No es malo comentar un recuerdo. En el año 1974 me encontraba encarcelado junto con una o dos personas en una celda pequeña de 2.20 metros de largo y 1.80 metros de ancho. Cierta noche cuando estaba rezando metieron un nuevo prisionero en la celda. Éste era de los comunistas fanáticos. Cuando me vio rezando y se dio cuenta de que era una persona religiosa, me comenzó a mirar despectivamente. Intenté mucho mantener una relación con él pero me fue imposible. Siempre tenía un gesto adusto y no estaba dispuesto a hablar conmigo. Le dije una frase que le hizo cambiar totalmente. Dije: "Ahmed Sukarno, en la Conferencia de Bandung dijo, 'lo que nos hace reunir aquí no es una creencia, ni, raza ni religión; sino es una misma necesidad. Nos encontramos en una misma celda, un guardián nos vigila, un interrogante y torturador nos está esperando, no tenemos creencias similares, pero tenemos una igual necesidad'. Le dije: cuando una misma necesidad puede influir a nivel mundial, en una celda tan pequeña puede influir mucho más'. Después de dichas palabras ¡nos hicimos amigos! En realidad ¡Ahmed Sukarno nos hizo amigos! Hoy es también igual. Nuestros países tienen una misma necesidad. Hoy todos los países islámicos, sin excepción, a pesar de sus fuerzas y capacidades son el blanco de los complots y las codicias; aunque tienen muchos recursos.