El Líder inició su intervención felicitando a los presentes la recién pasada fiesta de Eid al-Ghadir, así como el aniversario del nacimiento del Imam Musa ibn Yaafar (con él la paz) y la Semana del Gobierno, que se celebra a partir del sábado, con actos de homenaje a la memoria de los mártires Mohammad Alí Rayaí y Mohammad Yavad Bahonar, segundo presidente y tercer primer ministro de la República Islámica, respectivamente, asesinados en un atentado terrorista el 30 de agosto de 1981 junto a otras 3 víctimas mortales y decenas de heridos.

 

La Semana del Gobierno

Sobre la Semana del Gobierno, el Líder de la Revolución señaló que es una oportunidad para prestar atención a los servicios prestados y los esfuerzos realizados por el Ejecutivo a lo largo del año anterior —«lo que puede ser motivo de aliento», ha dicho el ayatolá Jameneí­—, y consideró que, para poder convertirse en fuente de múltiples bendiciones para la sociedad, los esfuerzos de los responsables gubernamentales deben adecuarse a las condiciones de un «movimiento de Yihad», de esfuerzo positivo, y estar orientados por una «intención divina».

Igualmente se trata de una ocasión propicia para que los miembros del Gobierno valoren lo que han hecho en el año anterior e identifiquen los puntos fuertes y débiles de su gestión, prosiguió. «Los responsables deben ser conscientes del valor del tiempo de que disponen para realizar su tarea, como una gracia divina para servir a la gente y, con ello, prepararse para el difícil tránsito a la otra vida», añadió.

Transcurridos seis años desde la primera elección de Rohaní como presidente en 2013, al actual equipo de gobierno le quedan dos años para realizar su labor, recordó el ayatolá Jameneí, para luego agregar que no es poco tiempo, a condición de que los responsables sepan mantenerse al margen de «ciertos flagelos», establezcan bien sus prioridades en función de las necesidades importantes del país y las atiendan una tras otra.

Entre los «flagelos» que en años anteriores han dificultado a «distintos Gobiernos» el desempeño diligente de su cometido, el Líder de la Revolución mencionó en especial la posibilidad de «quedar atrapado en asuntos secundarios». «En estos dos años que quedan, el Gobierno tiene que mantenerse apartado de trivialidades y asuntos secundarios, peligro que por desgracia ha aumentado con la aparición del espacio virtual, y mantener como la prioridad de su actuación las cuestiones fundamentales», aconsejó.

 

El desrrollo de la producción nacional como clave de la mejora económica

Gran parte de las observaciones planteadas al gabinete estuvieron centradas en el ámbito económico. El ayatolá Jameneí llamó ante todo la atención hacia los problemas planteados por la situación económica actual a las capas medias e inferiores de la sociedad, y sostuvo que la clave de la resolución de esos problemas está en impulsar la producción nacional, por más difícil que sea esto.

En este sentido, el Líder de la Revolución recordó que él mismo fijó en marzo como lema del actual año 1398 del calendario persa la divisa «Desarrollo de la producción», y explicó que lo hizo previendo el aumento de las trabas que iban a crear los enemigos del país, y que la mejor manera de hacer frente a esas trabas es precisamente dando un impulso a la producción, algo que, según hizo notar, ya se advierte en algunos sectores de la economía iraní, lo que anticipa las capacidades potenciales del país. Los responsables, recalcó, deben hacer del aumento de la producción interna el eje central de su actividad.

 

Tres ejes prioritarios para el desarrollo económico

Tres son las grandes líneas que a juicio del ayatolá Jameneí debe seguir el Gobierno a la hora de establecer sus prioridades: acabar con la dependencia de la exportación de petróleo crudo, centrarse en impulsar los sectores que pueden a su vez actuar como propulsores del resto de la economía y, por último, cambiar la concepción dominante entre los responsables y la Administración del país respecto al sector productivo.

