Una de las vías que siguen es que dejan la promoción de sus objetivos en el país del que se trate ―y que es blanco de su hostilidad― a elementos internos de ese mismo país. No se trata solo del Irán islámico, de la República Islámica. Estas cosas las hacen en todas las partes del mundo, y los ejemplos los estamos viendo. Puede ser mediante un golpe de Estado, impulsando a ciertas personas para que den un golpe en ese país y quiten así de en medio a ese sistema político o a ese aparato de Estado que no se rinde ante ellos.
Otra vía es empujar a parte de la población a salir a las calles, como es el caso de las revoluciones de colores que se produjeron en distintos lugares de esta región en años recientes. Llega un Gobierno. Al fin y al cabo, cualquier Gobierno se hace con el poder con los votos, acaso, del 60 % de la población, mientras que el 40 % no lo ha votado. Los estadounidenses van por ese 40 %, escogen a distintos elementos y dirigentes de entre ellos y, corrompiéndolos, con dinero o con amenazas, los obligan a sacar a las calles a ese 40 % o a parte de él. En las conocidas «revoluciones de colores», como la Revolución Naranja o la revolución de tal o cual cosa que se ha visto en distintos países en estos años, estaba detrás la mano de los estadounidenses. Nosotros no tenemos intención de hacer ningún juicio sobre los sucesos que tienen curso estos días en tal región de Europa, pero cuando uno observa se pregunta ¿qué tiene un senador o un responsable de EE. UU. que hacer en las manifestaciones de una minoría contra un país, cuando se presenta allí? Allí estaban. Una de las cosas que hacen, por tanto, para sacar del poder al Gobierno que no les gusta y que no está dispuesto a ceder ante las coacciones, es llevar a un grupo de gente a las calles y a la desobediencia civil.
Otra es activar a grupos de asesinos y crear grupos terroristas. Eso lo han hecho en Irak y en Afganistán, lo han hecho en algunos países árabes de la región y lo han hecho también en nuestro propio país. Crean grupos terroristas y hacen asesinar a personas determinadas. En nuestro país han matado a científicos expertos en energía atómica, haciendo que recibieran el martirio, y antes de eso mataron a otros también: personalidades políticas, personalidades culturales, personalidades científicas, personalidades religiosas… Y eso creció al amparo de Estados Unidos. Algunos incluso han sido aplaudidos y elogiados por los norteamericanos, por esos servicios prestados a EE. UU. Hoy en día, la banda terrorista MKO está protegida por Washington. Participan en reuniones variopintas y en comisiones del Congreso de EE. UU. Esos mismos miembros del MKO que mataron aquí a gente corriente, a grandes personalidades, a ulemas, científicos y políticos, con explosivos, están hoy en día con ellos. Esta es otra de las vías.
Otra más es crear diferencias en la cúpula de los aparatos de Estado. Lo que hacen es intentar que, en la cúpula de ese aparato de Estado, de ese sistema político que no colabora con ellos, se produzcan diferencias y se creen fisuras; crear una división en el aparato de gobierno. En muchos lugares no tienen éxito, pero en otros, por desgracia, sí lo tienen. Esa es otra de las vías.
Una más es apartar los corazones y las mentes de la gente, con su propaganda, de los fundamentos de sus convicciones y su fe. Y otras vías diversas más como estas.
El régimen de los Estados Unidos de América ha hecho todo eso con nuestro querido Irán ―nuestro Irán islámico―, pero, gracias a Dios, en todo ello ha fracasado: golpes de Estado militares, respaldo a sediciosos, sacar a la gente a las calles, interferir en elecciones, crear fisuras… Todo esto lo han hecho o han intentado hacerlo, pero, alabado sea Dios, todo ello sin éxito. ¿Y por qué? Porque el pueblo estuvo alerta y fue fiel.
4 de junio de 2014