«El mártir Soleimaní era a la vez valiente y juicioso. Reflexionaba y obraba de manera racional, y esa combinación suya de valentía y buen juicio no se manifestaba solo en el campo de batalla, sino que en el campo de la política era igual», ha recordado el ayatolá Jameneí sobre el comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) asesinado en la madrugada del viernes por el Ejército de EE. UU.

La valentía ponderada del mártir Soleimaní hacía que sus palabras tuvieran eco y resultaran convincentes en la arena política, ha proseguido el máximo dirigente persa, antes de añadir que al comandante lo caracterizaba también, además de su dominio de la esfera militar, su atención extrema al respeto de los preceptos de la ley religiosa: «Allá donde no debían usarse las armas, no lo hacía. Tenía cuidado de que no se vulneraran los derechos de nadie, que no se cometieran injusticias», ha agregado. También en el campo militar el general cuidaba de quienes lo rodeaban, de sus soldados y de los camaradas de otros países que tenía a su lado, velando por sus vidas.

Respecto a su influencia en la política interior iraní, el Líder ha indicado que el general Soleimaní no era dado a partidismos ni facciones, sin que eso le impidiese manifestar con nitidez su tendencia revolucionaria. «Su línea roja incuestionable era la revolución y la acción revolucionaria. El mundo que habitaba no era el de la división entre distintos partidos con sus distintos nombres y facciones, sino el de la acción revolucionaria, basada en su firme apego a la Revolución y a la línea bendita y luminosa del difunto imam Jomeiní (que Dios esté satisfecho de él)», ha dicho.

Apoyándose en ayuda de las poblaciones de la región y con el auxilio que él mismo prestaba a esas naciones, ha continuado el ayatolá Jameneí, Soleimaní fue capaz de neutralizar todos los «planes ilegítimos» de Washington en Asia Occidental. «Esta persona fue capaz de alzarse frente a los planes impulsados con el dinero y las grandes organizaciones propagandísticas estadounidenses, con las capacidades diplomáticas de Washington, con las intimidaciones que ejerce EE. UU. sobre los políticos del mundo, en particular en los países débiles, y logró neutralizar todos los planes que se habían preparado con esos medios para esta región del oeste de Asia», ha reconocido el ayatolá Jameneí.

Washington, ha señalado el Líder de la Revolución a propósito de esos planes, pretendía hacer caer en el olvido la causa palestina y mantener al pueblo del ocupado país árabe en tal estado de debilidad que «ni se atreviera a hablar de lucha». Sin embargo, Soleimaní sacó a los palestinos de su indefensión, suministrándoles herramientas con las que luchar y haciendo que «una zona minúscula como la Franja de Gaza, que no es más que un palmo de tierra, resista frente al régimen sionista, con toda su jactancia, y le cause tales desgracias que en 48 horas dicen: “¡Oigan, declaren un alto el fuego!”», circunstancias confirmadas por todos los líderes palestinos que han visitado Teherán.

El luminoso Abu Mahdi, ejemplo de los combatientes con los que Soleimaní pudo realizar su tarea

El ayatolá Jameneí ha pronunciado también unas palabras sobre Abu Mahdi al-Muhandis, compañero de armas de Soleimaní caído también mártir en la agresión estadounidense, por quien ha pedido a Dios y a quien ha calificado de «hombre luminoso, hombre creyente, hombre valiente, en cuyo rostro uno veía al mirarlo una manifestación de la plegaria «¡Emblanquece mi rostro con Tu luz!». «Abu Mahdi era así: su rostro, un rostro luminoso, espiritual y divino. Fue con tales personas devotas, valientes y luminosas como el mártir Soleimaní pudo realizar las grandes cosas que realizó», ha considerado.

La operación iraní de represalia contra las bases de EE. UU. en Irak

Pasando a abordar la operación de represalia por el martirio de Soleimaní y Al-Muhandis, el Líder de la Revolución la ha calificado de «bofetada» y ha advertido de que «acciones militares como estas no bastan para lo sucedido», y de que «lo importante es que la presencia generadora de corrupción de EE. UU. en esta región llegue a su fin, que se acabe». «Ellos han traído a esta región guerra, desavenencias, división, ruina, destrozos de infraestructuras, y en realidad allá donde han puesto el pie en el mundo han actuado de la misma manera», ha indicado el Líder Supremo.

Esa misma degeneración y ruina, ha alertado, los estadounidenses pretenden llevarla también a Irán, siendo esa la razón de su insistencia en abrir «negociaciones», que no son sino «preparativos para injerencias» e infiltraciones en el territorio persa. «Eso debe terminar. Esta región no acepta la presencia de Estados Unidos en sus países. No la aceptan los pueblos de la región ni la aceptan sin duda los Gobiernos surgidos de las naciones», ha sentenciado.

En cuanto a lo que deben hacer en esta situación tanto el pueblo iraní como todos los responsables de la República Islámica, el Líder de la Revolución se ha referido en primer lugar a la necesidad de identificar al enemigo: «No se equivoquen al identificar al enemigo. No digan que ya lo conocemos todos. Sí, ustedes saben quién es: el enemigo es la Arrogancia, el sionismo, Estados Unidos. Eso ustedes lo saben, pero se están haciendo grandes esfuerzos para presentar las cosas al revés y cambiar lo que piensa la gente con métodos de propaganda de gran complejidad. Todo el mundo debe tener cuidado. Conocer al enemigo es extremadamente importante».

En prolongación de esa identificación, el ayatolá Jameneí ha llamado a tomar conocimiento de los planes de ese enemigo, sus actividades, sus intenciones y las maneras de hacerle frente, y en ese sentido ha alabado por último la disposición adoptada la víspera por la Asamblea de Consulta Islámica persa, así como la del día anterior del Parlamento iraquí para la expulsión de Irak de las tropas norteamericanas.