La facilidad del recurso a la venta de petróleo crudo para adquirir ingresos sin esfuerzo, estimó el Líder de la Revolución, ha sido una «gran desgracia» y «un problema de antiguo que ha acabado perjudicando el progreso» de Irán, mientras que hay países que sin producir una sola gota de petróleo han hecho avances espectaculares. «Incluso cuando no hay embargos, el control del mercado del petróleo, ya sea en la fijación de precios o en los volúmenes de comercio, está en manos de los grandes consumidores del planeta, es decir, los países occidentales, que tienen la capacidad de someter a presiones a los productores en función de sus propios intereses y de sus orientaciones políticas», lamentó.

La principal vía para liberarse de la dependencia de la exportación de crudo, aseguró el ayatolá Jameneí, reside en el desarrollo de líneas de producción de distintos derivados del petróleo. «Como ya se ha dicho antes en numerosas ocasiones, con la ayuda de científicos e industriales es posible desarrollar, junto a los derivados actuales como los de tipo gaseoso o la gasolina, otros con mucho mayor valor para la exportación», consideró, y recalcó para ello la necesidad de que el presidente Rohaní, el Ministerio del Petróleo y las demás instituciones se centren en la construcción de refinerías, algo a su juicio posible con la liquidez monetaria existente en el país, si se gestiona bien.

«Hay que prestar una atención especial a los sectores propulsores, como la vivienda, la agricultura, el automóvil, los electrodomésticos y la economía del conocimiento, porque activar cualquiera de ellos puede impulsar a su vez otros sectores y transformar la dinámica económica global del país», dijo el Líder de la Revolución.

A propósito del tercer punto, el ayatolá Jameneí llamó a considerar al sector productivo de la economía como a los combatientes de los años de la defensa frente a la invasión iraquí de los años 1980. «Los productores son los combatientes de la guerra económica contra el enemigo, y hay que verlos como tales», dijo, antes de criticar los numerosos obstáculos que encuentran en su camino los productores, y de ordenar a las autoridades que solucionen ese «grave problema» eliminando normas superfluas.

 

Otras recomendaciones para la gestión económica

En particular, insistió el Líder de la Revolución, el Gobierno debe dar una consideración especial a las pequeñas y medianas empresas. «Esa consideración especial es un pilar fundamental de la economía de resistencia, que todos los responsables han aceptado y prometido desarrollar, y hay que reconocer que algunas cosas se han hecho», recordó.

«Si se hace un esfuerzo serio para hacer realidad lo que se ha dicho, lo cierto es que los embargos se convertirán en una oportunidad, como ha ocurrido en los últimos meses, cuando al haberse hecho difícil importar ciertos productos algunos responsables han recurrido a empresas de la economía del conocimiento, y se han puesto en funcionamiento capacidades de parte de la juventud, empresas basadas en el conocimiento, el Yihad Universitario y distintos complejos productivos», indicó.

Para impulsar la producción, planteó el ayatolá Jameneí, se necesitan cuatro elementos: recursos humanos, capital, tecnología y gestión económica. Dado que Irán cuenta con una liquidez de unos 18 000 billones de riales y un nivel tecnológico «aceptable en muchos terrenos», la atención debe centrarse en una planificación «más sensible» y en que los planes se pongan en práctica, añadió el Líder de la Revolución, no sin reconocer a continuación que se han hecho «esfuerzos loables».

 

Constatación de la reactivación económica en 2019

Así, en el año en curso —comenzado el 12 de marzo— se ha experimentado ya «cierto movimiento en los campos de la producción industrial, la agricultura, la energía, los petroquímicos y los electrodomésticos», por lo que el ayatolá Jameneí se congratuló y alentó a reforzar esa dinámica. «Este hecho muestra que quienes dicen que el país está en un callejón sin salida están completamente equivocados», remachó, antes de enfatizar que la reactivación registrada debe servir de acicate a los responsables y reforzar sus esperanzas y sus esfuerzos.

