En la actualidad, la ofensiva del enemigo está en su máximo nivel, es decir, que están usando todas las capacidades y medios de que disponen. En primer lugar, están los estadounidenses y, luego, de manera marginal y después de ellos, los sionistas, es decir, el gobierno sionista; y, junto a ellos, tras ellos, de manera general los occidentales y todos los europeos. Si ahora, por ejemplo, se ha levantado a distintos países europeos la prohibición de comprar petróleo por parte de Estados Unidos, pero no nos lo compran, ¡eso es enemistad! No es otra cosa.

Sin embargo, es un tipo de enemistad, un tipo particular de enemistad. Se han movilizado al máximo. Los estadounidenses han repetido una y otra vez que el boicot que han impuesto a Irán es el más intenso de toda la historia, y dicen la verdad. Yo mismo, en una ocasión, les respondí que la derrota que va a sufrir Estados Unidos con todo esto será también si Dios quiere la derrota más dura de toda la historia, si nosotros hacemos, Dios mediante, el esfuerzo necesario, actuamos como debe ser y vamos hacia delante; por lo tanto, es imprescindible que movilicemos todas nuestras capacidades. Frente a la máxima ofensiva, hace falta la máxima movilización. Eso, por una parte.

Por otra, la base de todo es el recuerdo de Dios: «¡y no os debilitéis en el recuerdo de Mí!». Como dijo Dios el Altísimo a Moisés y Aarón en aquella situación crítica, en la que ambos iban solos al encuentro de una fuerza tan tiránica, violenta y hegemónica como la del faraón, con todos los medios de que este disponía: «¡y no os debilitéis en el recuerdo de Mí!», manteneos alerta. Lo dijo una y otra vez: «¡No temáis! En verdad, Yo estaré con vosotros dos. Oiré y veré». Os ayudaré, os respaldaré. Pero también dijo: «¡no os debilitéis en el recuerdo de Mí!». No seáis negligentes. El recuerdo de Dios es el medio y el fundamento de todas esas capacidades que hemos dicho que hay que poner en práctica y utilizar. El recuerdo de Dios es la base de todas ellas. 14/03/19