A juicio del Líder Supremo de la Revolución Islámica de Irán, aunque los estadounidenses finjan estar en posición de fuerza ―por medio de un discurso violento, amenazas bélicas, la imposición de embargos y la creación de imágenes falsas de los medios de comunicación y de Hollywood―, en la práctica han sufrido, a lo largo de las últimas décadas, una serie de claras derrotas, tanto en el ámbito del poder duro como en el del poder blando.

Esa debilidad y esa decadencia se han manifestado más en el dominio del poder blando, en el que el Líder de la Revolución ha apuntado al descrédito y declive del renombre de EE. UU., el odio expresado por la opinión pública (incluso en Europa), la decadencia de los valores estadounidenses, el aislamiento internacional y el desprestigio de la democracia liberal.

El Líder de la Revolución ha señalado igualmente que, si bien esa debilidad es visible con mayor claridad en la actual Administración estadounidense, sus causas son históricas y de largo plazo, y no puede ponérsele remedio con facilidad. Su resultado será la caída de EE. UU., en consonancia con las tradiciones divinas.

EE. UU. ―cuyo brillo es hoy incomparable con el que tuvo en el pasado, en particular hace cuarenta años― no es ya confiable para nadie, ni siquiera para su propia población. KHAMENEI.IR ha recopilado algunas declaraciones del ayatolá Jameneí sobre el ocaso de Estados Unidos.

 

El «declive como por carcoma» de EEUU

«La potencia arrogante de EE. UU. y la capacidad de sembrar división y ruindad del régimen sionista han disminuido muchísimo de cuarenta años a esta parte. Es algo que debemos tener en cuenta en nuestros cálculos. Lo que ha sucedido y sigue sucediendo en la situación política, social y económica de EE. UU. debe introducirse en nuestros cálculos. Lo han dicho algunos de ellos mismos: algunos hablan de «declive de carcoma», en palabras de un autor norteamericano. Llama «declive de carcoma» al declive del poder estadounidense, es decir, que se está vaciando por dentro como si tuviera carcoma ―lo dicen organismos internos del propio EE. UU.―. Es así tanto en el ámbito económico como en el ámbito social y en el ámbito político. Hay estadísticas indiscutibles sobre la situación del poder económico estadounidense y la influencia de EE. UU. en la economía mundial, que en estas décadas ha caído de modo asombroso. Los datos están ahí, los tengo anotados, pero en este momento no hay necesidad de entrar en detalles. En el campo de la política también ha declinado el poder de EE. UU. Aunque no hubiera más que un indicio de la decadencia política norteamericana ―de la que luego hablaré―, basta con uno, que es la elección de un individuo con las características del Sr. Donald Trump. Esa elección en sí misma es una señal de declive político. Que el destino de trescientos y pico millones de habitantes de ese país estén en manos de una persona con esas características es ya una señal del declive político estadounidense. Cuando alguien de cuyo equilibrio psicológico, mental y moral tanto se habla en el propio EE. UU. llega a presidente, eso muestra la decadencia de ese país ―política y moral―. Esa gente ha defendido constantemente los crímenes y matanzas del régimen sionista; han defendido los crímenes de un grupo de Gobiernos en Yemen y sus matanzas de gente inocente. Defienden el crimen. ¿Acaso cabe un declive moral mayor?

Dentro mismo de EE. UU. los problemas son muchísimos (…). El Departamento de Agricultura norteamericano ha anunciado públicamente que en EE. UU. hay 41 millones de personas que pasan hambre. Esa es la situación de EE. UU., y en cuanto a su situación económica la deuda del Gobierno de EE. UU. asciende a 22 billones de dólares ―¡22 millones de millones!―. Son proporciones increíbles. Son realmente cifras que no caben en la imaginación. Esos son sus problemas y, mientras tanto, ese señor viene y se inquieta por el pueblo de Irán diciendo que desea que el pueblo iraní tenga bienestar, felicidad y empleo. ¡Anda y ocúpate de tus cosas! Arreglen ustedes el rumbo de sus propios asuntos si pueden. EE. UU. ocupa el primer puesto mundial en delitos violentos, en consumo de estupefacientes, en personas asesinadas en su propio territorio y en personas muertas por la Policía norteamericana. Según sus estadísticas, en los últimos ocho meses han muerto en la calle 830 habitantes de EE. UU. a manos de la Policía. Esa es la situación social de ese Gobierno que tanto bravuconea ante el pueblo iraní» (04/06/2019).