 

El objetivo del progreso económico es la justicia social

En todo caso, enfatizó, no debe olvidarse que, «para el Islam, que un país se enriquezca no es algo deseable en sí mismo, sino que el objetivo del progreso económico es la justicia social y la erradicación de la pobreza». De no tener eso claro, advirtió, Irán «será como países avanzados del tipo de Estados Unidos, cuyas capas más débiles siguen teniendo graves problemas».

 

Necesidad de hacer frente a la guerra cultural librada por el enemigo

El segundo ámbito en el que centró sus observaciones el ayatolá Jameneí en su reunión con el gabinete fue el de la cultura, que a su juicio debe ser la otra gran prioridad de las autoridades. «En la esfera cultural, estamos siendo blanco de un ataque del frente opuesto por todos los flancos, y todos los responsables que se ocupan de cuestiones culturales deben prestar atención a esta cuestión son seriedad», reclamó.

«Los enemigos del sistema islámico dicen explícitamente que, dado que no es posible vencer a la República Islámica y al gobierno del Islam con guerra y bloqueo económico, hay que llegar a ese mismo objetivo mediante la infiltración cultural, influyendo en las mentes y excitando antojos», sostuvo el Líder de la Revolución, antes de llamar a contrarrestar esa influencia de «actos anticulturales y antivalores organizados» en los productos culturales iraníes, ya se trate de arte, cine, libros o teatro.

El ayatolá Jameneí hizo hincapié en que no está a favor de «cerrar el espacio cultural» del país, pero sí se opone frontalmente a la «dejadez» cultural. «Estamos en una situación en la que el frente opuesto y las organizaciones de la Arrogancia emplean todos sus medios culturales y artísticos para arremeter contra el sistema islámico, y nosotros debemos planificar con seriedad lo que hacemos para oponernos a ese frente», insistió.

Respecto a la existencia en la sociedad de «prácticas anticulturales organizadas pero ocultas», el Líder de la Revolución llamó a «todas las instituciones culturales, ya sea el Ministerio de Guía, el Instituto de Difusión Islámica, el Ministerio de Instrucción y Educación, el Ministerio de Ciencias y la radiotelevisión estatal, e incluso los servicios de inteligencia», a mantenerse muy vigilantes.

En particular, el ayatolá Jameneí puso de relieve la importancia del papel de los responsables de nivel alto y medio de dichas instituciones, a los que incitó a supervisar e intervenir en la labor de sus organismos en los ámbitos religioso, cultural e ideológico, lo que a su juicio puede sin duda dar resultados positivos.

 

Situación del hiyab en Irán

Un aspecto concreto abordado por el Líder de la Revolución fue el estado de la observancia del hiyab en la sociedad persa, respecto al cual consideró lícito y legítimo preocuparse. «El hiyab es tanto un precepto de la Sharía como un mandato legal, y en este campo son en primer lugar los organismos gubernamentales y sus responsables quienes deben cuidar de que se actúe conforme a la ley», dijo, e instó en particular a los responsables a respetar personalmente los preceptos de la fe y los signos exteriores de la religión, considerándolo un modo efectivo de influir sobre el conjunto del personal de los organismos que dirigen. «El movimiento religioso debe reforzarse en el país, y esto ayudará a los progresos materiales», alentó.

 

Cooperación entre los tres Poderes del Estado

En otro momento de su intervención, el ayatolá Jameneí aludió a la necesidad de cooperación y convergencia entre los tres Poderes del Estado, respaldando así declaraciones anteriores del presidente Rohaní. «Debe actuarse contra los infractores de manera mesurada, racional e inteligente, y los organismos de supervisión deben comportarse de tal modo que no se vea en su actuación discriminación, intereses soterrados u hostigamiento».

