«La República Islámica de Irán mira a Paquistán como a un hermano que vive a su lado y, dada esta realidad inalterable, las relaciones entre ambos países deberían ser mucho más cálidas y mejores de lo que son en la actualidad. La seguridad en la frontera ha de mejorar y programas retardados como el del gasoducto deben completarse», dijo en el encuentro el ayatolá Jameneí a su huésped.

El máximo dirigente persa elogió el afán paquistaní por la instauración de la paz y la seguridad, y señaló la situación «sensible y peligrosa» del oeste de Asia, tras lo cual recalcó la necesidad de que todos los actores velen por evitar incidentes indeseables y alertó de la influencia nociva ejercida por algunos países de la región con su apoyo a grupos terroristas en Irak y Siria, así como con la guerra y el derramamiento de sangre que causan en Yemen. «Nosotros no tenemos motivos de enemistad con esos países, pero ellos están sometidos a la voluntad de Washington y actúan contra la República Islámica conforme a los deseos estadounidenses», señaló.

También sobre la campaña bélica en curso en Yemen desde 2015, el Líder de la Revolución invocó el plan de cuatro puntos presentado hace tiempo por Irán para poner fin a las hostilidades e indicó que un cese justo del conflicto podría tener efectos en el conjunto de la región.

En un plano más general, el ayatolá Jameneí recordó que la República Islámica no ha iniciado jamás una guerra, pero advirtió de que, «si alguien comienza una guerra contra Irán, sin duda alguna se arrepentirá».

Por su parte, el primer ministro Khan calificó en el encuentro ―en el que estaba presente también el presidente de la República Islámica, Hasán Rohaní― a Paquistán e Irán de «países hermanos», y agregó: «La colaboración entre Teherán e Islamabad debe ampliarse, y nosotros damos una importancia especial a Irán, en quien vemos un socio importante, en especial en el ámbito comercial».