El EEUU de hoy es muchísimo más débil que el de hace 40 años

«Con una perspectiva más amplia, al observar la situación de EE. UU., vemos que la potencia, el poderío y el brillo de EE. UU. en el mundo está en declive; disminuye sin cesar a lo largo de los años. El EE. UU. de hoy es muchísimo más débil que el EE. UU. de hace cuarenta años, antes del triunfo de la Revolución. La potencia de EE. UU. está en declive. Lo importante es eso. Muchos políticos y sociólogos de prestigio del mundo tienen la convicción de que el poder blando de EE. UU. se ha desgastado y está desapareciendo. ¿Y qué es el poder blando? El poder blando es que un Gobierno pueda hacer aceptar con satisfacción sus propios deseos, pareceres y convicciones a aquellos con quienes tiene relación. Esa capacidad avanza hoy en día en EE. UU. hacia la debilidad y el desgaste totales, en distintos terrenos. En tiempos de la Administración de Obama era también así, pero en el período de este señor ya se le planta cara de manera abierta.

En la mayoría de los campos en los que toma decisiones, encuentra oposición en el mundo, y no solo oposición popular ―porque si se hiciera una votación y se preguntara a la gente de cualquier país, los votos serían negativos―, sino que incluso le plantan cara los Gobiernos, pese a sus habituales deferencias hacia Estados Unidos. Se le opone China, se le opone Europa, se le opone Rusia, se le opone India, se le opone África, se le opone América Latina… El poder blando de EE. UU. está declinando; está cayendo. No lo digo yo. Es una de las cosas que dicen sociólogos relevantes a nivel mundial. Es algo que se dice hoy en día. Y no solo están en declive el poder simbólico y el poder blando de EE. UU. en sí, sino que lo está incluso la democracia liberal, que es un pilar fundamental de la civilización occidental. Esta gente ha causado un desprestigio, una deshonra. Hace ya unos cuantos años, un sociólogo destacado a nivel mundial dijo que la situación de entonces de EE. UU. era el culmen de la evolución histórica del ser humano, y que este ya no podía ir más alto. Esa misma persona, hoy, ha retirado sus palabras y dice que no, que desea otras cosas. Bueno, es posible que no acepte su error de manera explícita, pero las otras cosas que dice están en las antípodas de lo que decía en aquellos días. De modo que esa es la situación de EE. UU. (…).

El poder duro de EE. UU. también se ha visto muy mermado. Poder duro es la potencia militar y la económica. A eso le llaman «poder duro». Ciertamente, tienen medios militares, pero en el personal de las Fuerzas Armadas de EE. UU. hay un alto nivel de depresión, confusión, desorientación y dudas. Es por ello que en muchos países a los que van, para poder avanzar hacia sus objetivos recurren a organizaciones criminales como Blackwater ―ahora Academi― y similares. Eso quiere decir que el soldado norteamericano no es capaz de ejecutar esos planes de EE. UU. Así está su capacidad humana.

