Subrayando la necesidad de que el personal de las Fuerzas Armadas de Irán transmita las valiosas experiencias de la época de la Defensa Sagrada (los ocho años de guerra impuesta, Irak-Irán) a las fuerzas jóvenes, el Líder Supremo dijo: «hoy en día, la nación iraní se enfrenta a un vasto frente de enemigos debido a su arraigo al Islam, su firmeza en la independencia, [y] sus altos valores y [también debido a su férrea] creencia en la soberanía de la religión de Dios, por lo que las Fuerzas Armadas siempre deben estar preparadas para cumplir su rol en el momento que sea necesario.

Al describir las fuerzas jóvenes, creyentes y eficientes como la gran y verdadera riqueza del país, y refiriéndose a la época de la Defensa Sagrada, el Ayatolá Jamenei agregó: «la época de la Defensa Sagrada constituyó una dura prueba en el que la esencia de la República Islámica del Ejército de Irán fue revelada y las fuerzas del Ejército tomaron medidas prominentes y brillantes».
 
Su Eminencia mencionó que hacer que las fuerzas jóvenes se familiaricen con lo que sucedió en la época de la Defensa Sagrada, y explicarles las condiciones de aquella época es una medida necesaria que debe implementarse en las academias militares de las Fuerzas Armadas.
 
«Los ocho años de guerra impuesta (entre Irak e Irán), de hecho fue una guerra internacional, una agresión general de las grandes potencias, los poderes mundiales y regionales contra las fronteras de la nación iraní, su identidad, valores, [y también contra] el Sistema Islámico, y la Revolución [Islámica]», agregó.
 
A continuación, el Líder Supremo de la República Islámica enfatizó que durante la guerra impuesta --que fue descrita por Su Eminencia-- como el «Gran Día de Resurrección y de la batalla descomunal», la gran nación iraní y sus Fuerzas Armadas se levantaron por la causa de Dios a través de la confianza en el poder de la fe, la resistencia y la confianza en Dios, y también a través de la confianza en el liderazgo del difunto fundador de la República Islámica, el Imam Ruhollah Jomeini; logrando triunfar sobre todos los poderes [enemigos].
 
El Líder Supremo se dirigió a los cadetes de la República Islámica de las academias militares del Ejército de Irán, diciendo: «la generación que os antecedió fue una generación tan orgullosa y valiosa, que los jóvenes están adquiriendo y beneficiándose de su legado».
 
Tras encomiar la valentía, sacrificios y luchas de los oficiales y comandantes iraníes del Ejército como por ejemplo, la del [General Ali] Sayyad [Shirazí (un ex comandante de la Infantería del Ejército iraní)] y [el mayor general Abbas] Babaei, el Ayatolá Jamenei señaló: «en la actualidad, el mundo entero, incluyendo amigos y enemigos, reconocen la grandeza, inteligencia, valentía y fuerza de la nación iraní y el Sistema Islámico tanto en sus palabras como en sus corazones».
«Por la gracia y con la ayuda de Dios, el futuro del país será mucho mejor y más brillante que su presente», reiteró.
 
Al comienzo de la ceremonia, el Líder Supremo de la Revolución Islámica realizó una visita al monumento de los mártires, y honró sus memorias. Asimismo, suplicó a Dios Todopoderoso les otorgue la elevada posición que ellos se merecen.
 
Su Eminencia, en su calidad de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de la República Islámica de Irán, a continuación, pasó revista de las unidades militares.
 
Durante la ceremonia, fueron galardonas varias personas destacadas, entre ellos un clérigo, un veterano de guerra, tres comandantes, dos profesores e investigadores y seis graduandos de las academias militares del Ejército de la República Islámica de Irán, recibiendo obsequios del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Irán y el Líder Supremo de la Revolución Islámica.
 
Además, durante la ceremonia, el comandante de la Universidad Shahid Sattari de Ingeniería Aeronáutica hizo entrega de títulos a los cadetes y graduandos, después de lo cual les fueron adjudicados sus grados e impuestas sus charreteras.