En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso
Estoy muy agradecido a los hermanos de Hamadán, que con su sublime afán se han hecho responsables, gracias a Dios, de este evento.
Vi al difunto Sr. Taalohí una vez en Hamadán, si no me equivoco. No lo frecuentaba ni tenía trato con él. Una vez, en uno de los viajes que hicimos a Hamadán en la época de la Defensa Sagrada, lo vi allí. Sin embargo, sabía del apego que le tenían los jóvenes del Hezbolá, los jóvenes luchadores y aquellos dedicados al frente, a la guerra, al campo de batalla y demás. Era algo extraordinario: un anciano que debía de tener setenta u ochenta años, rodeado por todas partes de jóvenes con aquel interés y aquel fervor por el frente. Los convencía. Fíjense en lo importante que es eso. El buen religioso, el buen ulema, es así: brilla como un sol. Cuando la gente se le acerca, quedan iluminados de manera natural. Y él era así. También lo era el difunto Sr. Agha Nayafí, que también era realmente luminoso y llenaba su entorno de luz.
Espero, Dios mediante, que el Altísimo siga deparándonos estas bendiciones. Han hecho ustedes muy bien en organizar este congreso. Pongan ustedes a disposición del público general sus declaraciones y, si pueden, con su voz ―por ejemplo, las charlas que diera―. Pongan al alcance de la gente los consejos y las lecciones de moral del difunto Sr. Taalohí. Creo que sería muy útil a quienes recibieran esa información. Homenajear a estos grandes hombres es rendir homenaje a la fe, a la moral, a la mística, la espiritualidad y la verdad. Todos los homenajes que puedan ustedes hacer en ese sentido son verdaderos homenajes a la auténtica sabiduría divina, y es algo necesario para nuestro país. Afortunadamente, en la actualidad no son pocos en todo el país los jóvenes con inquietudes culturales. Son muchos, y hay que beneficiarse de que estén ahí. Primero, para hacer utilizables esas reservas de espiritualidad; y segundo, para hacer difusión y educar a los jóvenes y adolescentes en este camino recto.
Quiera Dios depararles éxitos y aumentar el grado de estos. Quiera el Altísimo reunir en el Día del Juicio a los grandes mártires de esta región con los grandes de la religión, los Imames y Profetas, los mártires de los inicios del Islam y los de Karbala, y quiera Dios unirnos a ellos también a nosotros.
Con ustedes la paz, la Misericordia de Dios y Sus bendiciones