Con su economía pasa lo mismo. EE. UU. tiene hoy una deuda de 15 billones de dólares. Es una cifra estratosférica. El déficit presupuestario de EE. UU. está cerca de los 800 000 millones de dólares, en este mismo año fiscal. Eso son, en definitiva, atrasos económicos. Aunque lo cubran con oropeles, propaganda, palabrería de distintos tipos y falsas apariencias, esas son las realidades de EE. UU. Ese es su poder duro. Por lo tanto, EE. UU. va hacia su declive. Que lo sepan todos. Quienes están dispuestos a que, con el respaldo de EE. UU., la causa palestina caiga en el olvido completo en la región, que sepan que EE. UU. va hacia su ocaso. Quien está vivo son las naciones de la región. Lo que está vivo son las verdades que existen en esta región. Además, Estados Unidos está en declive en su propia región, ¡como para no estarlo en esta!» (03/11/2018).

Las causas del declive de EE. UU. son históricas y no tienen fácil remedio

«Estados Unidos está en declive. Que lo sepan todos. Aquellos que tienen inclinación a que vayamos con los norteamericanos y lleguemos a un arreglo hacen inútilmente planes sin fundamento. EE. UU. está en declive, y las causas del declive de EE. UU. no son cosa de hoy ni de ayer, como para que alguien quiera ir ahora y remediarlo, sino que tienen largas raíces históricas. Los factores que han hecho que los estadounidenses se hallen en esta situación son factores de largo plazo. A lo largo de la historia, han ido creando una situación cuyo resultado es este y que no tiene fácil remedio. Está en las tradiciones divinas. Están condenados a caer, condenados al ocaso y a desaparecer de la escena del poder mundial» (03/11/2018).

¿Por qué sufre derrotas EEUU en el equilibrio mundial, pese a su dinero y sus medios materiales?

«Intentan descarriar el pensamiento del pueblo iraní creando imágenes falsas, tanto sobre Irán como sobre ellos mismos y sobre la situación de la región. Una de esas imágenes falsas suyas es que fingen estar en posición de fuerza, cuando no lo están. Sí, disponen de un poder duro susceptible de exhibirse: tienen dinero, equipamiento militar y capacidad mediática. Todo ello son herramientas de poder, pero en el enfrentamiento mundial lo que cuenta es el poder blando. Quien dice «poder blando» dice discurso, argumentación, un mensaje nuevo; un mensaje nuevo que determine la vida, un mensaje nuevo que plantear. Estos no tienen nada que decir, no tienen discurso. En poder blando, EE. UU. es extremadamente débil. Su mensaje es el de la fuerza y su discurso es débil. La democracia liberal está desprestigiada hoy en el mundo ―el comportamiento y los métodos con los que aplicaban la democracia liberal, de los que antes se jactaban, hoy son criticados en el mundo de manera deshonrosa por los expertos―. Es por eso mismo que ustedes ven cómo Estados Unidos, con su poderío atómico, su tecnología avanzada y sus cantidades ingentes de dinero, ha sido derrotado en muchas zonas del mundo. Ha sido derrotado en Irak, en Siria, en el Líbano, en Paquistán y en Afganistán. Ha sido y será derrotado en el enfrentamiento con las potencias del mundo, y hoy en día, tal como puede ver uno, hay otras derrotas aguardando a EE. UU. Esas son imágenes que crean de sí mismos, y son imágenes falsas y falaces» (03/11/2018).

Los deseos de EEUU no se han cumplido; los de Irán, sí

«En la actualidad, las directrices de las mayores potencias mundiales para la región de Asia Occidental se han embarrancado y no avanzan. Ellos mismos dicen que se debe a la influencia y el poder de la República Islámica. Esto es muy importante. Se suponía que iban a causar cualquier desgracia que quisieran a Irak, a Siria o a cualquier otro, pero no han podido. Pues eso es muy importante. Es justo lo que querían ustedes. Es justo lo que quería la Revolución. El deseo de la Revolución se ha cumplido, mientras que el de EE. UU. y sus colaboradores ―no solo EE. UU.― no se ha cumplido. Es un ejemplo, y hay muchas más victorias de ese tipo, muchas capacidades y muchos avances» (07/06/2017).

