En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso

La alabanza es para Dios, Señor de los mundos, y vayan los rezos y la paz con nuestro señor Abulqásim al-Mustafa Muhammad y con su excelsa y pura familia de elegidos, en especial lo que queda de Dios en la tierra.

Sean ustedes los bienvenidos, queridos hermanos del tan preciado colectivo de la enfermería. Les felicito a ustedes tanto el Día del Enfermero (1) como la coincidencia en el tiempo de esa ocasión con el nacimiento de Zainab bint Ali. Se trata de algo de gran importancia. Quienes con tanta inteligencia escogieron este día para darle el nombre del Día del Enfermero tuvieron una idea muy afortunada; es realmente apropiado.

La venerable Zainab al-Kubra (con ella la paz) sobresale como mujer en la historia de la humanidad, no solo del Islam. Esa es la verdad. Era un gran ser humano con una personalidad de gran fuerza y solidez, similar al verso: «Mira a esa mujer, bajo su ropa el brazo de Dios» (2). Pocas personas ―hombres como mujeres― se encuentran que puedan entrar en terrenos tan arduos, con la fuerza y el aplomo con que ella lo hizo. Aquella gran mujer ha sido reconocida como modelo para los enfermeros, y con la designación de este día se ha establecido un vínculo especial entre el colectivo de ustedes, los auxiliares sanitarios, y aquella gran señora, cosa que yo les felicito.

Les voy a plantear dos o tres puntos. El primero concierne a las cuestiones de la enfermería, luego diré un par de palabras sobre lo relativo al Nueve de Dey ―anteayer fue 9 de dey― y por último me referiré a los asuntos de la actualidad.

La enfermería, compendio de virtudes morales necesarias para la sociedad

Respecto a la enfermería, la convicción personal y la perspectiva de un servidor es la siguiente: es una combinación de una serie de valores morales y virtudes humanas, desde la piedad y la compasión hasta el sentido de la responsabilidad, la paciencia y el aguante frente al nerviosismo y los malos humores, todas ellas grandes virtudes, cuya carencia provoca la mayoría de los problemas de la humanidad. La enfermería es un compendio de valores como esos, incluidos el esfuerzo, la atención, la deferencia respecto a la persona a la que se está cuidando ―con atención, respeto y esfuerzo―, la paciencia, la perseverancia y la capacidad de no sentirse repelido por las penalidades. Hay oficios en los que el profesional está siempre en contacto con bellos paisajes y con las bondades de la vida. El de ustedes es un oficio en el que se está en todo momento en contacto con la enfermedad, con los enfermos, con el dolor, con el sufrimiento. Ante eso, ustedes son pacientes, no se sienten repelidos, no caen en el desaliento y hacen su trabajo. Esas son virtudes morales, de manera que lo que les digo lo digo con una fe total en que rendir homenaje a los enfermeros es rendírselo a las virtudes humanas. Si ensalzamos la figura del enfermero y le concedemos un valor ―y es algo que un servidor ha hecho en numerosas ocasiones―, lo que estamos haciendo es en realidad es dar valor a virtudes morales y humanas escasas. Estamos hablando de virtudes morales.