A pesar de ello, tras reconocer la «pesada tarea» de dirigir el país que recae sobre los hombros del Ejecutivo, el Líder de la Revolución pidió al gabinete que tenga más «paciencia y capacidad de aguante», y que no se incomode ante «la más mínima cuestión o problema».

 

Relaciones exteriores

Otra recomendación específica del ayatolá Jameneí a los responsables del Gobierno fue «no tener miedo al enemigo». «A veces oigo decir cosas que traslucen un miedo al enemigo, cuando realmente al enemigo no hay que temerlo, porque ese enemigo ha existido desde el principio de la Revolución islámica y ha hecho cuanto ha podido, pero no ha tenido éxito», dijo.

«En estos cuarenta años, Estados Unidos, Europa e incluso la antigua Unión Soviética han hecho todo lo que han podido contra la República Islámica, pero sin éxito. Claro está que han creado molestias y dificultades, pero no han podido impedir el progreso del sistema islámico», insistió.

El enemigo, dijo el Líder de la Revolución tras resaltar los avances y el aumento de las capacidades de Irán en los campos político, militar y económico, «no puede hacer nada, y los segundos cuarenta años de la República Islámica serán con toda seguridad mejores para nosotros y peores para nuestros enemigos que los primeros cuarenta».

 

Disgusto por la situación de los musulmanes de Cachemira

Por último, el ayatolá Jameneí expresó su disgusto por la situación de los musulmanes de Cachemira, y manifestó su deseo de que Nueva Delhi adopte una política «justa» respecto al «noble pueblo cachemir». «Nosotros gozamos de buenas relaciones con el Gobierno indio, pero esperamos de él que adopte una política justa respecto al noble pueblo de Cachemira y no coaccione al pueblo musulmán de esa región», declaró.

La situación creada en Cachemira, con las diferencias existentes entre la India y Paquistán al respecto, son el resultado de medidas adoptadas por el imperio colonial británico en su salida del subcontinente indio, recalcó el Líder de la Revolución islámica antes de finalizar: «Los ingleses dejaron a propósito esa herida abierta en la región para que en Cachemira persistiera el conflicto».

 

Intervención del presidente Rohaní

Antes de las palabras del Líder de la Revolución islámica, el presidente Rohaní hizo una intervención, dedicada en su mayor parte a exponer las medidas adoptadas por su Gobierno, en primer lugar, para socorrer a los damnificados por el terremoto de noviembre de 2017 en Kermanshah, así como de las riadas de 2018. El jefe del Ejecutivo informó igualmente del mantenimiento de la autosuficiencia del país en varios ámbitos, incluido el del trigo. «A pesar de los embargos, las reservas y suministro de productos básicos están en una buena situación que da seguridad respecto al futuro», celebró el mandatario junto a otro logro: el restablecimiento del «equilibrio y estabilidad en el mercado» pese a los «esfuerzos en todos los frentes» de Estados Unidos para bloquear el comercio de Irán, tras un año de convulsiones en los intercambios tanto de mercancías como de divisas.

Pasando a centrarse en las hostilidades desatadas por Washington contra la República Islámica, el presidente iraní elogió la «paciencia» y la «resistencia» de la nación persa y apuntó al aislamiento político internacional en que ha quedado Estados Unidos al ser percibido como «transgresor de acuerdos». En el plano jurídico en particular, Rohaní señaló la importancia de haber hecho condenar por primera vez al país norteamericano, en dos ocasiones, en instancias judiciales internacionales.

El mandatario reiteró la calificación de «terrorista» para los embargos estadounidenses al denunciar que «Estados Unidos está recurriendo al terrorismo económico contra toda la nación iraní, incluidos niños, mujeres y hombres», e hizo referencia a las medidas de retorsión adoptadas por Teherán en relación con el acuerdo internacional sobre su programa de energía nuclear: «Hemos escogido la senda correcta con la reducción de los compromisos, recalcando que nuestra paciencia tiene un límite y que, ante sus incumplimientos, no podemos aceptar un compromiso pleno».

