La ceremonia de graduación y entrega de galones a los cadetes de la Universidad Militar y de Formación de Guardianes Imam Husain se ha celebrado en la mañana de este domingo en Teherán, con la asistencia del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, el ayatolá Jameneí, que ha pronunciado un discurso en que ha repasado los éxitos del Irán islámico en distintos ámbitos y ha recalcado la necesidad de multiplicarlos, así como de mantener y mejorar el nivel de preparación del país en materia de defensa.
«Los éxitos de la Universidad Imam Husain son fuente de orgullo, pero no nos bastan y consideramos imprescindible que continúe el avance en todos los niveles y dimensiones», ha recalcado en el acto el máximo dirigente de Irán, tras enfatizar la importancia de la institución hasta el punto de considerarla una bendición divina, aludiendo a la necesidad de que los responsables del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica enfoquen sus esfuerzos en mejorarla.
La intervención del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas persas ha tenido como segundo eje la dignidad alcanzada por la Guardia Revolucionaria tanto dentro de Irán como más allá de sus fronteras. «Con la hostilidad que dejan ver en su rostro malhumorado ante el Cuerpo, los estadounidenses no hacen sino incrementar su dignidad, dado que la enemistad de los enemigos de Dios realza el valor de los fieles devotos», ha señalado.
Si quieres la paz, prepara la guerra
Para realzar su llamado a reforzar el poderío militar del país, el clérigo ha citado la noble aleya coránica «Y preparad contra ellos toda la fuerza que podáis y caballería, para intimidar con ella a los enemigos de Dios y enemigos vuestros» (8:60), y ha añadido: «Ese mandamiento divino debe permanecer siempre como lección prioritaria para los Guardianes de la Revolución».
Comentando el texto árabe, el ayatolá Jameneí ha aclarado la lógica de paz subyacente a la insistencia coránica en la necesidad de mantener un nivel máximo de preparación para infundir miedo en los enemigos de Dios y de los musulmanes: «El miedo que el Creador manda infundir en el corazón de los enemigos es un miedo disuasorio, es decir, que debemos actuar de tal modo que los enemigos queden amedrentados por el aspecto imponente de los hombres jóvenes, devotos, abnegados y motivados, lo que constituirá el principal factor de disuasión (del desencadenamiento de un posible conflicto)».
Abundando en la exégesis del versículo, el veterano alfaquí ha interpretado el fragmento «y preparad contra ellos toda la fuerza que podáis» como orden de incrementar todo lo posible el propio poderío mediante la creación de una organización fuerte, sólida e integradora, sin perder de vista jamás el fortalecimiento de las capacidades científicas y el dominio especializado de las diversas disciplinas, así como la potencia táctica y estratégica. Del mismo modo, ha agregado, debe acompañarse la capacidad operativa de un estado de alerta y presteza constantes, sin un instante de descuido, y acrecentarse día tras día la fuerza de la fe de ese organismo mediante la formación de jóvenes «fieles, determinados, abnegados y motivados».
«Dios ordena en el Glorioso Corán disponer de todo el equipamiento defensivo, operativo y de inteligencia necesario. Esas herramientas deben ser por otra parte de producción y desarrollo nacionales, y deben ser diversas, para satisfacer todas las necesidades en tierra, mar, aire, espacio, en las fronteras y dentro del país, además de que hoy en día es también necesario atender las redes digitales», ha dicho el Líder de la Revolución Islámica.
La Revolución Islámica sacó a Irán de la dependencia respecto de EE. UU.
Respecto a la necesidad de la autonomía nacional en el desarrollo defensivo, el ayatolá Jameneí ha recordado que, durante la corrupta tiranía de los Pahlaví, subordinada a potencias extranjeras, «los arsenales estaban repletos de armas estadounidenses, pero los iraníes no tenían derecho ni a abrir o reparar muchas de esas armas». Lo que hacía en realidad aquella dictadura, ha continuado, no era sino hacer funcionar las fábricas de armamento norteamericanas con el dinero de los iraníes y llenar sus almacenes de herramientas que no podía usar «sin el permiso de sus amos». «Los iraníes no solo no tenían derecho a utilizar aquel equipamiento, sino tampoco lo tenían a conocerlo y dominarlo», ha explicado.