Déjenme ahora agregar unas palabras respecto a lo dicho sobre esa carencia de la sociedad. Ciertamente, debemos honrar, homenajear y rendir nuestros respetos a los enfermeros, pero, más allá de esto, esas virtudes de las que he dicho que la enfermería es un compendio se deben hacer crecer en la sociedad. Lo necesitamos; lo necesita nuestra sociedad. En la actualidad, nuestra sociedad necesita compasión entre las personas, entre toda la gente. La sociedad iraní necesita hoy empatía, sentido de la responsabilidad, aguante, paciencia y cosas de ese tipo. Estamos avanzando por un importantísimo camino lleno de gloria y peligros. Nuestra sociedad está avanzando hacia una cumbre, y ascender hacia la cumbre ha de hacerse siempre con cuidado; tiene sus requisitos. En una carretera lisa y bien asfaltada, no, pero cuando uno avanza hacia una cumbre ciertos cuidados sí son necesarios. Hoy en día, nuestra sociedad, nuestro país, nuestra gente, necesitan esas cualidades: ser pacientes unos con otros, tolerarnos, ser amables, ser compasivos y ayudarnos unos a otros. Cierto es que la naturaleza del iraní y las raíces morales del iraní musulmán son esas mismas. Ustedes ya ven, cuando se producen incidentes o catástrofes naturales, cómo acude la gente con todo su corazón, cómo se pone en movimiento. Sí, eso es así, pero hay que potenciarlo y desarrollarlo. Todos aquellos que pueden cumplir una función en ese sentido ―los organismos gubernativos, los órganos de difusión, los medios de comunicación, los instructores religiosos e incluso los activistas políticos― deben fomentar esas virtudes y a quienes las poseen, para que se extiendan en nuestra sociedad. Hace unos días, vi que mostraban por televisión a un señor muy respetable que no era millonario, dirigía ninguna institución ni tenía una cantidad de dinero fuera de lo normal y que, sin embargo, había conseguido con mucho esfuerzo, recogiendo donativos de unos y otros, suministrar un ajuar a cientos de nuevos matrimonios. Enseñaron su almacén y yo lo estuve viendo por televisión. De manera que hay que fomentar eso, esas personas y ese tipo de labores. Difundir las virtudes es un deber de toda la sociedad y, en particular, de quienes tengan la posibilidad de hacerlo.

Felizmente, el señor ministro ha hecho unas aclaraciones muy positivas. Se han llevado a cabo ciertas tareas y se quieren hacer otras, que, Dios mediante, deben realizarse con la celeridad y la pericia necesarias. Algo muy importante en relación con los enfermeros es que, al igual que le encomendamos a los pacientes para que los cuide, nosotros mismos debemos también cuidar del enfermero desde el punto de vista anímico y físico. Ese enfermero en quien ponemos nuestra confianza y a quien encomendamos a nuestro paciente, a una persona en mal estado que precisa de cuidados, requiere también de cuidados él o ella misma. Hace falta que no se canse, que no pierda la paciencia, que no se vea en una situación que lo agote, lo exaspere o lo deje sin fuerzas. A un enfermero que, por ejemplo, se ve obligado a trabajar dos turnos seguidos, no le quedan fuerzas de ánimo, y no se lo puede culpar de ello; no puede. Debe atenderse, en particular, a las enfermeras y sus problemas familiares, los de sus hijos, sus maridos y su entorno familiar. Estaba hablando ahora con el Sr. ministro antes de comenzar el encuentro para que se tomen medidas a fin de que los auxiliares sanitarios gocen de tranquilidad y puedan hacer su trabajo con calma. Dios mediante, debe favorecerse que los enfermeros puedan trabajar con vitalidad, con ánimo, con puntualidad, y atenderse sus necesidades familiares. Por supuesto, hacer eso es difícil y lleva tiempo, pero hay que esforzarse, con ayuda de Dios, porque el colectivo de enfermería es un colectivo preciado e importante. Deben atenderse sus problemas con diligencia, reconocerse sus derechos y respetarse en su integridad el principio de justicia respecto a su labor.

Cuando se ha propuesto aquí que «creemos una identidad profesional independiente para los enfermeros, separada de la medicina», se trata de algo importante. Ese tipo de medidas se debe adoptar. Por suerte, tenemos ahora decenas de miles de estudiantes de enfermería que después entrarán en la vida profesional. Con una buena gestión y una buena planificación, se podrá atender tanto a la instrucción como a la distribución equilibrada del personal sanitario en todo el país y al nivel de ingresos profesionales de los enfermeros. Esas son algunas de las prioridades del sistema de salud. Y, por supuesto, enfermeros y médicos son complementarios, no competidores. Se complementan unos a otros. El médico complementa al enfermero, y este al médico. Cada uno cumple su función en el lugar que le corresponde.

