ministro de Industria, Minas y Comercio (5). Le da a uno vergüenza, cuando ha dicho uno de los caballeros: «El coste financiero de importar [un producto similar al de] la fábrica es en torno a un treinta y cinco o cuarenta por ciento superior al de que lo produzca esa misma fábrica [iraní]». O sea, competencia para el trabajador iraní, para la fábrica iraní, para el inversionista iraní. ¡Da verdadera vergüenza! Cuando un género iraní puede satisfacer la necesidad del país, ¿por qué tenemos que permitir y abrir el camino a que se beneficien y progresen los inversionistas extranjeros a costa de poner de rodillas a los inversionistas iraníes? Eso es causar un perjuicio al país. No es cosa baladí. De esto nos tenemos que ocupar. Lo que quiero destacar es esto: los organismos gubernamentales deben ayudar y eliminar obstáculos. A veces, el obstáculo puede ser una ley —pues que se enmiende la ley—; a veces, son regulaciones del gobierno —que las cambien—. Por supuesto, no estoy aconsejando permisividad con las malas prácticas. Hay quienes se presentan como inversionistas, como empresarios, y en realidad no son inversionistas; quieren aprovecharse, y eso es algo que se ha visto en el asunto de la asignación de divisa a tipo preferencial y esas cosas, siendo muchos los abusos que se han cometido. Yo no recomiendo eso. Incrementen ustedes la vigilancia, pero incrementen también la ayuda; ayuda a aquellas personas que obran con verdadera rectitud. Aparten los obstáculos de su camino.
Una vía importante para hacer realidad esa eliminación de obstáculos es el cumplimiento de las políticas del artículo 44. Cuando hace años anunciamos las políticas del artículo 44 (6), las aprobaron todos; es decir, todos los responsables y personas conocedoras e informadas que tenían contacto con un servidor. Algunos la aprobaron en la prensa, otros en los medios de comunicación. Otros me lo dijeron a mí en persona: que esa era la solución de los problemas económicos del país y lo que desatascaría los asuntos. Pero, lamentablemente muchos de los responsables competentes no implementaron esas políticas. Aún hoy tenemos ese problema. Este problema lo seguimos teniendo. Las políticas del artículo 44 deberían implementarse. A mi juicio, esta es una de las causas de nuestro declive económico en la década de los 2010. Hubo distintas causas, y una fue que esas políticas no se aplicaron. Y nosotros lo indicamos reiteradamente, pero no se hacía caso.
En lo que respecta al crecimiento económico del ocho por ciento, yo gracias a Dios he podido informarme. Ha estado trabajando durante meses cierto número de expertos en la materia, en forma de numerosos grupos de trabajo especializados; han identificado las capacidades, han identificado las competencias, han definido planes de inversión y han hecho incluso los cálculos de la solución a los problemas. Seriamente, los responsables gubernamentales deben darle a esto seguimiento. Esas tareas se han realizado; esos grupos de trabajo estuvieron trabajando, hicieron esfuerzos y hallaron solución a los problemas, pero llevar esto a la práctica y aplicarlo corresponde a los responsables, de modo que puedan, Dios mediante, garantizar ese crecimiento económico del ocho por ciento. ¡No digan que no se puede! No lo condicionen a algo imposible, como que requiere tal o cual cantidad de inversión extranjera. En fin, [así] está claro que no va a suceder. Esas personas que han estado trabajando sobre esta cuestión no han condicionado ese crecimiento del ocho por ciento a nada imposible. Lo que ellos proponen son procedimientos que se pueden poner en práctica dentro del país, si bien requieren ayuda. El gobierno debe ayudar. A mi juicio, es totalmente factible. Claro está que un crecimiento del ocho por cien no hace milagros ni supondrá que en un año suceda algo de gran envergadura. El crecimiento elevado debe ser sostenido, y sus beneficios y resultados deben repartirse de manera justa, de manera que genere cambios en la situación del país y para la gente resulte tangible que eso se ha producido.
