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Por otra parte, afortunadamente, la civilización occidental ha revelado a lo largo del tiempo su verdadero ser. Ese atractivo que tuvo la civilización occidental en el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX d. C., con aquel brillo que proyectaba desde lejos en los ojos de quien la miraba, no existe ya hoy. La civilización occidental, con el colonialismo, con la imposición de su voluntad a los demás países, con la apropiación de las riquezas de los demás países y pueblos, con las matanzas masivas, con los dobles raseros, con las pretensiones irreales sobre los derechos humanos, con las pretensiones irreales sobre los derechos de la mujer… [se ha desacreditado]. Esas cosas han cubierto de oprobio a la civilización occidental, revelando su verdadero ser. Han abolido las barreras morales entre hombre y mujer. Pretenden ser indiferentes a los valores, confiriendo esa facultad a cada uno. En fin, ¡eso es el secularismo! Secularismo quiere decir que tal Estado, tal gobierno no está sesgado hacia ningún valor. Otorga a todos la facultad de vivir conforme a su propia opinión y valores. ¡Mienten! Atacan a una mujer en chador en un país europeo, resulta herida y acude a los tribunales. El tribunal comienza a juzgar su caso y, en la misma sesión del juicio, la persona que la había atacado la vuelve a agredir ¡y la mata! Y no pasa nada. Realmente, los dobles raseros de Occidente son una auténtica ignominia para la civilización occidental. Los desacreditan.
Presumen de libre circulación de la información. ¿De verdad es así? ¿Hay ahora libre circulación de la información en Occidente? ¿Pueden ustedes, en el ciberespacio occidental, mencionar el nombre de Hach Qasem? ¿El de Seyed Hasan Nasralá? ¿El del mártir Haniyeh? ¿Pueden protestar por los crímenes que están siendo cometidos en Palestina, en Líbano y demás por parte de los sionistas? ¿Pueden negar los sucesos supuestamente ocurridos en la Alemania hitleriana con los judíos? ¿Es eso la libre circulación de la información? Esa civilización ha mostrado hoy en realidad su verdadero ser. Ya ven ustedes las cosas que dicen los dirigentes occidentales. Y está claro —no es mi opinión, es la de personas occidentales con conocimiento sociológico profundo y preciso— que la civilización occidental se encamina cada día más hacia su declive. Es así.
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Unas palabras también sobre cuestiones de política exterior. Bien, gracias a Dios, nuestro Ministerio de Exteriores está activo, se cuenta entre los Ministerios de Exteriores activos. Esa cuestión de la vecindad que se ha mencionado es un tema importante. Los demás países que no son vecinos, también. Ahora bien, hay una o dos consideraciones que hacer. El que algún gobierno prepotente —un servidor verdaderamente no conoce término mejor para algunas personalidades y dirigentes extranjeros, más que esa palabra, prepotente— insista en que haya negociaciones se debe a que sus negociaciones no son para resolver los asuntos, sino para avasallar. Negociemos, dicen, para imponer lo que queremos a la otra parte negociadora, la que está sentada al otro lado de la mesa. Si acepta, tanto mejor, y si no, armamos un alboroto diciendo que se han distanciado de la mesa de negociaciones, ¡se han levantado de la mesa! Eso es avasallar. Para ellos, negociar es un modo, una vía para plantear nuevas reclamaciones. No se trata solo de la cuestión nuclear, de hablar sobre los asuntos nucleares. Plantean nuevas reclamaciones, que definitivamente no serán satisfechas por parte de Irán. [Por ejemplo] a propósito de los medios defensivos del país, de las capacidades internacionales del país: «No actúen de tal modo», «no vean a tal persona», «no vayan a tal sitio», «no fabriquen tal cosa», «que el alcance de sus misiles no sea superior a tal medida»… ¿Acaso puede alguien aceptar eso? Las negociaciones son para esas cosas. Y por supuesto, hablan repetidamente de negociaciones para crear una presión en la opinión pública en el sentido de «pues sí, la otra parte está dispuesta a negociar… ¿por qué no están dispuestos ustedes?». Eso no son negociaciones, es avasallamiento, es imposición. Aparte de otros aspectos, que no ha lugar a discutir aquí y un servidor no tiene intención de abordar hoy. Es posible que en algún momento los discutamos. Pero, en resumen, la cuestión es esa.
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¡Oh, Dios! Por Muhammad y por la familia de Muhammad, ¡haz que nos beneficiemos de la gracia del Ramadán! ¡Dios! ¡Haz que estén satisfechos de nosotros los espíritus purificados del gran imam [Jomeiní] y de los buenos mártires que abrieron para nosotros este camino, lo mantuvieron abierto y se sacrificaron en él! ¡Dales alta jerarquía! ¡Oh, Dios! ¡Provee Tú el bálsamo espiritual y material, real y divino, y aplícalo sobre las heridas infligidas a los cuerpos de los muyahidines resistentes de la región! ¡Oh, Dios! Por Muhammad y por la familia de Muhammad, ¡frustra y humilla a los enemigos de la República Islámica! ¡Haz que el pueblo de Irán, el pueblo musulmán de Irán alcance su verdadera dignidad y posición! ¡Llena de orgullo a la Umma! ¡Haz que gocen de Tu gracia todos los desheredados del mundo, todos los oprimidos y todos los desposeídos! ¡Extiende a nosotros Tu satisfacción! ¡Haz que todo lo dicho y oído por nosotros sea por Ti y en Tu camino, y responde a nuestras plegarias! Y en estas noches benditas y días honorables, extiende a nosotros Tu perdón y perdona a nuestros padres, a nuestras madres, nuestros muertos y nuestros antepasados.