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En cuanto al asunto de las negociaciones, hace un tiempo que ven ustedes en los periódicos, en internet, en las palabras de unos y de otros que se habla de negociaciones del gobierno. Bien, lo que está en discusión entre estos que discuten, tanto en el interior como en el exterior, son negociaciones con Estados Unidos. Hablan de negociaciones y dicen: «Señor, negociar es algo bueno», ¡como si alguien estuviera en contra de que negociar es bueno! A día de hoy, el Ministerio de Exteriores de la República Islámica de Irán es una de las cancillerías más activas. ¡Eso es justo lo que hacen! Negocian con países del mundo —orientales, occidentales, de todos los tipos—, viajan, hablan, firman contratos. La excepción que existe es Estados Unidos. Por supuesto, no menciono al régimen sionista, porque no es un Estado. El régimen sionista es una banda de criminales que llegaron, usurparon una tierra y están cometiendo crímenes. De eso no hay ni que hablar. La excepción es Estados Unidos.

¿Por qué es excepción? ¿Cuál es la razón? En primer lugar, negociar con Estados Unidos no tiene efecto alguno en la solución de los problemas del país. Esto lo tenemos que entender bien. Que no hagan ante nosotros como si, sentándonos en la mesa de negociaciones con ese gobierno, se resolviera tal o cual problema. No, señor. Negociando con Estados Unidos no se resuelve ningún problema. ¿La prueba? La experiencia. En la década de 2010, nos reunimos con Estados Unidos y negociamos unos dos años. Claro que no era solo Estados Unidos, había varios países más, pero en el centro estaba Estados Unidos. Fundamentalmente era Estados Unidos. Nuestro gobierno de entonces acudió, negoció, fueron, vinieron, se reunieron, se separaron, negociaron, dialogaron… ¡Rieron! Se dieron la mano, trabaron amistad, trabajaron todos y se estableció un tratado. En ese tratado, la parte iraní fue además muy generosa. Hizo muchas concesiones a la otra parte, pero los estadounidenses no cumplieron ni aquel tratado. Esa misma persona que está ahora en el poder hizo pedazos aquel tratado. Dijo que lo haría pedazos y lo hizo. No cumplieron. Antes de que llegara él, el tratado no lo cumplieron aquellos mismos con los que se había hecho. El tratado era para que se quitaran los embargos de Estados Unidos, pero los embargos de Estados Unidos no se quitaron. En cuanto a las Naciones Unidas, cerraron la herida en falso, para que hubiera siempre como una amenaza cerniéndose sobre Irán. Ese tratado es el resultado de negociaciones que duraron, creo, dos años, o más o menos.

Pues bien, esa es la experiencia. Aprovechémosla. Hicimos concesiones. Negociamos e hicimos concesiones, cedimos, pero no logramos el resultado que buscábamos. Así fue. Ese mismo tratado, con todas las taras que tenía, la parte contraria lo arruinó, lo infringió, lo hizo pedazos. Con un gobierno semejante no hay que negociar. Negociar no es sensato, no es inteligente, no es honorable.

Claro que tenemos problemas internos, nadie niega que existan problemas. Con el sustento de la gente hay muchos problemas y casi a toda la mayoría de segmentos de la población los aqueja algo, tienen ciertos problemas. Pero lo que resuelve esos problemas son factores internos. Y esos factores internos consisten en el esfuerzo de responsables comprometidos y la cooperación del pueblo unido, es decir, eso que verán ustedes en la marcha, Dios mediante: la unidad de la gente. En la marcha del Veintidós de Bahmán, se manifiesta cada año la unidad nacional de nuestro país. Un pueblo lúcido y responsables infatigables; es eso lo que resolverá nuestros problemas. Los responsables están ocupados, gracias a Dios. Están haciendo algunas cosas y un servidor tiene mucha esperanza de que este mismo honorable gobierno pueda al menos reducir los problemas de subsistencia de la gente y solventar las dificultades.

Los estadounidenses se han puesto a cambiar sobre el papel el mapa del mundo; por supuesto, es solo sobre el papel. En el mundo real, eso carece de toda realidad. Dan opiniones además sobre nosotros, hablan, se pronuncian, amenazan. Nosotros, si nos amenazan, los amenazaremos. Si ejecutan esa amenaza, nosotros también ejecutaremos la amenaza. Si atentan contra la seguridad de nuestro pueblo, nosotros también atentaremos contra su seguridad, sin dudarlo. Tal conducta es aprendida del Corán y es mandamiento del Islam, y es el deber que nos corresponde. Esperamos que Dios Altísimo nos depare el éxito en el cumplimiento de nuestro deber.