Otra cuestión es el respeto de los preceptos de la ley religiosa en los hospitales, que es algo a lo que yo pido que las ilustrísimas autoridades presten atención. A veces sucede en los hospitales que una paciente insiste en que la atienda una enfermera de su propio sexo y no se le facilita. Esas cosas deben respetarse con diligencia.

Bien, hasta aquí lo relativo a la enfermería y las cuestiones que a nuestro juicio debían abordarse. Deseamos, insistimos, estaremos pendientes y rezaremos también por que, si Dios quiere, día a día, el sector de la enfermería pueda hacer su trabajo con más vitalidad, con más motivación y con el sentido de la responsabilidad que, gracias a Dios, tienen.

El Nueve de Dey (3) y los disturbios de noviembre de 2019, pruebas en el camino de la nación iraní

En cuanto al 9 de dey, es decir, hace dos días. Para una nación, preservar el recuerdo de las grandes pruebas que atraviesa es fundamental. En la trayectoria de los países y las naciones, se presentan pruebas en las que a veces actúan de manera brillante. No es algo particular de Irán, pero en el caso de nuestro pueblo, en la etapa de la Revolución y tras triunfar esta, hasta hoy, han sido muchas las pruebas de ese tipo, y muchos también las actuaciones brillantes. Una de ellas fue el 9 de dey de 1388 (30 de diciembre de 2009), cuando la presencia del pueblo en el espacio público y en las calles logró acabar con un profundo e importante complot. Anteayer, la gente rindió homenaje a aquel día, aquella actuación, aquel alzamiento popular. Se preservaba aquella actuación, aquella prueba, lo que es muy necesario.

Hay una cuestión de enorme importancia, y es que el pueblo iraní, con la lucidez que gracias a Dios lo caracteriza, comprendió la situación a la perfección. Claro, la gente tiene ciertas reclamaciones, que en la mayoría de los casos son de justicia. Hay reclamaciones y expectativas que, si no se cumplen, la gente protesta. Pero esas reclamaciones son una cosa y provocar disturbios a causa de ellas es otra distinta. Lo segundo es lo que hace el enemigo, no el amigo. Un amigo, cuando ve que un automóvil va despacio o que no avanza como debe en una cuesta arriba, ayuda empujando para que se mueva; o, si el automóvil se ha apagado, ayuda a encenderlo. Así son los amigos: se ponen en acción, y así las cosas funcionan. Y el enemigo, ¿qué hace? Pues cuando ve que el coche no avanza, le desinfla los neumáticos o le estropea tal o cual parte que estaba funcionando. Eso hace el enemigo, y eso es lo que han estado haciendo los enemigos desde el principio de la Revolución.

Hace unos meses lo vieron ustedes de nuevo en noviembre, y hay algo interesante sobre ello que ahora les contaré. La gente tenía ciertas reclamaciones, y el enemigo, que había preparado a ciertas personas, aprovechó la ocasión de esas reclamaciones para intervenir de inmediato y empezar a causar destrozos. La lucidez de la gente estuvo en que, en cuanto vieron que se trataba de destrozar, atizar, quemar, destruir y arruinar infraestructuras, se echaron a un lado. Las reclamaciones de la gente estaban y siguen ahí, pero no estuvieron dispuestos a colaborar con los vándalos. Se hicieron a un lado y los vándalos se quedaron solos. Eso es importante. El vándalo intenta esconderse entre la gente. Pero la sagacidad y la inteligencia de la gente pusieron punto final al tumulto, tanto en noviembre pasado como en 2009 y a lo largo de los años en distintas circunstancias, desde el principio de la Revolución hasta hoy. Y fue por la lucidez de la gente. Este mismo mes pasado, en los sucesos, la gente se apartó de los agitadores y, dos o tres días después, salieron a la calle y se formaron esas grandiosas concentraciones en distintas ciudades del país. Todo eso es la lucidez y la conciencia de la gente.