«El régimen de los falsos ídolos tenía, según sus propias declaraciones, dos fuentes de poder: sus arsenales y el orgullo de ejecutar las órdenes de Washington haciendo el papel de gendarme de la región y reprimiendo toda voz que se opusiese a Estados Unidos», ha añadido el máximo dirigente persa sobre la situación previa al triunfo de la Revolución Islámica en Irán. Desde entonces, sin embargo, la situación es la contraria, y «la nación trabaja, se esfuerza, decide y actúa por su propia voluntad, conforme a los intereses y la conveniencia del país».
La marcha de Arbaín, una manifestación de poder blando
El ayatolá Jameneí ha vuelto a insistir en la necesidad de estar equipado con todos los elementos constituyentes del poder, ya sean de fuerza militar o de «poder blando», y entre estos últimos el ayatolá Jameneí ha valorado la marcha de Arbaín como auténtica herramienta de poder: «La inmensa congregación de millones de peregrinos en el camino a Kerbala es un movimiento hacia la cima del orgullo, el sacrificio y el martirio que vuelve a manifestar la fuerza del Islam y del Frente de la Resistencia Islámica», ha dicho.
El Líder de la Revolución ha hecho asimismo referencia a la presencia en el multitudinario peregrinaje de fieles procedentes de distintos países, de musulmanes seguidores de distintas escuelas e incluso de personas de distintas religiones, y ha valorado la marcha hacia el lugar del martirio del Imam Husain (con él la paz) en Irak como «un grito poderoso y un medio de comunicación sin par en el complejo mundo de la propaganda y en el agitado mundo del hombre actual». «La profunda divisa “El amor por Husain nos une” expresa una pura realidad, porque es Husain quien creó esta congregación incomparable, poniendo a todos en movimiento hacia la fuente de la espiritualidad y la magnanimidad», ha añadido.
Esa espiritualidad debe hacerse, junto al pensamiento y el conocimiento asociados a la marcha de Arbaín, cada vez más profunda, ha recomendado a continuación el ayatolá Jameneí, antes de incitar al trabajo y el esfuerzo en ese sentido a todas las personas dotadas de ciencia y sabiduría.
Oponerse a la injusticia es un deber ante Dios
Para cerrar sus declaraciones, el Líder de la Revolución ha dicho unas palabras sobre la línea seguida por la República Islámica de Irán: «Desde el principio de la Revolución hemos obtenido éxitos a veces asombrosos en distintos ámbitos, aunque por supuesto las insuficiencias y los problemas no son tampoco escasos. Pero los éxitos y los avances han sido más».
Respecto a la trayectoria futura, el máximo dirigente iraní ha citado un hadiz relativo a la filosofía de Ashura. «El Señor de los Mártires dijo a todo el pueblo, repitiendo palabras del Noble Profeta del Islam: “A quien, viendo un poder inicuo y opresor, no se le oponga con la palabra o con sus actos, Dios le reserva el mismo destino de ese poder opresor y lo enviará al infierno”», ha narrado.
Con esas palabras, ha proseguido el clérigo, el Imam Husain (con él la paz) estaba proclamando la razón de su alzamiento: cumplir su deber de enfrentarse a la injusticia y a los opresores. De modo análogo, ha añadido, la República Islámica considera su deber actuar de la misma forma y conforme a los mismos principios, y de hecho lo hace.
«En la actualidad, el frente del descreimiento, el sionismo y Estados Unidos actúan de manera injusta y opresiva con los siervos de Dios y con las naciones del mundo, chupándoles la sangre, lanzando guerras y con otras catástrofes similares, y la nación iraní considera su deber, conforme a la filosofía de los actos del Señor de los Mártires, enfrentarse a ellos. Si no cede frente a Estados Unidos y las presiones diversas de sus enemigos, lo hace en aplicación de esos mismos principios», ha declarado el Líder de la Revolución Islámica.