Situación de EEUU en comparación con los últimos 150 años

«Que no los asuste la imponencia de EE. UU. El enemigo se ha debilitado. El enemigo del Islam, que es la arrogancia, es hoy más débil que en todos los períodos pasados desde hace 100 o 150 años. Ya ven ustedes a los Estados colonialistas de Europa, envueltos en problemas económicos, políticos y de seguridad. Hoy en día, los Estados colonialistas de Europa tienen toda suerte de problemas. Y EE. UU., peor todavía, con problemas morales y políticos, problemas financieros agudos y el debilitamiento de su dignidad de superpotencia en todo el mundo. No solo en el mundo islámico, ¡en todo el mundo! Los problemas de los enemigos son muchos. Los enemigos del Islam han fracasado en Irak, en Siria y en el Líbano. En distintas regiones, sus objetivos no se han cumplido. En el enfrentamiento con la República Islámica, ya ven ustedes que EE. UU. y los países colonialistas europeos se juntaron y emplearon todas sus fuerzas para poner de rodillas a la República Islámica en el asunto nuclear, pero ni pudieron ni podrán arrodillarnos. Esa es la debilidad de nuestros adversarios, y ustedes, Dios mediante, serán cada día más fuertes. El futuro es de ustedes, «y Dios siempre obtiene la victoria en lo que ordena» (Sagrado Corán, 12:21)» (25/11/2014).

Signos exteriores e interiores del declive de EEUU

«No hay nadie en el mundo que dude de que, en estos últimos 30 años, EE. UU. ha caído más de treinta puestos desde el punto de vista del poder y el prestigio mundial. Todo el mundo lo ve y lo sabe. Los propios estadounidenses lo reconocen. Los mismos políticos curtidos estadounidenses de antes se ríen de los actuales Gobiernos y gobernantes ―¡si es que no tenemos que decir gobernantes y gobernantas!―, diciéndoles que son ellos quienes han llevado a EE. UU., de donde estaba, a su situación actual. Y tienen razón. EE. UU. ha sufrido una caída. Hoy en día, ningún Gobierno del mundo es tan odiado como el estadounidense. Si ahora los Gobiernos de nuestra región, así como los demás, tienen la valentía de designar un día como Día del Odio y el Aborrecimiento del Gobierno de EE. UU., y decirle a la gente que en ese día vaya y se manifieste, ¡será la mayor manifestación de la historia en todo el mundo! Esa es la situación del prestigio de EE. UU. Luego está su situación desde el punto del discurso y el pensamiento; porque, al fin y al cabo, un Gobierno y una nación descansan sobre el pensamiento y el discurso que exponen. Las naciones no obtienen su crédito y su reconocimiento mundiales solo del dinero; debe haber un pensamiento y un discurso. Los norteamericanos decían tener unos principios y unos valores, los «valores americanos», y armaban mucho escándalo en el mundo con esos principios y valores. Vean ustedes hoy a dónde han llegado esos «valores americanos».

Decían estar en contra del terrorismo. Pues hoy en día, tanto en nuestra región como en muchos otros puntos del planeta, se alían a los terroristas, se reúnen con ellos, organizan encuentros, les dan dinero y les dan armas para que vayan a cometer atentados terroristas. Amparan al grupo MKO, que admite haber asesinado a miles de personas en el país, sacándolo, como dicen ellos, de su lista negra.

Dicen ser partidarios de la democracia, dicen aspirar al poder del pueblo, la democracia y el derecho al voto de la gente, ¡pero apoyan con todo su ser a los gobernantes más despóticos y dictatoriales del mundo y de la región! Eso lo ven todos, no es algo que esté ya oculto. La caída de los valores es eso. Que un Gobierno diga defender los derechos humanos y la democracia y, al mismo tiempo, a quien más apoye y ayude sea a Gobiernos que no tienen la más mínima idea de qué es la democracia.