Una de las posibilidades, de los recursos que tenemos a nuestra disposición no es sino nuestra reciente entrada en agrupaciones como los BRICS (7) y similares. De eso hay que hacer un aprovechamiento máximo. Realizarlo requiere la presencia e intervención de los responsables de la diplomacia del país. Deben intervenir y ayudar. Esta es una gran oportunidad para el país. En especial, el sistema financiero de los BRICS y los intercambios que está previsto se realicen con las divisas de los países miembros serán sin duda, si eso se lleva a cabo, de una gran ayuda. Hoy, uno de nuestros problemas es estar pendientes del dólar. Esto lo han entendido también esos países. Claro está que, en la práctica, por orientaciones políticas y cosas así, algunos de los miembros de ese fondo de financiación no se atreven a entrar. Haría falta movilización diplomática; hay que empujarlos para que eso suceda, se haga. Dentro del país, el excelentísimo presidente de la República Islámica (8) ha dicho —y está dando seguimiento a esa idea, a lo cual un servidor da su total aprobación— que se esforzarán tanto como sea posible por eliminar el dólar de los intercambios comerciales. Esa es una gran tarea, una tarea importante. En la batalla de la economía, esa es una acción extremadamente decisiva y determinante. Por supuesto, provocará reacciones, pero saldrán ustedes fortalecidos si logran llevarlo a cabo. Y en la asignación de divisas, el banco central debe abrir el terreno para las otras divisas.
Un servidor tiene mucho que decir sobre las cuestiones del sector privado, como ya he señalado en años anteriores y no quisiera repetir. Lo importante es que los organismos gubernamentales ayuden al sector privado; que el sector privado sienta que cuenta con el respaldo de la ayuda del gobierno; que sienta que no se le crean obstáculos y que trabaja con fluidez y facilidad. Ayer, en esta exposición, me dijo un caballero que el año pasado me contó que lo habían demorado tres años por un permiso de establecimiento. Esto me lo dijo el año pasado, y yo al día siguiente tenía, como hoy, un discurso aquí y lo expuse. Pero, ¿por qué lo demoran tres años?, dije. Algo que puede hacerse en diez días o, como mucho, en un mes, ¿por qué se demora tres años? Resuélvanlo y a otra cosa. Pues ese señor ayer decía: «Los tres años del año pasado ¡ya son cuatro años!». Es decir, que en todo este año tampoco lo han hecho. En fin, esto se tiene que resolver. Así no puede ser. Yo me sentí verdaderamente avergonzado. Esas cosas hay que resolverlas. Se habla mucho. Hablamos, decimos, repetimos, recalcamos… pero hay que actuar. Inna-l-ladina ámanu wa ámilu-s-salihat (9). La fe es necesaria, pero a su lado hacen falta también buenas obras. Esto se refiere a los estados espirituales del más allá como mundanos, a la religión, a la ley religiosa y a la Sharía, pero en las cosas de la vida es igual. Creer en una verdad es necesario; es necesario que ustedes crean que hay que ayudar al sector privado; sin esa creencia, el trabajo no avanza, pero esa creencia no basta. Junto a ella, debería haber también buenas obras. Y esto es lo que teníamos por decir hoy a propósito del asunto de esta reunión.
