La dependencia económica del petróleo: un problema heredado de los tiempos de la idolatría
«La importancia de la seguridad concierne a distintos ámbitos. Dado que, hoy en día, uno de los problemas fundamentales del país es la cuestión de la economía y el sustento de la gente, voy a abordar cómo también en la economía hace falta seguridad. La estructura económica del país debe estar fundamentada en bases seguras. Nuestro problema ―nuestro problema histórico, heredado de los tiempos de la idolatría― es la dependencia de nuestra economía del petróleo, que ha provocado que, en todas las épocas, tengamos muchas inquietudes por la seguridad en el ámbito económico: que si baja el precio del petróleo, que si sube, que si nos prohíben vender petróleo, que si hay problemas en el transporte del petróleo, que si tal comprador no nos paga… Una economía en la que todo gire alrededor del petróleo es una economía insegura; y la economía debe convertirse en segura. Esto lo he dicho aquí porque tal vez el ámbito militar no sea el económico, pero debe entenderse la importancia de la seguridad en todos los sectores; incluso en la economía, que en apariencia no guarda relación con el atuendo del soldado ni con la indumentaria militar» (25/10/2017).
El bloqueo de las ventas de crudo es un problema en el corto plazo cuyo beneficio en el largo plazo es el desacoplamiento del petróleo
«El bloqueo ―que es en lo fundamental el embargo del petróleo, ya que la «presión máxima» está relacionada mayormente con el petróleo― es sin duda un problema para el país, pero lo es en el corto plazo, y de ese problema temporal se obtendrá un beneficio, que es desacoplarnos del petróleo. Hace unos días, responsables del Gobierno hicieron saber que a partir de tal fecha ―al parecer fijaron incluso una fecha concreta― sacarán el petróleo del presupuesto. Es una noticia excelente y un logro enorme. Si seguimos vendiendo nuestro petróleo sin cesar de esta manera, obteniendo dólares por él y trayéndolos al país, nunca nos pondremos a pensar cómo separar del petróleo el presupuesto y el gasto corriente del país. Nunca nos pondremos a pensar en ello. Pero, cuando se impide la venta del petróleo y se le quita al Gobierno esa renta petrolera regalada, sí nos ponemos a pensar en hacer un cambio fundamental» (02/10/2019).
Debemos dejar a un lado esta forma de chupar petróleo
«Otra cuestión es el progreso económico y la resolución de los problemas de la gente. Uno de los objetivos que persiguen con estos embargos es justamente separar a la gente del sistema; que la gente tenga problemas, que haya desempleo, que haya recesión, que haya problemas económicos diversos; y que nosotros estemos hablando como si nada mientras la gente tiene problemas. Imponen embargos para que pase eso y, cuando parece que quitan los embargos, los quitan de tal manera que esos problemas no se resuelvan. Ante esto, ¿qué debemos hacer? El antídoto que proponemos es obrar nosotros de modo que la economía sea fuerte, resistente y sólida, es decir, la economía de resistencia de la que hemos hablado una y otra vez. Ese es además uno de los factores de soberanía del país. Cuando un país tiene una economía fuerte, su divisa se aprecia, sus responsables se hacen más valiosos también, adquiere crédito incluso su gente, a la que ya no se le pueden hacer imposiciones. He dicho muchas veces que tenemos que ir dejando a un lado esta manera de chupar petróleo y ser dependientes de él. La política del petróleo y las subidas y bajadas de su precio están en manos de otros. El petróleo es nuestro, pero su control está en manos de otros. Debemos lograr hacer resistente la economía del país, hacer de tal modo que le demos solidez. Ese es uno de los factores de soberanía» (08/01/2017).
Los ingresos del petróleo: una gran desgracia para el país
«El gran defecto de nuestra economía es la dependencia del petróleo. Sacamos ese líquido del subsuelo y, sin valor añadido alguno, damos ese dinero en efectivo ―porque es como dinero en efectivo―, obtenemos dólares y los gastamos para pagar el coste de los asuntos corrientes y de la vida. Es un error. El fondo de desarrollo que creamos era para poder desacoplarnos del petróleo de manera gradual. Y ahora hay una buena oportunidad. Una de las cosas que debe colocarse de verdad en la programación a gran escala de nuestros responsables económicos es esa: tenemos que actuar de tal modo que la dependencia del petróleo disminuya día a día» (14/05/2019).