Dicen estar a favor de los derechos humanos ―que son uno de esos «valores americanos» con los que montan tanto alboroto―, no sueltan de la mano la bandera de los derechos humanos, pero al mismo tiempo las peores violaciones de los derechos humanos se están cometiendo al amparo de EE. UU., y ellos no solo no intervienen, ¡sino que lo respaldan! Hace sesenta y cinco años que los derechos del pueblo palestino están siendo pisoteados abiertamente y a la vista de todos en Palestina ocupada por los sinvergüenzas degenerados de los sionistas y los estadounidenses no es que no se inmuten; ¡lo apoyan y ayudan a que pase!

Dicen ser defensores de los pueblos, pero allá donde los pueblos emprenden una acción en pos de la libertad y la mejora de las cosas, una acción revolucionaria contra el mal, ¡ellos se sitúan en el lado contrario a los pueblos!

Dicen ser la nación y el Gobierno más ricos del mundo, y realmente el territorio estadounidense es muy rico: posee riquezas naturales, tanto bajo tierra como sobre ella, tiene de todo, pero esa gente ha llevado al pueblo norteamericano a un punto en el que, hoy en día, el Gobierno más endeudado del mundo es el de EE. UU. ¡Sus deudas llegan al nivel de su producto nacional bruto! No hay mayor ni peor deshonra para un país que esa.

Dicen ser partidarios de la libertad, ¡pero en el mundo no hay país que tenga tantas cárceles en proporción a su población! Son cerca de trescientos millones de habitantes, pero la proporción de presos respecto a esa población es mayor que la de los presos de todos los países del mundo. Además de eso, hay también juicios amañados y juicios farsa. Claro que en las películas de cine y televisión se enseñan cosas distintas: juicios muy formales y ceremoniosos. Bueno, eso es Hollywood, interpretaciones de estrellas y actores. La realidad no es esa. 

Afirman que su pueblo goza de dignidad. Pues hoy en día, los Gobiernos de EE. UU. tienen a su pueblo humillado y extraviado, igual que dice el Corán del Faraón: «El Faraón extravió a su pueblo y no lo guio» (Sagrado Corán, 20:79). Han extraviado a su propio pueblo y no le dejan conocer la verdad» (31/10/2012).

Declive en el mundo del prestigio de EEUU. como primera potencia en riqueza, ciencia, tecnología y capacidad militar

«Entre las señales de la transformación radical que uno siente que se está operando en el mapa del mundo está el declive del prestigio norteamericano. Durante varias décadas se vio a EE. UU. como primera potencia del mundo en riqueza, ciencia, tecnología y capacidad militar, y ese prestigio le dio influencia. En las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XX, ese prestigio alcanzó su punto culminante. Así era también en nuestro propio Irán. Un Gobierno de raíz popular como el de Mosaddeq, huyendo del sometimiento a Inglaterra, iba a buscar refugio al abrigo de EE. UU. Tal era ese prestigio, y ese orden de cosas se daba en todo el mundo.

Ahora, ese prestigio ha desaparecido ya por completo, y EE. UU. es señalado en el mundo con el dedo acusador. El Gobierno de EE. UU. no goza de buena imagen pública en ningún país ni ante ninguna nación. «Muerte a Estados Unidos» o «Abajo Estados Unidos» no son ya consignas exclusivas del pueblo iraní, sino que se dicen en muchos países. Un Gobierno partidario de la injusticia, de la guerra, de la acumulación de armas, de la dominación sobre las naciones, de la prepotencia y de las injerencias en todas partes; así es como se lo conoce. Esta es otra de las señales» (12/08/2012).

Una deuda de 15 billones de dólares

«Pese a toda la fuerza que exhibe y con todo el ruido y el escándalo que arma, EE. UU. está hoy en una posición de debilidad y zozobra. Hoy en día, EE. UU. tiene 15 billones de dólares de aprietos en forma de deuda. Esas deudas, si no son mayores que el producto nacional bruto de ese país, lo igualan. Eso, para un país, es un embrollo y una desgracia. Y, por otro lado, ahí está su situación política: se vieron forzados a salir de Irak; en Afganistán, su situación empeora día tras día (…); en los países islámicos ―en Egipto, en el norte de África, en Túnez―, los estadounidenses han perdido por completo la imponencia que tenían (…). ¿Acaso es eso una buena situación? Basta mirar para verlo. Está más claro que el agua» (20/03/2012).