Permítanme decir una palabra o dos sobre Gaza. Ya dijimos que Resistencia estaba viva y seguiría viva (10). Gaza venció. La Resistencia demostró que sobrevivirá. Lo que está sucediendo ante los ojos del mundo es como de leyenda. De verdad que, si lo leyéramos en libros de historia, le pondríamos pegas; no nos creeríamos que una inmensa maquinaria bélica como la de Estados Unidos hubiese ido en ayuda de un gobierno tiránico y sanguinario como el régimen sionista; que ese régimen fuera tan atroz y despiadado que no tuviese reparos, en cerca de un año y unos meses, en matar a quince mil niños, y que la otra potencia fuese tan indiferente a las nociones de humanidad elemental como para proporcionar bombas antibúnker a ese régimen atroz a fin de que bombardease las casas de esos niños y los hospitales donde los atienden. Si eso lo pusiesen en los libros de historia, tengan por seguro que no lo creeríamos; diríamos que sin duda ahí había ahí algo que no cuadraba. Pues eso ha ocurrido hoy ante nuestros ojos. Estados Unidos puso todos sus medios en manos del régimen sionista —el cual, si no se los hubieran dado, habría hincado la rodilla ya en las primeras semanas—, y ellos estuvieron un año y tres meses cometiendo todos los crímenes de que fueron capaces, atacando hospitales, mezquitas, iglesias, casas, mercados, lugares de reunión, todo lo que podían. Y eso, ¿dónde? En una pequeña porción de tierra como es Gaza; en una porción de tierra tan reducida como es Gaza. Cometieron tantos crímenes como pudieron. Se habían fijado además un objetivo. El jefe del régimen sionista, ese miserable deshonrado (11), dijo que querían aniquilar a Hamás, que tenían que ser aniquilados. Hasta habían hecho planes para la administración de Gaza después de la guerra. Así de confiados estaban. Y ahora ese mismo régimen sionista, tiránico y despiadado, se ha sentado a negociar con el mismo Hamás al que querían aniquilar y ha aceptado sus condiciones para que se lleve a la práctica el alto el fuego. Es eso lo que va a suceder. De eso hablamos cuando decimos que la Resistencia está viva. De eso se trata cuando decimos: wa lau qatalakumu-l-ladina káfaru lawál·lawu-l-adbara zumma la yayiduna waliyan wa la nasiran (12); que no se refiere solo a aquella época, porque luego dice: Súnnata-l-Lahi-l-lati qad jalat min qablu wa lan táyidu li-súnnati-l-Lahi tabdilan (13). Es norma y costumbre de Dios. Tenían que vencer ellos y vencieron. Dondequiera que haya resistencia por parte de los buenos siervos de Dios, la victoria es segura. El iluso delirante aquel proclamó que Irán había quedado debilitado. Ya mostrará el futuro quién es el debilitado. También Saddam lanzó el ataque creyendo que Irán estaba debilitado. También Reagan brindó tantísima ayuda al régimen de Saddam creyendo que Irán estaba debilitado. Y tanto ellos como decenas de ilusos más ardieron en el infierno, mientras el régimen islámico [la República Islámica] crecía día a día. Pues déjenme decirles, por la gracia de Dios, que esa experiencia volverá a repetirse esta vez.
Y con ustedes la paz, la misericordia de Dios y Sus bendiciones.
Notas
(1) Al comienzo del encuentro, expusieron sus puntos de vista y opiniones cierto número de empresarios del sector privado.
(2) Toda alabanza sea para Dios, Señor de los Mundos, y las bendiciones y la paz para nuestro maestro Abulqásim al-Mustafa Muhammad, así como para su familia excelsa, purísima y selecta, en especial para el Imam de la Época.
(3) Véase el discurso del encuentro del 19 de noviembre de 2019 con un grupo de productores, empresarios y actores económicos.
(4) El señor doctor Mohammad Reza Aref, vicepresidente primero de la República Islámica de Irán.
(5) El Sr. Seyed Mohammad Atabak.
(6) Proclamación de las políticas generales del artículo 44 de la Constitución de la República Islámica de Irán (22/05/2005).
(7) Los BRICS son una organización internacional integrada por países poderosos y emergentes en la economía mundial.
(8) El señor doctor Masud Pezeshkián.
(9) «En verdad, quienes son creyentes y obran rectamente» (Sagrado Corán, 31:8).
(10) Encuentro del 8 de enero de 2025 con un grupo de gente de la provincia de Qom, en el aniversario del alzamiento del Diecinueve de Dey.
(11) Benjamín Netanyahu, primer ministro del régimen sionista.
(12) «Y, si los que no creen os combaten, darán la espalda. Luego, no encontrarán quien los proteja ni quien los auxilie» (Sagrado Corán, 48:22).
(13) «Es la costumbre de Dios, que también existió en el pasado. Y no encontrarás cambios en la costumbre de Dios» (Sagrado Corán, 48:23).