«Hay países en los que no se produce ni una gota de petróleo y que, buscando, encontraron otros caminos ―caminos mejores que han acabado beneficiándolos―. El petróleo no lo controlamos nosotros, no lo controlan los productores de crudo; ustedes mismos ya lo ven. No solo a causa del bloqueo, que es algo fortuito. Incluso cuando no hay embargos, el petróleo está controlado por los grandes consumidores del mundo. Su control lo tienen Estados Unidos, Europa y los suyos. Con conspiraciones y ofensivas, controlan la fijación de precios y los distintos procesos. De manera que es algo que el país tiene que resolver» (21/08/2019).
El bloqueo es una oportunidad
«Pero el bloqueo puede ser una oportunidad. ¿Por qué? Pues porque la experiencia ha mostrado que aquellos países que disponen de recursos naturales ―como el petróleo―, cuando disminuyen los ingresos provenientes de esos recursos, se ponen a pensar cómo hacer mejoras económicas, obtienen una motivación, se ven motivados para hacer reformas y salvarse de la dependencia, y toman medidas adecuadas para ello. Eso pasa cuando disminuye el ingreso derivado de esos recursos naturales. Luego, cuando esos recursos vuelven a la situación previa y aumentan los recursos financieros que generan, descuidan seguir trabajando en las reformas; las olvidan. De modo que la presión que supone la disminución de los ingresos de los recursos naturales tiene la gran bondad ―no solo para nosotros, sino para todos los países que nos son similares― de que nos liberará de la dependencia de ese recurso natural, de dedicarnos a un solo producto y de esta economía petrolera. Uno de los mayores problemas de nuestra economía es que es petrolera, que depende del petróleo. Realmente es así. Ahora, tanto en el plano gubernamental como en los de la investigación y la universidad se han iniciado estudios de gran extensión para ver cómo podemos administrar el país con recursos no petroleros. Es algo muy importante y muy positivo» (21/03/2019).
No a la economía petrolera y sí a atender al potencial de las capacidades humanas
«Los principales defectos son la dependencia de la economía del petróleo; que sectores de la economía que no entran en las competencias del Gobierno sean gubernamentales; la atención que se presta al extranjero y no a la capacidad y el potencial interno; el insuficiente uso que se hace del potencial humano del país; los defectos y desequilibrios del diseño presupuestario; la inestabilidad de las orientaciones que se aplican a la economía; y, por último, la falta de consideración por las prioridades y la existencia de gastos superfluos e incluso de derroche en sectores del aparato de Estado. El resultado de todo ello son los problemas en la vida de la gente, como el desempleo de los jóvenes, la pobreza de ingresos de las capas sociales más débiles y demás cosas similares» (11/02/2019).
«En ocasiones, faltan en un país los cerebros activos y pensantes, y entonces uno hace planes de cierta manera para las cuestiones nacionales. En otras, hay miles de personas jóvenes, dinámicas, con talento y dotadas de ideas elevadas, entre las cuales, además, hay con toda seguridad un cierto número capaces de dirigir ―porque las ideas elevadas no implican por necesidad la capacidad de dirección―, con las que uno desea contar al hacer esos planes. Entonces, se hacen esfuerzos para prestar atención a los talentos brillantes, lo que es un punto fundamental: la influencia de los grandes talentos en la planificación para las cuestiones nacionales; incluso, pongamos por caso, la transformación de la economía petrolera en una economía independiente, basada en el conocimiento y resistente. Si no tenemos gente de talento, activa, inquieta y enérgica, no actuaremos para transformar nuestra economía, pero cuando a la disposición del sistema de toma de decisiones del país hay gente de categoría, trabajadora e inquieta, por lógica se actúa» (17/10/2018).
«Una de las labores fundamentales que debemos realizar para la economía y el futuro del país es cortar la dependencia del petróleo que tiene la economía de nuestro país, algo que han dicho y repetido todos los economistas solventes y entendidos, no hoy, sino una y otra vez y durante años. Y es una realidad. Nosotros también hemos dicho constantemente a los responsables que, en la medida de lo posible, intenten independizar nuestra economía de la venta de petróleo crudo» (03/11/2018).