En mi opinión, por lo que yo siento, quienes se aprovechan de las reclamaciones de la gente son mayormente personas que tienen relación con servicios de inteligencia enemigos. Mayormente es así, aunque sí puede haber algunos que salgan a la arena por excitación, pero, entre quienes se enmascaran, atacan depósitos de gasolina o los silos en que se almacena el trigo del país para incendiarlos, y marchan sobre las ciudades para destrozar infraestructuras ―ya pertenezcan al Estado o a la gente―, a duras penas se encontrarán personas a las que haya arrastrado solo la excitación. Mi convicción es que quienes los dirigen están vinculados a servicios de inteligencia extranjeros. Ellos saben quiénes son. Los mantienen preparados para, cuando surge un pretexto, sacarlos a la palestra.

Ahora, lo que les iba a contar: uno de los altos responsables del país me hablaba de un encuentro que había tenido con un político extranjero y le había dicho que estaba en Washington D. C. el primer día de los sucesos de noviembre, el sábado, y los estadounidenses ―es decir, los estúpidos dirigentes de EE. UU.― se alegraban y lo mostraban. Llegaban las noticias de Irán y se ponían contentísimos. Ese político cuenta que los estadounidenses le decían que Irán estaba acabado (4). El político les dijo que no, que Irán era fuerte y que con esos incidentes no pasaría nada, y su respuesta fue: «No, esta vez es distinta de las demás. Ahora es completamente diferente. Se acabó». Después, al día siguiente o al otro, cuando en definitiva se puso fin a aquello, él aún estaba allí, y contaba que estaban muy disgustados. «Estaban de pésimo humor por no haber llegado a nada y por que aquello se hubiera acabado», contaba. Así son los estadounidenses.

La agitación de los iraquíes contra la presencia y los crímenes de EEUU en su país

Fíjense ustedes en qué están haciendo ahora en Irak y en Siria (6). ¡Se vengan de Al-Hashd Al-Shaabi (5) por Daesh! Porque Al-Hashd Al-Shaabi entró en acción, inutilizó y suprimió a Daesh, que ellos habían construido y mantenido. Lo que están haciendo no es en realidad sino vengarlos. Ponen algo como excusa, atacan el territorio iraquí y una serie de personas reciben el martirio. No solo yo, sino el Gobierno, el pueblo de Irán y yo condenamos ese crimen de EE. UU. de manera categórica.

A todo esto, hay algo remarcable, y es que, cuando les suceden estas cosas a los estadounidenses ―dense ustedes cuenta del frenesí antiestadounidense que hay en Bagdad y en todo Irak―, va ese señor y tuitea (7) ―como si da un discurso o escribe un artículo― que ellos ven la mano de Irán detrás de lo sucedido, y que responderán a Irán. Lo primero, ¡no tiene usted ningún derecho! Eso no tiene nada que ver con Irán. Lo segundo: sea usted racional, que no lo es. Los estadounidenses han de ser racionales, que no lo son. Han de entender que la gente de los países de esta región odia a EE. UU. ¿Por qué los norteamericanos no entienden eso? Ustedes, los estadounidenses, han cometido crímenes en Irak, han cometido crímenes en Afganistán, han perpetrado matanzas. Al principio, después de la caída de Saddam, los estadounidenses asesinaron mediante organizaciones abyectas como Blackwater (8) y similares, quizá, a más de mil científicos iraquíes. Atacaron las casas de la gente, tumbaron a los hombres de la casa frente a sus esposas e hijos y les pisaron la cara con sus botas. Han hecho cosas de ese jaez. En Afganistán, ustedes los estadounidenses han bombardeado ustedes cortejos nupciales que celebraban una boda; no una vez, ni dos: decenas de veces. Han bombardeado reuniones de duelo funerario. Han cometido crímenes y la gente los odia; la gente de Afganistán, de Irak, de Siria y de otros lugares. No quiero ahora dar nombres, pero hay países cuyos gobiernos tienen ciertos miramientos, pero de los que sabemos que su población siente un odio agudo por EE. UU., y ese odio acaba por salir por algún lado. ¿Qué tiene eso que ver con Irán? No es racional. No lo entienden. Una consecuencia ineluctable de lo que están haciendo los estadounidenses en la región, tanto en el plano político como en el de la seguridad, es ese odio. Cometen iniquidades contra la gente, saquean sus bienes y se muestran soberbios ante ellos. Una autoridad estadounidense entra en tal país, va a la base donde están sus propias tropas, habiendo entrado en el país sin permiso, probablemente, y va y convoca al presidente de ese país a que vaya allí a la base. Pero, ¡mequetrefe! ¡Que estás en casa ajena! ¿Qué persona o qué código moral político te da permiso a pretender ir a tal base del propio EE. UU. en ese país, convocar al presidente del país a ir allí y, si no va, enfadarte? Esta gente es así, así es como se comportan. Y, claro, cuando se comportan de esa manera, es evidente que eso genera en la gente odio e ira contra EE. UU., y eso sale después por alguna parte. En algún momento esa ira sale a relucir, como está pasando ahora (9).