EEUU recurre a la fuerza contra Irán por su impotencia en el enfrentamiento dialéctico con la República Islámica

«Amenazan sin cesar. Lo hacen en estos términos: «¡Todas las opciones están sobre la mesa!» ―lo que implica «incluida la opción de la guerra»; se trata de una amenaza de guerra, en su lenguaje―. Pues bien, esa amenaza de guerra es perjudicial para Estados Unidos. Y la propia guerra sería aun diez veces más perjudicial. ¿Por qué son perjudiciales para EE. UU. esas amenazas? Pues porque muestran, por sí solas, la impotencia de EE. UU. en el enfrentamiento argumental y dialéctico. No tienen discurso frente al discurso de la República Islámica. No pueden ocasionar una victoria para sí mismos en el ruedo del enfrentamiento intelectual y discursivo. Se ven obligados a recurrir a la fuerza, a aferrarse a la fuerza.

Lo que eso quiere decir es que EE. UU. carece de todo discurso al margen de la fuerza. Carece de vías para avanzar, si no es derramando sangre. Esto quebrará la reputación de EE. UU. a ojos de las naciones y de su propio pueblo, aun más de lo quebrada que ya está. Y es eso mismo lo que determina el destino de los regímenes. Cuando un régimen o sistema político ve su reputación quebrada a ojos de la gente, su destino está claro, como sucedió con la Unión Soviética. Justamente, hace unos días, varios expertos occidentales coincidían en que la situación actual de EE. UU. y Occidente se parece a la de la Unión Soviética de los últimos años de la década de 1980, que acabaron con su caída. Cuando un régimen o un sistema político se derrumba desde el punto de vista del discurso y la argumentación a ojos de su propia gente, se pierde toda esperanza en que ese régimen pueda perdurar. Por lo tanto, cuanto más amenacen, peor para ellos. Eso sí, que sepan tanto ellos como los demás ―que lo saben― que, frente a las amenazas de guerra y de embargo petrolero, nosotros también disponemos de amenazas que se ejecutarán en su momento, cuando sea necesario, si Dios quiere» (03/02/2012).

El odio a los mandatarios del régimen de EEUU de los pueblos de Asia Occidental y de la propia población norteamericana

«Dicen que quieren aislar a Irán, pero son ellos quienes han quedado aislados. Hoy día, ningún Gobierno es tan odiado en el mundo como el de EE. UU. Hoy por hoy, EE. UU. es el Gobierno y el régimen más odiado por los pueblos de la región. Son ustedes los aislados, cuando los odian.

El presidente de EE. UU. (Barack Obama) fue hace dos años a Egipto para dar algo de coba al Islam y a los musulmanes, por si podía ablandar la opinión pública del mundo islámico y ganársela. ¿Y con qué resultado? Una pequeña minoría ―es decir, el grupo dirigente, aquel mismo Hosni Mubarak que ahora ha sido apartado― lo defendieron, pero el común de la gente de Egipto y de las naciones de la región no se dejó engañar por esos gestos superficiales. Hoy ven ustedes cómo en esos mismos países se gritan consignas contra Estados Unidos.

El presidente de EE. UU. viaja a Afganistán ―un país que tienen ocupado y en el que hay varias decenas de millares de soldados estadounidenses y de la OTAN―, y no se atreve ni a salir de la base de Bagram, que es una base norteamericana. No puede ni reunirse con ningún político afgano, ni de Kabul ni de fuera de Kabul. Va a la base ¡y desde la misma base se vuelve! Ustedes tienen miedo de la mayoría de la gente, de la mayoría de las naciones. Hoy en día tienen ustedes miedo hasta de la mayoría de su propio pueblo, en Estados Unidos (…).