Si las negociaciones con el Grupo 4+1 (los demás integrantes del Plan Integral de Acción Conjunta: Rusia, China, Francia y el Reino Unido, más Alemania) prosperan, la situación puede cambiar, indicó el mandatario, antes de añadir que si, por el contrario, los diálogos no tienen éxito, Irán «seguirá su propio camino».

«Las potencias mundiales son conscientes de que, en caso de que el petróleo iraní quede sometido a un embargo total y se lleven a cero nuestras exportaciones de petróleo, no podrá mantenerse la seguridad que había en las vías marítimas internacionales, por lo que la presión unilateral contra la República Islámica no puede serles favorables, y no garantiza su seguridad ni en la región (del oeste de Asia) ni en el mundo», advirtió Rohaní.

Cambiando de tema para regresar a la situación económica interna, el jefe del Ejecutivo persa alabó las medidas adoptadas por el Banco Central de Irán y la sección económica del Gobierno para crear tranquilidad en los mercados. «El precio de la divisa se ha equilibrado hasta cierto punto, además de haberse garantizado el suministro de productos básicos imprescindibles para la vida de la gente», dijo. Desde abril pasado, informó, los datos con que cuenta el Ejecutivo muestran que se está reduciendo la tasa de inflación, tanto en términos mensuales como interanuales.

Respecto a la política petrolera, el presidente Rohaní señaló que la política de su Gobierno está orientada a la sustitución de la venta de crudo por la de productos derivados y, en ese sentido, hizo notar que se han ampliado las refinerías existentes y está previsto crear otras nuevas. «En un primer momento pudimos hacernos autosuficientes en materia de petróleo, gas y gasóleo, además de exportadores, y ahora nos hemos vuelto autosuficientes en gasolina y exportadores de gasolina», indicó. Aun así, el mandatario apuntó que el país debe reducir el «consumo descontrolado» de combustible, para lo cual, dijo, el Consejo Superior de Coordinación Económica ha aprobado un «marco adecuado».

Rohaní aludió igualmente a la orden dada por el Líder de la Revolución para la reforma de la estructura presupuestaria: «Aunque en este punto llevamos algo de retraso, el bloqueo ha creado una oportunidad para cambiar la estructura de los presupuestos», reconoció.

Otro logro que comunicó el jefe del Ejecutivo persa fue la reducción del desempleo, atribuyéndolo en particular a la actuación de las empresas basadas en el conocimiento. «El turismo ha aumentado un 43 % respecto al año anterior, y en ese sector se han creado 300 000 puestos de trabajo», añadió.

En el campo del desarrollo rural, el presidente Rohaní dio noticia de mejoras relevantes en el suministro de agua y electricidad, la construcción de carreteras, los servicios de salud y las comunicaciones, y añadió que «cada día se suman 20 municipios a la red nacional de comunicaciones, llega el gas natural a 10 municipios, además de conectarse 30 municipios al suministro de agua potable».

Tras hacer referencia a la importancia particular que da su gabinete a la atención a los sectores más débiles de la sociedad, a los que cubre el Comité de Socorro y Bienestar, el mandatario agradeció el respaldo a su labor recibido por el Gobierno: «Todos los éxitos del Gobierno hasta el día de hoy se han logrado gracias a la protección divina, la guía del Líder de la Revolución y la participación y el apoyo de la gente. De no haber sido por esos tres factores, habríamos sido incapaces de gobernar el país y satisfacer las necesidades de la gente frente al actual gran complot contra Irán a escala mundial», admitió.

Por último, el presidente Rohaní recalcó la necesidad de convergencia entre los tres Poderes del Estado: «Si todos los organismos oficiales actúan codo con codo, ayudándose mutuamente, superaremos los embargos con mayor celeridad, resolveremos antes los problemas de la gente y pondremos de rodillas a Estados Unidos», aseguró.