Si la República Islámica decide enfrentarse a un país y combatirlo, lo hace a las claras. Somos defensores acérrimos de los intereses de nuestro país y nuestra nación.  Somos defensores acérrimos de la dignidad de nuestra nación. Somos defensores acérrimos del progreso y la grandeza del pueblo de Irán. A quien los amenace, le plantaremos cara sin contemplación alguna y le asestaremos nuestro golpe. Damos las gracias a Dios por ser nuestro querido pueblo de Irán un pueblo valiente, un pueblo lúcido, un pueblo dispuesto para la acción. Sus hombres, sus mujeres, sus jóvenes y sus no tan jóvenes son gente dispuesta a ponerse manos a la obra. Y, sobre lo que dicen algunos de que habrá guerra, que habrá conflicto: no. Nosotros jamás dirigiremos el país hacia la guerra. Ahora bien, si otros pretenden imponerle algo a este país, resistiremos frente a ellos con todas nuestras fuerzas, y tenemos la convicción de que Dios está con nosotros y de que la victoria nos pertenece. Tenemos la convicción de que el futuro de este país será muchísimo mejor que su presente, al igual que su presente es muchísimo mejor que su pasado.

Vaya la misericordia de Dios para con los mártires amados y con el insigne Señor de los Mártires, que abrió este camino ante nosotros, y que las gracias de Dios se extiendan a todos ustedes, queridos.

Con ustedes la paz, la misericordia de Dios y Sus bendiciones

Notas

(1) Al comienzo del encuentro, intervino el Dr. Saíd Namakí, ministro de Sanidad, Terapéutica e Instrucción Médica.

(2) Tomado del diván del poeta Ammán Samaní (1841-1905).

(3) 30 de diciembre, en el calendario solar persa.

(4) Gritos de «¡Muerte a Estados Unidos!» entre el público.

(5) Las Unidades de Movilización Popular (UMP) de Irak.

(6) El 29 de diciembre de 2019, aviones de combate estadounidenses bombardearon varias bases de las brigadas de las UMP iraquíes en la frontera con Siria, recibiendo con ello el martirio cierto número de personas y resultando heridas otras.

(7) Referencia a un mensaje publicado en Twitter por el presidente de EE. UU., Donald Trump, en el que amenaza a Irán.

(8) Una compañía paramilitar estadounidense, hoy conocida como Academi.

(9) El 31 de diciembre de 2019, la población iraquí atacó la embajada de EE. UU. en Bagdad en señal de repulsa al bombardeo de las bases de Al-Hashd Al-Shaabi.