Debemos llegar a un punto en el que podamos cerrar nuestros pozos de petróleo siempre que queramos
«Ser una economía petrolera ―una cuya base principal es la venta de petróleo crudo― es uno de los defectos fundamentales de nuestra economía. Hace veinte años, un servidor dijo algo que hizo que algunos responsables de los gabinetes de entonces me miraran de un modo que había que verlo, se sonrieran e hicieran caso omiso. Dije que debíamos llegar a un punto en el que, en cualquier momento en que lo deseásemos, pudiéramos cerrar nuestros pozos de petróleo ―decir: «Miren ustedes, durante tres meses no queremos exportar petróleo», y que estuviese en nuestra mano―. ¡Ojalá pudiésemos! Es algo realizable, no hay que pensar que es demasiado difícil. Es posible. Ahora se dice que se están perdiendo clientes y cosas de ese tipo. Pues para todo eso hay soluciones. No tenemos que ser prisioneros del petróleo. Hoy en día, somos prisioneros del petróleo; es el petróleo el que nos tiene en sus manos, no nosotros quienes lo tenemos en las nuestras. La producción está en nuestras manos, pero la fijación del precio está en manos de otros, igual que lo está la posibilidad de venderlo o no, o de embargarlo. Nosotros somos en realidad prisioneros del petróleo, cuando es el petróleo el que debe ser prisionero nuestro. Su control debe estar en nuestras manos. Es una norma terminante. El petróleo es un bien nacional. Es cierto que pasarán muchos años antes de que se acabe, pero, al fin y al cabo, se acabará. Nos hemos acostumbrado a sacar del subsuelo el petróleo, esa reserva nacional, y venderla sin ningún valor añadido. Bueno, ¡al menos trabajémoslo! Creémosle un valor añadido, tanto al petróleo como al gas; aunque en el caso del gas se crea algo en la petroquímica y demás, pero el petróleo lo enviamos tal cual. Esos son problemas fundamentales que tenemos. La dependencia del petróleo debe ir reduciéndose día a día» (23/05/2018).
«Hace años ―acaso hace veinte años― dije al Gobierno de entonces que debíamos hacer algo para que, siempre que quisiéramos, pudiésemos cerrar nuestros pozos de petróleo, sin temer la falta de compradores, perder cuotas de mercado o no disponer del dinero pagado por ese petróleo. Que debíamos llegar a ese punto. Pues bien, realmente debemos ponernos a pensar. Hace falta un sustituto para el petróleo. ¡Ya ven ustedes cuál es la situación actual del petróleo! Las potencias y sus ruines agentes en la región se hacen una señal y eso provoca que el precio del petróleo pase, en un instante, ¡de cien dólares a cuarenta! ¿Pero cuántos meses han pasado desde que empezó a bajar de los cien dólares hasta ahora? Por lo tanto, no es algo fiable. Uno no puede considerarlo parte del destino de la economía nacional y de los medios de subsistencia de la vida del país, y atarlos a algo semejante. El petróleo es nuestro, pero su control está en manos de otros y sus ingresos son también propiedad de otros: cobrando impuestos y con medidas similares, el Gobierno importador de petróleo, ya esté en Europa o en otro lugar, se beneficia de la exportación en mayor medida que nosotros. Nosotros damos nuestro petróleo y obtenemos dinero, mientras que ellos de nosotros obtienen el petróleo y de su población obtienen dinero. El beneficio que obtienen esos Gobiernos es mayor que el que obtiene el nuestro de la venta del petróleo. ¡Menuda transacción ruinosa! Bien, hay momentos en que estamos obligados a producir petróleo; no hay más remedio. Pero yo no me alegro ―y lo digo de corazón― cuando veo las estadísticas del aumento de las exportaciones y la producción. Pienso siempre que debemos encontrar una alternativa a esto. Por lo tanto, si queremos encontrar una alternativa, una de las mejores son las minas.
»Y, sobre las minas, hay que renunciar a toda costa a vender el producto minero bruto. Tenemos minas valiosas. En la provincia de Kermán o en el sur de Jorasán hay minerales de un valor extraordinario. Que nosotros saquemos ese mineral y lo enviemos directamente a Italia, para que ellos lo procesen y obtengan un valor añadido diez veces superior, y que, a veces, hasta nos lo reenvíen a nosotros mismos y lo exporten a nuestro propio país… Algo así resulta irritante. De manera que ahí hay un problema. En mi opinión, en el ámbito de las minas es importante la cuestión del sector privado. Según se me ha informado, en las distintas provincias, los gobernadores provinciales y personas de ese calibre dicen que pueden introducir al sector privado en el ámbito minero, entre otros» (26/08/2015).