No dejan de inventarse cosas para aislar a la República Islámica y generalizar la iranofobia. No, señor. Irán defiende a los pueblos; defiende a los oprimidos. La República Islámica se opone a la injusticia, combate al opresor y se alza con todo su ser, sin ceder frente a la prepotencia y la ambición desmedida de los opresores y los arrogantes. Es por eso que, allá donde los pueblos conocen a la República Islámica, le tienen afecto y toman partido por ella. Las consignas de la República Islámica les son agradables. Por el contrario, ustedes, mandatarios del régimen de Estados Unidos, son odiados en Irak, los odian en Afganistán, los odian en Egipto, los odian en Túnez después de su Revolución y los odian en Libia, donde han enviado tropas y mantienen actividad militar. Los odian incluso en Europa.

Hace un par de años, en un país europeo, como de costumbre, una minoría se reunió y aprobó darle el Premio Nobel al actual presidente de EE. UU. Era una minoría para la cual primaban las relaciones y los motivos políticos. Pero luego el presidente de EE. UU. fue a recoger el premio ¡y la gente de ese mismo país se manifestó contra el presidente! Están ustedes con las minorías, con los grupos del 1 %. Los grandes grupos del 99 % están en contra de ustedes. Es justo la orientación contraria al movimiento de la República Islámica. Es por eso que, pese a tanto esfuerzo, tanta actividad y tanto denuedo, su lucha contra la nación iraní no llega a ninguna parte, y la firmeza de nuestro pueblo y nuestros jóvenes para preservar su identidad nacional y su personalidad islámica se impone frente a todos esos esfuerzos. Yo quiero que ustedes, queridos jóvenes, entiendan la valía que tiene esta situación y se preparen cada día para un futuro glorioso y digno» (15/10/2011).

Influencia de la toma de la embajada estadounidense en Irán en la ruina de la imagen mundial de EEUU

«En el año 79, en el aniversario del destierro del imam Jomeiní y del martirio de los estudiantes, los jóvenes volvieron de nuevo a hacer algo que asombró al mundo y puso a EE. UU. de rodillas. Eso es lo que de hecho sucedió. No son eslóganes. Sépanlo ustedes. El día en que se tomó el Nido de Espías, el Gobierno de EE. UU. gozaba de un prestigio y una reputación muchísimo mayores que los que tiene hoy en día. No crean que era como ahora, que los Estados Unidos ha perdido peso y tamaño ante la opinión, y los pueblos los insultan y maldicen abiertamente. Entonces no era así. En aquellos días, EE. UU. gozaba en el mundo del prestigio de una superpotencia de primer nivel.

Nuestros jóvenes universitarios se armaron de valor y de audacia y, actuando como punta de lanza de la Resistencia de la nación iraní, se hicieron con aquella imponente embajada estadounidense. Apresaron a las personas que estaban allí, aunque el imam fue compasivo y afectuoso, y poco después dijo que algunos de ellos ―como las mujeres― se volvieran a Norteamérica. Sin embargo, los agentes principales permanecieron aquí largo tiempo. Fue una acción inmensa que hizo temblar el poder de EE. UU. en el mundo. Aquella majestuosidad imponente de estadounidense se vino abajo de repente ante los ojos de las naciones.

Aquello llegó a un punto en el que, para salvar a los rehenes, el presidente norteamericano recurrió a un ataque militar a Irán, nocturno y en secreto. Movilizaron a sus espías aquí, hicieron multitud de preparativos, vieron a gente, vieron lugares y atacaron con aviones y helicópteros. Iban a aterrizar en Tabás para venir desde allí y ―se imaginaban ellos― liberar a los rehenes y llevárselos, cuando sucedió aquel célebre incidente de Tabás. Dios el Altísimo los dejó en ridículo. Sus aviones y helicópteros ardieron y se vieron obligados a darse la vuelta y regresar desde la misma Tabás» (03/11/2010).