• ¿Dónde te refugias de los bombardeos aéreos?
  • En los brazos de mi madre.[1]

Durante años, el mundo occidental ha presentado una narrativa sobre la mujer musulmana que se alinea con los objetivos ideológicos y geopolíticos de los gobiernos occidentales. En esta narrativa, la mujer musulmana es retratada como una figura desilusionada, oprimida y sin identidad, atrapada en la prisión del patriarcado, encadenada por creencias religiosas. Una caricatura distorsionada que se promovía para justificar políticas intervencionistas y negar la agencia de las mujeres en las sociedades musulmanas.

Gaza es el lugar donde este estereotipo se derrumba; Donde las mujeres musulmanas no sólo se oponen a la brutal agresión y el genocidio del régimen sionista, sino que también desafían las narrativas humillantes de las potencias occidentales.

En los últimos 15 meses, estas mujeres se han convertido en un símbolo de resistencia, fortaleza y fe en la justicia.[2]

A lo largo de la guerra sangrienta que el régimen sionista impuso a Gaza, tras el 7 de octubre, como en todos los años anteriores de ocupación, en el constante y caótico campo de sufrimiento y destrucción, las mujeres musulmanas de Gaza testimoniaron constantemente la veracidad de la Resistencia. El coraje de estas mujeres no solo fue una respuesta a las balas y las bombas, sino una declaración innegable contra las mentiras, distorsiones y narrativas que las presentaban como débiles, derrotadas y silentes.

La narrativa dominante en Occidente se basa en fantasías orientalistas que intentan definir a las mujeres musulmanas como personas sometidas eternamente. Según este estereotipo, estas mujeres carecen de agencia, y son reprimidas por hombres en una sociedad religiosa. Estas representaciones allanan el camino para la propaganda bélica y crean un contexto para intervenciones coloniales bajo el pretexto de “libertad”. La amarga ironía es que, esta libertad siempre llega acompañada de bombas, sanciones y la destrucción de naciones.

En medio de todo esto, la realidad de las mujeres de Gaza es que son los pilares de la Resistencia y la supervivencia de Gaza. Ya sea cuando, en medios de los bombardeos aéreos, se convertían en escudos humanos para proteger a sus hijos, o cuando, en medio de la hambruna y la devastación, asumían el papel de enfermeras, cuidadoras y maestras, transmitiendo un mensaje de esperanza y calma a su pueblo doliente.

Incluso, bajo el peso del dolor por la pérdida de sus seres queridos, gritaban “Alaho Akbar” y “Hasbonalah”, siendo reflejo de la fe y la paciencia junto a sus hermanos y esposos en duelo. Sin embargo, en las narrativas occidentales, eran presentadas como personas oprimidas y sufriendo violencia, siempre siendo objeto de caricaturas islamofóbicas y sometidas a juicios injustos.

Fue esta misma esperanza y calma lo que construyó el sueño de los niños de Gaza sobre libertad, derrota del ocupante, la reconstrucción de hogares junto a la facilitación para continuar la vida.[3]

Estas mujeres, que han sufrido la mayor masacre de niños en la historia, continúan afirmando con una valentía indescriptible: “Somos pacientes y resistiremos hasta el momento en que los líderes de la Resistencia nos pidan que lo hagamos”. La fe fue la fuente fundamental de poder para las mujeres de Gaza; La fe les brindó solidaridad y un propósito.[4]

La memorización y recitación del Corán en grupo, la formación de clases de Corán en los campamentos de refugiados o en las casas destruidas, el murmullo de oraciones y recuerdos religiosos durante los bombardeos, y las reuniones en tiendas de campaña que funcionaban como mezquitas, fortalecían su espíritu.

Los valores islámicos, como la paciencia ante el pesar y la resistencia contra la opresión, permitieron a las mujeres de Gaza tolerar la violencia del ocupante y afrontar la presión psicológica de ser marginadas. Según el Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Jameneí, las mujeres y el pueblo de Gaza, gracias a esta paciencia, han logrado “conmover la conciencia de la humanidad”.[5]

Los medios occidentales nunca reconocerán la profunda relación entre la fe y la resistencia humana. Continuarán negando la agencia de las mujeres musulmanas dentro de sus marcos religiosos y culturales, ignorando el papel central de estas mujeres en sus sociedades, ya que tal imagen revela los planes de estos medios en relación con el “salvador occidental”.

La hipocresía del feminismo occidental se manifiesta cuando, de manera selectiva, solo apoya los derechos de las mujeres musulmanas cuando estos sirven a sus objetivos coloniales. La mujer musulmana de Gaza, cuando narra su historia, apoya la resistencia armada contra el régimen de ocupación, educa a su hijo para la yihad y la lucha, y despide a su esposo con versos de yihad o, ella misma toma las armas o grita por “libertad del río al mar”, desmantela las ecuaciones coloniales del feminismo. El feminismo no solo no valida esta firmeza y resistencia, sino que la considera como radicalismo y extremismo, resultado de un lavado de cerebro y una señal de violencia.

Según los criterios coloniales occidentales, una mujer con una visión secular y occidental es más valiosa que una mujer religiosa que defiende su familia, patria y fe. Las mujeres de Gaza desafían esta perspectiva cada día y cada momento, demostrando que los valores humanos no se miden con los criterios y modelos centrados en Europa.

Las mujeres de Gaza son un símbolo de la victoria sobre diversas formas de opresión; A pesar de los esfuerzos por parte del régimen sionista por deshumanizarlas a través del asedio y el desplazamiento, y masacre, siguen en pie. Esta resistencia no es pasiva, sino que es una acción activa: resisten, reconstruyen y cultivan la esperanza en los corazones. Ésta es la manifestación de la victoria; tanto contra el enemigo como contra las narrativas occidentales.

Durante años, Occidente ha definido a la mujer musulmana de esta manera: Despreciada, oprimida, víctima y débil. Son estas mujeres de Gaza las que rompen esta imagen ilusoria. Al aferrarse a su identidad islámica, han mostrado un nivel de autoridad, independencia y una fe inquebrantable en su religión y patria, que es incomprensible para ojos superficiales.

Han puesto en evidencia que, su ideal e identidad no pueden ser resumidos en estereotipos orientalistas o en marcos definidos por los criterios occidentales. Ellas mismas han escrito su propia historia: una historia de fe, dignidad y resistencia invencible.

La lucha de las mujeres de Gaza nos recuerda que las narrativas importan. En un mundo donde los medios actúan como herramientas al servicio de poderes coloniales, es vital amplificar las voces que desafían la situación existente. El ejemplo de las mujeres de Gaza es inspirador para todos aquellos que resisten contra los tiranos y luchan por la dignidad humana.

Las mujeres de Gaza, mientras participan en marchas y reuniones para honrar a sus luchadores y combatientes en estos días de alto el fuego, son aquellas que desmantelan las mentiras que se han dicho sobre ellas. Es hora de que el mundo reconozca a estas mujeres tal como son; no como víctimas que esperan un salvador occidental, sino como heroínas creyentes y dignas de su propia historia extraordinaria.


[1] https://fa.alalam.ir/news/6733818

[2] Haqq: The Truth, The Right

[3] https://fa.alalam.ir/news/6732958

[4] https://tn.ai/3129160

[5] https://spanish.khamenei.ir/news/5415