En vez de ser nosotros prisioneros del petróleo, es el petróleo el que debe ser prisionero nuestro
«Uno de nuestros problemas es que el país esté sustentado en el petróleo. Ese petróleo es una bendición que nos ha concedido Dios, pero que nuestra economía repose sobre el petróleo es uno de los mayores problemas de nuestro país. Tenemos que hacer algo y esforzarnos para independizar la economía nacional de ese recurso; que no sea el petróleo el que nos tenga en sus manos, sino nosotros los que tengamos el petróleo en las nuestras. Si el petróleo nos controla, son las demás potencias las que determinan su precio: a veces imponen embargos, a veces compran, a veces dicen que no hay que comprar a tal país, sino a tal otro… Esos problemas están ahí. Debemos liberarnos de la economía petrolera, lo que, por supuesto, es de una extrema dificultad, pero en definitiva eso tiene que hacerse en el país imperativamente» (21/03/2018).
Una economía basada en los recursos es una economía de vender el capital y comer, sin más
«Dicen bien los que dicen que la nuestra es una economía petrolera, una economía basada en recursos, es decir, de vender sin más el capital y comer ―porque el petróleo es capital―. Eso tiene que cambiar. Debe basarse en el valor añadido. Incluso los valiosos minerales que tenemos ―la piedra de construcción de mucho valor que hay en el país― se exportan al extranjero tal cual, sin procesar, lo que es muy extraño. Algunos de nuestros ministros han sido realmente negligentes en este dominio» (18/10/2017).
¿En qué consiste hacer resistente la economía?
«(Hay que) hacer al país resistente en el campo económico, en el conjunto de la actividad económica, a fin de que el enemigo no pueda presionarnos mediante la economía para imponer sus deseos y su voluntad. Si no dependemos del petróleo, si reforzamos nuestra producción interna, ya no nos entrarán escalofríos el día en que el petróleo pase de cien a veinticinco dólares. Si logramos impulsar la producción interna y acabar con la recesión, cuando el enemigo limite o prohíba las importaciones de tal mercancía, ni nos inmutaremos. Hay que fortalecer la economía interna. El país es grande. Tenemos un país grande, con todos los climas. Tenemos un país con infinidad de posibilidades, de las que la más importante es su capacidad humana. Tenemos una fuerza de trabajo con talento, capaz, joven y motivada. Somos uno de los países del mundo con el índice más alto de personas con estudios. Somos uno de los países del mundo con más ingenieros. En muchas disciplinas científicas, estamos entre los cuatro, cinco o seis primeros países del mundo. Esta capacidad humana no es poca cosa. Es la mayor fuente de progreso para un país. Este vasto territorio, con sus estaciones variadas, sus distintos climas en distintas zonas del país y los inmensos recursos que existen en el país son todo medios que nos dan la capacidad de convertir nuestra economía en una economía resistente. Cuando uno hace resistente su economía desde dentro, los demás, en lugar de imponerle embargos, lo que hacen es esperar sus favores. Cuando ven que uno no se altera ante las presiones económicas y los bloqueos, que no retrocede, que no se ve forzado a reconocer ninguna derrota, en ese momento sus embargos no van a ninguna parte y entienden que son un esfuerzo inútil» (08/02/2016).
«Una de las tareas necesarias es movilizarse para reducir la venta de productos en bruto. Cuando hace un tiempo yo protesté por la dependencia de nuestra economía del petróleo y hablé del tema en un discurso, tiene que ver con eso. Tenemos que hacer algo para que la venta de productos en bruto vaya disminuyendo, hasta desaparecer por completo. Hay que crear valor añadido. Los bancos pueden tener aquí un papel, ya sea de ayuda o un papel nocivo. Esto debe ser objeto de atención de los altos responsables bancarios del país. Algunos bancos de todo el país, usando métodos particulares, han llevado al cierre y destruido centros de actividad económica pequeños y medianos. Los bancos pueden ayudar o pueden destruir» (21/03/2015).
«Cuando uno se sienta a esperar que las potencias extranjeras vengan a dar un impulso a su economía, o se somete a ellas para impulsarla, ellos no se conforman con poco. Cuando uno está pendiente del exterior, se encuentra con algo como la disminución del precio del petróleo. De repente, las potencias arrogantes, con ayuda de sus esbirros en la región, logran por desgracia reducir el precio del petróleo a la mitad o, en ocasiones, incluso menos. Con tales problemas se encuentra uno cuando pone la atención en el exterior. Cuando la pone en el interior, ya no es así» (21/03/2015).